Capítulo 8.
Es lunes y es la hora del recreo cuando Louis se acerca a Harry con una expresión bastante triste. Han pasado dos semanas desde su conversación con la doctora acerca del amor, y desde ese entonces no ha parado de buscar en internet y anotar las cosas más importantes para poner a prueba y descubrir qué clase de amor siente por él. Louis se sienta a su lado y él no duda en romper el silencio.
—¿Por qué no juegas? —Pregunta curioso viendo cómo los niños de su equipo corren por la cancha. Louis suspira profundo.
—No tengo ánimos. —Harry lo inspecciona muy detenidamente tratando de entender su respuesta.
—¿Por qué? —Abre su lonchera y saca el sándwich que su mamá le preparó en la mañana como todos los días. Louis lo mira y su expresión se vuelve aún más triste, algo que Harry ignora por supuesto.
—Mi mamá se fue de la casa durante el fin de semana. Ahora sólo quedamos mi papá y yo. —El menor lo mira con sorpresa luego de dar un mordisco a su sándwich.
—¿Se fue? ¿A dónde? —Louis sacude la cabeza y le sonríe con cariño para no preocuparlo tanto.
—Se fue a vivir a otro lugar lejos de nosotros. —Explica mejor para que Harry sea capaz de entender. Su expresión es neutra, pero se siente muy sorprendido al escuchar esa noticia.
—¿Por qué?
—Ella y papá tomaron una decisión y van a separarse. Han discutido mucho y me siento muy triste porque ya no se quieren como antes. —Harry guarda su sándwich nuevamente y envuelve a Louis en un abrazo tenso. Louis quiere ser fuerte frente a él, pero simplemente no puede mostrarse feliz cuando todo su mundo se cae en pedazos.
—¿Te sientes mejor? —Louis sacude la cabeza en negación y Harry no sabe qué hacer ahora, quiere que vuelva a ser feliz porque Louis siempre ha sido un niño alegre y eso es lo que lo mantiene feliz a él. La actitud alegre de Louis lo empuja hacia adelante—. ¿Qué hago, Louis? Dime qué hacer.
Louis se aparta un poco para mirarlo con ojos tristes, pero luego se encoge de hombros porque no quiere contagiar a Harry con su tristeza. A pesar de todo Louis se preocupa por mantenerlo distraído y alejado de la negatividad y las malas energías.
—Déjame darle un mordisco a tu sándwich. —Responde haciendo su mayor esfuerzo para mostrarle una sonrisa sincera porque Harry sólo merece conocer su lado feliz. Ya es suficiente con que todo el mundo le muestre su lado oscuro, y él no será uno de ellos.
—De acuerdo. —Sostiene su sándwich y lo acerca a los labios del mayor quien sonríe mucho más al ver la inocencia de sus actos.
Louis da un pequeño mordisco al sándwich y le agradece después de tragar.
—Mi mamá ya no me hará desayuno en las mañanas. Extraño sus sándwiches. Extraño toda su comida porque mi papá no sabe cocinar en absoluto. —Harry asiente con la cabeza, analizando sus palabras—. Ya no te molestaré hablando de mi familia, dime qué has investigado.
—Oh. He estado leyendo mucho sobre el amor. —Louis esquiva su mirada cada vez que Harry dice algo acerca del amor, no entiende porqué ese tema le causa tanta incomodidad.
—¿Algo nuevo?
—Sí, leí sobre el enamoramiento. Eso es más complejo todavía, no entiendo la diferencia entre ambas cosas.
—¿Por qué no vuelves a investigar sobre dinosaurios?
—Porque no puedo dejar de pensar en esto. Me desespera no poder entender algo que todos pueden entender fácilmente. ¿Crees que soy un estúpido, Louis?
—¿Qué? Claro que no. Eso no te convierte en un estúpido.
—Quisiera ser capaz de entender todo tan rápido como tú. ¿Por qué me cuesta mucho más?
