Ink veía a Error retorciéndose en el suelo, soltando quejidos y groserías. ¿Qué hacía Ink? Valiendo verga.

—Ay, wey. Me duele un chingo. —chilló.

—Eso te pasa por andar comiendo chile, pendeja.

—No, wey, fuera de desmadre. Me duele un verguero la panza. —dijo, tocándose la parte en donde estaba el corazón.

—Ese es el corazón. Oye, ¿no será que en vez de tener un problema digestivo, tienes un problema cerebral? Digo, porque las pendejadas que haces en un pinche día no son normales.

—No estoy para tus mamadas, Ink.

—Hablo enserio, animal, necesitas ver un psicólogo, psiquiatra, qué sé yo, adem- ¡Ah, olvídalo! Me vale madre tu vida. —La calaca negra sólo levantó el “dedo” pulgar y luego le mostró el “dedo” de enmedio. Mostrando desinterés.

Sólo quería echar la hueva un rato el azabache, luego haría lo que mejor hace: Chingar a Ink.