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3. Entrometido.

Taehyung y Jimin recogían a Hoseok, quien se oponía a dejar a Dolly al merced de Namjoon y sus abusos; el dueño de Yeontan miró de reojo a Dolly, la misma también le regresó la mirada dolida por las palabras tan horribles que el chico había dicho.

—Sehun, levantala y llévala a mi oficina — el pelinegro obedeció y llevó a Dolly hasta el frío lugar donde su mamá la había dejado años atrás.

— Lo siento Dolly — suspiró apenado.

— No es tu culpa Sehun, sólo haces tu trabajo — habló de manera cortés y con una sonrisa forzada.

— No mereces a los clientes que te tocan, siempre te meten en problemas.

— Gajes del oficio — sonrió de una manera débil, aunque así estaba sin fuerzas, ya no podía con todo, aunque al final de cuentas su madre la había condenado a eso.

Namjoon no tardó en entrar a la oscura habitación, rodeó el cuerpo de Dolly como solía hacerlo un depredador con su presa, terminó tocando y oliendo su cabello aún conservaba ese toque sedoso que tanto le gustaba.

— ¿Por qué siempre te metes en problemas Young Mi? — sonrió burlón aún a sus espaldas mientras mantenía a la chica presa entre sus brazos.

— No hice nada, no fue mi culpa... — Nam la giró y posicionó su dedo índice sobre los labios de Young Mi haciéndola callar.

— Sabes que si estuvieras conmigo, no necesitas acostarte con nadie... — esta le interrumpió de forma firme.

— Yo no soy la mujer indicada para ti, ni para nadie... — intentó salir de ahí, pero su jefe la interceptó acorralandola contra el sillón.

— Yo decido si eres o no mujer para mí — habló sosteniendo su mentón con fuerza.

Era innegable que Namjoon era guapo, pero independientemente de la notoria diferencia de edad entre ambos, Kim era un hombre en sus cuarenta y cuatro; mientras Young Mi tenía casi veinticuatro. Namjoon era un monstruo, alguien que solía dejarse dominar por sus impulsos y poca moral para llevar a cabo sus planes.

Kim olfateó el cuello de la morena, mientras con una de sus manos sostenía las de la contraria y con la libre pasaba su fuerte y marcada extremidad por las piernas de Dolly, apretó sus muslos y Nam no pudo evitar sonreír de una forma maquiavélica, provocando que su ser se estremeciera.

— Namjoon, muévete.

— Dolly, también deseas esto... — beso su cuello desesperado, mientras trataba de entrometerse en la entrepierna de la chica, como si su vida dependiera de ello. La castaña seguía forcejeando, recordando su primera vez junto a un hombre regordete y asqueroso cuando aún era una niña.

Sintiendo que sus pulmones le fallaban, comenzó a alterarse, iniciando un río de lágrimas que terminaron por alejar a Joon de su cuerpo.

— Dolly, no seas tan hipócrita, esto lo haces desde hace años...

— No quiero.

— No te las des de santa, sabes que no va contigo. En tu historial ya han pasado miles de hombres, uno más no hará la diferencia — aclaro recomponiendo su cabello — deberías sentirte halagada de que sea yo quien lo quiera hacer y deberías aceptarme. Jamás nadie va a aceptar tu pasado de mierda.

— Me quiero ir — intentó levantarse pero este la volvió a sentar.

— No sé qué es lo que tanto lloras — se mofo divertido, — tu madre te vendió por un poco de droga. ¿Recuerdas por qué comenzó a drogarse? ¿Olvidaste al infiel de tu padre? — acarició la mejilla de la chica tratando de hacerla ceder. —Nadie jamás va a quererte, nadie jamás te ha querido, solo le estorbas a los otros. Eres una prostituta ¿quién lo va a aceptar? para los demás no vales la pena — aclaró tratando de desnudarla con la mirada—. Tu madre te odiaba, eres alguien insignificante para todos, excepto para mí.

