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10. Sorpresa.

— Dolly, ven a vivir con nosotros.

La castaña estaba en silencio, que mejor simplemente optó por tragar saliva nerviosa, se sentía distinta, una calidez extraña invadía su cuerpo e inevitablemente comenzó a sentir como si el corazón se le saliera del pecho. No entendía las acciones del chico hacia su persona y hasta cierto punto le asustaba.

Taehyung estaba perdido en su mirada, esos ojos azules lo estaban hipnotizando a tal grado que estaba comenzando a olvidar qué o quién era él, lo que ella era y lo que significaba en su vida.

Taehyung no comprendía muy bien lo que sentía para con Dolly, a veces sentía la obligación de protegerla creía que era por su amistad con Hoseok, en otras ocasiones le recordaba a su madre, a pesar de que eran muy distintas; pero cuando estaba cerca de la castaña se sentía distinto a veces la odiaba, pero también deseaba estar cerca de ella. Era extraño, nadie, ni siquiera él lo comprendía.

Mientras ellos se daban un momento de película, el pequeño pelinegro mordía la pizza atento a la escena, estaba interesante la sensación que sentía su estómago; se percibía emocionado, como si estuviese observando la mejor parte de la película.

— ¿¡Ah!? — musitó por fin Dolly volviendo a la realidad, este se separó de ella rápidamente prácticamente empujándola.

— Ammm, si... — rasco su nuca nervioso mientras la castaña se trataba de concentrar — Yeontan siempre termina aquí, y quería probar que si tu te quedas un tiempo con nosotros, tal vez él pueda volver a acostumbrarse.

— Pero tu... me odias — jadeo de manera ronca tallando su garganta, apenas lograba emitir sonidos.

— Sí, digo no... Bueno solo me desagradas, no te odio... Creo — rompió momentáneamente el contacto visual, rascando su nuca—pero por Taennie estoy dispuesto a vivir bajo el mismo techo.

— Taehyung-ah, ¿te gusta mi noona? — habló Kookie con la boca llena, para luego tomar entre sus manitas un gran vaso de jugo de naranja que llevó directo a su boca.

— ¡No! — se sobresaltó nervioso intentando escapar de ahí, — ¡tienes una imaginación increíble!

— ¡Gracias, mi maestra dice que si quiero puedo ser muy exitoso! — sonrió con los cachetitos llenos de pizza.

Dolly se levantó del suelo, siendo seguida por la mirada de Tae, la chica se acercó a Kook y tomó una servilleta para limpiar los rastros de salsa de tomate que había en su rostro.

— Noona, ¿¡Quieres!? — le acercó la pizza a su cavidad bucal con una sonrisa inocente, — está muy rica, es de piña y pepperoni — soltó una risa nasal de forma limpia y la chica asintió mordiendo el pedazo.

— ¡Jungkook! — gritó Yoongi a lo lejos, el menor salió corriendo demasiado rápido a tal punto que casi termina por tirar a Dolly.

La castaña se resbaló, pero antes de que su trasero lograra tocar el piso, Tae la estaba sosteniendo; Young Mi se quedó estática con los pelos de punta debido a la manera en la que era sostenida.

Las manos de Taehyung estaban sobre sus glúteos, siendo soportada cual estatua a punto de caer. Los orbes de ambos estaban sobresaltados, ninguno podía moverse, ni emitir palabra alguna.

Jungkook volvió a casa gritando por su conejito de peluche. — Noona, ¡vengo mañana! — azoto la puerta cerrándola.

Su grito y acción los sobresaltó terminando por hacer que Dolly cayera sobre Tae. Sus respiraciones estaban demasiado cerca, a tal punto que de acercarse más terminarían besándose.

— Esto es incómodo, ¿verdad? — ella solo realizó un asentamiento de sien tímidamente y él terminó por reír levemente — te caíste sobre mí por accidente — reconoció, una parte en su interior estaba saltando muy feliz. — Te doy tres opciones...uno — en listo con sus dedos — te vas de mi lado... Dos, yo me voy de tu lado.... Y tres, ya que estamos aquí, así podemos aprovechar y besarnos — las mejillas de la castaña empezaron a tomar un tono carmín que amenazaba con recorrer todo su cuerpo.

