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Hermanos

Las mañanas no eran lo mío, ir a la escuela con solo tres horas de siesta no era lo ideal pero hey la serie no se iba acabar sola.

—Jake —me despertó mi padre.

—¡Sigo vivo! —exclamé— oh se cayó mi cereal —me quejé viéndolo en el suelo.

—Te estábamos diciendo que no te llevaremos hoy así que puedes tomar el autobús —dijo papá.

—O puedo ir en mi auto —me adelanté.

—Ni creas —gruñó— te veremos en la tarde, compórtate.

Puff cuando le ha funcionado decirme eso y que en realidad lo haga.

Llamé a Dee Dee pues no era opción ir en autobús... no quería quedarme dormido y despertar del otro lado de la ciudad, si ya me había pasado.

Dean llegó con la frente morada todavía por el golpe que le metí con la puerta del auto.

—Te ves radiante hoy —sonreí.

—Se ve peor no es así —se quejo.

—Lo siento —sonreí torpe.

Me acomodé en el sillón para tan merecida siesta antes de llegar a la escuela.

—Ya llegamos —dijo Dean pellizcando mi mejilla.

Lo mordí por cabron, no me iba a dejar.

—Ya vamos tarde Jake —se quejo.

—Espera eso significa que mi café...

—No hay café —palmeó mi hombro.

—De verdad —me quejé— no me agradas.

Me bajé molesto para llegar al salón, ya solo faltaba el profesor, me senté abatido en mi lugar.

—Buenos días Jake —saludó ella.

—Que tienen de bueno si no hay café —gruñi.

Ella negó molesta, mi chico me miro para acercarse y dejarme un café frente a mi y besar mi mejilla.

—Si crees que me vas a conquistar con café estás en lo correcto —le devolví el beso.

—Ya verás —me guiñó para ir a su lugar.

Mi niño me miraba pícaro y emocionado.

—Quita esa cara —ordene.

—Tenía una más bonita pero me la rompiste —atacó.

Sofia soltó una pequeña risita para verle.

—Te queda bien —sonrió ella.

—Gracias por mentir —asintió.

Podía ver su labio temblar envidando mostrar su emoción.

Durante la clase fue una guerra interna para no quedarme dormido, durante el almuerzo quería dormir pero no me dejaron.

Mientras molestaba a Dean para no quedarme dormida una chica se sentó con nosotros.

—Hola Jake, me da gusto verte —sonrío.

—Ah si —le miré confundido— ¿Y tú eres?

—No me reconoces —dijo divertido.

—Para ser honestos no... no se quien carajos eres —agregué.

—Cuida esa boquita cabron —regañó Dean.

Bufé para asentir algo cansado.

—Iba contigo casi toda la primaria —señaló.

—Lo recuerdo a él a la fuerza —miré a Dean— más específico por favor.

—Nos besamos en los baños —señaló.

—Yo me besé con Liam en los baños —me quedé Mirándole— tan bueno estuvo que te voltee.

Me lleve un buen putazo de Dean en la cabeza, negué riendo.

—Siempre has sido todo un caso Jake —se burló.

—Bueno dulzura cuales son tus pronombres —sonreí.

—Ella —asintió tranquila— puedes decirme Lita.

—Bueno Lita un gusto volverte a ver —asentí.

La chica sonrió para irse ante la mirada de Sofia.

—Vendrán más o puedo disfrutar de la paz de mi mesa —gruño.

—Aguafiestas —bufé— pero no me lo corras a él si.

Harry llegó para sentarse a mi lado, me acomodé en su pecho que estaba bastante cómodo.

—Tienes buenas bubis —sonreí apoyándome en él.

—Son pectorales Jake —negó divertido.

—Si tú lo dices —me acomodé subiendo mis piesitos en Dean— me despiertas cuando sea hora de clases.

Estaba por dormir cuando esa voz me regañó.

—Joven Blue la escuela no es para dormir —me regañó la secretaria.

—Tan poco para coquetear con otros profesores pero ahí está usted con el de educación física —me burlé.

Ella suspiró para poner los ojos en blanco.

—Anda a la oficina del director—ordenó.

—Oh vamos Julia solo por eso —me quejé.

