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Una muñeca

_Es mi hermana... - Henri repitió exhausto.

_¿Como es posible? - Lyla buscó con la vista a Antoine y este asintió, aprobando lo que decía su hijo.  Lyla se recargó contra la pared. 

_Ven... Sientate - Ella se dejó guiar por Henri hasta el sofá, aún impresionada. 

_ Es verdad lo que dice Henri... Juliette y él son hermanos. Ella es hija mia y de Helene - Confirmó Antoine. 

_Pero... Nunca me hablaste ella... - Lyla miraba confundida a su novio.

_Es que... Nunca salió el tema... Además Juliette y yo... No nos... 

_No nos llevamos muy bien... - Juliette que venía bajando las escaleras sobresaltó a todos - ¿Eso intentabas decir? - Se dirigió a Henri  con el seño fruncido - Escucha... Lyla ¿no? - La susodicha asintió - Lamento el mal entendido ¿Si? El azar nos jugó una mala pasada a todos pero no te enojes con mi hermano. Como dije antes, no tenemos mucha relación y no lo culpo si no me ha mencionado, yo también lo olvido a veces. No formamos parte de la vida del otro desde hace mucho tiempo... Bueno... Hasta hoy - Sonrió apenada. 

_Está bien... Te tomaré en cuenta - Le respondió Lyla y le devolvió la sonrisa.

_Lyla, Juliette será la nueva guitarrista de Henri... Bueno... De Jay - Le anunció Antoine. 

_¡¿Que?! - Exclamaron las dos chicas al unísono pero por motivos diferentes. 

_¿Sabe de Jay? 

_¿Es guitarrista profesional?

_Si y si - Henri le respondió a ambas. 

_Juli es una guitarrista muy talentosa, hasta hace poco era la guitarrista de la estrella en ascenso Trent - Antoine explicó con orgullo. 

_Si... Ese sujeto no llegará muy lejos... - Comentó Juliette a lo que todos en el lugar se rieron. 

_Y Lyla es mi novia, por supuesto que sabe de Jay. También Jasmine y Clement, los chicos de antes. Son mis amigos -Henri le explicó a su hermana. 

Juliette no podía reconocer menos a su hermano ¿Desde cuando se había vuelto alguien tan abierto a las personas? Para el Henri de antes, su secreto era lo mas importante, de ninguna manera permitiría que la fama lo persiguiera y le impidiera vivir una vida normal, atraer la amistad de la gente como Jay y no como Henri. Todo eso había empeorado cuando ocurrió lo de Melanie, Juliette se había enterado de eso gracias a su madre y ese día pensó que jamás volvería ver a su Henri. A su hermano mayor. Al que alguna vez había admirado y adorado. Si Lyla había sido la causa de todos estos cambios, Juliette le debía una. 

Luego de una larga charla explicativa, Henri decidió que era hora de llevar a su novia a casa. Lyla se despidió de Antonie y Juliette alegremente antes de cruzar el lumbral de la puerta.

Una vez solos, padre e hija cenaron en silencio. Había sido un día realmente agotador y ambos estaban exhaustos. 

Un rato después, la joven se encontraba en su habitación ordenando cuando alguien tocó su puerta.

_¡Adelante! - Exclamó ella mientras guardaba unas faldas en su ropero. 

_Hola... - La voz de su hermano la hizo voltearse de inmediato. 

_Oh... Hola... ¿Lyla regresó bien? - Le preguntó ella para evitar a toda costa un silencio incomodo. 

_¿Eh?... Si, llegó bien... - Henri miraba al suelo. - Quería darte las gracias por... Por lo que le dijiste a Lyla antes. 

_No hay de que... Es normal - Respondió mientras volvía a lo que estaba haciendo. No quería que su hermano la viera sonreír por algo tan básico. 

_Bueno... Hasta mañana - Henri se aproximó a la puerta.

_Henri - La joven lo llamó y él se volteó hacia ella - Te ves bien sin... ¡Ya sabes! Sin la lamida de vaca en la cabeza - Henri rió levemente antes de irse. Una vez cerró la puerta, Juliette escuchó una suave carcajada que se alejaba y ésta provocó la suya. 


A la mañana siguiente en el auto de Henri rumbo a la escuela, ninguno de los hermanos emitía sonido. No era algo incomodo, simplemente ninguno sabía que decir, ni siquiera estaban seguros de si el otro quería entablar conversación y por ende lo dejaron estar. 

Al llegar a la institución. Henri fue hacía sus amigos y Juliette lo siguió solo porque no quedaba bien que no saludara a Lyla. 

_¡Hola! - Juliette saludó a los tres. 

