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Capítulo 38.

Cuando cruzan nuevamente la entrada de la universidad, Harry alza la mirada y saca sus manos de sus bolsillos, sintiéndose nuevamente a salvo en lo que ahora conoce como su casa. El campus se ha vuelto un lugar seguro para él, aunque al principio fue bastante difícil adaptarse y compartir una habitación con su desordenado amigo.

—¿Estás bien? —La voz de Louis a su lado lo saca de sus pensamientos, y enseguida lo mira con seriedad, asintiendo despacio. Louis lleva la bolsa de McDonald's con las dos cajitas felices dentro, y posiblemente pasen toda la tarde juntos, lo que es un alivio porque Harry todavía no quiere despedirse.

—Sí, estoy bien ahora que no hay niños cerca. —Su sinceridad hace reír a Louis, quien no hace un mínimo esfuerzo por ocultarlo. Harry lo mira con genuina curiosidad, pero finalmente entiende que su respuesta le pareció graciosa, aunque lo dijo muy literal, como todo lo que dice. No había humor detrás de eso, pero entonces recuerda que Louis tiene un gran sentido del humor y que solía reírse mucho de cada cosa que decía cada vez que estaban juntos.

A Louis le parece gracioso muchas cosas de lo que él dice, y aunque Harry no tiene el mismo sentido del humor, adora verlo y escucharlo reír. Siempre ha amado la sonrisa de Louis, verlo reír a causa de sus palabras es algo con lo que podría vivir. La felicidad de Louis lo vale.

—¿Eres feliz? —Pregunta de repente, causando que Louis deje de reír para mirarlo con timidez, antes de asentir.

—Claro que lo soy. —Una pequeña sonrisa casi invisible se abre paso en los labios del rizado, causando un cosquilleo en el estómago de Louis, causado por un sinfín de emociones.

Harry sonríe pocas veces, pero cuando lo hace es igual de especial que ver una estrella fugaz.

—¡Espera, tengo que pedir un deseo! —Exclama con diversión al ver que el menor ha dejado de sonreír. Harry frunce el ceño mientras lo mira con confusión, sin saber a qué se refiere exactamente con esas palabras.

—¿Por qué ahora? —Louis suelta otra carcajada mirando la confusión en la cara del menor, sacudiendo la cabeza. Sin duda es tierno.

—Es una broma interna, Harry. Ver tu sonrisa es como ver una estrella fugaz, hay que pedir un deseo cuando veamos pasar una estrella fugaz, eso dicen. —Harry mantiene su ceño fruncido sin entender del todo—. No es tan común presenciar una de ellas ya que son muy rápidas, no cualquier persona tiene la suerte de ver una, por eso tienen que pedir un deseo cuando lo hagan. Es una superstición, pero verte sonreír es tan especial como eso, ya que no sueles sonreír con mucha frecuencia y también se va rápidamente como una estrella fugaz. Debería mantenerse por más tiempo para poder apreciarla mejor.

Louis habla a través de su timidez, con las mejillas coloradas y una pequeña sonrisa inquieta mientras esquiva la mirada del menor, sintiendo cómo los latidos de su corazón se aceleran. Harry lo mira con sorpresa cuando entiende de qué se trata toda la historia de las estrellas fugaces.

—¿Te gusta mi sonrisa? —La pregunta sale de sus labios ante de que pueda evitarlo, sintiendo mucha curiosidad de repente.

Louis comienza a toser, mirando en todas las direcciones de forma nerviosa antes de hacer contacto visual con Harry. El chico espera una respuesta, y realmente no tiene idea de todo lo que significa esa sonrisa para Louis. Ni se imagina todo lo que piensa en este momento.

—Sí, me gusta mucho, Harry. Me gusta mucho más que las estrellas fugaces y todas las constelaciones a su alrededor. —Confiesa después de armarse de valor, tratando de mantener su sonrisa temblorosa en una línea recta para ocultar sus nervios.

—Siempre te han gustado mucho las estrellas. —Recuerda Harry, ladeando un poco su cabeza mientras viaja en el tiempo para recordar a un muy sonriente Louis llamándola desde la ventana de su habitación a mitad de la noche para ver el cielo lleno de estrellas. A Harry no le molestaba ser despertado por él, o si le molestaba, pero ver la sonrisa de Louis eliminaba toda su molestia.

Pero tú siempre me has gustado mucho más. Grita Louis en su interior.

—Sí, aún me gustan. —Responde con un nudo en la garganta, bajando la cabeza con un poco de decepción al no poder expresar del todo sus sentimientos.

¿Qué pensaría Harry si le dice que ha estado enamorado de él desde que tenía quince años y que nunca fue capaz de decírselo por miedo a dañar su amistad y perderlo para siempre?

Es cierto que ya lo perdió una vez, y el miedo cobró sentido en ese momento porque sus peores pesadillas se hicieron realidad. Sin embargo, ahora es diferente, ambos son mayores y Louis puede pensar que Harry lo entenderá mejor ahora que ha madurado y seguramente ha leído un millón de libros para informarse acerca de las relaciones sociales y el amor durante los años que estuvieron separados. Recuerda que el día que se separaron Harry estaba muy interesado en aprender sobre los diferentes tipos de amor y cómo el ser humano es capaz de sentir esas emociones, porque se le complicaba mucho entenderlo con palabras en ese entonces.

Harry se mantiene en silencio porque no sabe qué otra cosa decir. Nunca ha sido bueno para las interacciones, por lo que prefiere quedarse en silencio, repitiéndose las palabras de Louis una y otra vez, sin ser consciente de que está haciendo muecas con sus labios tratando de practicar su sonrisa, cosa que pasa desapercibida por Louis ya que él también está perdido en sus propios pensamientos mientras caminan en dirección a las residencias.

×××

Fer entra en su habitación con una gran sonrisa luego de visitar a Mel y pasar un buen rato entre chicas, encontrándose a su compañera de habitación sentada en su cama con sus audífonos puestos y un libro en sus manos mientras lee con mucha concentración. Ella ni siquiera voltea a mirarla, y eso sólo demuestra lo interesada que no está. Fer hace una mueca mientras cierra la puerta y se encamina en su dirección, tratando de llamar la atención de la chica parándose frente a ella y sacudiendo sus manos.

Cora la mira con irritación antes de quitarse los audífonos y mirarla con el ceño fruncido, bastante obstinada.

—¿Qué quieres? —Pregunta con frialdad. Fer no se sorprende por su mal humor ya que es el único que le ha conocido desde que llegó.

—Eres muy malhumorada. Quiero pasar tiempo contigo. —Cora rueda los ojos.

—Sí, lo soy. ¿Has venido a hablar sobre mis defectos? —Responde con amargura, provocando que Fer retroceda dos pasos, comenzando a enojarse.

—No, he venido a ser una buena compañera de habitación, ¡pero me lo estás haciendo malditamente imposible! —Alza la voz, comenzando a perder la paciencia. Cora relaja sus facciones al igual que sus hombros, sintiendo culpa por hacerla sentir mal con su actitud.

—Lo siento, debe ser insoportable tenerme como compañera. —Dice con un hilo de voz, y Fer se sienta a su lado inmediatamente, notando la tristeza en su rostro. En unos segundos pasó de estar enojada a estar triste, y eso es un cambio drástico.

—No, claro que no lo es. Yo sólo... Sólo estoy intentando agradarte. —Su confesión la toma por sorpresa, y Cora alza la mirada para encontrarse con sus ojos azules y una pequeña sonrisa en sus labios.

—Pero ya me agradas. —Dice con sinceridad. Fer se encoge de hombros ante su respuesta.

—Quiero agradarte más. —Le confiesa con timidez.

—Pero todo el tiempo estás con esa chica que no me agrada. Pensé que no necesitabas mi aburrida compañía. —Dice refiriéndose a Melissa. Fer se ríe al pensar que evidentemente son celos, pero se cubre la boca al ver el ceño fruncido de Cora. No quiere ser grosera.

—No eres aburrida, y tampoco debes compararte con nadie. Ambas son muy diferentes y agradables, pero estudio la misma carrera de Mel y compartimos las mismas clases, ella conoce muchas cosas de mí, y eso es algo que no tengo contigo porque el poco tiempo que compartimos estamos discutiendo por cualquier cosa, o corriendo fuera de un bar para no terminar en prisión por matar a alguien. —Se ríe al recordar el momento, y luego alza la mirada para ver a través de sus ojos cristalizados—. Me gustaría poder compartir otras cosas contigo, cosas más íntimas, más personales. Por eso quiero agradarte más.

Toma sus manos, y Cora tiembla de forma inconsciente, mirando rápidamente en dirección a sus manos para luego mirarla a ella. Fer sigue sonriendo de forma amable, y eso es suficiente para que se relaje un poco ante su contacto.

—Quiero que seamos más cercanas, después de todo, estaremos viviendo juntas durante los próximos años. —Se encoge de hombros nuevamente sin dejar de sonreír. Ha repetido eso desde que se conocieron, pero al parecer Cora no se adapta con facilidad a su compañía.

—Está bien. Sólo tengo dos amigos cercanos, pero no somos tan íntimos como parece, ellos son reservados y yo también. Los tres vivimos en nuestro mundo especial, y abrirnos a otras personas es muy complicado. —Explica con calma, sintiendo las caricias de Fer sobre sus manos. No puede apartar su mirada porque le causa cierta incomodidad, pero a la vez es relajante.

—Lo entiendo. Espero que pronto sientas la suficiente confianza conmigo para poder abrirte y contarme eso que tanto te incomoda. Puedo notar que realmente te sientes frustrada por alguna razón que no te atreves a decir en voz alta. —Cora suelta un suspiro, relajando sus hombros aún más, y Fer confirma sus sospechas.

—Mis padres piensan que debo ser perfecta. Ellos me han moldeado toda mi vida para que cumpla con todas sus expectativas. Pero desde que tengo uso de razón he sido todo lo contrario a los que ellos planearon que fuera. —Habla entredientes, agachando la cabeza todavía mirando sus manos entrelazadas.

Fer no habla en ningún momento para no interrumpirla, deseando que se desahogue libremente para así aliviar su tensión, lo que usualmente le produce mal humor.

—Yo no puedo cumplir sus estándares, estoy muy lejos de ser perfecta. Tengo muchos problemas y todavía no me he llegado a conocer por completo porque todo lo que conozco es falso, es lo que ellos me han inculcado durante toda mi vida. No quiero que piensen que estoy en una etapa de rebeldía, cuando esto es realmente lo que soy. Dudo mucho que ellos logren aceptarlo algún día.

Hay momentos en los que sobran las palabras, y este es uno de esos momentos. Fer no quiere decir algo imprudente que retroceda todo su avance, tampoco quiere empeorar la situación, así que simplemente permanece en silencio, agradecida por saber algo más personal acerca de la chica que ha estado rondando en su cabeza durante cada día desde que la vió llegar por primera vez.

×××

El domingo en la mañana, mientras Harry está en su cama tocando su guitarra perdido en su melodía, bastante entretenido, Niall escucha un toque en la puerta, y se levanta con emoción pensando que se trata de su novio que ha llegado para pasar tiempo con él. Pero al abrir la puerta se decepciona al no ver a nadie del otro lado. Niall frunce el ceño con mucha confusión porque estaba seguro de que había escuchado un toque de nudillos en la puerta, sin embargo parece que estaba equivocado... O no.

Al bajar la mirada se encuentra con un paquete de bombones de chocolate y una tarjeta blanca sobre la pequeña caja. No duda ni un instante en inclinarse para tomar la tarjeta junto con el paquete, pensando que tal vez Zayn lo habrá dejado en la puerta para él, o, si tiene mala suerte entonces seguramente Louis lo dejó allí para Harry. Espera que sea la primera opción.

Cierra la puerta con energía y camina hacia su propia cama, leyendo la tarjeta con ilusión para ver si tiene nombre, y, para su mala suerte, efectivamente tiene el nombre de Harry escrito en ella.