—» Es broma, aunque si quieres no es broma — sonrió el castaño, Yumi intentó ponerse de pie pero este se lo impidió jalandola de nuevo a su cuerpo, ahora rodeándola con sus brazos. — no te muevas, se siente bien.

— ¡Yah! ¿Pue...des soltar...me? — suplico de manera aguda y este la obedeció. Tomó asiento en el suelo, pero tomando una distancia precavida del chico. — Creo que estás borracho... De nuevo.

— Supongo que sí, quizá un poco — sonrió luego de hacer un ademán con sus dedos— tomé un poco de soju antes de venir — sacó la lengua cuál niño pequeño.

He ahí la problemática, Taehyung era distinto con unas copas de más, lo peor de todo para Dolly radica en que no entendía lo que comenzaba a sentir hacia el patán que constantemente aparecía por su casa.

— Dolly, Yeontan te necesita... — Tae apoyó su cabeza sobre sus rodillas mientras la miraba con un puchero, terminando por caer rendido.

— Taehyung... Tae — lo llamo la pelinegra, pero no obtuvo respuesta.

Se acercó a él para levantarlo, lo tomó como pudo de los antebrazos, para jalarlo a su anatomía, camino un poco con él hasta su cama y lo depositó en la misma, tomó una almohada y una cobija para dormir en el sillón luego de recoger.

Se colocó su pijama y no pudo evitar imaginar de nuevo la última vez que trabajó al ver los hematomas aún presentes en su cuello.

Intentó pensar en otra cosa y se dispuso a dormir.

A la mañana siguiente, la chica estaba envuelta en sus sábanas, Tae se levantaba de la cama de esta sin camisa, no tenía idea de cómo había terminado en esa situación.

Los únicos recuerdos vagos que tenía era sobre su propuesta y el pequeño entrometido presente.

Se acercó a la de hebras casi doradas, la manta que la cubría no desaparecía su buena figura, el castaño observó con cautela las partes descubiertas de Yumi. Tenía algunas cicatrices viejas en el hombro, mordidas, lo que parecían cortes, pero lo que llamó más su atención fue la marca de un corte en la muñeca.

Por primera vez, sintió pena real hacia aquella prostituta que solía parecerle repugnante.

Una alarma comenzó a sonar, igual que la puerta, así que Taehyung regresó a la cama a colocarse sus prendas faltantes.

— ¡Noona! — dijo aquella voz detrás de la puerta — ¿vas a llevarme a la escuela?

Dolly que ahora estaba más despierta se sobresaltó, asustando al otro presente.

— ¡Voy Kookie, espera un segundo! — se levantó hacia su pequeño armario sin prestarle la suficiente atención al castaño sin camisa, sentado en el borde de su cama.

Dolly colocó un suéter sobre su blusa y tomó unos tenis de manera apresurada.

Tae se puso de pie acercándose a ella, la castaña se giró en la dirección del antes mencionado chocando con su torso descubierto.

Una pequeña pancita fue lo que se encontró, subió su mirada para conectarla con el chico que rascaba su nuca incómodo.

— Ponte tu camisa, no quiero que Jungkook piense cosas que no son — talló su garganta luego de hablar, su voz salía en mayor volumen, pero le dolía.

Sin rechistar acepto, haciéndolo rápido y de manera torpe.

— ¡Yumi! — golpeó de nuevo la puerta el pequeño Jungkook. — ¿estás bien?

— Sí, ya voy a la puerta — gritó como pudo.

La castaña corrió a la entrada y antes de abrir observó que todo, en especial el invasor estuvieran correctamente. Abrió dejando pasar al pequeño niño sonriente que sonrió ampliamente al ver a su mayor.

