Capítulo 34.
Todo lo que Louis quiso evitar, tarde o temprano deberá enfrentarlo, y es mejor tarde que nunca. Hablar con Harry y comenzar de cero con él le ha dado mucha fuerza y valor para afrontar su realidad, se siente muy feliz y afortunado de poder permanecer en su vida, donde pertenece.
Da un paso seguro dentro del salón de arte, armándose de valor después de asegurarse de ver a la chica sentada frente a un lienzo, distraída con su pintura. Louis avanza hacia ella, con el pulso acelerado y la culpa martillando sus entrañas.
Melissa levanta la mirada cuando escucha los pasos acercándose, deja el pincel a un lado cuando su mirada se encuentra con la de Louis, quien agacha la cabeza con vergüenza.
No sabe cómo comenzar, tiene un gran nudo atorado en la garganta y nada parece muy adecuado para terminar su relación con la persona que lo sacó de la oscuridad en la que estaba sumergido hace varios meses atrás cuando fracasó en su intento por encontrar a Harry.
Ella lo mira fijamente, estudiando sus facciones con detalle, esperando que sea lo suficientemente valiente para decirle toda la verdad por primera vez, sin ocultar nada esta vez.
—¿Cómo has estado? —Él rompe el silencio, levantando un poco la cabeza para mirarla. Mel deja salir un suspiro antes de soltar todo en su caja de herramientas para prestarle atención.
—No puedo decirlo con palabras. —Responde con honestidad. Louis toma asiento en la silla a su lado y no puede evitar mirar el dibujo a medio terminar.
Es Harry claramente, con el cabello rizado y un micrófono entre sus manos, con la mirada fija y una expresión neutra.
—Lo hice para él. —La chica pasa el lienzo con rapidez para ocultar el dibujo de la mirada curiosa de Louis, dejando otro lienzo en blanco.
—Yo... Quisiera hablarte sobre Harry. —Dice con inseguridad, removiéndose—. Hay mucho que no te dije, él es una gran parte de mí y por eso siento que te oculté algo gigante. Sólo espero que puedas comprender por qué lo mantuve en secreto, y que no lo hice porque estaba pasando por un mal momento cuando nos conocimos. Debí estar en mi punto más bajo cuando llegaste a mi vida, y te agradezco por eso, porque tú me devolviste la esperanza en el amor, me devolviste la fuerza y las ganas de avanzar.
Mel acaricia su mano, mirándolo con nostalgia, viendo a través de su dolor, siendo testigo de su sufrimiento.
—No te sientas culpable. —Louis alza la mirada, dejando de mirar sus manos para mirar su cara.
—Debí hablarte sobre él. No merecías nada de esto. —Mel le sonríe con tristeza, pero niega con la cabeza.
—Tuviste tus motivos. Atravesabas un duelo en ese momento, es normal que no quisieras hablar sobre aquello de lo que tanto querías huir. —Un suspiro escapa de los labios del ojiazul, y aprieta la mandíbula antes de responder.
—No huía de Harry, huía de mí mismo. Tuvimos un pasado cuando éramos muy jóvenes para saber lo que sentíamos, y después de eso la cruda verdad me golpeó cuando mis padres me juzgaron por demostrar afecto hacia un niño. Ellos fueron muy duros conmigo, me hicieron sentir muy equivocado, me hicieron creer que estaba mal, que tenía una enfermedad que debía curarse. Me dejaron muchas secuelas, y una de ellas fue el miedo. Estaba asustado constantemente, aún siento un poco de ese miedo... No se ha ido por completo, pero cuando veo a Harry, cuando estoy cerca de él siento menos miedo. Yo debo ser fuerte y seguro para él, yo debo asegurarme de mostrarle mi mejor versión, o eso intenté durante todos los años que fuimos amigos.
Se mantiene en silencio por unos segundos, en donde Mel no es capaz de interrumpirlo, deseando escuchar toda la historia para llenar ese vacío en su pecho.
—Harry era mi motor de vida, yo era una persona muy dependiente y cuando me lo quitaron... Ese día sentí que mi vida había perdido sentido. Era mi lugar seguro, un refugio cuando todo en mi vida estaba perdido. Que me quitaran eso fue terrible para mí, perdí toda la esperanza de volver a ser feliz, había perdido mi motivación. Me perdí a mí mismo, y me ha costado encontrarme. Tú me devolviste esa esperanza, pensé que podría curarme de esa enfermedad si me enfocaba en una mujer. Quería ser normal para no volver a ser juzgado, no quería que volvieran a lastimarme por tener gustos diferentes. Deseaba ser normal. —La chica levanta su mentón, obligándolo a mirarla.
