Tengo un ángel especial que me cuida.

- ¡Gracias por llamar Kai!

- ¿Estás borracho? - escucho del otro lado.

- ¡No! Pero me salvaste la vida. - Dije en voz baja.

- No entiendo.

- Casi muero.

- ¿Tuviste un accidente? - Me sacudió un escalofrío.

- Él lo haría pasar por un accidente...

- ¿Qué te pasa?

- Me salvaste del demonio.

- Bien... ya estoy preocupado.

- Estoy en un restaurante con mi hermana y su tutor.

- ¡Oh!

- Sí...

- ¿Sehun?

- Sehun... ¿Qué?

- Creo que tu hermana te dijo que se llama Sehun.

- ¿El tutor? No lo recuerdo. - ¿En qué momento me lo dijo?

- ¿Cómo vas con esa reconciliación?

- No hay tal cosa; nunca nos llevaremos bien. Todo lo que digo le molesta.

- ¿Qué le dijiste ahora?

- Que...

- ¿Chanyeol?

- Que tenía que dejar de comportarse de esa manera... más bien, puede que se lo haya ordenado.

- ¿Cómo reaccionó? ¿No te clavó un cuchillo?

- No, pero estoy seguro de que me tiene preparado algo mucho peor. - Miré fuera del baño, no había señales.

- Estas en un lugar público, no te hará nada.

- Eso espero...

- Parece que te gustan los castigos físicos que te da.

- No soy un masoquista. Lo quiero lejos de mi hermana.

- Es un tutor. No es un asesino.

- Eso no lo sabes.

- Bueno, te llamaba para avisarte que mañana tendremos el día libre. Kris se irá a China y, yo estaré en la casa de campo de mis padres.

- Bien.

- Trata de salir con vida de ese restaurante.

El tiempo fuera se terminó; tengo que volver a la mesa. ¿Estará detrás de la puerta del baño? No seas idiota.

Salgo de los sanitarios y me encuentro con mi hermana sentada, sola, en la mesa. ¿Se fue el demonio? Leyna me miró y suspiró .

- Un camarero tropezó con hyung y le mojó la camisa. Fue frustrante.

- Golpeó al camarero.

- No, pero se veía muy molesto; el camarero entro en pánico. - Me salvé.

- ¿Por qué fue frustrante? Solo tenía que secarse, es muy dramático.

- No, fue frustrante porque los de la mesa de enfrente comenzaron a gritar estupideces y a silbar.

- Es por como se viste.

- ¿Qué tiene que ver eso? Hyung dice que cada uno debe vestirse como quiere. - Revolvió la comida en su plato. - El dueño del lugar se ofreció a llevarlo a casa. - Escupí el vino y casi manché la ropa de Leyna. - ¡Chanyeol!

- ¿Se fue con un extraño?

- No, se conocían. Aunque, Sehun se mostró reacio con él y le dijo que se iría en taxi. - Miré por unos segundos el suelo, y sí, aún estaba húmedo por el agua derramada o lo que sea.

- ¿Por qué elegiste ese tutor?

- Porque es muy amable y es muy bueno en botánica; el profesor está fascinado con su trabajo.

Sí, con su trabajo, debe protagonizar todos los sueños húmedos de ese fósil. Tampoco puedo culpar a ese viejo; debe ser duro tener un alumno como ese.

- Aunque está más que claro que quiere encerrarlo en el laboratorio. - Ella me miró. - El pobre hombre es muy obvio; Sehun hyung solo le sonríe y él se derrite.

- Debe ser duro para alguien mayor. Además, tener esos sentimientos por un alumno es poco profesional.

- El profesor tiene dos años más que tú, ambos están como para casarse o tener pareja. - ¿Me dijo que estoy viejo?

- No, estoy perfectamente bien.

- Sehun hyung dijo que las personas mayores ocultan sus problemas y caen en la negación.

- ¿Qué? Ahora es psicólogo.

- No, me dijo que a los hombres...

- Tú no necesitas saber nada de eso. ¿Por qué te habla de esas cosas? ¿Por qué no hablan de las plantas?

- Bueno, él dice que nuestras personalidades son flores. Algunas son flores grandes y perfumadas; y otras, son pequeñas y con colores pálidos. Las flores grandes atraen a los polinizadores, pero las pequeñas, como no tienen esa suerte, transforman sus hojas para llamar la atención. Por eso hay plantas que tienen hojas coloridas. Algunas personas mejoran su imagen para atraer la atención...

- Que... interesante. ¿Cuándo terminan tus clases de tutoría? - Juro que puedo escucharlo diciendo eso; no me agrada. No quiero saber con qué otras cosas compara a las plantas.

- Recién empezamos.

- Eso depende...

- Ojalá llegué a casa seguro. - Sacó su celular y comenzó a escribir.

- Pobre del que se cruce en su camino.

- No seas así, si fueras más amable se llevarían bien.

- Él lo dijo, nunca nos llevaremos bien.

- ¿Por qué?

- No lo sé. Es como si fuéramos polos opuestos. - Ella suspiró.

- Sabes, cuando lo conocí me agradó al instante. - Giré mis ojos. - Es más, quería que fuera mi lindo y sexy cuñado. Lo presumiría por todas partes.

Casi me atraganto con la comida; no volveré a este lugar.