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Buscando el amor

Mi hermanito siempre fue un luchador, no por menos se iba a dejar vencer por una gripita, le había costado pero había salido de la enfermedad.

Pero sus actitudes me decían que se traía algo más, un mal de amores como solía decir mi papá.

—Come que estás muy flaco —obligué, si lo estaba.

—No tengo mucha hambre —se negó cansado.

—Yo me lo como —sonrió Dani.

Mi hermanito se robó la torta de mi hermano para comérsela feliz.

—¡Dani! —regañe.

—Pancita vacía —se sobo la barriga dramáticamente.

Negué para abrazar a mi bebito, el niño se acomodó en mí para acomodarse comiendo su pedazo de torta con una sonrisa en cara.

Le di las medicinas al mediano para prepararle su baño, más temprano por si hacía frío en la noche.

—Te gusta Dean —mencionó mi hermano mientras lo ayudaba a pasarse a la ducha.

—No —contesté restándole importancia.

—Pero es...

—Ya te pareces a Jake —bufé, me quedé mirándole seria razonando— Jake te convenció de esto.

—Me dio diez dólares —asintió  feliz— lo hubiera hecho gratis.

Negué molesta con esos dos.

—No se metan en mis asuntos —sentencie.

Ander negó para reir aún tenía un poco de tos así que palme su espalda delicadamente.

—¿Y tú cómo vas con Jason? —cambie de tema burlona.

—No hablaré de amor con alguien que se niega a sentirlo —reprochó.

Puse los ojos en blanco, no tenía tiempo para el amor.

Mi hermano se quedó pensativo, revolví su cabello para que volviera a la realidad.

—Quisiera tener a papá aquí para darme concejos —susurró.

—Era el mejor en esas cosas —apoye.

—Te acuerdas cuando me cachó besándome con Alan —me miró divertido.

—Quien no —negué divertida— empezó a gritar "ese es mi hijo, ese es mi hijo"

Una sonrisa se formó en su rostro riendo.

—Él me llevó a mi primer desfile —agregó— ocho años pero me llevó orgulloso.

Asentí divertida, mi padre había sido todo un caso.

—El sabría qué decirme —suspiro poniéndose triste.

—Sabes que me tienes a mi —le recordé— puedes hablar de eso.

—Es que tú no eres gay —me miró serio— no es lo mismo.

Asentí, no podía darle esa seguridad que él quería.

—Que tal si me trago el orgullo y le pido a Jake que te dé consejos —asentí.

—Harías eso por mi —sonrió emocionado.

—Hay algo que no haría por ti —le recordé.

—Pues...

—No tendremos un perro —rompí su ilusión una vez más.

—Pero Dani también lo quiero —trato de convencerme.

—O duerme el perro o duermen ustedes —señalé, querían un perrote.

La puerta se abrió, mi hermanito entro para gritar feliz.

—¡Compartimos cama! —exclamó el bebito.

—No, y no estes de chismoso —regañe.

Mi hermanito salió desganado.

Después de ponerlos a dormir me tire agotada... estaba muerto.

No sé en que momento me quedé dormido, desperté a media noche con los golpees en mi puerta.

Me desperté asustada, abrí la puerta con el corazón en la mano.

—¿Qué ocurre? —pregunté temiéndome lo peor.

—Son las tres de la mañana y no deja de llorar, has que pare tengo que trabajar mañana—me atacó  mamá.

Por fin me percaté del llanto de mi hermanito.

—Es en serio no puedes ir y consolarlo —le grité.

—Yo sólo lo empeoraría —dijo para entrar a su habitación y cerrar la puerta.

Suspiré para entrar, Dani estaba llorando en su camita y Ander trataba de alcanzarlo.

—Hey, hey qué pasa —dije cargándolo— ya estoy aquí, ya estoy aquí.

—El mounstro... viene por mi, viene por mi —chilló aferrados con fuerza.

—Que venga, tengo un bat y gas pimienta que no temo usar —le dije— yo te protejo mi niño.

—Tengo miedo soso —chillo en mi hombro.

—Nosotros te cuidamos Dani —lo trato de calmar Ander.

Mi moreno no dejaba de llorar, le preparé algo de leche y galletas para que se calmara, terminamos durmiendo los tres en la cama de Ander.

A pesar de ser tan chiquito le daban terrores nocturnos, lo odiaba de verdad un niño tan joven no debía sufrir esto.

Mi bebé despertó un poco decaído y yo con un chingo de sueño y dolor de espalda.

—Dani —saludó Cam feliz.

—Hola Cami —dijo decaído.

—Estás triste —señaló triste.

El castaño de rubios lo abrazó, unos segundos después se sintió mejor para irse.

Deje a mi hermano con Jason, si, había amor.

Al llegar a la escuela me tiré en una de las bancas cansado.

—Café —ofreció Dean dejándomelo.

—Si, me urge —suspiré tomándolo como agua.

—Mala noche —dijo el enano sentándose en las piernas de su amigo.

—Un poco —asentí— Dani tuvo una pesadilla horrible.

—Tal vez podemos animarlo al salir de clases, iba a llevar a Cam por una hamburguesa los invito —invitó el castaño.

—No, no hace falta...

—Los llevaremos no esta a discusión —señaló Jake.

—¿A ti quien te invitó? —me burlé.

El chico se cruzó de brazos para ver a Dean.

—Defiéndeme —ordenó.

El chico negó divertido lo que hizo que se molestara.

Se empezaron a pelear como niños pequeños, bueno eso son.

A la hora del almuerzo como siempre se sentaron conmigo, ya ni para que peleaba lo iban hacer de todas formas.

—Oye Jake me puedes hacer un favor —pedí insegura.

—Cobro caro pero por ti te puedo hacer un descuento —guiño el descarado.

—Mh que lindo —dije sarcásticamente— Ander... le gusta un chico de acuerdo pero no está seguro de que sea correspondido, tiene dudas y si hablaras con él lo apreciaría mucho.

—¡Ay no que hiciste!— dijo Dean aterrado.

Su mirada me decía que era mala idea...

—Será todo un placer —sonrió encantador— yo le di la plática a Dean.

—Me enseñó a poner un condon —contó traumado.

—Eso lo enseñan en todas partes —le resté importancia.

—Con la boca —agregó el ojiazul.

Miré a Jake que sonreía triunfante.

—¿Qué? Yo enseño parejo —afirmó divertido.

—Solo una plática, nada de condones tiene doce —dejé en claro.

—Eres una aguafiestas—gruñó— pero si esta bien.

—Gracias —sonreí.

—Cuando quieras dulzura —guiño— me voy a comer un culito.

Y se marchó, metiéndose entre el grupito de basketball tomó de la mano a su novio para llevárselo y cojerselo en el teatro probablemente.

La última producción había tenido una cama de escenografía así que los chicos la ocultaron y por un costo bajo te dejan usarla para lo que quieras.

Al acabar las clases fuimos a recoger a los bebés, Dani y Cami salieron, mi hermanito ya se veía más tranquilo.

—Vamos a ir por una hamburguesa —sonreí.

—De verdad —dijo emocionado— Gracias.

El bebito me abrazó feliz para irse alocar con su amigo, al llegar al restaurante los niños se fueron corriendo sin decir más a los juegos hasta que llegó la comida.

Varias cajitas felices... incluso para Jake, después de toda la comida por fin iniciamos con la platica.

—Bien los niños fuera —pidió Jake.

Los bebitos se fueron corriendo, nos quedamos mirando a Dean.

—De verdad, yo también —se quejó él.

—No quiero ver vomito —ordenó.

Dean suspiró para irse a jugar con los bebés, Jake me miró para que me fuera.

—No, yo no me voy —gruñi— no quiero que mi hermano sepa como poner un condon con la boca.

—¡Puedes enseñarme eso! —dijo emocionado.

—Ni creas —le pegué— continua.

Jake negó para poner los ojos en blanco.

—Bien tu hermana me dice que tienes un culito tras de ti —sonrió.

Mi hermano asintió divertido.

—Eso... eso creo —contó— Jason es muy confuso.

—Es estupido, todos lo somos a esa edad —lo calmó— pero dime que te gusta de él.

—Lo estupido que es —dijo de inmediato con una sonrisa en su rostro— que no me trata como si me fuera a romper, que pelea mis batallas aunque esté aterrado y que no me mira con lastima.

Jake asintió sonriendo.

—Y que tiene un buen culo —añadió.

—¡Ander! —regañe.

—Hey no te metas con los culitos —me detuvo Jake amenazándome con su dedito.

Mi hermano soltó una risita.

—Pero no sé si yo le gusto...

—¿Por qué crees que no? —preguntó confundido.

—Bueno es que es como si a veces si quisiera y cuando lo insinuo es como si no —suspiró desganado.

Jake le miró comprendiendo.

—A qué edad dijiste, mierda me gustan los hombres —sacó el tema.

—A los ocho —confesó.

—¿Y cuantos tienes ahora? —preguntó interesado.

—Doce —contestó.

—Veras, no hay una edad establecida para definir tu sexualidad, incluso cuando ya te defines tienes todo el derecho de seguir definiéndote —explicó— tú lo descubriste a los ocho pero tal vez él apenas siente esa pulsada.

—¿Y qué hago? —preguntó confundido.

—Dale tiempo —dijo lo que no quería escuchar— lo sé apesta pero en estas cosas es así —contó con seguridad— es algo que es mejor dejarlo ser porque de forzarlo no solo arruina el momento, también la experiencia.

Mi hermano lo comprendió.

—Ya lo tienes amigo, coqueteale y será tuyo —bromeó.

—Lo haré —asintió— ¿Tu a qué edad lo descubriste?

Jake negó riendo.

—Yo tuve otra crianza Andy, tengo dos padres —le contó— nunca tuve la necesidad de descubrirlo solo lo sabía y estaba bien.

—Entoces te gustan las chicas y los chicos —concluyó curioso.

—Chicas, Chicos... lo que se ponga frente a mi —guiño.

Mi hermano negó divertido.

—No me gustan las etiquetas créeme sin ellas sería un mejor mundo, pero para términos que los mundanos entiendan soy pansexual —confesó.

—Y te...

—Si me encanta el pan —asintió divertido— nunca lo dejan pasar.

Mi hermanito asintió, se empezaron a contar cosas que realmente no quería saber.

Los deje solos para que mi hermano sintiera más libertad.

Fui a ver a mi bebito, ahí estaban los dos sobre Dean.

—Ayuda —dijo exhausto en la alberca de pelotas.

—Que le hacen a este pobre hombre —dije acercándome.

—Es nuestro prisionero —asintió Dani.

—No te lo llevarás —apoyó Cam.

—Pero si he venido a salvarlo —dije jalándolo.

—Nunca — gritaron al unísono.

Empezamos a jugar con los bebés hasta que se pusieron de agresivos y casi le terminan sacando un ojo al chico.

—Bien ya está —dije poniendo la curita en su frente.

Era increíble la fuerza que dos bebes podían tener.

—Gracias —asintió— gracias por la curita Dami.

—Lo sentimos —dijeron los bebés abrazados un poco regañados.

Por unos segundos me quedé mirando esos ojitos azules tan lindos.

—Ajam eso es violacion he —dijo Jake— no me lo profanes.

—Que es vió...

—Nada —lo detuvo Jake a mi hermano— vamos por helado anda.

Lo iba a matar después.

—Gracias por esto Dean —asentí— lo necesitaban.

—Cuando quieras —ofreció— tal vez a la próxima podríamos hacer algo sólo tu y yo, y dejamos a Jake cuidándolos.

—Tal vez —asentí— me gusta la idea.

Una sonrisita salió en su rostro.

Me adelanté por un helado mirando como se emocionaba.

—Eso, así me gusta —dijo Jake pasando a mi lado.

Nos dejaron en la casa, al entrar los puse hacer tarea terminando en en sofá.

Mi hermanito me tendió los brazos para que lo cargara, en mi pecho el bebito se acostó jugando con mi cabello, así se ponía cuando quería mimos.

—Te amo mami —dijo inocentemente.

—Que dices enano, soy tu hermana —dije besando su mejilla.

—No, mami —se acomodó quedándose dormido.

Me quedé mirando a mi hermanito con un nudo en la garganta.

—No debería ser así —menciono Ander— pero es lo más cercano a una madre que tiene y eres una buena, gracias.

No supe que decir... no debía ser una madre cuando aún era una niña.

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