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Capítulo 22.

La ilusión de alguna vez ser correspondido era lo único que mantenía una sonrisa en su cara durante sus peores momentos.

Mientras crecía, Louis tuvo una infancia muy dura. Sus padres discutían frente a él todo el tiempo, su padre se volvió alcohólico cuando era tan solo un niño, y su madre se hizo adicta al cigarrillo debido a la frustración que fue desarrollando dentro del matrimonio. Se mudó con su madre cuando él tenía seis años, tratando de buscar estabilidad y un cambio positivo en sus vidas, todo eso a escondidas de su padre, pero él los encontró meses después y amenazó a su madre con quitarle su custodia si no le permitía vivir con ellos, por lo que Johannah se vió obligada a aceptar. Era eso o perder a su hijo, y no estaba dispuesta a eso.

Louis fue testigo de todas sus discusiones, de los maltratos físicos, de las ofensas constantes... Todo eso le ocasionó un fuerte trauma a una corta edad, tanto que Louis nunca quería volver a casa después de la escuela. Siempre quería seguir jugando para olvidar todos los problemas dentro de su casa. Le aterraba la idea de estar solo con sus padres, sobretodo cuando su padre comenzó a gritarle sin sentido cuando cometía el mínimo error. Desde ese momento Louis desarrolló un miedo indescriptible hacia su progenitor.

Ciertamente Harry era lo único bueno en su vida para ese entonces. Sus vibras lo hacían especial, él era especial... No era parecido a nadie que Louis haya conocido antes, era único y exclusivo, brillaba a su manera, y con sus pocas palabras alegraba los días más oscuros de Louis. Llegó a pensar que Harry era mágico e irreal, porque siempre lograba sacarle una sonrisa después de tantas lágrimas. Su sola presencia era suficiente para hacerlo sentir feliz, y todavía se pregunta si Harry lo sabría. Si sabría lo importante que era para él, y lo mucho que valoraba su compañía y su amistad.

Mantenía una doble vida, dentro de su casa era una persona triste, asustada y melancólica, pero fuera de su casa era alguien completamente diferente. Eso se debía a su gran necesidad por mantener a Harry fuera de sus problemas personales. Louis no se permitía llorar frente a él, no permitía que Harry sintiera su tristeza y mucho menos que se contagiara con ella. Siempre le mostraba su mejor faceta, trataba de mantener una sonrisa en su rostro para no agobiarlo o preocuparlo, aunque sabía que Harry no podía leer sus expresiones faciales, aún así no se permitía tener una mala actitud a su alrededor porque merecía todo lo bueno de su parte, y él se lo daba.

Louis era su único amigo, y eso era una gran responsabilidad para él porque era todo lo que Harry tenía, sólo contaba con él para cualquier cosa, y con el pasar de los años seguía siendo así también en la secundaria, cuando todo en su casa empeoraba y se transformaba en un verdadero infierno...

Desarrolló un vínculo muy fuerte con él, era su refugio, y por supuesto que era mutuo. Ambos pensaban lo mismo el uno del otro, se buscaban y se llamaban cuando más lo necesitaban, y en el caso de Louis era todo el tiempo. Era él quien necesitaba más de Harry. Siempre lo necesitó más.

Cuando se separaron entendió que Harry no dependía de él, siempre fue al revés. Louis dependía de Harry.

Harry podía hacer su vida perfectamente sin él, pero a Louis le costó muchísimo seguir con su vida sin Harry, mucho más porque tuvo que ocultar sus más profundos sentimientos y renunciar a todo el amor que sentía por él. Tuvo que dejarlo ir aún cuando su corazón se agrietaba y su propia vida perdía sentido.

Sus padres arruinaron su vida, lo alejaron de la única persona que lo hacía feliz. Y Louis creció con miedo a que ellos descubrieran su secreto más íntimo.

Fue a los quince años que supo que su amor por Harry iba más allá que una simple amistad. Empezó a mirarlo con otros ojos, unos que brillaban cada vez que lo veía llegar, y sentía cómo su corazón se desbocaba cada vez que estaban juntos, al igual que las mariposas en su estómago cuando tomaba su mano para hacerlo sentir seguro. Louis comenzó a hacerlo por Harry en un inicio, pero después lo hacía por él, porque eso le causaba mucha satisfacción y paz. Siempre quería acariciar su cabello, o tocar su piel, quería abrazarlo más de la cuenta y besar sus mejillas sin ningún motivo en específico. Fue entonces que descubrió que lo amaba de forma diferente, y que estaba enamorado de su mejor amigo.

Sintió miedo al aceptar esa revelación, por lo tanto lo mantuvo oculto, hasta que cierto día se sintió demasiado abrumado con su vida, hasta el punto de querer morirse, y para olvidar todo lo malo no pudo aguantarse y tuvo que besarlo para buscar sosiego, arruinando así todo lo bonito de su vida...

Louis llora dentro de su habitación al recordar su pasado, maldiciendo ese momento, deseando que nunca lo hubiera hecho, deseando que todo se fuese mantenido igual. Sólo tal vez nada de esto estuviera pasando y él no tendría que mantenerse lejos del amor de su vida y fingir que todo está bien con él.