—Lo eres. Ser diferente no es sinónimo de anormalidad. —Le asegura, repitiendo las mismas palabras que una vez le dijo a Harry—. Eres una gran persona, Louis. Mereces ser feliz, no mereces pasar por más sufrimiento. No debes fingir algo que no sientes.
—Jamás fingí amor por tí, yo realmente te amo. —Aclara con rapidez, deseando que ella lo sepa y no tenga pensamientos errados.
—Y yo a tí, por eso quiero que seas feliz, Louis. No te preocupes por mí, estaré bien. Me sentiré mejor sabiendo que eres libre de ser feliz con el amor de tu vida. —A Louis se le hace un nudo en la garganta por segunda vez, mirando el dolor en los ojos de la chica, aunque ella intenta sonreír por él.
—Eres una chica maravillosa, además de ser hermosa e inteligente. Gracias por aparecer en mi vida para mostrarme la luz al final del túnel. No sabes cuánto significas para mí. —Mel sonríe mucho más, sintiendo cuando una lágrima resbala por su mejilla, apartándola con rapidez.
—Lo sé. Significas lo mismo para mí. No dejaré de amarte, Louis. Siempre estaré aquí para tí, para apoyarte y ser tu amiga incondicional. —Louis asiente, antes de sostenerla en un abrazo el cual ambos necesitaban.
—Gracias por existir y ser mi amiga.
Ella se aparta del abrazo, con algunas lágrimas cubriendo su delicado rostro, pero una sonrisa que demuestra su paz interior.
Si amas a alguien déjalo ir. Había puesto eso en práctica el día que perdió a su padre, y lo pondría en práctica con Louis. Dejarlo libre definitivamente es doloroso, pero no impedirá que sea feliz sólo por su propio beneficio.
Tarde o temprano podrá recuperarse y salir adelante para encontrar su felicidad, mientras tanto se encargará de disfrutar su soledad y sanar su corazón.
×××
Hay muchas personas en el bar en el momento en que Cora y Fer llegan al lugar. La música está muy fuerte, retumbando en los tímpanos de todos los presentes, y las personas bailan en el medio del salón, riendo y teniendo un buen momento.
Para Cora no es su lugar predilecto, y mucho menos el de sus sueños, claramente odia los lugares cerrados con mucho ruido, sin embargo fue el lugar escogido por Fer para salir de la rutina universitaria el fin de semana, y ¿quién es ella para negarse a una invitación así?
—Te pediré un vaso de vodka. ¿Te gusta? —Pregunta la rubia caminando en dirección a la barra, Cora se limita a asentir aunque en realidad nunca haya probado el vodka en su vida.
Ambas llegan a la barra y son atendidas rápidamente, tomando su pedido al instante. Fer toma asiento en las bancas frente a la barra para esperar su bebida, mientras que Cora simplemente permanece de pie a su lado sin intenciones de instalarse.
Ambas reciben sus bebidas y entonces Fer nota la incomodidad de la chica que la acompaña, sintiéndose muy mal por ella.
—Aquí es un buen lugar para descubrir lo que te gusta. —Alza la voz para hablarle a través de la música fuerte. Cora se estremece, volviendo su atención a ella después de ver cómo dos mujeres casi se comen a besos en la pista de baile.
—Ya veo. —Responde entredientes, dudando de aquello. Definitivamente no quiere seguir en ese lugar por más tiempo, y no cree que sea capaz de descubrir algo allí entre todo ese bullicio.
Por otra parte, Fer se siente muy cómoda ya que está en su zona de confort donde puede ser ella misma y divertirse libremente en un lugar libre de prejuicios donde sólo hay espacio para la diversión.
—Te gustará cuando entres en ambiente. —Le asegura al ver su expresión inconforme. Cora se encoge de hombros, mirando a su alrededor con mucha ansiedad.
Después de tres vasos de vodka, Cora se siente mucho más cómoda y dispuesta a bailar con la primera persona que la invite, después de haber rechazado las primeras ofertas.
Un chico de cabello largo y negro se acerca a su mesa y le sonríe antes de tenderle la mano, esperando que la chica le acepte un baile. Cora toma su mano sin dudarlo, poniéndose de pie para acompañarlo, arriesgándose a hacer el ridículo sabiendo que es una mala bailarina. En ese momento Fer deja de bailar para ponerle toda la atención al chico que se une a la pista de baile con su acompañante.
Es tomada por la cintura por el chico con el que anteriormente bailaba, entonces se gira para mirarlo con irritación antes de apartar sus manos de su cintura con rudeza y liberarse de él.
