29. Verdades dolorosas
Yumi permanecía inmóvil viendo al mayor frente a ella, durante gran parte de su vida había deseado que su padre volviera y ahora que lo tenía enfrente su interior dolía.
Los maltratos y reclamos de su madre, las burlas de los niños por el abandono de su padre se sentían inertes, estaban de nuevo ahí.
— Young Mi — habló el hombre y se acercó a ella, las lágrimas no se hicieron esperar por su parte al ver la vida que había llevado su hija y todo por culpa de su abandono.
La castaña intento hablar, pero su voz no emitía ningún sonido aparte de los sollozos que demostraban lo rota que se sentía.
— Yumi...— repitió de nuevo y llevo una de sus manos al rostro de la ahora mujer, pero esta lo rechazo.
— Estas aquí... — soltó en cuanto su voz le permitió — después de años estás aquí... — habló con la voz llorosa y sus orbes comenzaron a llorar, golpeo el pecho de su padre mientras se quebraba del dolor que había resguardado durante años —¡Me abandonaste!
—Yumi...— esta le interrumpió con dolor en el pecho por lo que la presencia del hombre la lastimaba.
Sehun se dio cuenta de que al parecer su compañera estaba en problemas y cuando estaba dispuesto a acercarse, SwungKwan se lo impidió.
— Es su papá — habló el pelirrojo boquiabierto.
— Iré por Namjoon — anuncio y este volvió a impedírselo.
— Pago por ella... Pago por su hija.
La castaña comenzó a caminar en otra dirección siendo seguida por su progenitor, sentía su pecho quemar. Jamás imagino volver a verlo, no después de lo que había pasado durante estos años.
— Young Mi, debemos hablar — ella negó mientras sus piernas flaqueaban por lo débil que se sentía.
— No....no tenemos nada que hablar — aseguró siguiendo su camino. Cuando estaba a punto de doblar la calle se encontró con el lugar donde solía llevarla a jugar su papá, la imagen de ella siendo una niña caminando junto a su padre apareció frente a ella, terminando por dejarla en el suelo llorando desconsolada.
Im Seok Hoon se acercó a abrazarla aun cuando esta intentaba alejarle.
— Papá está aquí...— acarició su cabello mientras ella negaba continuamente.
—Tú no eres mi papá. Yo no te conozco... Me dejaste — señalo separándose, mirándolo fijamente a los ojos. El hombre flaqueo al ver los orbes azules que lo atormentaban desde que se había marchado, que le recordaban a su ex esposa y a su hija — toda mi vida se volvió una mierda desde que me abandonaste — jadeo con fuerza y mucho dolor mientras le reprochaba su dolor. — mi madre comenzó a drogarse y me vendió por un poco de esa porquería porque no soporto que la dejarás.
El hombre observo el cuerpo de su hija, topándose con cicatrices alrededor de las partes de su cuerpo descubierto. Su cuello tenía mordidas, sus brazos moretones, cortes, mordidas y sus piernas estaban golpeadas de ciertas partes, eran acompañadas de algunos rasguños y cortadas cicatrizadas.
— Vete — suplico la chica de nuevo — vete de nuevo y déjame estar sola. No vuelvas...te sale bien desaparecer — lo observo con mucha decepción y este ni siquiera pudo obedecer.
— Soy tu papá — ella negó bastante dolida mientras este dejaba de sostenerle la mirada, no podía ver en lo que su pequeña hija se había convertido.
— No, no lo eres Seok Hoon, eres un desconocido para mí.
El cuerpo del hombre se molestó al oírla y asintió, no le insistiría, el creía que ese trato no lo merecía. Necesitaba encontrar a su otra hija y volver a desaparecer.
— Necesito que me ayudes a encontrar a MiYeon — soltó sin más, poniendo de pie a ambos. — Sé que la conoces.
— Deja a esa niña tranquila, no dejaré que le hagas daño, no como me lo hicieron a mí — dijo y este negó, ella le había entendido mal.
— MiYeon es mi hija, ella es tu hermana.
Fue como si el mundo se detuviera y no existiera nada más.