Aceptar que Harry siente lo mismo por él es muy difícil porque Louis ya había logrado entender que la homosexualidad no es algo bueno. Sus padres se lo habían hecho entender de mil maneras, ellos y todas las noticias referente a las injusticias cometidas contra la comunidad homosexual, y la misma sociedad con sus duros argumentos basados en la religión.

Jamás habría esperado que sucediera de verdad, era mucho mejor imaginar que alguna vez sería correspondido, pero ahora la realidad lo está golpeando con mucha fuerza y no sabe cómo actuar o qué hacer para mantenerlo a salvo de tantas injusticias.

—Perdón. Perdón.

Se lamenta con lágrimas rodando por sus mejillas, llorando como hace tanto tiempo no lo hacía, sintiendo toda la culpa sobre sus hombros.

¿Es su culpa que Harry sea gay? Él piensa que sí, porque él lo besó y lo dejó con la incógnita. Y después de eso se lo puede imaginar metido en internet día tras día con una terrible intriga, tratando de averiguar sus propios sentimientos hasta llegar a esa conclusión sin recibir ningún tipo de asesoramiento.

Debió ser muy difícil para él. Lo fue para ambos, ya que Louis tampoco tuvo a alguien para guiarlo en esa situación, no sabía en lo que se estaba metiendo. Sólo el miedo fue testigo de sus actos.

Ahora que ya es adulto ese miedo lo sigue persiguiendo como una sombra maligna, pero ahora es diferente, ahora tiene miedo de arruinar su futuro y todos los planes que ha trazado... Miedo de ser excluido y repudiado, miedo de ser juzgado. Todo el miedo que lo acompañó durante su infancia ahora se ha desarrollado y es mucho más difícil de afrontar cuando toda su vida está construida a base de eso. El miedo lo llevó a formar todas sus barreras, lo llevó a vivir la vida que está forjando, y no se puede imaginar una vida diferente.

×××


Niall entra en el dormitorio con una sonrisa muy amplia y las mejillas encendidas y un poco sudoroso, encontrándose con la suave melodía de la guitarra en las manos de Harry.

—Hey, ¿cómo estás? —Pregunta acercándose a él. Harry no lo mira, pero deja de tocar al momento de escucharlo.

—Bien. Estoy escribiendo una canción. ¿Te importaría no hablar? —Niall abre los ojos con sorpresa, porque definitivamente Harry nunca escribe canciones propias, lo cual es muy extraño de ver.

—Claro... Pero nunca escribes canciones, ¿Puedo saber por qué ahora quieres hacerlo? —Harry alza la mirada y frunce el ceño porque no desea tener una conversación en estos momentos.

—Es ley de vida, Niall. Las personas cambian y se reinventan. Me lo han dicho desde que era un niño, deberías saberlo tú también. —Está obstinado, pero Niall ya está acostumbrado a esa fría actitud.

—Entiendo... ¿Me dejas escuchar? —Sonríe ampliamente para manipular un poco, pero Harry sacude la cabeza.

—No. Prefiero que te vayas.

—Pero acabo de llegar.

—Te puedes volver a ir, seguro tienes cosas que hacer. —Niall se cruza de brazos como un niño pequeño, haciendo puchero.

—No, corrí toda la plaza varias veces. Estoy sudando como cerdo.

—Los cerdos no sudan, Niall.

—Ugh, es sólo una expresión. No hablaré, me quedaré en silencio para no molestarte. —Brinca sobre su propia cama, y Harry lo observa con irritación, viendo lo desordenada que está su parte de la habitación.

—Lo dudo. —Vuelve a tomar su pluma para seguir escribiendo en su libreta, suspirando profundo al no encontrar inspiración para continuar. Desearía estar en la tranquilidad de su casa, pero sabe que eso no será posible en cuanto no termine la universidad.

Tres minutos después, Niall comienza a hacer ruidos extraños con su lengua y sus dientes, Harry comienza a irritarse verdaderamente porque el rubio nunca puede quedarse quieto por más de un minuto. Sabe que se debe a su condición de hiperactividad y déficit de atención, pero no tiene el nivel de tolerancia necesario para aguantarlo.

—Ya, me voy yo. —Toma su guitarra y sale del dormitorio cerrando la puerta de un portazo.

Gruñe entredientes mientras sale de las residencias estudiantiles para buscar un lugar tranquilo y despojado para seguir tocando y tratar de terminar la canción que empezó a escribir, pero casi todas las áreas verdes están ocupadas, así que decide caminar más lejos hasta ese lugar donde Louis lo llevó para hablar.

Encuentra el banco desocupado, así que decide que ese será un buen lugar para tocar en paz, sin nadie a su alrededor.

Mel lo había visto salir de la residencia con la guitarra en las manos. Fer está a su lado hablando sin parar, y ella realmente no le presta atención a lo que dice.

—Uhmm, si me disculpas tengo algo que hacer ahora. —Dice con tranquilidad, esperando no sonar grosera. Fer deja de hablar y la mira con confusión antes de asentir con la cabeza.

