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It's really there

Semana Siete

Erik era el mejor amigo de Charles, probablemente el amor de su vida, y ahora, aparentemente, el padre de su hijo.

Y aun así... Charles no tenía idea de cómo iba a reaccionar cuando le dijera. Pensaba que Erik no tendría problemas en aceptar la parte de su nueva mutación, su orgullo acerca de sus habilidades resultaría hipócrita si no lo hiciera. No, una vez que el shock pasara, Charles incluso podría ver a Erik fascinado y complacido por la nueva adición de poderes a la Mansión.

Esto era una conexión tan profunda entre los dos, que Charles no sabía si Erik la aceptaría. Después de todas esas semanas en silencio, Charles cree que Erik no quiere nada más que su amistad. Él sabía que muchas personas criaban hijos juntos sin el beneficio de estar unidos de una manera romántica. Pero criar a un hijo con Erik y enterrar exitosamente sus sentimientos... parecía difícil de lograr.

De cualquier forma, Hank estaba en lo correcto. Erik merecía saber sobre el bebé. El destello de vida estaba sólo en la mente de Charles, pero era parte de Erik también. Tenía que ayudarle a tomar un par de decisiones sobre él.

Si Erik decía que quería que se deshiciera de él... Charles no podría recuperarse de eso.

"¿Erik? Uhm... ¿puedo hablar contigo, por favor? ¿En privado?"

Las pruebas hechas con Hank habían tomado lugar hace tres días. Tres largos días de enseñar de forma ausente, apenas consiente de lo que hacía o comía. Charles conocía a sus estudiantes y sabía que ellos y sus amigos estaban preocupados por él. Aunque nadie más que Erik, que lo había amenazado con un tornado de clips esa misma mañana para que le dijese lo que andaba mal. Pero él no se había sentido preparado.

Había necesitado tres días para aceptar y procesar lo que estaba pasando en su cuerpo.

Y para prepararse a sí mismo para el posible fin de su amistad con Erik.

"Pensé que los clips te habrían hecho saber la respuesta a esa pregunta," Sonrío Erik mientras miraba a su grupo de pequeños estudiantes. "Discúlpenme, niños. Necesito hablar con su profesor," dijo, tomando a Charles de la muñeca y arrastrándolo a la habitación más cercana, que era otro salón de clase. "Ahora dime qué es lo que ha estado haciendo que me vuelvas loco recientemente."

"Te aseguro que volverte loco no ha sido mi intención," respondió Charles bruscamente, ya a la defensiva y algo ansioso. Erik no pareció impresionarse. Se cruzó de brazos, se apoyó en la puerta y miró a Charles desde su injusta ventaja de altura. "Deja de hacer eso. Sabes que odio cuando me miras hacia abajo."

"Sólo dime qué pasa, Charles."

"No es fácil." Mientras Erik permanecía totalmente quieto, Charles no podía dejar de moverse. Caminó de un lado de la habitación al otro, pasando las manos por su cabello. "Lo que tengo que decirte no es... sencillo." Repitió, sintiéndose tonto. "Ni siquiera es totalmente creíble."

"¿Por qué no dejas que yo decida eso?" Dijo Erik tranquilamente. Su serenidad irritaba a Charles. Todo esto era culpa de Erik. Erik y su demandante pene. Ni crean que Charles va a volver a dejar que ponga esa cosa cerca de su cuerpo de nuevo.

"Bien. ¿Recuerdas lo que pasó en Cuba?" Preguntó Charles, y aunque intentó que su pregunta sonara seria, sus nervios hicieron que la voz le temblara. Sólo Erik hacía que su voz sonara así. "Me refiero a después de la misión. En los vestidores."

El ligero cambio en la expresión de Erik hizo que Charles quisiera envolver su mente con sus pensamientos tan urgentemente que dolía. Ahora que por fin estaba saliendo el tema, Charles sintió que se encendía una luz que no había existido entre ellos desde Cuba. Algo hecho de deseo indeciso e impreciso. Una luz que sólo brillaba más ahora que Charles hablaba abiertamente del tema. Miró cómo la postura de Erik se tensó, como sus ojos divagaron y la forma en que el aire entre ellos se sitió pesado y raro.

"Por supuesto," respondió.

"Bueno, parece que..." Charles presionó sus sienes, un dolor de cabeza se formaba por la conversación. Nunca había practicado como decirle a un amante de una sola noche que estaba embarazado. "La cosa es, cuando me enfermé recientemente, fui con Hank por un chequeo y descubrí que... bueno, cuando eso pasó, nosotros... más bien, tú... y yo..." posó una mano sobre su estómago. No podía sentir ninguna diferencia aún. "Yo estoy... tú sabes." dijo sin saber qué más hacer.

"No, lo siento," dijo Erik con el frunciendo el ceño. "No hablo divagaciones."