_Hola Juliette ¿Nerviosa por el primer día? - Lyla le sonrió bajo la mirada atónita de sus dos amigos. 

_¡Para nada! - Exclamó segura de sí - Bueno, nos vemos más tarde. Iré a dar una vuelta por el lugar. 

_¿No prefieres que te acompañemos? - Ofreció Lyla y Juliette miró a su hermano de reojo.

_No, estaré bien. Gracias - Rechazó la joven, su hermano apenas la soportaba, no creía que se fuera a tomar bien que se juntara con ellos.  Y dicho esto se alejó rumbo a explorar el lugar. 

_¿Me pueden decir que acaba de pasar? - Clement preguntó confundido - Lyla ayer la odiaba. 

_¡No! Shhh... Jajaja  - La susodicha se sonrojó al oír lo que dijo su mejor amigo ¡Que idiota era Clement! Si él supiera. 

_Les debo una disculpa, Jasmine, Clement. Por haberme ido así sin explicación alguna - Henri tomó la palabra  - Esa chica, Juliette, es mi hermana  - Les confesó. 

_¿Que? Nunca nos habías hablado de ella - Intervino Jasmine. 

_Si, lo se. No soy muy cercano a ella - Respondió el rubio. 

_¿Que hace aquí? - Preguntó Clement. 

_ Vivirá conmigo por un tiempo. Jasmine probablemente está enterada de que mi guitarrista se lesionó - La morena asintió - Juliette será su reemplazo. 

_¡Que primicia! - Exclamó Jasmine sorprendida. 

_Si. Conociendo a mi hermana, no  será un secreto que ella trabajará con Jay ni nuestro parentesco y no me molesta mientras no nos metan a Jay y a mi en la misma bolsa. 

_Está bien. Tendremos mas cuidado  - Afirmó Lyla.



El lugar no era tan pequeño como pensó ella. De hecho era bastante grande. 

Juliette caminaba por los pasillos. Se oía el ruido de una pelota chocando fuertemente sobre el piso una y otra vez. Por deducción, la chica imaginó que estaba en el área del gimnasio. 

La castaña recorrió el lugar y efectivamente supo que sus sospechas eran correctas cuando vio la puerta de los vestuarios. Miró la hora en su celular, faltaban diez minutos para que tocara el timbre de entrada así que decidió que era momento de volver. Había localizado su salón así que sabía exactamente a donde ir. 

Dobló en por el pasillo cuando se chocó con algo duro que provocó que retrocediera unos pasos sobándose la frente. 

_¿Estás bien? - Le preguntó el joven con él que había chocado, un chico castaño alto.

_Si, lo siento - Murmuró antes de esquivarlo para seguir su camino, acto que no pudo concluir ya que el chico la tomó del brazo - ¡Espera! No puedo dejar que te vayas así ¿Déjame ver si te hice daño? 

_Estoy bien... Gracias - Juliette intentó soltarse pero, una vez mas, el chico se lo impidió. 

_ Insisto... No me perdonaría haber lastimado a una chica tan atractiva... - El joven le dedicó una media sonrisa "¿Pretendía ser seductor?" pensó ella, "Ridículo". 

_¡Dije que está bien así! - Tironeó para liberar el brazo de sus garras pero no funcionó - ¡Suéltame! 

_Tranquila, guapa -El chico seguía sosteniendo esa estúpida sonrisa. 

_¡Enzo! ¡Dijo que la sueltes ¿Eres sordo?! - Otra voz masculina sonó detrás de ella y el joven la soltó.

_¡Hey! No pasa nada Alex, solo quería asegurarme de que la chica no se había hecho daño, se golpeó contra mis abdominales, no me extrañaría que le haya dejado un moretón en la frente - Fanfarroneó el tal Enzo. 

_Yo te voy a dejar un moretón a ti si no te largas - Le advirtió el joven a lo que el otro se alejó bufando y murmurando entre dientes - Oye... ¿Estás bien? - El joven ahora se dirigió a ella.

 _Si, gracias... Yo podía só... la... - Al voltearse para ver a su salvador quedó sencillamente sin aliento. Como Enzo, éste joven era castaño y alto pero por el contrario, éste era terriblemente guapo, tenía unos ojos verdes preciosos y llevaba una camiseta ajustada manga corta, remangada que dejaba ver sus musculosos brazos y enmarcaba su trabajado torso, cosa que Enzo alardeaba pero carecía. Sencillamente, el chico la había dejado deslumbrada.



Minutos antes... 