—Ugh, te llegó un paquete, rizado. —Anuncia con gran decepción antes de acercarse a la cama de Harry, quien sigue muy concentrado en sus notas musicales—. ¡Harry!

El grito de Niall lo hace saltar de susto en la cama, y le dirige una mirada furiosa mientras aparta la guitarra y se pone de pie. No le gusta ser interrumpido cuando está tocando música, eso lo pone de muy mal humor, y Niall lo sabe, así que comienza a correr por toda la habitación mientras Harry lo persigue.

Niall consigue esconderse en el baño, cerrando la puerta para evitar que su amigo arremeta contra él.

—¡Lo siento mucho! Te dejaron un paquete en la puerta y quería abrirlo contigo, no podía esperar a que termines de tocar. —Dice desde el interior del baño.

Harry se sorprende mucho al escuchar eso, y se logra calmar un poco pensando en quién habrá dejado un paquete para él. Inmediatamente piensa en Louis, y su pulso se acelera de un momento otro.

—¿Quién lo mandó?

—Promete que no vas a golpearme cuando abra la puerta. —El rubio dice a través de la puerta de madera que los separa. Harry frunce el ceño al recordar que está muy enojado por su interrupción, sin embargo, le interesa mucho saber quién envió el paquete.

—Lo prometo. —Dice entredientes, tratando de mantenerse paciente.

—Vale, voy a salir ahora. —Niall abre y la puerta y se desplaza lentamente hacia su cama para sentarse y mirar la tarjeta con más calma—. Oh, esta tarjeta es para tí, vino con la caja de bombones.

Harry observa la tarjeta blanca en las manos de su amigo, y se acerca despacio, tomándola en sus manos para inspeccionarla de cerca. Su nombre está escrito justo en medio de la abertura, y él la abre con impaciencia, sin dañar el papel.

"Harry, me gustas porque eres transparente, y eso significa que eres muy honesto y no tienes nada que ocultar, sabes asumir las consecuencias de tus actos, además nunca mientes y no ocultas cuáles son tus verdaderas intenciones. Me gusta que no te guardes tus opiniones, y lamento si alguna vez hemos tenido desacuerdos. Con amor, alguien que te aprecia mucho."

Harry sonríe con dulzura al leer la tarjeta, desviando su mirada por inercia.

—¿Y? ¿Ya sabes de quién se trata? —La voz de Niall lo devuelve a la realidad, y entonces lo mira con mucha ilusión.

—Louis. —Para él no existe ninguna duda de que se trata de su amigo de ojos azules, aunque no diga su nombre en ninguna parte de la tarjeta.

Lo puede asumir con facilidad ya que el día anterior cuando le preguntó porqué le gustaba, el chico no respondió al instante, y en su lugar, dijo que encontraría una forma para decírselo. Harry está muy feliz de recibir una tarjeta de Louis, y vuelve a leer repetidas veces hasta que memoriza lo que está escrito.

—Era lo que pensaba. No es un admirador secreto ni nada, muy aburrido. —Niall se encoge de hombros restándole importancia antes de volver su atención a los bombones—. ¿Quieres compartirlos conmigo?

—Sí. —Responde sin pensarlo, todavía muy hipnotizado con la tarjeta en sus manos.

Niall se sorprende porque Harry nunca suele compartir algo que le gusta mucho, como en este caso los dulces. Es asombroso que ahora quiera compartir con él.

—¡Oh, muchas gracias, Harry!

—Sí. —Vuelve a decir sin prestarle realmente atención, pensando en esos ojos azules que no salen de su mente en ningún momento.

¿Será que Louis ya está decidido a tener algo más? No, Harry no debería preguntarle, tampoco se atrevería. Dejará que Louis se tome su tiempo para ser novios y compartir su vida a su lado. Sí, eso hará.

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Holiss 💖💖 ¿Recuerdan cuando votaban y llegaban a 500 votos en un día? Ahh que tiempos aquellos 😔

Besitossss ❤️❤️❤️

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