Charles suspiró. Incluso usando las palabras apropiadas sonaría ridículo. Más allá de sentirse asustado y enojado, todo esto hacía que se sintiera avergonzado como el infierno.

"Oh, bueno, mi... mutación no es sólo mental." Cuando la confusión de Erik sólo pareció crecer, Charles se decidió. No sobrevivió toda su vida huyendo de sus problemas. "Estoy embarazado."

Fue casi cómica la forma en que las emociones de Erik se mostraron en su rostro. La confusión cambiando a sospecha, a enojo y luego confusión de nuevo para finalizar en una expresión seria de reflexión. Charles tuvo que detener a sus habilidades de entrar a la mente de Erik. "¿y bien?" Preguntó.

"Este no es tu tipo de sentido del humor," dijo Erik, su tono de voz dudoso. Sus ojos se movieron hasta el vientre de Charles y luego a sus ojos.

"Aunque lo fuera, no estoy bromeando," Le aseguró Charles. No esperaba que Erik le creyera de buenas a primeras. "¿Puedo mostrarte?"

Charles amaba lo rápido que Erik aceptaba sus peticiones. Como con todos, hizo su mejor esfuerzo para mantenerse alejado de los pensamientos privados. Siempre que usaba su poder en él, Erik proyectaba curiosidad, no la inseguridad y miedo que cualquier otra persona sentiría.

Charles se detuvo un momento para pensar. Mostrarle a Erik la evidencia científica sería la opción más lógica. A Erik le gustaban las pruebas sólidas tanto como a Hank. Pero esto no era como contarle a un amigo. Era decirle al padre del bebé. Necesitaba algo más profundo que datos distantes.

Entró en la mente de Erik sin poder evitar sonreír. Desde la primera vez que lo hizo, aún sumergido de agua helada, la mente de Erik era una de sus favoritas. Emocionalmente profunda pero sin ser agobiante. Pulcramente ordenada. Tantos lugares ocultos para explorar si alguna vez tuviera la oportunidad. Justo en este momento, la emoción predominante en Erik era la impaciencia.

"¿Charles?"

Se obligó a sí mismo a salir del aturdimiento que la felicidad de estar ahí le provocaba. "Lo siento, sólo... dame un momento," murmuró Charles. Manteniendo la mente de Erik en un abrazo, rodeó también al pequeño destello de vida. El bebé no hizo reacción alguna ante ello, pero él esperaba eso, habría de pasar mucho tiempo antes de que pudiera encontrar algún pensamiento real. Pero le era suficiente con sentir su presencia. Su hijo. Sus manos temblaron, pero su poder continuó fuerte mientras unía suavemente la mente de Erik y la del bebé. Pudo notar el momento exacto en que Erik entendió qué es lo que estaba sintiendo. Su previa irritación se desvaneció y maravilla pura ocupó su lugar.

"¿Charles?" Preguntó de nuevo, pero esta vez sonaba intrigado. "¿Eso es...?"

"Sí," dijo Charles con un hilo de voz. "El bebé. Tu... bueno, nuestro bebé, sí."

La mirada de Erik viajó a su vientre de nuevo. Pasó saliva varias veces. Conectado como estaba con la mente de Erik, Charles pudo sentir el repentino y fuerte deseo de estirar una mano para acariciar su vientre. Pero Erik no estaba seguro de si su gesto sería bien recibido. Charles frunció el ceño. ¿Cómo podía Erik no saber que su toque sería bien recibido siempre?

"Puedes... digo, si quieres..."

En un instante, Erik avanzó hasta estar a su lado y presionó una de sus grandes manos en su abdomen. Charles sintió que le faltaba el aliento. Las puntas de sus dedos estaban peligrosamente cerca de un lugar mucho más privado.

"De verdad está ahí," susurró, mirándolo a los ojos mientras masajeaba un poco su estómago. "De verdad puedo sentirlo."

Charles apenas pudo hablar entre el sentimiento placentero de todo aquello y su inestable estado emocional. "Sí," se las arregló para decir "¿Qué... qué deberíamos hacer al respecto?"

La mirada de Erik se quedó fija en él. Los pensamientos de duda regresaron con fuerza, pero antes de que Charles pudiera encontrar una idea concreta sobre lo que Erik pensaba, la conexión entre ambos se rompió. La pérdida impactó a Charles y, tal vez se lo imaginaba, pero podía jurar que la conciencia del bebé se molestó también.

"¿Hacer?" Dijo Erik lentamente. "Sí, nosotros..."

Entonces, sin decir nada más, se giró abruptamente y salió de la habitación.

"¿Erik? ¡Erik!" Charles corrió a la puerta justo a tiempo para ver a Erik dar la vuelta en el corredor. "¡Erik!"

Bien. Charles se recargó en el marco de la puerta.

"¿Ahora qué?" Murmuró.

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