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12. Obsesión.

Taehyung conducía hacia su departamento, aunque por ratos no podía evitar ver a Dolly quien lloraba desconsolada por haber dejado a Jungkook.

— Kook está con sus padres, Yumi. Estará bien — sentía la necesidad de apretar su mano para reconfortarla, pero se lo impedía así mismo.

— Cierto, Jungkook está con sus padres— habló para sí misma y suspiro cansada.

Yeontan comenzaba a ladrar sin control, cosa que alertó a Tae. Fuera del edificio estaba la camioneta de Dispatch, rasco el puente de su nariz molesto, no había recordado ese pequeño detalle.

— ¡Joder...! —gruño, la castaña lo miró confundida por su actitud.

— ¿Qué ocurre? — su voz se escuchaba algo gangosa luego de haber llorado durante un buen rato.

— Pasa al asiento trasero —demandó y ella frunció el ceño, no entendía nada.

— No entiendo.

— ¡Con un carajo Dolly! ¡Pasa al jodido asiento trasero! Los putos obsesionados de Dispatch están fuera del edificio y si me ven contigo... — ella le interrumpió antes de dejarle hablar.

— Te van a ocasionar problemas porque soy una prostituta — intentó imitar su voz enojada, resultando algo graciosa en el intento — ¡Es lo único que sabes decir...! ¿¡Crees que quería serlo!? —de nuevo estaba llorando, la diferencia se centraba en que ahora observaba a Tae directamente a los ojos. Estaba molesta, no con Taehyung, sino con ella misma por haber tenido que dejar a Jungkook.

— Dolly, controlate.

— Iré a trabajar, me avisas cuando pueda pasar por mis cosas. Me arrepentí.

Bajo de la camioneta azotando la puerta, Taehyung se perdió mientras observaba como la pelicastaña se marchaba apresurada, ese vestido y chaqueta la hacían ver extremadamente sensual y aunque ella no lo provocara se llevaba muchas miradas.

Taehyung golpeó el volante molesto continuamente, quería decirle lo que realmente sucedía con Dispatch.

— ¿Volverá? — su cachorro ladeo la cabeza, sin entender — solo quería explicarle lo de SunHee y esos obsesionados.

Dolly llegaba al barrio de nuevo, pero ahora en lugar de ir a la vecindad estaba en el negocio.

Namjoon sonreía al verla arreglada, tan hermosa y solo para él, Dolly estaba junto al castaño en su oficina.

— Supe que te saliste de la casa de Min— Dolly le observó mal, seguía espiándola, seguía siguiéndola.

—Es temporal— aseguró, la chica apretaba la mandíbula tanto que se remarcaba en su rostro.

— Sabes que si necesitas donde quedarte... Mi casa siempre estará disponible —se acercó a ella, tocando su cabello.

Young Mi le aventó la mano alejándose en el proceso, cosa que encendió a Namjoon.

— Jamás podría dormir junto a ti. Eres un jodido viejo que está obsesionado conmigo — Kim la tomó del mentón hasta llevarla contra la pared.

— Te lo he dicho millones de veces, yo soy tu mejor oportunidad. Nadie, jamás va a aceptar tu pasado de mierda — bajo la mano del mentón al cuello, mientras la otra se intentaba entrometer entre las partes bajas de la castaña — lo vas a disfrutar, yo lo sé.

Para su suerte o desgracia comenzaron a tocar la puerta, al parecer era Seokjin, era la segunda vez que la salvaba de esa situación que comenzaba a creer que el pelinegro le cobraría en algún momento.

—Namjoon, abre— ordenó molesto, mientras golpeaba la puerta.

— ¡Estoy ocupado, Seokjin!

—Si no dejas salir a Dolly, te juro que voy a joderte el negocio — amenazó.

Giró su cabeza hacia el rostro de Yumi, que en ningún instante bajó la mirada ante la imposición del mayor.

— ¿Qué carajos tienes que ver con Jin?

Ella permaneció en silencio, no estaba dispuesta a volverse sumisa ante Namjoon. No de nuevo, no hoy por lo menos.

— ¡Moonbyul! ¡Las llaves! —gritó Jin, Nam bufo para luego golpear la pared.

—Tú y yo aún no terminamos — habló antes de soltarla y acercarse a abrir la puerta.

— ¿¡Qué mierda quieres Jin!?

—Vengo a verte y como siempre estas jodiendo a Yumi— observó a la castaña que miraba con odio a su hermano menor. —Hola, por cierto, Yumi.

—Hola Seokjin — hizo una leve reverencia, para intentar marcharse pero Namjoon la detuvo del antebrazo.

— Tú y yo no hemos terminado, tenemos algo pendiente Young Mi — por primera vez sonrió con socarronería mientras separaba la mano de Kim de su antebrazo.