—» ¿Enserio creíste lo que Hoseok te dijo? Él es igual a todos los anteriores, sólo te mienten. Recuerda que hace años te ilusionó, te hizo creer que te ayudaría a escapar y se burló de ti en tu cara — la mirada de Yumi estaba en el suelo, todo lo que Namjoon decía era verdad y ella lo sabía o al menos eso le hacía creer su inconsciente.

El mayor volvió a acercarse, devorando su cuello, ella no se inmuto, únicamente miró a la nada, recordando como su madre la dejó ahí por un sobre sin chiste, que al parecer resultó la gloria para ella.

Miles de preguntas se atravesaron por su pensamiento ¿su madre sería feliz? ¿su padre pensaría en ella? ¿alguno la extrañaría? Eran como dagas atravesando su corazón, dolía y a pesar de que no hacía algún sonido, su alma lloraba y gritaba, deseaba parar, pero Namjoon tenía razón, ella era solo una prostituta a quién jamás le pasarían cosas buenas, porque no valía la pena.

La puerta fue abierta de manera abrupta, dejando a un Namjoon molesto gruñir, cual animal. Kim Seokjin, hermano mayor de Namjoon se entromete en el despacho sin cuidado alguno, siendo espectador de la escena en la que estaba siendo participe su hermano, lo alejó de la chica.

— Dolly, puedes tomarte el día de hoy y mañana — aseguró de manera amable — no te preocupes, por favor olvida lo ocurrido—. Sacó un poco de dinero de su billetera y se la entregó.

Dolly salió sin fuerzas de ahí, la habían humillado de nuevo estaba rota y nadie jamás podría arreglarlo.

En el despacho Seokjin tomaba asiento mirando de una forma horrible a su hermano, se sentía asqueado.

Namjoon miró mal a su hermano, listo para reclamarle por su intromisión — eres un entrometido, estaba en algo importante.

— ¿Ahora eres un violador? — rió sin gracia alguna, — no solo eres un vendedor de droga, que prostituye a mujeres que le fueron vendidas, también eres un imbécil, un tirano y ahora un déspota que aprovecha el "poder" que tiene para abusar de sus empleadas — hizo comillas al enfatizar la palabra y luego aplaudió — eres un ejemplo claro de lo que significa ser una maldita mierda.

— ¿Qué quieres Seokjin? — respondió de mala gana, componiendo su ropa.

— Me mandaron a vigilar, qué tan bien llevas el negocio — añadió abriendo una paleta que terminó por llevar a su cavidad bucal, para terminar sonriendo.

— Lo llevo de maravilla, las ganancias hablan por sí mismas — respondió con obviedad.

— Puede ser... — señaló con su paleta y sonrió de una forma macabra — pero las ganancias no borran la escoria que eres.

— Cierra tu estúpida boca, no sabes lo que dices — reclamó.

— Mejor cierra tu bragueta — señaló los pantalones de su hermano menor con su paleta mientras aguantaba la risa — se te va a salir ya sabes que.

Siguieron hablando de distintas cosas, entre ellas el negocio hasta que a la habitación se adentro Moon Byul, mejor amiga de ambos con dos lonches de pollo frito.

— Moon, ¿quieres oír un chiste? — sonrió Seokjin.

— Anda, cuéntame — Namjoon soltó un bufido al oír que la peliazul asentía, ante los deseos del otro.

— No sé por qué aún alimentan su sueño de querer ser comediante...sus chistes son muy malos.

— Joon todos deberían de mantener vivos sus sueños, eso mantiene su esencia.

— Ya no me interrumpan y escuchen mi chiste.

— Dale Jin... a veces pareces menor.

—Sí, si, ahora callate— pausó— ¿Por qué la mujer es feliz y el hombre triste?

— ¿Por qué? — habló de mala gana Namjoon.

— Porque el hombre siempre tiene el mismo pene entre las piernas y la mujer no — soltó junto a una estruendosa carcajada y Moon Byul solo le dio un golpe leve a Namjoon para que fingiera gracia.