—Porque eres una personita especial. —Responde sacudiendo su cabello con cariño. El menor niega con la cabeza, negándose a la idea de ser diferente al resto.
—No quiero ser especial. Sólo normal. —Louis frunce ligeramente el ceño.
—¿Por qué? No hay nada bueno en ser normal, todos son iguales y eso los vuelve aburridos. Hay millones de personas normales en el mundo, pero sólo hay un Harry. No quiero que cambies por nada del mundo, no quiero que te vuelvas igual al resto. Eres mi persona favorita, tal como eres.
—También eres mi persona favorita, Louis. —Confiesa con tranquilidad, pero Louis no puede ocultar su sonrisa de felicidad al escucharlo decir esas simples palabras. Lo llena de alegría cada vez que Harry expresa sus sentimientos porque rara vez lo hace.
—Eso me hace feliz. —No lo mira a los ojos porque siente un poco de pena al confesarlo, aunque sabe perfectamente que Harry no podrá leer su expresión facial por más rojo que se haya puesto, pero igual se siente abochornado porque no suele ser tan cursi con nadie. Por algún motivo Harry siempre logra sacarle ese lado sentimental que no suele mostrar a nadie más.
Al día siguiente por la mañana, Anne se levanta muy temprano para preparar el desayuno, pero al entrar en la cocina se encuentra con Harry preparando un sándwich con sus propias manos. Se sorprende mucho porque el niño nunca ha mostrado interés en la cocina y verlo cocinar es lo más extraño que lo ha visto hacer en muchos años.
—¿Qué haces, hijo? —Pregunta con curiosidad, intentando obtener una explicación a su repentino cambio.
—Preparo un sándwich para Louis. Él dice que su mamá ya no le prepara sándwiches. —Anne se ahoga con su propia saliva, fallando completamente en su intento de ser discreta.
—¿Por qué no?
—Porque ella ya no vive en su casa y no le cocina más. Dice que sus padres discuten mucho. ¿Por qué discuten? —No sabe qué responder a eso. Harry la mira esperando una respuesta sencilla, y aunque quisiera explicarle de una bonita manera no puede mentirle porque más adelante podría llegar a ser un problema.
—No tengo esa respuesta, mi amor. Tal vez sólo tienen muchas diferencias. —Responde encogiéndose de hombros.
—Todos tenemos diferencias. Esa no es una razón. —Anne sonríe con cariño y asiente con la cabeza antes de pensar en una mejor respuesta.
—Sí, me refiero a que las parejas a veces tienen diferencias que son irreconciliables, cariño.
—¿Entonces los padres de Lou tienen de esas diferencias? —Ella asiente una vez más y Harry está dispuesto a buscar en internet lo que significa eso para salir de dudas.
—No tienes que cocinar, yo puedo preparar los sandwiches para ambos. —Harry sacude la cabeza.
—Está bien, yo quiero hacerlo para Louis. —Anne lo mira con asombro, viendo cómo el niño prepara los sandwiches como si lo hubiera hecho toda su vida. Tal vez vió muchos tutoriales antes de intentarlo, Harry siempre se informa antes de poner algo en práctica.
Anne piensa en la última conversación que tuvo con su doctora, donde le mencionó las posibles causas de su obsesión con Louis. Ella mencionó que Harry posiblemente sienta amor por su amigo, pero no especificó exactamente qué clase de amor. Anne quiere pensar que sólo se trata de un amor de amigos-hermanos ya que los niños han pasado la mayor parte de su vida juntos y podrían considerarse hermanos. Pero también puede comparar eso con la relación que Harry tiene con su hermana, y definitivamente no es el mismo amor principalmente porque Harry no cocina para Gemma ni nada parecido. No es tan cercano con ella.
¿Tal vez debería hablar con Johannah sobre eso? No está muy segura de lo que debe hacer.
Al llegar al colegio Harry extiende su lonchera hacia Louis, el mayor lo mira con diversión.
—¿Por qué me das tu lonchera?