Cora intenta seguir los pasos del chico al ritmo de la música, mientras él rodea su cintura y la pega mucho más a su cuerpo. De acuerdo, ahora es muy incómodo. Su corazón está muy acelerado, y ha perdido la sincronía totalmente. Bien, al menos puede asegurar que no le gusta esta situación en absoluto.
Está perdida en sus pensamientos cuando los labios del chico se posan sobre los suyos en un arrebato inesperado, tomándola por sorpresa. La chica reacciona de inmediato, empujándolo con fuerza, haciéndolo caer al piso debido al empujón desmedido.
Cora retrocede, con el corazón muy acelerado, siendo el centro de atención.
—Ya, no hay nada que mirar. —Fer aparece a su lado, tomándola de la mano para sacarla de la pista de baile.
Cora se cubre las orejas al llegar a su mesa, muy aturdida por todo lo sucedido.
—¿Estás bien? —Le pregunta con preocupación al verla en estado de conmoción. La chica cierra los ojos sin dejar de cubrir sus orejas, tratando de calmarse y no actuar como una persona loca.
—Ese chico me besó sin permiso. Quiero romperle la cara con una botella, no me dejes hacerlo. —Fer abre los ojos con terror, pero no se aparta de su lado.
—No te dejaré hacerlo. Escúchame. —Sostiene sus brazos para apartar sus manos de sus orejas—. Los chicos no suelen medir su comportamiento después de tomar alcohol, algunos son muy groseros e impulsivos. Ese chico está muy ebrio, es un completo idiota, pero no puedes romper una botella en su cara porque saldrás perdiendo y todos te acusarán.
—Él no debió besarme, no tiene ese derecho. No me gusta, sólo acepté bailar con él para divertirme como una persona normal.
—Eres normal. —Cora la mira fijamente y frunce el ceño.
—No trates de convencerme. Me has traído aquí para buscar pareja, y no he encontrado a nadie que me guste. Quiero regresar. —Se siente frustrada, fracasada.
—No debe gustarte la primera persona que veas. No te sientas presionada, sólo quiero que te diviertas y puedas encontrar lo que te haga feliz. —Toma sus manos sin dejar de mirarla a los ojos con preocupación.
—Quiero volver al dormitorio. —Repite más calmada que antes. Fer le sonríe con cariño, y entonces toma su cartera para caminar con la chica tomada de la mano hasta salir del bar.
Caminan juntas tomadas de la mano hasta llegar a los dormitorios nuevamente. Cora se siente mucho más calmada con el apoyo de la chica, quien no la ha soltado en ningún momento, dándole fortaleza para no enloquecer. Agradece que ella haya estado ahí para evitar que se meta en graves problemas, pero no puede evitar sentirse avergonzada de sus propios actos.
×××
Harry está sentado en su cama con la guitarra sobre sus piernas, mientras Zayn y Niall lo escuchan tocar una suave melodía. El rubio de vez en cuando acaricia la mano del moreno en una leve caricia, aunque no es tan valiente para mirarlo a la cara mientras lo hace, con el pulso bastante acelerado como si estuviera atreviéndose a mucho más que un toque. Zayn no puede dejar de sonreír, disfrutando el comportamiento de su novio, quien ha dejado atrás su miedo y ha comenzado a mostrar su cariño sin ser forzado. Su relación avanza de manera lenta pero segura, y eso es suficiente para él.
Un toque en la puerta llama la atención de los tres chicos, y Niall se pone de pie con rapidez para saber de quién se trata, descubriendo a Fionn del otro lado.
—Hola. —Saluda el pelinegro. Niall se cruza de brazos, atravesándose en medio de la puerta para evitarle el paso.
—¿Qué necesitas? —Pregunta con hostilidad. Fionn suspira profundo antes de responder.
—Quiero hablar con Harry. —Niall rueda los ojos con irritación.
—La última vez lo hiciste alterar. Estudias psicología, deberías saber cómo no alterar a una persona del espectro autista. —Fionn hace una mueca, sabiendo cuál fue su error.
—Soy humano, no siempre estoy en mi modo psicólogo, tengo sentimientos por Harry y me interesa su bienestar, no quiero que ese chico le haga más daño.
—Ese chico ya se disculpó con él, y Harry está muy feliz. No deberías interferir entre ellos, por el bien de todos. —Fionn se sorprende al escuchar eso, sin embargo, no insiste, aceptando la felicidad de Harry sobre todas las cosas.