Alex se dirigía al gimnasio, debía hablar con su amigo Kevin antes de que tocara el timbre y eso ocurriría en unos diez minutos. Entró a la cancha de básquet dónde los chicos estaban jugando pero ninguno era al que estaba buscando. Se giró para ir rumbo a los vestuarios cuando un grito lo alarmó. 

_¡Suéltame! - Una voz femenina se oyó muy cerca. Alex se apresuró para ver que ocurría y la escena que se topó al girar por el pasillo lo enfadó demasiado. Era Enzo forcejeando con una chica. Alex no la podía ver bien porque estaba de espaldas pero claramente se notaba incómoda. 

_¡Enzo! ¡Dijo que la sueltes ¿Estás sordo?! - Le gritó y luego de intercambiar unas cuantas palabras y amenazas, el chico terminó por irse. 

_Oye... ¿Estás bien? - Le preguntó a la joven. 

_Si, gracias... Yo podía sola... - Alex apenas oyó la respuesta. Si le hubieran dicho que al dar vuelta por ese pasillo iba a toparse con la joven mas bonita sobre La Tierra, él jamás lo hubiera creído, ni en un millón de años. Pero ahí estaba ella, vestía una falda negra y botas del mismo color que hacían resaltar su cadera y sus largas piernas. Llevaba una blusa de manga tres cuartos no muy escotada pero ajustada que dejaba notar su para nada pequeño busto. Su cabello tenía largas ondas y en su rostro se notaba un pequeño rubor que contrastaba con sus brillantes ojos y largas pestañas. Esa mujer parecía una muñeca, "¡Y que muñeca!" se dijo a sí mismo. 

_¿Que podías sola? Si, ya lo creo - Se apresuró a decir. Por primera vez en su vida, Alex deseó que la chica no notara que se la había comido con la mirada. De lo que él no se daba cuenta era de que la joven estaba tan embobada con él cómo viceversa. 

_De todas formas... Muchas gracias - La joven le sonrió y Alex juró que por un momento su corazón se había detenido. 

_No hay de que... - Respondió como si estuviera en una especie de trance. 

_¿Puedo saber el nombre de mi "salvador"? - La castaña dijo esto último haciendo el ademán de "entre comillas", lo cual le dio particular gracia al joven.

_Soy Alex - Respondió son una sonrisa - ¿Y yo puedo saber el nombre de mi "damisela en apuros"? - Imitó el ademán que utilizó ella para decorar este último término a lo que ella rió abiertamente "¡Por favor deja de reír que sino ahora el que no te dejará ir seré yo!" pensó Alex. 

_Me llamo Juliette - "¿Como no? Debía que tener un hermoso nombre que le hiciera justicia también" se dijo él - Es un placer - Terminó por decir. 

_ El placer es mío, Juliette - Le respondió. En ese momento el timbre sonó. 

_¡Oh! ¡Me tengo que ir! - La joven avanzó rápidamente por el pasillo - Hasta pronto - Agregó mientras se alejaba. 

_Hasta pronto... -Alex no podía estar mas hipnotizado por ella. Sintió que alguien tocaba su hombro. 

_¡Hermano, al fin te encuentro! - Le dijo Kevin - Tengo la camiseta que me prestaste, ten. 

_¿Mi... que? - Preguntó Alex mientras seguía mirando en la misma dirección que la joven se había ido. 



Sentía que todo el mundo miraba su tonta sonrisa ¡Que vergüenza! Y para peor llegaría tarde al salón. Debía calmarse o todo el mundo notaría él rubor en su rostro. Pero era que ese encuentro había alterado sus sentidos. Obviamente no hablaba del estúpido de Enzo, sino de Alex. Si había algo que odiaba Juliette era el cliché pero ese encuentro había sido tan... Especial, el como había llegado en el momento idóneo a salvarla de ese feo neandertal... Bueno, tal vez si le iba un poco el cliché, pero sólo por esa ocasión ¿De acuerdo? 

La chica golpeó la puerta del salón y una mujer de rulos le abrió.

_Lo lamento... Me perdí, soy nueva - Le explicó a la profesora.

_No te preocupes cariño, pasa - La mujer se apartó.

Juliette miró hacia sus compañeros y ¡Oh no! ¡Su hermano estaba ahí! También Lyla, Clement y Jasmine y... ¡No, no, y no! ¡También Enzo! ¿Qué pesadilla era ésta? 

_Chicos, les presento a su nueva compañera, Juliette - La profesora hizo señales para que los jóvenes le dieran la bienvenida como un coro - Juliette, puedes sentarte junto a Amelie - La chica levantó el brazo sonriente indicándole quien era. La castaña se sentó de inmediato, evitando la mirada de su hermano o de Enzo. 

Este año prometía ser muy agitado. 




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