Planes
—Entonces —repitió Jake— ¿Que harás hoy?
—Darle asesorías a Sofía —contesté poniendo los ojos en blanco.
—No, no, no —regañó molesto.
Recibí su golpe que apesar de su mínimo tamaño dolían.
—Así no, como lo practicamos —insistió.
—Conquistarla —suspiré— Jake las mujeres no se conquistan y para ser sinceros ni si quiera le gustó.
—A quien no le gustarías —señaló— esta cara de bebé la ama cualquiera, el cabello largo ayudaría —señaló presionando mi mejilla.
—Deja mi cabello en paz —establecí— y a ella, evidentemente a ella no le gusto —bufé— no te has parado a pensar que le gusta alguien más.
—Una yo no me detengo y dos aja si, muéstrame quien es el idiota y lo quitaré del camino —aseguró poniéndose la playera por fin.
Se había quedado a dormir y al cabron no le importaba dormir solo en sus bóxers, siempre ame esa libertad que tenía, era un alma libre.
—Pues tu —susurré.
—No digas pendejadas —se levantó— ahora préstame ropa en lo que me baño.
—Toma la que quieras —suspiré tirándome en la cama en lo que se metía a bañar.
Cam entró aún con la pijama puesta para atacarme a besos y acostarse en mi.
—¿Listo para la escuela? —pregunté levantándome con él en brazos.
—¡Si! —exclamó— me gusta ir con Dani —expresó.
Le puse el uniforme para después peinarlo.
—Ya necesitas un corte —dije revolviendo su cabello.
—No, lo quiero largo —sonrió— como, como tú de chiquito —afirmó.
—No tienes que parecerte a mi sabes, tienes que ser tu —señale.
—Pero yo te amo —dijo abrazándome fuerte.
Negué riendo.
—Vamos, hora de desayunar —lo cargué para bajarlo.
—¡Panqueques! —se fue gritando.
Después de ducharme bajé para desayunar, ahí estaba Jake comiendo con mi hermano mostrándole sus dinosaurios.
—Porque yo no puedo ir en pijama —se quejó Cam.
Miré a Jake entendiéndolo todo.
—Porque traes pijama —negué riendo.
—Era lo que tenías con más estilo —señaló comiendo el hot cake.
—Es lo único que te quedó no es así —dije riendo.
—Así es, deja de crecer —gruñi— a este paso seguro me quedará la ropa de Cam.
—Yo, yo tengo una de dinosaurio —asintió— te la presto.
—Está jugando Cam —señale a su inocencia.
—Oh —dijo riendo.
Jeff llegó para llevarse al niño a su escuela.
—Adiós hermanito, adiós tío Jake —se despidió.
Miré a Jake que se estaba comiendo una porción extra de panqueques.
—Ahora eres su tío —negué.
—No seas envidioso sabes que siempre quise un hermano —señalé.
—Ya tienes uno —le recordé.
—Uno pequeño, bueno de edad —bufo— vámonos.
Mi error fue dejarlo manejar, no tenía ningún sentido del valor humano.
—Ya puedes soltarme —pidió, quité la mano de su pecho.
—Jake sabes existen unas luces que impiden que vayas tan rápido y no te detengas —gruñi.
—No lo sé soy daltónico —levantó los hombros.
Le miré más aterrado de lo que ya estaba.
—Es broma Dee Dee —negó riendo— o tal vez no —susurro bajando.
—Te escuché —bajé molesto.
Compramos nuestro café y dona de la mañana, si Jake siempre tenía hambre.
—Llévale un café, eso le gustará —aseguró.
—De verdad deténte —pedí.
—Yo no me detengo —aseguró recibiendo el café extra.
Suspiré y es que con él no se podía.
Llegamos al salón donde ya estaba ella, con un libro frente a ella como siempre.
—Respira y se el galán que sé que puedes ser —señaló.
—Ni siquiera he dado mi primer beso Jake —le recordé.
El chico suspiró para jalarme de la chaqueta y besarme.
—Listo ya lo diste, no es la gran cosa ahora ve —me empujó.
—Te odio —gruñi, ya estaba más rojo que nada.
—Bien que te gustó —señaló riendo.
Mi primer beso robado por un mounstro de uno setenta y tres.
Nos sentamos en las mesa con ella, Jake se sentó para subir sus piesitos en mis piernas.
—Hola primor —saludo Jake.
—Ya expandiste tu vocabulario —le miró divertido— que te parece este pigmeo.
—Pigmeo será mi hermano, mi estatura es promedio en muchos países —se defendió.
—Donde en liliput —atacó, me reí aunque recibí la mirada amenazante de Jake.
—Demasiada cafeína para ti no crees —miró los dos vasos.
—Yo... am... te traje uno —se lo di.
