Leonardo caminaba por las azoteas, estaba muy enfadado a causa de una pelea con Rafael, en su labio inferior tenia un poco de sangre a la vez que tenía el labio roto.
El viento comenzó a soplar, haciendo menear las puntas de su cinta.

No traía sus katanas, que se rompieron durante la disputa entre ambos hermanos.

-Valla, jamás te había visto así de mal.. ¿No has considerado sino.. Venir con nosotros y olvidarte de los problemas que tienes con Rafael y los demás?

Aún dándole la espalda, respondió. -Ya intentaste eso muchas veces, Karai. Y mi respuesta siempre fue un rotundo No, deja de insistir, ¿quieres?

Se acerca a el y con su lengua bífida roza el cuello del reptil.-Siempre tan duro por fuera..

-Mn..

-Y tan blando por dentro..- Lame el cuello de Leo haciendo que suspirara. -En el pie podemos darte lo que quieras. También podrás complacerte con tus hermanos.. Calma todo ese instinto que guardas desde hace años.- Se acerca a su oído y le susurra. -No te resistas, Leo.. No puedes resistirte.. Es inevitable que..

Leonardo se da vuelta y toma de las muñecas a Karai, la deja en el suelo mientras esta sobre ella.

-¿¡Que pretendes!?

-Solo quiero darte lo mejor, Leo.. Unete con el pie, y no sufrirás más..

Leonardo frunce el ceño. Comenzaba a gustarle la idea, además de que así podría calmar lo que desde hacía años guardaba, podría tener a Rafael.. A Micky.. A Donnie. Podría tener sus cuerpos, y descargar su hombría que tanto deseaba salir.. La miró serio a los ojos y dijo.. -Trato hecho..

Continuará..