—Te preparé un sándwich. —Responde orgulloso de sí mismo por el resultado que logró. Louis deja de sonreír para mirarlo boquiabierto, completamente sorprendido y encantado.
—Woow, ¿realmente lo hiciste? —Harry asiente con la cabeza, eufórico, y los latidos de su corazón se aceleran mucho más de lo común—. Te lo agradezco mucho, Harry. Eres genial.
—Come.
Louis intenta calmar su acelerado corazón mientras caminan hacia el salón. No deja de mirarlo de reojo, con una sonrisa tímida en sus labios hasta que llegan a sus asientos. Sin embargo, Harry no muestra ninguna emoción, y Louis se siente como un tonto por hacer de algo pequeño algo muy importante.
Hay dos sándwiches dentro de la lonchera, Louis toma uno y le da el otro a Harry, quien lo toma con rapidez antes de morderlo. Louis lo mira fijamente mientras come el suyo, incapaz de mirar en otra dirección.
Al terminar de comer, Harry levanta la mirada para encontrarse con la mirada de Louis fija sobre él, aunque no le toma mucha importancia.
—¿Te gustó?
—Es el mejor sándwich que he comido en mi vida. —Responde con total honestidad. Le duelen las mejillas de tanto sonreír. Harry frunce el ceño, confuso.
—¿Mejor que los de tu mamá? —Louis asiente porque honestamente nunca había disfrutado de un sándwich como lo hizo ahora, sabiendo que Harry lo preparó con sus propias manos para él.
—Mucho mejor.
—Gracias. Vi muchos tutoriales en internet, creo que funcionó. —Louis sonríe mucho más, como si eso fuera posible.
—Sí, funcionó. Gracias por preocuparte por mí.
Harry no responde nada, y se concentra en su libro de historia cuando la maestra entra en el salón.
—En una semana será tu cumpleaños. —Comenta Louis cuando ambos están caminando por el patio. Harry asiente con euforia—. ¿Estás feliz?
—Sí.
—¿Qué harás ese día?
—Lo mismo. —Responde simple, sin ánimos de cambiar nada. No hay mucho que hacer ese día, usualmente su madre le hace un pastel de chocolate, y es el único día que le permite comer muchos dulces.
—Deberías hacer una fiesta. —Harry lo mira con intriga.
—¿Por qué?
—No lo sé. A esta edad todos los chicos hacen fiestas de cumpleaños, te hacen ver cool. ¡Cumplirás catorce!
—Pero quiero ir al McDonald's como cada año. —Louis hace una mueca incómoda.
—Ya no lo veo tan divertido como antes. Podemos probar otras cosas. Seguro muchos niños querrán ir a tu fiesta y podrás hacer nuevos amigos. —Pero esa idea no le agrada en absoluto, así que se cruza de brazos.
—No quiero niños en mi fiesta. Se comerán todo el pastel. —Louis suelta una carcajada fuerte, y Harry lo mira con confusión.
—Lo siento. Tienes razón. —Trata de recomponerse, mirando la seriedad del menor—. Es lo normal. Tú dijiste que quieres ser normal. Los niños a esta edad sólo queremos ir a fiestas y divertirnos.
—¿Te divierten las fiestas?
—Claro que sí.
Harry no lo sabe porque nunca lo invitan a ninguna fiesta, a diferencia de Louis. Él es bastante popular entre los niños y es invitado a cada celebración, Louis es muy sociable para negarse, pero Harry nunca ha tenido esa oportunidad.
—¿Qué hacen en las fiestas? —Louis hace una mueca antes de dar una respuesta.
—Bueno se hacen muchas cosas, pero lo que más se hace es bailar y comer. También se juega, jugamos fútbol, o con la consola de videojuegos. Siempre hay algo divertido que hacer en las fiestas. —Harry asiente, tomando nota en su cabeza para planear su cumpleaños y complacer a Louis.
—¿Yo puedo hacer eso?