— Tú y yo, no tenemos nada pendiente. Si me permites, debo ir a trabajar.

Dejó a los hermanos juntos para salir y cerrar la puerta tras ella. Jin comenzó a reír a carcajadas del limpiaparabrisas, en cambio su hermano menor estaba fulminándolo con la mirada.

—Eres un idiota, sigues insistiendo donde no tienes oportunidad.

—Nadie te pidió tu opinión. A nadie le importa.

—Claro que debería, porque no solo es mi opinión. También es la de papá —el cuerpo de Nam se tenso, no sabía que hacer, que pensar. Su padre era sumamente duro con él y saber todos los problemas que suele causar por una chica como Dolly, sin duda le jodería la existencia por un buen rato.

Fuera del establecimiento un nuevo cliente se encontraba pagando para pasar un rato con Dolly, el hombre había sido contratado por Kim Kwan, el hombre que aproximadamente un mes atrás había lastimado a Yumi.

—Dolly, ese hombre acaba de pagar por ti — anunció Sehun y ella asintió colocando una de sus mejores sonrisas en el rostro. Odiaba su trabajo, pero siempre solía sonreír; Jennie le había enseñado eso.

Se acercó al hombre, quien quedó hipnotizado por esos ojos aquamarinos. Dolly solo le sonrió y se enganchó a su brazo, actuando coqueta — dime, guapo — acaricio su mejilla con su dedo índice. —¿A dónde me llevarás?

Caminaron en dirección a un carro ubicado a dos cuadras, ubico un auto conocido pero ignoró la presencia de este.

Cuando iban a subir al auto del moreno, alguien la tomó por detrás, el perfume era conocido y combinado con el olor a soju y cigarrillos, no indicaba que ese encuentro tuviera un buen desenlace.

—Dolly, te extrañe — el cuerpo de la castaña se tensó y giró su vista a todos lados, pero nadie la podría ayudar esta vez.

—Kwan, suéltame. Namjoon va a matarte.

—No lo hizo antes, no lo hará ahora— rió de manera amarga y un corriente fría recorrió la espalda de Yumi.

— Tu... tu solo estas obsesionado conmigo por la persona a la que te recuerdo, pero no soy ella.

Y Young Mi tenía razón Kwan estaba obsesionado, en ella veía a su ex novia "la extranjera", así la llamaba el frente a los demás y con YuMi solía desquitar su coraje, el despreció, la humillación y el abandono que ella le hizo.

Kwan le dio un sobre al hombre que había pagado por Im. Esta intentó marcharse pero se lo impidió halandola hacia su camioneta, la chica pataleo tanto como pudo, pero sus esfuerzos resultaron en vano. Quiso gritar pero la mano de ese hombre se lo prohibió.

La colocó en la parte trasera donde comenzó a subir su vestido y a bajar sus bragas, los ojos azules de la chica amenazaban con lagrimear, intentaba de todo, lo arañaba, le jalaba las hebras de la cabellera pero nada surtía efecto y fui ahí cuando todo se oscureció, luego de haberle picado los ojos, Kwan la noqueo para moverla a su placer.

Taehyung le había dado la orden al guardia del edificio que si la chica que en bastantes ocasiones había llevado a Tae a su casa llegaba, la dejara pasar.

Dolly deambulaba por las calles con el maquillaje corrido, la ropa en mal estado y trataba de cubrirse tanto como podía con la chaqueta. No tenía idea de a quién llamar, Yoongi no podría enterarse, de lo contrario le reprocharía por haberse marchado de su casa, Hoseok cruzaba por un mal momento por su recaída en las drogas , Nam era muy probable que aprovechara la situación para cobrarse sus desprecios y sobre Tae... no sabía si la ayudaría, se burlaría de ella o la correría de su casa si le contaba.

Aunque no tenía de otra opción, se seguía encaminando hacia el hogar de Yeontan cuando la lluvia comenzó a hacerle segunda a su dolor, sus lágrimas se mezclaban con las gotas provenientes del cielo. El portero del edificio la recibió con algo de preocupación y le avisó a Tae de su llegada.

Tocó una vez de forma ligera la puerta para que fuese abierta por Tae y pudiese adentrarse al lugar, no hacía falta que fuera un adivino para saber lo que le había pasado, sus ojos se conectaron momentáneamente, pero las lágrimas de Young Mi fueron las que interrumpieron aquel contacto.

Se dejó caer sobre sus rodillas frente al castaño que se agacho en su dirección y en un impulso la abrazo.

—Por favor... no me eches... —sollozó.

—No lo haré, lo prometo.

No supo por qué, ni siquiera estaba segura de cómo se sentía, no sabía describirlo, pero en ese instante sintió la necesidad de que Taehyung la protegiera.

Maratón 2/10.

Ojalá les guste!

Les quiero 💜

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