Capitulo 6.
Y llegó el día en que todo cambiaría.
El señor de la casa no cruzaba palabras con Audrey y ella por primera vez no estaba detrás de su padre mendigando cariño, al contrario, Audrey había aguantado con todas las fuerzas del mundo el no acercarse a su papá. Pero ella estaba triste, comía poco, al llegar a clases se encerraba en su habitación e incluso hubo días en el que no me quería cerca de ella, así que me dejaba fuera. Era aburrido esperar así que me lanzaba mis aventuras en la mansión.
Lo primero que hacía era ir a la cocina por uno que otro aperitivo y luego mordía mi juguete de hamburguesa deseando que esta se convirtiera en una de verdad. Pero el día en que todo cambió para mí solo estaba aburrido, así que dejé mi hamburguesa de peluche sobre el sofá y decidí caminar por todo el lugar. Todo lo olía, no había nada nuevo hasta que mis patas—y mi nariz—, me llevaron a la habitación prohibida. La puerta estaba abierta y debo decirles que la tentación fue demasiado grande. Entré. No había nadie más. Estaba solo. ¡Fiesta!
Me subí a la cama, y empecé a cavar con mis patas hacia la funda de la almohada, quería entrar dentro de ella y dormir, pero esta era muy ajustada y en estos últimos días había crecido un poco más. Estaba más ancho, más alto y con un kilitos de más, aunque en eso último hay que culpar a mi amigo el chef, él quería que me viera como un puerquito.
Fastidiado de la funda subí me hocico y un olor a chocolate espectacular hizo que me acercara al clóset, no encontraba de dónde provenía el olor, así que en desesperación me sumergí en lo más profundo del clóset. No me dan chocolate, pero olía riquísimo y quería probarlo, ¡debía probarlo! Y si esa era mi oportunidad no podía desperdiciarla.
Mi error fue morder y jalar de más una tela porque muchas cosas se cayeron en un gran estruendo. Pero no me preocupé, porque había encontrado de donde venía el olor a chocolate, aunque fue una estafa, era solo el vestido con el que el señor lloraba algunas noches.
Yo también lloraría si descubriera que lo que huele a chocolate es un vestido y no una jugosa tableta.
—¡¿Qué sucedió aquí?!
No pude evitar bajar mis orejitas cuando escuché aquel grito. El señor había llegado antes y me miraba furioso. Tengo que confesarlo, me oriné encima del vestido por el miedo que tenía, cosa que hizo enfurecer más al señor.
—¡Tu, condenado saco de pulgas!
Me agarró fuerte por la espalda, tan fuerte que me hizo llorar. Hice un escándalo porque dolía mucho y él no me soltaba, solo me sacudía con fuerza y en una de las sacudidas me estrelló contra el suelo.
—¡Maldita bola de pelos!
Yo solo podía llorar y llorar y llorar. Alcé mi mirada y vi sus ojos brillando de enojo, pero también supe que en ese momento el señor de la casa ya no tenía un alma gris... ya era negra como el carbón.
Y era mi culpa.
—¿Papi? ¿Qué haces?
El señor sujetaba su zapato en la mano y estirando su brazo lo bajó con fuerza. Fue el primer golpe que me dio, luego le siguieron otros cuatro. Audrey lloraba y trataba de sujetar a su padre para que este no me siguiera maltratando.
Mis aullidos alertaron al personal y eso hizo que el señor se detuviera. Me tomó nuevamente por la piel pero esta vez nos dirigió hacia la salida.
—¡Deja a Pinky! ¡Papá, déjalo!
Ella le había dicho papá y no papi, también la estaba perdiendo a ella.
—¡Este maldito saco de pulgas no seguirá viviendo en esta casa!
—¡Es solo un cachorro, papá!
—Es una maldita abominación, ¡destrozó la ropa de tu madre! ¡Destrozó lo único que me quedaba de ella!
—Yo también soy parte de ella papi, todavía estoy yo, todavía...
—Por tu culpa ella ya no está conmigo, por tu culpa ella murió. Tu eres lo peor que nos pasó.
Ahí fue cuando lo vi, los ojos de Audrey se apagaron poco a poco y su alma se coloreó aún más.
Negro.
Audrey salió corriendo de ahí y me dejó con el señor. Podía notar como el personal veía horrorizados la situación pero ellos no intervenían.
—¡Si no están ahora mismo en su maldito puesto de trabajo acompañaran a este pulgoso a la calle!
Todos corrieron, ninguno se quedó.
El señor se dirigió rápidamente a la salida, y me arrojó sobre los puestos traseros de un auto.
Él no siguió pegándome, él solo lloraba, a pesar de estar enojado su corazón estaba triste. Por más que me hubiese pegado mi corazón seguía siendo noble y con miedo decidí acercarme al señor. Las lágrimas caían por sus mejillas, sollozaba sin parar e incluso pude notar que su respiración faltaba en ciertas ocasiones.
—¡Aléjate perro!
Me empujó, pero yo permanecí ahí porque por más que el señor de la casa tuviera un alma negra no podía dejarlo así, triste.
El auto se detuvo y el señor colocó sus manos sobre su rostro, lloró, sollozo, gritó, se desahogó. Fue un largo tiempo en el que se mantuvo así y en el que yo solo pude mirarlo.
—Me quitaste lo único que me quedaba de ella, perro.
—¡Guau!—No quise hacerlo.
—Me quitaste su olor.
—¡Guau!—Lo lamento, yo solo quería chocolate.
Sin más el señor de la casa volvió a tomarme, solo que esta vez lo hizo incluso con delicadeza. Me posó sobre el suelo y creo que se le olvidó que estaba ahí porque solo se dio la vuelta y volvió a su auto... ¡Y yo no estaba dentro de él!
El auto arrancó y yo me fui tras él. Corrí y corrí, todo lo que pudieron permitirme mis patas. No hacia ejercicio, estaba gordito, no pude llegar más allá y el auto desapareció de mi vista.
Pero sabía que iba a volver. Él era malo, pero no sería capaz de dejarme allí.
Pasaron las horas y a cada auto que veía le movía la colita con emoción, porque pensaba que era él, que vendría junto a Audrey y me perdonaría por ser un perro malo.
Mi colita se detenía al ver que no era el señor de la casa.
Mantuve mis esperanzas por varias horas, pero cuando la primera gota de agua cayó del cielo respire profundo y cerré mis ojos dándome que ayer había sido la última noche que dormiría en una sábana persa.
El señor de la casa no volvería y yo oficialmente me convertía en el perro callejero que Patrick siempre decía que era.
Siendo callejero, ¿podría encontrar a mi alma pura?
Yo les advertí que tuvieran sus pañuelos...Y esto no es nada, los haré sufrir... mucho😈
Este es el primer capítulo del año yuju, tendrán que comprar muchos pañuelos porque esta historia apenas está comenzando.
Este capítulo está dedicado a Maripaz54 espero que te haya gustado <3
Ahora una pregunta: ¿Creen que volveremos a ver a Audrey y a su padre a lo largo de la historia? Estaré viendo sus comentarios 👀
Nos estamos leyendo.
Nota: Las próximas actualizaciones serán los viernes 10 y 17 de enero por motivos de estudio :c
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