—Gracias —asintió tomándolo.
La clase empezó dejándonos hacer trabajo como siempre, a la hora del descanso tuvimos que hacer la tutoría pues según ella no podía después.
A medio me di entender Jake tenía otros planes echándose miraditas con Harry, el chico se levantó pasando a su lado con un ademán de que fuera.
Esa sonrisista y se levantó lo tomé del brazo para negar.
—Tranquilo —besó mi frente— aprovecha —susurró.
Lo ví irse dejándome solo el cabron.
—Tranquilo no muerdo —señaló Sofia.
—Si... am... lo sé —dije nervioso.
Sus ojos castaños me miraron seria.
—Deja de hacer eso es irritante —señaló.
Asentí para bajar la mirada, ella suspiró.
—Entiendo que seas tímido pero no tienes que serlo conmigo de acuerdo —mencionó.
—Okay —susurré sin verle.
—Vaya dúo que son ustedes dos —sacó la platica— pero no me entra en la cabeza como terminaron juntos.
—Nos conocemos desde pequeños, nuestros hermanos eran mejores amigos —expliqué.
—Eran —dijo confundida.
—Supongo aún lo son —levanté los brazos para responder.
—Debe ser divertido tenerlo de amigo —murmuro.
—Te mete en problemas —susurré— pero es bueno.
Ella sonrió volviendo a lo suyo, me armé de valor para soltar el maravilloso plan que tenía Jake.
—Oye am... el viernes hay una fiesta en el hotel y nosotros queríamos saber si tú... buenos si quieres ir —dije muriendo de nervios.
—No soy chica de fiestas —negó— además estoy ocupada.
—Claro —suspiré, Jake me iba a golpear por ese no— otro día tal vez.
—Pongámoslo así de acuerdo Dean, somos amigos dentro del horario escolar fuera de eso no tengo interés de estar en su relación extraña —afirmó.
—No tenemos una relación —susurré.
—No te besó en la mañana —agregó, joder si me las iba a pagar el enano.
—Besa a todos —me deslinde lo que no era mentira— Jake no es de relaciones.
—Interesante —susurró más para ella— y a él que le gusta...
Bendita mi suerte que tenía que la única chica que me había gustado le gustaba mi mejor amigo, el mundo era cruel.
Jake llegó un par de minutos después, con una playera que no era de él y mal puesta aparte de todo.
—Traes la playera al revés —le susurré.
—Ups —sonrió quitándosela para ponérsela bien.
—Y quiero mi pijama de vuelta —agregué.
—Lo veo imposible —sonrió mirando al chico qué pasó con mi playera puesta.
Me crucé de brazos molesto pero él sabía como curar mi enojo: con comida.
—Entonces que lindura te veremos el viernes —menciono abriendo mi chocolate para dármelo.
—No lo creo umpalumpa —dijo recogiendo sus libros—tengo trabajo.
—Pues falta —señaló.
—Los ricos creen que todo somos iguales no —atacó— no todos nos podemos dar ese lujo.
Jake puso los ojos en blanco lo que la hizo molestar para irse.
—Debes de dejar de ser un imbecil—señale.
—Y tú de hablar con la boca llena —me atacó.
—Lo ves —remarque.
—Ahora me vas a pedir que no sea yo —se quejó— que bajo has caído por amor.
Bufé para abrazarlo con fuerza.
—Esto no arregla nada —gruñó.
—Para mi si —sonreí.
Se revolvió un poco pero un par de minutos después lo solté.
—Te quedas en mi casa —pedi.
—Me encantaría ir a tu casa a tragarme tu comida y jugar con tu hermoso hermanito, pero tengo dos padres sobre protectores con nido vacío sabes lo que significa —mencionó arqueando la ceja.
—Que no te quieren compartir conmigo —mencioné cansado.
—Así es —confirmó besando mi mejilla.
Suspiré para asentir, su padre vino por él abrazándole con fuerza para besar su mejilla aunque el chico se apartó riendo.
Que hubiera dado yo por padres así.
Ese día no tenía ganas de ir a casa, no tenía fuerzas para estar en esa casa vacía, no para mirarle pidiéndome el mismo afecto que yo a mis padres.
Ese día sólo fui al único lugar al que quería estar, donde necesitaba estar.
Un par de rosas con el color que él tanto amaba, llegué esperando no hubiera otro funeral si no sería incómodo.
Dejé aquellas flores para sentarme en el césped verde, quitando un par de hojas marchitas y acomodando al gremlin en pésima condición que seguía ahí.
—Hola Cadi —sonreí— sé que te prometí que ya no vendría tan seguido pero... nunca te hacía caso o si.
Una pequeña risa sin ganas salió de mi.