Ella no podía ser su hermana ¿o sí?
Tae estaba en el departamento, observando a la mujer que le había dado la vida observarlo como si él fuera una obra de arte.
— Tu padre hizo un buen trabajo.
— Lo sé.
— Si me hubiese quedado un poco más, probablemente te mirarías aún mejor — una sonrisa burlona salió de los labios de Tae y negó — ¿qué te parece tan gracioso?
— Tu cinismo. Me parece sorprendente como eres tan cínica, Yoon BoRa — la mujer le dio una cachetada y este no se inmuto — la verdad duele, al parecer.
— Soy tu madre...no deberías odiarme, ni tratarme así — señalo segura y este volvió a reír, la mujer se llenó de cólera e intento abofetearlo de nuevo, pero él se lo impidió.
—Tu no mereces nada bueno de mi... No entiendo cómo te llenas la boca de grandeza para decir que eres mi madre cuando me abandonaste por el primer imbécil que se te cruzo enfrente — sonrió con desdén y soltó un suspiro.
— Tae... Déjame explicarte — inicio un río de lágrimas que no movió nada en el interior de Tae.
— Dime qué quieres y lárgate.
— Ayúdame a encontrar a tu hermana — suplico con desespero y el cuerpo de este se contrajo.
¿Hermana?
— Im Mi Yeon, mi hija vino a buscarte cuando se enteró que tú eres su hermano — confeso preocupada y siguió hablando — pero tengo miedo de que terminara involucrándose con la prostituta de su hermana.
— ¿Mi...MiYeon? — hablo con la voz pendiendo de un hilo, estaba asustado y nervioso. Él había permitido que MiYeon se involucrara en el negocio de RM y ahora se sentía culpable. — Vete.
Ahora entendía porque sentía la necesidad de proteger a esa niña y su desespero por mantenerla cerca. Eran hermanos.
— Tae... — este la interrumpió mientras negaba.
— ¡Largo! ¡Fuera de mi casa!
La mujer seguía renuente a marcharse, así que el chico la tomó del antebrazo hasta sacarla a jalones de su departamento.
Necesitaba a Yumi y urgentemente.
Al llegar al departamento, Dolly buscaba a Tae, necesitaba saber que no estaba sola, que lo tenía a él.
El lugar estaba vuelto un caos, ni siquiera Yeontan asomaba la nariz para recibirle y fue entonces cuando se preocupó
Escucho estruendos en el cuarto de Tae y sin pensarlo corrió hacía su dirección.
Kim estaba ebrio y muy molesto, la peor combinación en una persona. El odio de Tae por las mujeres había regresado, nunca se había ido, pero ahora estaba más presente que nunca.
— Tae — este se giró a mirar a la castaña y el repudio que sintió una vez por ella estaba de nuevo ahí.
—¡Lárgate zorra! — camino tambaleándose hacía ella, pero esta retrocedió — ¡Largo!
— Tae, ¿qué sucede? — cuestiono preocupada y este lloraba mientras la veía.
— Eres como todas las mujeres, eres como mi madre — escupió y la miró con desprecio — me das asco y me repugna verte. Eres una prostituta que me dejará por el mejor postor.
Yumi no soporto oírlo que terminó por abofetearlo, sus orbes picaban, pero no quería llorar y darle la razón de sus palabras, porque no era verdad.
— Tú me das asco y no sé cómo pude decir que me gustabas — señalo de arriba a abajo la apariencia de la chica y le dio la media vuelta —toma tus cosas y vete. No quiero a una sucia como tu cerca de mí.
La chica ni siquiera objeto, corrió a dónde solía dormir y guardo sus cosas, ahora sí, permitiéndose llorar por la impotencia.
Salió con su maleta de ahí, sin decir más y volvió a casa de los Min sufriendo el rechazo del hombre por quién comenzaba a sentir cosas más allá de un simple gusto, ahora estaba sola y dolía como nunca.
— Jamás debí salir de aquí.
Maratón 3/4.
Ojalá les guste este capítulo y me puedan contar su opinión, les quiero! ✨️
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