—Muy bien, nos vemos mañana. Terminaré la tarea de ciencias. —Mueve su cabello rubio cuando se da la vuelta para comenzar a caminar a la residencia, y Mel le sonríe con cariño, agradeciendo que no lo tomó mal.

Camina con rapidez siguiendo la dirección que tomó el rizado, hasta que finalmente lo ve sentado en un banco tocando algo en su guitarra. Sonríe al verlo tan concentrado, y no duda en acercarse para escuchar mejor.

—Que lindo tocas. —Harry alza la mirada en cuanto escucha su voz, pero inmediatamente baja la cabeza con timidez.

—Gracias.

—¿Te molesta si te acompaño? —El rizado sacude la cabeza, incapaz de negarse a su compañía.

Harry se siente atraído por ella, no puede negarlo. Intenta saber cómo Louis se enamoró de ella, pero honestamente es fácil de saber, ella es perfecta, y hasta ahora Harry no ha podido encontrarle ningún defecto.

Mel se sienta a su lado, y Harry se rueda un poco para darle más espacio.

—Me gustó mucho tu presentación en el concierto de bienvenida. —Comenta con tranquilidad, entonces Harry la mira, notando cómo el viendo mueve su cabello de manera espectacular, haciéndola lucir hermosa bajo la luz del sol.

—Gracias. —No sabe qué más decir. Desea saber muchas cosas sobre ella, pero no sabe por dónde empezar—. ¿Qué edad tienes?

—Tengo dieciocho. —Responde con una sonrisa amable. Harry asiente despacio, tomando una larga respiración para calmar sus nervios y poder continuar la conversación como una persona normal.

—Tengo diecisiete. —Dice alzando un poco la voz, repitiendo la misma respuesta para sonar como ella.

—Eres muy joven, seguro debes ser muy inteligente.

—Lo soy. —Responde con mucha seguridad, haciendo reír a la chica.

—Claro que lo eres. —Harry sonríe, y Mel por primera vez lo ve sonreír, mostrando sus lindos y encantadores hoyuelos.

Ambos se quedan en silencio por un momento, hasta que Harry se atreve a hablar.

—¿Por qué no estás con Louis?

—Ha estado muy ocupado últimamente, no quiere salir de su habitación y yo no puedo visitarlo porque no está permitido. Tampoco quiero agobiarlo, ¿sabes? Louis necesita su espacio y yo no tengo problemas con eso, no quiero ser fastidiosa. —Ella baja la cabeza al decir la última oración, y Harry ladea la cabeza sin dejar de mirarla, tratando de leer su conducta.

—¿Te pone triste? —Pregunta con curiosidad, y ella alza la cabeza con rapidez.

—No, no estoy triste. Pero he notado que Louis ha cambiado desde que llegamos a la universidad, me gustaría pensar que no es por mi culpa. —Harry frunce el ceño al escuchar eso.

—¿Por qué sería tu culpa?

—Yo planeé todo esto, escogí esta universidad para estar juntos y afianzar nuestra relación... Pero nada ha salido como yo creí. —Sus ojos se cristalizan, pero Harry no puede ver ese brillo triste en su mirada.

—¿Él es feliz? —Pregunta con esperanza, deseando que al menos Louis haya encontrado la felicidad. Mel se encoge de hombros, y le sonríe con cariño.

—No lo sé, es lo que siempre he querido, más que nada. —Harry asiente, comprendiendo ese sentimiento—. Pero ya no estoy segura si hice lo correcto en pedirle esto, casi no tenemos tiempo juntos, y siento que no me está contando algo.

—¿No te cuenta algo? —Ella sacude la cabeza, y mira a través de sus ojos antes de hablar.

—Él solía contarme todo lo que pasaba en su vida, pero desde que llegamos aquí ya ni siquiera hablamos. Han pasado semanas y él sigue muy extraño, ahora sólo tiene tiempo para sus nuevos amigos, y siempre intenta quedar bien con ellos. Entiendo que quiera tener independencia, pero me ha dejado de lado, y no me siento bien con eso. Duele un poco.

—Dile cómo te sientes. No está bien. —Harry la aconseja, y recuerda las veces que se sentía igual cuando Louis se juntaba con otros amigos... Se sentía excluido, y no es un bonito sentimiento.

—No quiero parecer una mártir, sólo deseo que él se dé cuenta por sí mismo.

—Pero necesitas decirle, de lo contrario no sabrá cómo te sientes. —Mel suspira profundo, sonriendo con nostalgia.

—Tienes razón, creo que hablaré con él para aclarar las cosas. —Él asiente, sonriendo solo un poco, incapaz de decir algo más—. Gracias por tu consejo.

—Está bien. —Definitivamente no esperaba un abrazo de la chica, hasta que se encuentra envuelto en sus brazos.

—Eres un amor. —Harry alza ambas cejas, sin saber a qué se refiere con eso.

—Amor es un sentimiento.

—Oh, sí. Es una expresión, perdón. Me refiero a que eres una buena persona. —El menor se siente aliviado después de escuchar eso, y sonríe con tranquilidad.

—Gracias.

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Maratón 1/2

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