—Bueno no ha pasado mucho desde la última vez, los Blue regresaron, al menso Jake y él sigue siendo un completo imbecil, estarías orgulloso de él —conté— Jensen esta bien, esta en la universidad seguramente pateando el trasero de todos.
El frío me cubría, el panteón solía ser aterrador sin embargo siempre que iba era inusualmente lindo.
—Ya casi nacen los gemelos de Liam y prometieron venir en san Valentín, Dylan sacó su otro libro el que te conté y la nena ya está en primaria —sonreí— y Cam... está creciendo muy rápido, es igualito a ti y es duro, muy duro... pero es imposible no amarlo, es tan alegre que estás seguro que te sacará una sonrisa siempre.
Sonreí recordando a mi bebé.
—Y es lo que me lo hace más duro —suspiré— solo es el recuerdo de que tú ya no estás aquí.
Me quedé un rato más sin decir nada, como siempre me sentía cerca de mi hermano, como si aún estuviera aquí.
Llegué a casa, con los tenis de Cam a medio casa como siempre, subí al cuarto escuchando las risitas de mi hermano pero no de su habitación.
Ahí estaba él jugando con sus dinosaurios en la habitación de Cade.
—Cam —lo llamé.
El pequeño se asustó dando un pequeño brinco que accidentalmente tiro el jugo en la alfombra.
—¡Ay no Cam! —exclamé llegando ahí para levantar el jugo.
—Lo siento Dean —dijo abrazándome.
Lo retiré de inmediato.
—Sal de aquí para que pueda limpiar —pedi.
—Yo te ayudo —dijo levantándose.
—No Cameron ya hiciste suficiente —le grité— ¡Vete!
Mi hermano me miró triste para empezar a llorar y salir corriendo.
—Mierda Dean —me frustré.
traté de limpiar la alfombra pero no pude frustrándome más, la habitación de mi hermano seguía como la dejo, la cama desecha los frascos de medicina en su mueble y el videojuego que dejamos sin terminar aún en la televisión.
Pero ahora, ahora estaba la mancha de jugo en el tapete algo que él nunca hubiera permitido.
Llamé a Jake en busca de ayuda porque no sabía que más hacer.
—Hice algo terrible —dije en cuanto la llamada se conectó.
—Voy para haya, siempre quise ocultar un cadaver —dijo divertido.
—De acuerdo solo para y ponte a pensar lo que dijiste —suspire cansado.
—Cierto, tú no eres capaz ni siquiera matas una araña —gruñi.
—No merecen ser matadas —aclare.
—¿Bueno terron que hiciste? —preguntó divertido.
—Le grité a Cam por tirar jugo en la alfombra de Cade —conté.
—Vaya te llevas el premio al peor hermano del año —bufo riendo.
—De verdad Jake lo hice llorar —expliqué molesto.
—Dee Dee yo le dejé el ojo morado a mi hermano por lanzarle un bote de metal, lo he hecho llorar mil veces desde que nací —me trató de calmar— así son los hermanos.
—Cuantas veces te hizo llorar Jensen —señalé.
—Am, pues tal vez... si esa vez, ah no ese fui yo —negó— si esta bien somos malos hermanos.
—¿Que hago? —pedí cansado.
—Hagamos lo que haría Jens que sería ser insufriblemente molesto pidiendo disculpas, tal vez un abrazo y un beso ayuden eso hace él —contó— pero en mi lugar le daría un dulce y listo.
—Bien —suspiré.
—Espera que hacía Cade contigo —se interesó.
—Me compraba un helado de chocolate —contesté— pero Cam es alérgico al chocolate.
—Aburrido —bufo— llénalo de amor, dale dulces y listo, tiene tres ni lo recordará.
—Tiene seis —corregí.
—Uhh traumas —mencionó— adiós, debo ir a comer... por segunda vez.
Suspire para asentir, entré a su habitación seguramente estaba en su casita de madera porque claro era enorme, toqué a la puerta de su casita.
—No hay nadie —gritó.
—Si no hay nadie entonces no habrá problema en que entre —señalé.
Abrí la puerta, entré a su casita que era bastante grande ahí estaba viéndome desde su camita en la parte de arriba.
—Ven aquí —suspiré extendiéndole los brazos.
Él los extendió para que lo cargara, besé su mejilla para abrazarlo.
—Perdón si —me disculpé— no quería gritarte, solo me moleste un poco.
—Fue un accidente —me abrazó más.
—Lo se, lo siento —besé su frente— sabes que no debes estar ahí.
—No lo vuelvo hacer —asintió viéndome.
Me senté en el pequeño sofá... ya entendí porque todos decían que éramos unos niños ricos.
Me quedé con mi hermanito ahí sentado considerando todo ¿Era un buen hermano?
Les dejo un capítulo paque chillen un poco 🤗
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