Dolly se agacho a su altura, siendo abrazada por el pequeño ojitos de bambi, quien luego le dio un beso en la mejilla.

— Buenos días, Yumi — se separó de la mayor, para tomar asiento en el comedor, esperando su desayuno.

— ¿Huevitos y salchichas? — le sonrió con ternura y el asintió, Tae se acercó tomando asiento junto al menor que lo miró mal y extrañado, pero le resto importancia al escuchar a Young Mi — ¿y tu mami?

— La llamaron del hospital de la abuela, dijo que era una emergencia y papá la llevó, pero volvió solo.

—¿A qué hora fue eso Kook? — la chica partía los huevos en la sartén, esperando respuesta del niño.

— Antes que saliera el sol, papá se durmió... cuando llegó estaba cansado. Se le hizo tarde, por eso no me pudo llevar a la escuela Noona.

— Ya veo, dulzura.

— ¿Quién te arregla cuándo no está tu mamá? — le observó curioso Kim.

— Yo, mi mamá me enseñó a hacerlo solo, junto a Yumi — balanceo sus piernas que colgaban de la silla.

Young Mi le sirvió a ambos de desayunar, mientras se adentraba a su baño a lavarse los dientes.

— ¿Te gusta mi Noona? — curiosea Jungkook con la boca llena.

— No, ella no me agrada.

— ¿Y por qué vienes a su casa? Cuando alguien me cae mal, yo no me acerco — dijo con obviedad tomando chocomilk.

— Me gusta molestarla — admitió.

— Cuando sea mayor te golpearé, cuando crezca seré el novio de mi Noona.

— No te creo — rió el moreno y el pelinegro le sacó la lengua cual infante.

— Kook, en marcha — le apresuró Dolly mientras levantaba el plato de Kook. — El enjuague bucal ya sabes donde está — Kook asintió corriendo al sanitario.

— Puedo llevarlos, si quieres — le observó Tae atento.

— No es necesario, puedes marcharte a tu trabajo, casa o a donde quieras — bebió un poco de agua junto a unas pastillas — yo llevaré a Kook.

— Ya es tarde déjame ayudarte — repitió, ganándose una mala mirada de Yumi.

— Noona, estoy listo.

Tae salió junto a ellos de la casa de la castaña, quien cerró lo más rápido que pudo para llegar a tiempo.

— Taehyung-na, ¿puedes llevarnos? — cuestionó el pequeño de piel pálida, recibiendo un asentimiento de cabeza.

Aunque Dolly quiso oponerse, no discutió más y aceptó la ayuda.

El camino a la escuela fue tranquilo, al llegar Yumi bajo a Kook hasta la puerta de la escuela para avisarle a la maestra que aún no sabían si ella o la madre de Kook pasarían por el menor.

Al volver a subir al auto de Taehyung, este atendía una llamada, era Jimin pidiéndole que le acompañara a ver a Hoseok de quien no sabían nada en la empresa.

— De acuerdo, iré.

— Si necesitas irte, me puedo ir sola.

— No, te llevo a tu casa. Sólo debo ir a buscar a Hoseok — bufo molesto.

— ¿Sucede algo con él? — preguntó preocupada.

— No saben nada de él desde hace días.

— ¿Puedo acompañarte? — Tae negó.

— El lugar a donde iremos no es agradable, es mejor para tu recuperación mantenerte alejada de ese tipo de lugares.

— Bueno... — soltó un carraspeo de garganta — ¿puedo hacerte una pregunta?

— Ya la estás haciendo — señaló con obviedad.

— Cierto.

— Es broma, dime.

— ¿Por qué quieres que me mude contigo siempre qué estás borracho? — el conductor trago saliva nervioso meditando su respuesta.

— Ya te lo dije, por Yeontan. ¿Aceptarás? — una parte de él, deseaba que así fuera, tal vez esa chica le podría ayudar con Sunhee.

— No lo sé, debo pensarlo.

Holaa!

Quise dejar otro capítulo para su disfrute, ojalá les guste!

Les quiero! 💜

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