Lo malo vino por la noche.

No me quejaba de la oscuridad, nunca le tuve miedo, pero este era un lugar nuevo y estaba solo, no tenía a nadie para que estuviera junto a mí. No me sentía cómodo.

Poco a poco el doctor y los otros empleados del lugar se fueron yendo hasta que solo quedamos Aysel y yo. Aysel organizaba las últimas cosas que estaban fuera de lugar hasta que finalmente había llegado la hora. Se acercó a mí, acarició mi cabeza a través de la reja y con un suave "buenas noches" se dió la vuela.

Me asusté. Así que hice lo que todo perro en mi lugar haría, lloré. Por favor, no se lo digan a las perritas, esto manchará mi reputación.

Pero logré que Aysel se detuviera y se acercara a mí.

—¿Qué pasa, chico?

—¡Guau! ¡Guau!—Llévame contigo, no me dejes solito.

—¿Te duele la pata?

Volví a ladrar, Aysel preocupada abrió la puerta de la jaula y con todas mis fuerzas me arrastré hasta su regazo dejando mi cabeza sobre ella. Esperaba que entendiera que no quería que se fuera, que odiaba la idea de estar solo. Acarició en aquel punto débil detrás de mis orejas y se rió.

—Sabes que no puedo sacarte de la tienda.

—¡Guau! ¡Guau!—Insistí con ladridos.

Mordió su labio inferior y volvió a acariciar mi cabeza. Suspirando me dejó sobre el suelo y tomo una cadena de una de las repisas. Enseguida me emocioné.

Sí, soy un genio. Deberían darme un Perroscar por la mejor actuación canina nunca antes vista.

—Eres muy manipulador, chico—Se quejó la chica mientras colocaba el collar y la cadena sobre mi cuello—. Para tu suerte, soy la persona más débil del mundo, así que te llevaré a mi casa. Solo por esta noche, ¿de acuerdo?

—¡Guau!

—Muy bien, ahora trataremos de ejercitar esas patas mientras te dedicas a hacer lo tuyo, luego te cargaré, no puedes hacer mucho todavía.

En las calles mientras orinaba aquí y allá me di cuenta de que desde hace mucho tiempo no recordaba lo que era estar al lado de una humana como compañeros. Era extraño que ella me sujetará por una cadena, hace mucho no sentía la protección de un humano. Quería que esto se repitiera una y otra vez, odiaba la idea de volver a una jaula.

—¿Sabes? A veces siento que te conozco, es muy extraño—Me detuve y la miré desde el suelo mientras giraba mi cabeza de izquierda a derecha. Frunció el ceño—. Incluso puedo creer que me entiendes. Sé que me entiendes, solo... En serio creo que puedes entender cada palabra, nunca me había pasado con uno de los tuyos.

—¡Guau! ¡Guau!—Es que me conoces y si, te entiendo.

—Tal vez estoy loca y...—levanta la mirada y la deja fija en un lugar, sus mejillas se encienden y puedo escuchar su corazón latir con mayor rapidez.

Empiezo a olisquear hacia donde ella está mirando y puedo sentir un especial olor a menta. Muevo mis patas con rapidez arrastrando a Aysel en el proceso.

—¿Cómo puedes caminar tan rápido con un yeso en tu pata?

No le prestó atención y sigo caminando a pesar de los fallidos intentos de Aysel de detenerme. Hasta que paro frente al olor a menta, unos zapatos sencillos es lo primero que veo, levanto la mirada y el humano me mira con una sonrisa, para después acariciar mi cabeza con su mano.

No tengo que olisquearlo aún más para saber que es un alma pura. Muy fácilmente podría hacerle competencia a Aysel de quién es el alma más pura del planeta. Es un buen humano, de esos que escasean.

—Oh, ¿qué te pasó en la pata amigo?—susurró en mi oreja mirando fijamente el yeso. Luego levantó su mirada y repitió la pregunta para Aysel—. ¿Él está bien?

—Uhm... Sí, yo... Él... Me arrastró... Uhm—Aysel se aclaró la garganta y finalmente respondió con firmeza—. Me arrastró hasta aquí así que está mucho mejor.

—Eso es seguro, ¿Qué sucedió con su pata?

—Maltrato animal—Aysel movió con nerviosismo sus manos, por su parte el humano frunció el celo desconcertado—. No lo hice yo, fue alguien más obviamente, lo torturaron, estaba deshidratado y bastante golpeado, pero se está recuperando cómo puedes ver. Le estamos buscando una familia.

Sí, eso sonó más como un vómito verbal. No entendía por qué Aysel estaba tan nerviosa, pero así me sentía yo cuando Cleo movía esa hermosa colita. Tal vez Aysel estaba enamorada del humano.

—Eso es horrible.

