Epílogo
Mirate nada más. ¡Estas precioso! ¡Feliz cumpleaños mi bendición!
Fue una frase con intenciones felices en medio de una situación confusa. Mi cariño cumplía años, por lo tanto, estábamos celebrando en la sala, a nuestra manera... El timbre se dejó oir y Sehun, aún en contra de mis peticiones, fue a abrir.
- Te traje una planta de Tailandia que es muy exótica y... - Hablaba mientras su hijo lo hacía pasar. - ¿Aquí vives ahora? ¿Y...
- Chanyeol.
- ¿Y Chanyeol? - Dijo sonriendo y siguiendo a Sehun.
- Está en la cocina, no tardará en venir. - Logré escuchar.
- ¿Estaban teniendo sexo? Porque si es así...
- Papá, sabías que estaba sobre él, por eso te dije en el mensaje: no vengas temprano.
- Es que estaba emocionado, mira nada más lo guapo que estás.
- Tu también estas muy bien, papá.
- Ya puedes decirle que salga, quiero conocer a mi yerno.
- Channie. - Obviamente no iba a esperar para llegar hasta Sehun, claro, guardando cierta distancia. Su padre estaba vestido con un traje azul, sus ojos estaban delineados y su expresión era, en ese momento, fría. Podía sentir como me observaba y al final dijo.
- Bueno, siempre supe que te gustarían los cosas delicadas... pero, esto es bastante grande. Aunque, eres de buen comer y en eso, mi pequeñín, no has cambiado nada.
- Chanyeol, el es mi padre Oh Heechul.
- Un gusto señor.
- No estoy tan viejo.
- Te lo dijo por educación.
- Bien, un gusto gigantón roba hijos.
- Papá...
- No, te recuerdo que dijiste que no podías salir de viaje con tu padre porque "me estoy mudando con Channie".
- Una mudanza no se hace en un día.
- Pudiste dejar que lo haga solo y después le pagas con cariño o sexo, no sé. - Ciertamente, Sehun tenía mucho de él y, a la vez, no.
- Iremos a desayunar. - Sehun me tomó del brazo y nos acercó a su papá.
- No quiero que estés haciendo cosas raras cerca de mí, sigo siendo tu padre.
- Sí, pero recién dijiste que podría pagar con sexo y... Chanie pagará el desayuno.
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- No recuerdo quién era el padre de Sehun, aunque... podría ser el esposo de la arpía de la esquina; recuerdo que el idiota vino muchas veces a pedirme la verdad, idiota. Mi bebé es solo mío. A todos les dije que era hijo de un extranjero y, por suerte, sus finos rasgos dejaron fuera de combate a muchos. - Sonrió. - La arpía no podía creer que mi Hunnie era cien veces más lindo y atractivo que sus hijos.
- Esa mujer no paraba de decir tonterías.
- Estaba odiada. No la culpo, su esposo pagó muy bien por mis servicios.
- El policía también estaba enloquecido contigo.
En un momento quedé en medio de una conversación muy turbia.
- Sí, pero era muy molesto. ¿Recuerdas que te decía hijo? - Casi se atragantó con la comida. - Qué raros eran. - Me miró. - ¿Piensas casarte con mi bebé? - Sehun dejó de comer.
- No es momento. - Respondió.
- Bien, bien. - Sehun parecía conforme con la reacción de su padre y se levantó.
- Ya vuelvo.
- Sí. - Respondí automáticamente.
- Es un niño codicioso.
- ¿Qué?
- Sabe que lo esperarás pero lo dice porque quiere oirte.
- Supongo.
- Según sé, ustedes no empezaron bien... - No me estaba gustando por donde seguía el camino. - Seré claro. Mi hijo es un demonio, lo sé, yo lo crié y por eso mismo quiero que sepas que si le haces daño, te lo quitaré y voy a triturarte hasta el último de los huesos. ¿Se entendió? - No sé lo que hice, pero pareció conforme. - Me agradas, Chanyeol. Cuida de mi tesoro.
- ¿Terminaron de comer? - Sehun tomó su lugar a mi lado.
- Claro, amorcito.
Volvimos a casa y él leyó todas mis expresiones.
- Te amenazó.
- ¿Qué? No.
- Lo hizo.
- Supongo que es una costumbre que tiene.
- Se llevarán bien, sólo necesita tiempo. - Me dio un beso. - Siempre hemos sido solo nosotros dos.
- Es un privilegio que me deje tener a su hijo.
- Eres un tonto, no te animaste a decirle eso.
- No, pero tendré oportunidad.
- Claro. - ¡Demonios! - Volvamos a la habitación, tengo que pagar el desayuno.
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