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1. Perder a tu todo.

Las pérdidas nos generan un vacío emocional exuberante del cual en ocasiones es difícil salir. Nos generan un cambio externo que cuando alguien desea despertarnos, es difícil salir de ahí.

TaeHyung se apresuraba para irse a la agencia, tendría un evento importante para el cual debía arreglarse y dar una buena impresión. Ahora que era uno de los solistas mejor reconocidos, debía hacer que su esfuerzo valiera la pena, pero no contaba que un pequeño descuido lo haría perder a su todo; sin querer había dejado la puerta abierta permitiendo que Yeontan saliera sin supervisión a explorar su vecindario. Eran contadas las veces que el pequeño can podía pasear como se debía, por la agenda tan apretada de su amo.

Corriendo por calles desconocidas, el pequeño can apodado carbón o Taennie por las fans de su dueño paró en seco al ver un perro de tamaño mayor al suyo, corriendo desesperado mientras era perseguido por el de mayor volumen, chocó con una mujer que volvía de su trabajo, su rostro mostraba cansancio, tristeza y dolor, pero aun así está lo recogió, quitándolo de las garras del más grande.

—No seas grosero, no molestes al chiqitin — regañó la humana al perro más grande que sin comprenderla se marchó — Hola bonito ¿cómo te llamas? — sonrió cansada y miró el collar del peludo — ¿Yeontan? ¿Cómo el carbón? ¿Es por tu color? — miró al can esperando una respuesta y este sólo lamió la cara de la mujer. — supongo que sí, aunque eso es muy racista.

Caminó hacia su hogar un pequeño cuarto que le había cedido su amigo y a quien consideraba su hermano, YoonGi y su esposa JeongYeon, una mujer muy linda y amable, aunque en ocasiones cuando sus vecinas estaban cerca era distante y algunas veces hasta cortante con la de hebras doradas.

Antes de llegar a la vecindad, el pequeño hijo de la dueña, Jungkook asomaba su cabeza, no era un secreto que el pequeño infante sentía un amor inexplicable hacia la de piel canela; aun sabiendo las malinterpretación que las demás personas podían dar a los gestos de JungKook con la joven por la diferencia de edades, el pequeño Kookie siempre dejaba una pequeña flor junto una notita en la puerta de su vecina Young Mi, le gustaba ver a la mayor sonreír, siempre la solía verla triste por los comentarios horribles y despectivos que recibía y solía decir constantemente que algún día estaría con alguien como Young Mi o como él la llamaba Yumi.

— Noona— corrió el pequeño de seis años en su dirección y esta le sonrió.

—¿Pasa algo Jungkookie? — él negó. — ¿entonces?

— Se mira muy bonita.

Un sentimiento lleno de ternura y un sonrojo se instalaron en el interior y en las mejillas de la mayor, quien se acercó al pequeño y se hincó a su altura mientras dejaba al can en el suelo.

— Gracias dulzura — acarició su mentón levemente hasta que escuchó el grito de la peor vecina de la castaña; la señora Chae era alguien que había sido abandonada por su marido, por una mujer igual a Young Mi, por una prostituta.

La mujer se posó frente a Kook empujándolo en el acto, Young Mi bajo a Yeontan que corrió hasta el niño mientras ella intentaba acercarse a ayudarlo; siendo interceptada por la señora Chae que la empujó haciéndola caer sobre sus posaderas.

— ¡Quita tus manos de mierda del pequeño! ¡Sólo contaminas a un ser puro con tu presencia! — comenzó a gritar mientras Young Mi se ponía de pie.

— ¡JeongYeon! — la madre del pelinegro apareció asustada, creyendo que tal vez su hijo había hecho una travesura o se había lastimado; la última vez había tirado el panal de abejas sobre la Señora Chae, por decirle puta a su vecina favorita, pero terminó con muchos raspones en el rostro y cuerpo durante su proceso.