— No alimentaré su estupido ego.

— No, pero estoy seguro que quieres alimentar a tu pene de la fabulosa Dolly.

En el departamento de Hoseok, el castaño seguía siendo detenido por sus amigos, quería volver a Bisan-dong por Dolly, su pequeña muñeca de ojos azules, tan azules como el cielo y tan profundos como el mar, que poseía un cuerpo hermoso ante sus ojos; sí algunas marcas adornaban ciertas áreas, pero parecían trazos de una increíble obra de arte.

— En verdad, debo verla. Necesito saber que Dolly está bien — intentó levantarse de nuevo del sofá, pero Taehyung se lo impidió.

— Entiendo tu preocupación Hobi, pero no puedes acercarte — le recordó Jimin.

— No de verdad, necesito saber que Dolly se encuentra bien. RM puede lastimarla y ella es muy frágil y... — Kim intervino lleno de molestia, deseando poder golpearlo por su terquedad.

— ¡Casi te matan por su puta culpa! ¡Las mujeres como ella no valen nada! ¡Ninguna mujer vale la pena como para que quieras que te metan un tiro en tu puta y jodida cabeza de mierda! — gritó Taehyung harto de la situación. Jimin no pudo contener a Hoseok, que se abalanzó sobre el castaño menor a él estrellándolo contra la pared y dándole un puñetazo abriéndole el labio.

— ¡Sólo hablas así porque tu madre te abandonó, tal vez por tu jodida actitud Yeontan se escapó! — soltó Hoseok lastimando el orgullo de Tae.

Taehyung se acercó empujando de nueva cuenta, pero ahora Jimin alcanzó a intervenir.

— Será mejor que te vayas Taehyung, sólo están diciendo palabras hirientes y después se van a arrepentir.

— No dije mentiras— repitió Tae y Hoseok soltó una risa chasqueante, dispuesto a contraatacar.

— Yo tampoco, será mejor que también te vayas Jimin. No quiero ver a ninguno de ustedes, se entrometieron en algo que no les correspondía.

— Te salvamos el culo y así nos pagas... Vaya amigo que eres — hablo irónico Kim.

— Pues lárgate, maldito hipócrita entrometido. Llevabas rato viéndome y no hiciste nada hasta que llegó Jimin.

Dolly estaba en casa mirando a la nada llorando, no entendía el por qué la vida la había tratado de tal manera, ¿que había hecho mal? era la pregunta que reinaba su mente todo el tiempo y ahora que Namjoon le había recordado su trágico pasado y la vida de asco que llevaba, su alma lloraba peor que nunca.

Sollozos y más sollozos era lo único que se podía oír, el pequeño Yeontan trataba de llenarla de buen ánimo, pero era imposible su dueña temporal solo alimentaba el dolor que su ser llevaba desde hace años. Una, dos, tres veces se restregó en su cuerpo buscando calor como si fuese un gato, deseando subirle el ánimo.

Del otro lado de la puerta alguien pequeño se entromete en asuntos ajenos, el pequeño Min Jungkook se adentraba con la llave de repuesto de sus padres a la habitación de la mayor. Su pequeño, inocente y tierno corazón de pollo se contrajo acercándose a abrazarla, las lágrimas, lamentos y sollozos aumentaron, pero el pequeño Kook y Yeontan trataron de apaciguar el alma rota de la mujer de ojos celestes.

— La abuela dice que está bien llorar, llorar libera el alma Yumi — talló su espalda cálidamente con sus pequeñas manos. — Las lágrimas derramadas son amargas, pero más amargas son las que no se derraman.

Un pequeño y un cachorro eran la razón por la que I'm Young Mi o Dolly como la llamaban otros, agradecía que existieran personas entrometidas.

Hola plantitas!

Espero se encuentren muy bien y les gusten los dos capítulos del día de hoy y me puedan contar su opinión. Les quiero. ❤️

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