16
- Mis padres se odiaban.
- Chanyeol...
- No podían verse, ni siquiera por un instante. - Podía saber que me estaba analizando, buscando el momento justo para decirme que esto no era necesario, pero en verdad lo era. - Ellos fueron obligados a casarse. Ambos amaban a otras personas y siempre soñaron con volver a verlas, pero la ambición fue más fuerte. Papá decía que todo era culpa de ella, que la que debía negarse era ella, nunca sucedió. Él no tenía poder alguno y ella no diría que no.
- ¿Por qué? Ella amaba a alguien más.
- La familia de mi madre era de clase alta pero estaban arruinados y no importaba cuánto quisiera a su novio, ella no dejaría sus ropas de gala por amor. Mi padre... entró en depresión. Mi llegada no fue un cuento de hadas y la de Leyna meno, éramos parte del trato también, un cláusula. - Observé su rostro y continué.- La que empezó con las drogas fuerte fue ella, una de sus amigas se lo dio y le siguió mi padre. - Suspiré. - Nunca fueron una figura a seguir, mucho menos mis "padres". Se estaban autodestruyendo. Él no salía de su habitación y ella se la pasaba en bares consumiendo todo el dinero familiar.
Por un momento me puse a pensar en por qué no solté ninguna lágrima.
- Mi hermana y yo estábamos en mi acto de fin de año cuando llamaron del hospital; lo lograron, estaban muertos. No creo en los finales felices. Tengo miedo de que mi hermana sufra. Detesto el dolor y por eso nunca he intentado enamorarme o algo así. Creé un sistema que controlo y me da respuestas rápidas.
Es raro, pero siempre sabía que esperar de los demás, consuelo y cariño. Sin embargo, Sehun se quedó allí observándome.
- Creo que eres un buen hombre Chanyeol y, no debes pagar por lo que hicieron tus padres. - Se levantó, fue hasta la cocina y volvió con un desayuno. - Come, le llamaré a tu hermana y podrás ir a tu casa a descansar.
- Sehun... - Me dio un beso en la frente.
- Tienes que ir a descansar. - Me acarició el rostro.
- Quiero quedarme.
- No.
- ¿Por qué?
- Porque eres un mosquito muy grande e insistente. - Señaló su cuello.
- Yo...
- Sí, el primero fue en el bar y, el segundo, fue mientras intentaba acostarte; sin mencionar que casi me violas.
- ¡Lo siento!
- No te preocupes, te quedaste dormido mientras me lamías los pezones. - Dijo tocándose en el lugar. - Estabas muy insistente.
- En verdad, lo lamento.
- Tranquilo, te llevaré a casa apenas termines.
- Lo nuestro... ¿es oficial? - Lo tomé de la cintura.
- Lo es. - me sonrió.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro