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Buenos Amigos

Siempre me sentí orgullosa de mis hermanitos, eran buenos niños que casi nunca se metían en problemas... peor al ver a Dani sabía que iba a ser un problemático cuando fuera creciendo... demasiada energía en un cuerpo tan chiquitito.

—Mi maestra quiere hablar contigo—dijo Dani mientras íbamos camino a su escuela.

—¿Cuando? —pregunté para organizarme.

—Amm el martes —contestó recordando.

—Dani hoy es martes —señaló Ander divertido.

—Ah si hoy —asintió divertido.

—Daniel porque no me dijiste —regañé.

—Lo siento lo olvide —dijo abrazándome.

—Más vale que no te hayas portado mal —sentencie.

El bebito negó pero no me lo creía.

Dejamos primero a Ander para regresar con Dani donde ya me esperaba su maestra junto con Jeff.

—También a ti Jeff —dije suponiendo que algo habían hecho.

—Me temo que si señorita Macotela —asintió.

—Sofia —corregí, me sentía rara si me decía así.

Él asintió, nos hicieron entrar con la maestra aquella pesada que molestaba a mi hermano de vez en cuando al nene le salía hablar español porque si cuando le pedían hacer cosas.

—Me alegro que pudieran venir en representación de los padres de los niño —dijo sutil.

—Si, podemos iniciar estoy segura de que todos aquí tenemos cosas que hacer —apresuré.

—Claro —sonrió— los llamé porque he notado cierta conducta que han tenido los niños.

—Se portan mal —mencione preparando mi castigo.

—Para nada son muy bien portados —señaló feliz— sin embargo he notado que se tienen mucho apego.

—Son mejores amigos —asintió Jeff.

—Si y eso es bueno pero... hay mucho contacto entre ellos —murmuró.

—Se tocan inapropiadamente o no estoy entendiendo —dije confundida, era común en esta edad.

—No para nada solo —suspiro— pasan todo el
día juntos, se la pasan abrazados o de la mano, incluso se besan las mejillas —asintió aterrorizada— y este cierto comportamiento sus compañeros lo imitan sus compañeros.

Que desastre niños mostrando amor.

—O sea que quiere que les impidamos demostrar su afecto entre ellos —señale confundida.

—Son niños pequeños, debemos guiarlos antes de que...

—Que se vuelvan gays —hablo Jeff— déjeme decirle que porque dos hombres demuestren su afecto con abrazos o besos no los hace gays, son niños y si se les prohíbe expresarse terminarán con problemas para expresar sus sentimientos.

—Señor desde mi formación...

—Desde la mía como pedagogo infantil certificado en psicología pediátrica en Harvard sé de lo que hablo —le cerro la boca a la perra.

No era un simple chofer y no me sorprendía que una familia tan adinerada no buscara a la mejor persona para cuidar a sus hijos.

—¿Y créame que ninguno de los dos tenemos problema si salen gays usted si? —gruñi.

—No yo solo...

—Entonces no hay problema, nos retiramos —asintió él.

Sin más seguí al hombre, pasamos por el salón donde efectivamente se estaban abrazando los pequeños.

Pero claro la sociedad dicta que es malo cuando dos hombres se dan afecto.

—Gracias —dije mirando a Jeff

—Un placer, el amor que le tiene mi niño al jovencito Dani es muy importante para él, no permitiré que le quiten eso —sonrió.

—Me alegra que Dani haya hecho tan linda amistad con Cam —asentí— muy pocas veces se encuentran niños tan buenos.

El hombre sonrió orgulloso del pequeño.

—Le puedo pedir un favor —pidió amable.

—Lo que quiera —asentí.

—Ayer mi niño Dean y el pequeño demonio de Jake tuvieron un accidente —contó lo que hizo parar mi corazón— ellos dicen que están bien y no pasó a mucho aunque si nota algo extraño en mi niño Dean podría decírmelo él puede ser un poco frágil con sus emociones.

—Claro que si —asenti— yo lo cuido no se preocupe.

El hombre asintió para darme un aventón a la escuela, notaba el amor que les tenía a todos los Hope en especial a Dean.

—Gracias Jeff —sonreí.

—Cuídese señorita —me devolvió la sonrisa.

Entre para dirigirme al salón, ya estaba Dean con un pequeño raspón en su ceja.

—Otra puerta te atacó —sonreí burlona.

Una pequeña sonrisa para negar haciendo que sus chinos rebotaran ligeramente.

—Un auto nos golpeó ayer pero estamos bien —asintió tranquilo.

—¿De verdad? —fingí como si no supiera— me alegro de que estén bien.

—Mentiras te hubiera alegrado tener la competencia libre —señaló Jake llegando.

El chico tenía de la misma manera un raspón y una venda en su mano.

—Que dices si les ganaré por cuenta propia —les mire— pero si Jake desaparece un día ya sabes quien fue —bromeé con Dean.

—Fórmate ya tiene fila para eso —agregó Dean.

El pequeño suspiró para abrazar a su amigo, mismo que devolvió el mayor.

—¿Que te dijeron tus padres? —susurró triste.

—Nada, que usará cualquier otro —mencionó decepcionado.

Una cosa que compartíamos, padres ausentes.

—Pagaré el daño lo prometo —asintió triste.

—Para eso está el seguro —lo calmó.

—Y necesitarías tres vidas para pagarlo —añadí.

Ese auto... valía más que mi casa y la de Jake juntas.

—Todo está bien si —revolvió el cabello del menor.

El novio de Jake llegó para darle algo de amor y ver si se encontraba bien.

—Oye, estaba pensando —me llamó él— como va ir Dani a la casa mañana tal vez podríamos hacer algo... si tu quieres claro.

—Es una buena oferta pero debo cuidar a Ander y...

—Llévalo yo lo cuido también —se metió Jake— así me entero de como va con la operación Jason.

—Ahora también vas tú —dije riendo.

—Si dos niños de seis me lo putearon en un ratito que crees que pasará si los dejo más tiempo —señaló listo.

Dean asintió dándole razón.

—Entonces...

—Esta bien —acepté.

Una sonrisita en el rostro de ambos, y ciertamente me daba curiosidad en como sería la casa de un niño rico.

El día fue una mierda como siempre, con la competencia tan alta era cansado y peor aún en debate.

Sabía que Jake era bueno convenciendo personas, no había caído en que él cabron era un dios en el debate, básicamente convenciendo a un vegano de volver a comer carne... claramente ganaríamos.

Al llegar mi bebito ya tenía su helado, se quedó dormido por lo que aproveché.

Me fui por Ander a la escuela, ahí estaba él siendo abrazado por el chico.

—Hola —salude.

—Creo que está enfermo —mencionó Jason nervioso— dice que tiene frío.

—El calor humano ayuda —asintió mi hermano.

Aproveche mi momento para abrazarlo, ya saben la pubertad.

—Ya lo arruinaste —susurró a mi oído.

—Lo se —dije besando su mejilla— gracias Jason.

—Todo por él—sonrió revolviendo su cabello.

—Nos vemos mañana Jay —se despidió.

—Adiós Andy —se despidió el castaño.

Le di al bebito para que lo cargara, era pequeño pero si pesaba, Andy andaba en las mismas de quedarse dormido y yo no se diga.

Deje al bebito aún dormido en el sillón mientras iba por mi otro bebé aún adormilado.

—Venga —besé su frente cargándole.

Se quejó un poquito pues a veces le dolía.

Lo dejé en el sofá para salir por la silla... o sorpresa no estaba.

—Mierda —me quejé.

Salí corriendo para ver y ahí iban dos grandes pendejos riendo sobre la silla.

—¡Hijo de perra! —le grité corriendo tras de ellos.

Ellos reían pero a mi no me hacía gracia... era la forma de movilizar a mi hermano, su medio de libertad.

Los chicos sin más se levantaron de la silla para empujarla y correr hacia el otro lado, yo quería ir por ellos para partirles la madre pero fui por la silla... muy tarde, el empujón hizo que cruzara la calle justo cuando un auto la atropelló.

El hombre se dió a la fuga probablemente pensando que había atropellado a alguien.

—No —dije viendo a la silla destrozada.

Una lágrima salió de mí por la impotencia, de donde sacaba para una nueva silla.

Me limpié las lágrimas para regresar, dejé la silla ahí tirada Dani me esperaba en la puerta preocupado.

—Soso —dijo triste para darme los brazos.

Cargue al bebito, era chiquito pero hasta él entendía lo que significaba.

—¿Qué pasó? —preguntó Ander preocupado.

Suspiré para sentarme a su lado.

—Unos imbeciles trataron de robarse tu silla Andy los alcance pero ellos...

Una lágrima volvió a salir mi hermano me abrazó para besar mi mejilla.

—Lo siento debí correr...

—No es tu culpa —me detuvo— no lo es.

Nos quedamos los tres abrazados por un largo rato, los dejé acostados a ambos en lo que les preparaba su comida.

Me llegó un mensaje de Dean.

No sé porque pero en ese momento me desahogué con él... esa ira, más aún la desesperación pues no sabía como le diría a mi mamá.

En la hora de la comida estábamos muy callados.

—¿Quieres más? —mencioné sirviéndole.

—No tengo hambre —señaló.

—No has comido bien Andy —me quejé.

—A caso importa —susurró.

—Si mucho —le recordé, había perdido mucho peso que aún no recuperaba.

—Si como demasiado como me vas a cargar —confesó cansado.

—Me estás diciendo debil —negué— no me subestimes y traga.

Una sonrisa, besé su frente para revolver su cabello.

El timbre sonó sacándonos de nuestros pensamientos.

—Yo voy —dijo Dani sin más para ir corriendo.

—Dani espera —lo llamé.

Sin más el niño abrió con una sonrisa.

—Dean —soltó aventándose a él.

—Hola pequeño —escuche su voz.

—Tío Jake —dijo Dani.

Esto ya era demasiado.

Salí para verlos, ahí estaban con una silla nueva.

—No —me negué.

—Antes de que nos corras deja hablar a mi chico —me detuvo Jake quien aún estaba sentado en la silla con el bebito en sus piernas.

Me calmé como dije para verlo.

—Es usada así que no gaste nada en ella, me rompí las piernas gracias a alguien —miró a Jake— y la usé esa vez después se quedó en casa, no la usaremos así que porque no solo te la quedas.

—Yo no puedo además...

—En mi defensa solo fue una pierna la otra sólo fue un esguince —interrumpió— además es un regalo para mi chico no decides tú.

—Yo la quiero —aceptó mi hermano comiendo desde la mesa.

—Andy —lo miré.

—Conseguir otra tardará días lo que significa que no puedo hacer nada —señaló— déjame tenerla si.

—De verdad yo no la necesitaré más —asentí.

—Bien —acepté— será un préstamo y te la devolveremos cuando tengamos la nueva de acuerdo.

—De acuerdo —sonrió feliz.

Los chicos le dieron la silla a mi hermano quien la recibió feliz, se sentó una pequeña sonrisita.

—Wow esta acolchada —sonrió— así no me dolerá mi traserito.

—Es lo más importante —asintió Jake.

Sonreí al ver a mi hermano tan feliz, solo estuvieron un rato para después irse pues ya era tarde.

—Oye de verdad no tienes que devolverla yo no...

Sin más me lance a él para abrazarlo con fuerza el chico se quedó temblando un poco.

—Gracias —susurré.

Me aparté para verlo, estos blanquitos se ponían más rojos que nada.

—Si yo... te veo mañana —dijo para irse corriendo.

—Oh genial ya me lo rompiste —se quejó Jake.

—Adiós Jake —negué.

Entré para ver a mis niños, Dani dándole vueltas divertido a Ander en su nueva silla.

—Amo está silla —me sonrió— y cabe por la puerta de la entrada, así sólo necesitamos una rampa.

—Ya nos la arreglaremos —asentí— venga hacer tarea.

Mis hermanitos eran igual de listos y los primeros lugares como debía ser... no por nada pero necesitábamos las becas.

A la hora de dormir Dani no quiso dormir solo quedándose con Ander.

—Sabes tienes buenos amigos —me sonrío— cuídalos.

—Lo mismo digo —bese su frente— descansa.

—Tu igual Soso —sonrió.

Salí para dejar preparado el desayuno de los niños.

Mamá llegó cansado como siempre sin ni siquiera darse cuenta de la silla, típico, antes de acostarme decidí enviarle un mensaje a Dean.

Una sonrisa note al apagar mi celular... que estaba pasando.

Tarde pero seguro 💕

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