—¡Claro que puedes! —Una sonrisa se forma en los labios de Harry—. Puedes hacer todo lo que te propongas, y mucho más.
—Gracias.
—Sólo es la verdad.
×××
Harry tiene muchos planes para su fiesta de cumpleaños, en especial porque ha recolectado mucha información en internet que le ha ayudado a tener todo lo necesario para que su fiesta sea muy divertida. Incluso imprimió las invitaciones para repartirlas en el colegio. Está muy emocionado porque tal vez los niños querrán ser sus amigos después de ver lo divertido que puede ser.
—Que tengas un lindo día, cielo. —Su madre se despide antes de que pueda bajar del auto. Harry le sonríe un poco antes de correr hacia la entrada del colegio.
Nota que Louis está con un grupo de niños mirando algo en el teléfono de Stanley, y se acerca sin dudarlo.
—Hola. —Saluda con emoción. Los niños observan a Louis inmediatamente, esperando que él diga algo, pero él simplemente se encoge de hombros y sonríe en dirección a Harry.
—Hola Harry. ¡Feliz cumpleaños! —Exclama con alegría. Harry sonríe un poco antes de buscar algo en su mochila.
—Tengo las invitaciones. —Las tarjetas son de color azul y tienen su nombre escrito con letras muy grandes en la parte delantera.
Louis toma una y la observa detalladamente leyendo su descripción. Los demás niños lo miran con rareza cuando Harry les ofrece una invitación a cada uno. Louis puede darse cuenta de que todos están incómodos con la llegada de Harry, y trata de romper la tensión.
—¡Qué bien! Todos estamos invitados. —Sonríe mirando a Stanley y a los demás que ahora lo miran con el ceño fruncido evidentemente molestos—. Es grandioso, Harry. Deberías invitar a más personas.
El menor asiente con la cabeza y se dirige al salón para seguir repartiendo las invitaciones que faltan, entonces todos comienzan a reprocharle a Louis.
—Sabes que hoy es la fiesta de Evans. Todos iremos. —Louis hace una mueca—. ¿Lo olvidaste?
—Lo siento, pensé que era el próximo viernes. —Stanley suelta un bufido ruidoso incapaz de creerle una palabra.
—Evans invitó a casi toda la escuela. —Louis se encoge de hombros, restándole importancia.
—Harry también invitará a toda la escuela.
—Nadie querrá ir a la fiesta del raro. —Comenta uno de ellos. Louis clava su mirada en él rápidamente, ofendido.
—Harry no es ningún raro. No vuelvas a llamarlo así.
—¿Por qué siempre lo defiendes?
—Porque es mi amigo también.
—Evans también es tu amigo. —Louis se muerde el labio sin saber qué hacer.
—Debes escoger. ¿Vendrás a la fiesta de Evans o a la fiesta de Harry?
Louis está acorralado. Todos sus amigos lo miran con atención, esperando que se decida en ese momento. Él sólo puede pensar en Harry y en lo mucho que ha planeado su fiesta de cumpleaños. Luego de unos minutos suelta un suspiro antes de tomar su decisión.
—Iré con Harry. —Sus amigos están indignados porque también llevan semanas planeando todo. Louis no puede hacer nada al respecto, desea ir a la fiesta de Evans porque él siempre hace fiestas increíbles, pero por otro lado está Harry, él siguió los consejos de Louis para cambiar su rutina anual y eso es decir mucho.
—¿Cómo lo prefieres a él antes que a nosotros? Evans se pondrá muy mal cuando lo sepa.
—Evans lo entenderá, Harry no. —Los chicos se levantan y se alejan de él, dejando las invitaciones de Harry sobre la mesa.
Louis se encarga de tomar todas las invitaciones y guardarlas en su mochila antes de caminar hacia el salón. Una vez allí, nota que todos los alumnos tienen una invitación en sus manos y Harry lo espera sentado en su puesto.
Se siente muy culpable por haber depositado esa idea de la fiesta en la cabeza del menor. Todo es su culpa por intentar que Harry encaje y pueda agradarle a los demás.
