Sus largos cabellos castaños se extendían a lo largo de la almohada en la que reposaba su cabeza, su respiración pacífica transmitía paz pero a la vez desesperación. Sus ojos seguían cerrados y escondían el radiante turquesa detrás de sus pálidos párpados.

Tampoco se movía, sólo permanecía ahí, recostada. Sin hacer ruido alguno más que su tranquila respiración. Como la bella durmiente.

Y eso mataba a Hikari, que se mantenía su lado todo el tiempo que podía, hablando animadamente de su día a día, poniéndole al tanto de todo lo que le podía contar.

¿Será cierto que un beso de amor de verdad lo pueda todo? ¿Si la besa, ella podrá despertar?

Personaje: Manaka Mukaido.

Espero que les haya gustado.

Y si fue así, regalenme un voto para apoyar esta historia.

Nos vemos mañana.

-Danielle.