Niall espera que Fionn se retire, pero en ese momento ve a Louis acercándose y maldice internamente, cerrando la puerta de la habitación para que Harry no escuche lo que sucede afuera.
—Hola. —Saluda Louis, mirando fijamente a Fionn con desconfianza, recordando todos los roces que han tenido. El pelinegro le devuelve la mirada, frunciendo el ceño.
—Espero que esta vez hagas las cosas bien. —Le advierte, y Louis lo mira con indignación, bastante ofendido.
—No tienes que preocuparte por mis acciones, así como yo no me preocupo por las tuyas. —Fionn sonríe sin humor, sintiendo un dolor en el pecho al saber que no tiene ninguna posibilidad de llegar a enamorar al rizado cuando existe Louis, la persona que es dueña de su corazón y su mente. No hay nada que él pueda hacer, sólo aceptarlo y seguir con su vida.
Fionn se aleja sin decir otra palabra, tragándose el orgullo y actuando con mucha madurez y empatía.
Niall vuelve a abrir la puerta cuando se asegura que no hay peligro, dejando que Louis entre en la habitación antes de volver a cerrar la puerta, suspirando con alivio al verse rodeado de tranquilidad.
—Tienes visita, Harry. —El nombrado deja su guitarra a un lado para observar a Louis con ojos muy abiertos. Su pulso se acelera, y siente nervios al verlo, esa extraña sensación que se presenta cuando está frente al ojiazul.
—Hola Harry. —Saluda con una gran sonrisa, ignorando la presencia de Zayn para enfocarse sólo en él—. ¿Te gustaría salir a caminar conmigo por la plaza?
El menor asiente sin pensarlo dos veces, aunque la idea de salir a caminar en medio de la noche con frío no sea su plan favorito. La verdad es que no desea rechazar ninguna oportunidad de estar con el chico, sería muy tonto si lo hace después de haber deseado durante mucho tiempo el poder estar a su lado.
—Cúbrete bien, hace mucho frío afuera. —Sugiere Niall, preocupándose por la salud del rizado.
Harry toma su abrigo verde y se lo coloca con rapidez, bajo la atenta mirada de Louis, quien lo reconoce al instante. Era su suéter, aunque le mintió a Harry aquél día en su cumpleaños, asegurando que lo había comprado en la misma tienda. Sonríe al recordarlo con cariño como si hubiese sido ayer.
Salen de las residencias en silencio, sin ser capaces de decir algo hasta que salen al aire libre.
—Solía mirar las estrellas cada noche, deseando que estuvieras conmigo para verlas juntos. —Louis rompe el silencio, y Harry sólo agacha la cabeza incapaz de mirarlo—. Soñaba con el día en que pudiésemos volver a estar juntos, era mi único pensamiento antes de dormir.
—También el mío. —Responde sin levantar la cabeza. Louis sonríe con una extraña calidez en el pecho.
—Harry. —Lo llama.
El chico levanta la mirada con rapidez, hasta hacer contacto visual con el mayor, buscando complacerlo.
—Hablé con Mel, ella lo entendió bastante bien, incluso dijo que nos apoya. —Harry suspira con alivio, asintiendo despacio.
—Te lo dije. Ella es buena persona.
—Sí, lo es. —Asiente igualmente, ante de seguir caminando sin un rumbo fijo.
Al llegar a la plaza Louis se sienta sobre el césped, y Harry lo mira con confusión, de pie a su lado.
—Ven conmigo. —Lo invita, acostándose con la espalda apoyada en el césped, mirándolo con expectativa.
—Está sucio. Vas a ensuciar tu ropa.
—Harry, olvida la ropa, olvida el lugar. Veamos las estrellas juntos como lo hacíamos de niños. Solía gustarte. —Le recuerda con esperanza. El rizado asiente con la cabeza recordando los viejos tiempos en la casa del ojiazul, sentados frente a su ventana en la noche, viendo las estrellas con sus binoculares y contándolas en voz alta.
Decide acompañarlo, acostándose a su lado con el cuerpo muy tenso debido a su incomodidad.
Louis lo mira con una sonrisa, antes de tomar su mano y entrelazar sus dedos, ganándose una mirada de Harry.
—Esto me hace feliz, ¿a tí no? —Pregunta mirando el cielo estrellado. El menor asiente, siguiendo la dirección de su mirada.
—No. —Responde con honestidad. Louis lo mira inmediatamente, sorprendido, con cierta decepción—. Estar contigo me hace feliz.
El corazón de Louis brinca en su pecho con alegría, y no puede evitar que una sonrisa se expanda en su rostro con satisfacción, sintiendo mucho amor por el chico a su lado.
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