—Sí, lo es. Tuve que sacarlo de la tienda porque no quería estar solo, empezó a llorar cuando me iba. Creo que no le gusta la oscuridad o solo quería que lo acariciara un poco más detrás de las orejas. Le gusta que le rasquen ahí, también le gustan las golosinas.

Si, otra vez vómito verbal.

Si sigue así va a alejar al humano. Aunque sorpresivamente el humano se ríe y empieza a rascar detrás de mis orejas. Muevo mi pata con placer. Oh sí, otro humano tiene el don de rascar.

—Ya veo que le gusta mucho—ríe aun rascando, luego le extiende una mano a la chica—. Soy Murat...

—Murat Elliot, lo sé—El chico la mira sorprendido y como si fuera posible ella se sonroja aún más—. No... No soy una acosadora ni nada, solo... Solo... Nosotros estudiamos en el mismo lugar.

—¿Ah sí?

—Ujum.

—¿Y cómo es que nunca te vi?—preguntó aún más confundido.

—Yo veterinaria, tu derecho—tarzaneó un poco. Podía jurar que su barbilla temblaba—. Es decir, tu estabas en la escuela de derecho y yo...

—Estudiabas para ser veterinaria, lo entiendo—Murat se levantó de su asiento y sonrió—. Aunque tú tengas el conocimiento de mi nombre lamento decirte que yo no sé el tuyo. Así que... ¿Cómo te llamas?

—Soy Aysel—Finalmente toma la mano del humano—. Aysel Clark.

—Es un placer conocerte, Aysel Clark—Luego me señaló, moví mi cola en respuesta—. ¿Y mi nuevo amigo? ¿Cuál es su nombre?

Ay, Murat, tengo muchos nombres, me pregunto si podría quedarme con el Firulais, realmente ya me había acostumbrado a ese.

—Aún no tiene nombre.

—Uhm, eso está muy mal. Todos deberíamos tener un nombre—Ambos humanos se miran, como si estuvieran encerrados en una burbuja—. Podría ayudarte a nombrarlo.

—¿Qué se te ocurre?—Aysel está sudando, puedo notarlo. Uhm, tal vez podría ayudar a estos dos.

Mientras ellos discuten una serie de nombres atroces. Tomo la cadena con mi hocico y sin que se den cuenta empiezo caminar alrededor de ellos, hasta que finalmente se encuentran pecho a pecho, sin ningún espacio que los separe.

—¡Oh Dios, lo siento! No creo que fuera capaz de hacer esto.

—Tranquila. Parece que este chico ha visto la película de 101 dálmatas—El humano reía a pesar de la mortificación de Aysel—. Realmente tenía tiempo sin sonreír tanto en una noche.

Otra vez, mejillas encendidas por parte de la chica.

Cuando finalmente se desataron, Aysel me tomó en sus brazos y lo agradecía, ya mi pata se sentía un poco sobrecargada.

—Creo que es mejor que volvamos.

—¿Y dejar a mi amigo sin nombre?—toca su pecho fingiendo estar ofendido—. No puedo dejarte hacer eso.

—Está bien. Puedes nombrarlo y luego volveremos a casa, ¿Te parece?

Murat sonrió y luego me miró fijamente. Ahí otra vez, la conexión.

Cómo tenemos una conexión, Murat, por favor, no me llames bombón.

—¿Qué te parece Tommy? Tienes cara de Tommy.

—¡Guau!—Ese si es un nombre con estilo.

—¿Tommy?

—Parece que le gusta—Murat vuelve a sonreír, nunca borra la sonrisa de su rostro. También me hace querer sonreír—. Tommy Clark, suena muy bien.

—Oh no, no es mi perro.

—Uhm, pues debería serlo, le gustas mucho.

Murat también me entiende. ¿Ven? Aysel y yo somos el uno para el otro.

—Ya debemos irnos—Aysel forma una mueca y finalmente dejamos a Murat atrás.

—Fue un placer conocerlos. ¡Los veo pronto Aysel y Tommy!

Cómo si dijera huye, Aysel empezó a caminar más rápido, mordiendo su labio inferior con fuerza y sonrojada a muerte.

—¡Oh Dios Tommy! ¿Por qué hiciste eso?

Ella solo estaba avergonzada, pero debía decirlo, que bonito era escuchar mi nuevo nombre salir de ella.

Okeeeeeeeeeeey, por ahora nos quedamos aquí, si mis cálculos funcionan, en dos semanas estaré terminando este libro, así que deseenme suerte.

Gracias por esperar tanto y perdónenme por desaparecer de esa manera.  (Pueden dejar sus amenazas de muerte aun, lo entenderé :c )

Así que... ¿qué les parece el nombre Tommy? ¡Ya Firulais tiene nombre! Y sobre Aysel, ¿adoptará finalmente a Firulais?

Los leo :)

Nos estamos leyendo <3