—Por otra cosa, también ustedes Macotela y Hope —pidió.

los dos se pararon asustados, novatos.

—Ya regreso —besé sus labios.

Nos fuimos los tres tras de ella.

—Ahora que hiciste enano —regañó Dean.

—Yo nada —me defendí— nada que puedan probar.

Dean empezó a pellizcarse, lo hacía cuando alcanzaba su nivel de nervios.

Lo tomé de la mano para que se dejara de pellizcar, al entrar a la oficina ya estaba otro señor ahí.

—Escuché bien lo que sea por lo que estamos aquí me hago responsable, ellos no tuvieron la culpa —me adelanté.

—Gracias Jake pero no es nada malo, ahora siéntate por favor —pidió el hombre poniendo los ojos en blanco.

Nos sentamos frente al director.

—Como saben cada año se da la Beca Tate, es una beca completa para cualquier universidad —señaló— en la que sean aceptados y deseen entrar la beca pagará todo.

—Ah solo era eso —suspiré— yo paso.

—No puede pasar señor Jake, ademas de que no vería el porque si es una gran oportunidad —mencionó.

—Una gran oportunidad para estar estresado —asentí— desgastarme en vez de pasar mi último año feliz, así qué pasó.

El director puso los ojos en blanco.

—Como dijo el director no puede pasar, los trajimos porque son los mejores promedios así que a partir de hoy serán evaluados —mencionó— quieran o no.

—Que carácter —bufé— ¿Es todo?

—Si, suerte a los tres —dijo el director.

—Gracias señor —dijo Dean.

Los nerds se despidieron con los señores, al salir Sofia se veía más que feliz.

—Por fin todo mi esfuerzo valió la pena —sonrió emocionada.

—Aún no te la ganas —le recordé.

—Pero con los dos fuera ya es mía —señaló lo obvio.

—Yo... también voy por ella —mencionó Dean.

La chica le miro enojada.

—Es enserio, tienes todo el jodido dinero del mundo y lucharas por una beca —se quejó.

—No lo entenderías —bajo la mirada.

—¡Eres un egoísta! —exclamó para irse molesta.

Me quedé igual de intrigado que Sofia, me acerque a mi niño para abrazarlo con fuerza.

—¿Lo soy Jake? —preguntó triste.

—Si quieres competir con ella te apoyare —le aseguré— se que tienes una buena excusa para luchar por ella, pero si es solo por ego de ganar entonces si, serías egoísta.

—Mis padres no me apoyarán económicamente si no estudio lo que ellos quieren —explicó.

—Son unos imbeciles —bufé abrazándolo más.

—No quiero que se enoje conmigo —bajo la mirada.

—Estas en tu derecho de pelear por ella, te has esforzado también y lo tendrá que aceptar —suspire.

Mi chico asintió para abrazarme fuerte.

—Anda cómprame pastel en lo que hablo con ella —pedí.

Dean asintió para irse, la encontré en la biblioteca ya con un libro.

—Tu no descansas al parecer —señalé sentándome en su mesa.

—Gracias a don cerebrito ya no —suspiró— que carajos le pasa.

—Le pasa que nació en una familia de idiotas —asentí.

—Si debe ser triste tener todo el dinero del mundo —se burló.

—Es triste no poder ser quien quiere ser, que sus estudios se acaben solo porque quiere estudiar lo que sus padres no —explicó.

Ella me miro un poco confundía.

—¿De verdad? —murmuró.

—Quien dijo que era fácil tener todo el dinero del mundo —contesté cansado— además no eres de las que se ganan las cosas así de fácil no.

—Quiero irme de aquí —señaló— además tú estás siendo un imbecil al dejar la oportunidad.

—¿Lo soy? —señalé para negar— escucha mi hermano ni siquiera llegó a postular para esa beca porque estaba consumido en depresión y la única otra persona que la pudo tener murió.

—Pues eso no me pasará —puso los ojos en blanco.

—Eso dijo mi hermano —recordé— solo no te molestes con él si.

—Ya sé que no debo molestarme con él pero es tan... frustrante estar tan cerca de algo y saber que no lo obtendrás —señaló.

—¿Por qué lo dices? —pregunté confundido.