Al salir de clases, Harry espera fuera del colegio para saber quién asistirá a su fiesta, pero puede notar cómo todos los niños se van con Evans, hasta que ya no quedan niños. Louis se acerca con lentitud después de asegurarse de recoger todas las invitaciones que tiraron en el bote de basura del salón. No permitirá que Harry vea lo que todos han hecho con su invitación.
—¡Hey! ¿Listo para irnos? —Harry mira a su alrededor, pero sólo puede ver a Louis esperándolo.
—¿Por qué no irás a la fiesta de Evans? ¿No te invitaron?
—Uhmm no. Su fiesta se canceló. —Miente, incapaz de decirle la verdad.
—Pero he visto que todos se fueron con él.
—Tal vez quisieron apoyarlo para que no se sienta mal. —Harry frunce el ceño incapaz de entender.
—Pero nadie vendrá a mi fiesta.
—¡Eso es perfecto! Más pastel para nosotros. Tampoco me gusta que todos los niños se coman los dulces. —Louis intenta animarlo, fingiendo que todo está bien, y eso logra cambiar la mentalidad de Harry.
—Es cierto.
—Claro que sí. —Asegura con una gran sonrisa.
—¿No me compraste un regalo? —Sus ojos se abren como platos al escuchar esa pregunta y recordar que no compró nada esta vez. Su madre es la que siempre se encarga de comprar algo para darle en su cumpleaños.
—Ummm ¿qué? Sí. Claro. —Se quita la mochila y saca el suéter verde que llevaba puesto en la mañana. Harry lo mira con atención mientras que Louis intenta sacudirlo y alisarlo para que parezca nuevo.
—Aquí tienes. Se lo ofrece, pero el menor lo duda por unos segundos.
—Es tuyo.
—Se parece mucho al mío, pero no lo es. —Vuelve a mentir.
—Sí, se parece mucho. ¿Lo compraste en la misma tienda? —Louis se rasca la nuca, sonriendo con nerviosismo.
—Sí. En la misma tienda. —Harry sonríe ampliamente mostrando sus dos hoyuelos mientras toma el suéter en sus manos.
—Muchas gracias, Louis. —El mayor asiente con la cabeza, mordiéndose el labio inferior con fuerza porque odia mentirle a Harry. Ahora se siente más culpable que antes.
Al llegar a casa después de pasar toda la tarde en casa de Harry, Louis se sienta con su papá en el sofá. Troy apenas lo mira, fijando toda su atención en el juego de fútbol que está mirando en el televisor.
—¿Dónde estabas?
—En la casa de Harry. Hoy es su cumpleaños. Hizo una fiesta muy divertida, también hizo unas tarjetas muy bonitas, pero nadie quiso ir a su fiesta. Yo era el único allí. Hubieras visto su cara. Claro, no podías verlo, pero podías sentirlo. Estaba muy triste, y yo también. —Su padre sigue viendo el juego como si no acabara de decir algo.
—Está bien. —Louis frunce el ceño, extrañando mucho a su mamá para poder desahogarse y recibir buenos consejos.
—No me gusta que lo rechacen, me hace sentir muy mal. No tenían que rechazarlo, podían haber ido unos minutos, él se hubiese puesto muy feliz. —Suspira con pesadez antes de ponerse de pie y caminar hacia su habitación arrastrando sus pies.
Louis sólo quiere a su mamá de vuelta. No soporta la indiferencia de su padre, aunque siempre ha sido así pero Johannah nunca permitía que Louis notara esa indiferencia. Ella siempre estaba allí para abrazarlo y cambiar su perspectiva. Ahora que ella se fue de la casa, la vida de Louis está muy vacía y triste. Desearía que sus padres se amaran tanto como los padres de Harry. Desearía tener una familia así de unida.
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Falta un solo capítulo de adolescentes 🤩 el próximo será interesante...
Capítulo dedicado a:
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