— ¿Qué sucede señora Chae? — la observó preocupada y miró a su hijo, quien no tenía rasguño alguno, únicamente se ponía de pie.

— ¡Es esta mujer! ¡Pervierte al pequeño Kook! Seguramente ella le dijo que hiciera lo de las abejas... Deberías correrla. Toca a tu hijo indebidamente.

— Señora Chae, Jeong... — la creadora del alboroto la interrumpió groseramente.

— ¡Cierra la boca! ¡Las prostitutas como tú, no tienen derecho a hablar! — De nuevo esas palabras estaban ahí, lastimándola en el proceso, las lágrimas de Young Mi no soportaron más y terminaron por salir.

Ignoro las palabras duras que la señora Chae seguía sacando como veneno sin ningún remordimiento, caminó hasta su cuarto olvidando al pequeño Yeontan, que simplemente la siguió y se encerró de nuevo. Ojalá la señora Chae supiera que esa vida no la eligió ella, fue escogida por su madre.

Mirando al pequeño canino, comenzó a desahogarse, como si este pudiese entenderla.

—Yo no quería esta vida, mi mamá la eligió para mí, Taennie. Siempre que despertaba con hombres extraños... me preguntaba a mí misma, qué había hecho mal para que mi mamá me hiciera eso. Me destrozaron... y no comprendía lo que pasaba, por qué estaba encerrada en un sótano lleno de hombres... Debí ir a la escuela, en vez de haber hecho eso — lloró mientras Yeontan ladeaba su cabeza deseando comprenderla.

Se acercó a ella tallándose tal cual lo haría un gato, de esa manera le hacía sentir a la chica que no quería que llorara, que no se sintiera sola, que él estaba ahí para ella y no volvería a estar sola.

— Mamá, ¿Por qué me vendiste a esos hombres malos? Me lastimaron en lugares que ni siquiera conocía... es normal para mí, pero ¿cómo entenderán mis amigos?

Taehyung volvía a casa, estaba cansado luego de un día como el que había tenido, un fan-meeting, más entrevistas y lo que más deseaba era poder ver a su pequeño perro, mejor amigo y única familia. Al llegar a la puerta de su departamento la encontró abierta, su vecina venía llamando por teléfono y al verlo colgó.

— Taehyung, llevó todo el día llamándote. Yeontan al parecer se salió, la puerta estaba abierta y no sabemos si alguien te robó o fue un accidente tuyo.

— Tenía mi celular apagado... No, no, no.

El chico corrió dentro de su departamento buscando al cachorro, pero era inútil, no se hallaba en el lugar.

—Yeontan no puede estar perdido yo... es mi culpa — las lágrimas amenazaban con salir, estaba sintiéndose impotente, era su mejor amigo de quien hablábamos.

Corrió a las afueras del edificio, deseando tener suerte y encontrarlo; pero no tenía éxito alguno, así que, sin rastro del can, volvió a casa llorando, por primera vez en su tiempo de ser una estrella, usaría su fama a su beneficio.

Abrió su app de Vlive donde comenzó a transmitir, miles de preguntas en distintos idiomas no se hicieron esperar.

— No estaría aquí de no ser importante, es solo que estoy desesperado... — sollozó —mi perrito Yeontan se salió por accidente y no puedo encontrarlo. — mostró una foto del pequeño y suspiró rendido — si alguien tiene información sobre él, háganmelo saber, es mi todo... como recompensa saldré con la persona que me lo regrese, pero por favor devuélvanme a Taennie.

Cortó la transmisión y siguió llorando, Yeontan era demasiado pequeño y frágil, cualquier ser viviente podría lastimarlo y si algo malo le sucediera, se mataría sin dudarlo, puede que otros lo llamaran loco, pero no lo entendían. Acababa de perder a su todo. 

Holaaa!
Aquí les dejo un nuevo capítulo, ojalá les guste, les quiero! ❤️

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