—¡Por que es el maldito Dean Hope! —exclamó.

A mi niño no le iban hablar así.

—Hey mas respeto con mi niño —la detuve— no te menosprecies quieres, eres lista y determinada.

—Soy mujer, latina y con una beca de por sí —negó cansada— sabes a cuantas mujeres le han dado la beca, ninguna.

—Entonces demuéstrales que la mereces  —anime— porque la mereces.

—¿Apoyando a la competencia? —dijo intrigada— que pensará tu esposo de esto.

Negué divertido para mirarle.

—Mi chico dará todo de si, pero estoy seguro que si no la consigue estará bien porque así es él —confirme— y estoy seguro también que si la ganas será más satisfactorio que si te la hubieran regalado.

La chica me miro para asentir.

La convencí de que fuéramos a nuestra mesa, mis chicos ya me esperaban.

Besé la mejilla de Dean para luego besar los labios de Harry.

—¿Y mi pastel? —me quejé.

—Perdón nos lo comimos —dijo Dean triste.

—Estaba muy rico —apoyo Harry.

—Pagarán por esto —sentencie.

Dean miro a Sofia un poco temeroso, la chica suspiró.

—Lamento lo de hace rato —se disculpó— será un honor partirte el trasero por esa beca.

Mi chico sonrió para verla.

—Por una competencia limpia —le miro extendiéndole la mano.

—Ya lo veremos —estrecho la mano.

—Será irónico si terminó ganándoles a los dos —me burlé.

No les pareció tanto, después del insufrible día con ellos llegué asqueado de tanto amor de Harry y Dean.

Me quité la ropa para quedarme en bóxers para llamar a la única persona que quería contarle de esto.

—Jake ponte playera —regañó Jens desde el otro lado de la pantalla.

—No me apetece gracias —sonreí— ya viste cadaveres, me conseguiste la bala que te pedí, Uh ya te dieron algún caso...

Mi hermano sonrió para verme.

—No te conseguiré una Bala Jake —negó divertido— y no, aún no pero voy bastante bien.

—¿Ya comiste? —pregunté incrédulo.

—Te recuerdo que yo soy el mayor —dijo divertido.

—En años solamente enano —me burlé, mi hermano puso los ojos en blanco— y no te hagas pendejo que no me has respondido.

—Si Jake ya comí —afirmó el castaño— una hamburguesa entera.

—Más te vale, te tengo vigilado —le miré juicioso.

Mi hermano negó divertido, no podía tomarlo enserio se seguía viendo igual que siempre, eso si había crecido cinco centímetros pero ni con eso me alcanzaba.

—¿Por qué llamas hermanito? Necesitas algún consejo —preguntó divertido.

—Que te hace creer que te lo preguntaría a ti —bufé— tengo a Oti o Tems.

—Ya sabemos como result9 eso —negó— entonces.

—Solo llamó para confirmarte que soy más listo que tú —asentí.

Mi hermano puso los ojos en blanco incrédulo.

—Lo dudo mucho —negó riendo.

—Adivina quien clasificó para la beca Tate —me anime a contar.

—Dean —sonrió divertido.

—Claramente pero yo también imbecil, debe haber un Blue y un Hope para esa competencia siempre —le recordé.

Mi hermano sonrió para asentir.

—Estoy muy orgulloso de ti hermanito, si te lo propones estoy seguro que la conseguirás —me apoyó como siempre.

—No la quiero, eso de portarse bien no es lo mío —acepté— además hay quien la necesita más que yo.

Mi hermano asintió comprendiéndolo.

—¿Cuando vienes? —pregunté nervioso.

—Ya me extrañas —se burló.

—No tengo a quien molestar, obviamente que si —bufé poniendo los ojos en blanco.

—Pronto mi bolita de odio —dijo lo que me alegró— te dejo que tengo clase, pórtate bien quieres.

—No se te olvide comer por favor —le recordé— y tu si pórtate mal.

Mi hermano negó divertido, no lo haría era muy blando.

—Te amo hermanito —se despidió.

—Si, si ya lo sé —sonreí— yo también —me despedí.

La verdad era esta: extrañaba terriblemente a mi hermano pero no debía saberlo.

Aww la bolita de odio se nos puso sentimental.

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