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Conflicto

_¿Listo? - Juliette lo miró divertida.

_Más que listo - Alex sonrió socarrón antes de que su novia abriera la puerta de su casa.

Había pasado una semana de la reconciliación y por ende, del nuevo estilo de vida de la castaña. Dentro de las nuevas condiciones estaba no volver a ocultarse mas y el primer paso sería hacerlo oficial con las familias. 

Era de esperarse que Caroline y Albert, los padres de Alex, quedaran encantados con que Juliette sea la novia de Alex. Sin contar el hecho de que Lyla no cabía mas del gozo. Todos concordaban en dos cosas: La primera, y dicho por Caroline, era que no podían ser una pareja mas hermosa, quitando el obvio de que estéticamente se veían genial. Y la segunda, cortesía de Lyla, era que realmente Juliette lo había hecho madurar.

Como se dice que hay que dejar lo mejor para lo último, ahora era el turno de Henri, Antoine y Helene. Habían aprovechado la visita de su madre para presentar a Alex. 

_¡Ya estamos aquí! - La castaña anunció mientras cerraba la puerta.

_¡Bienvenidos! - La rubia salió a recibirlos - Así que por fin te conozco, es un placer, soy Helene.

_Alex, un gusto - Respondió algo tímido.

_Alex, bonito nombre y también un chico muy apuesto, no podía ser para menos - Sonrió la mujer - Juliette siempre tuvo un gusto excelente. 

_¡Mamá! - Exclamó sonrojada la susodicha, a lo que su novio soltó una carcajada.

_Pasen, Antoine está en la cocina y Henri no tardará en bajar.

Al oírlos llegar al living, el hombre no dudó en salir de la cocina. 

_¡Así que por fin conozco al famoso nov... - Antoine se detuvo en seco al reconocer al chico - Pero... Pero... Pero tu... - Señaló hacía las escaleras - Lyla...

_Hola, señor - Saludó entre risas - Si, ya nos conocemos, soy el hermano mayor de Lyla.

_¿Que? - Exclamó Helene - Hija mía, tu quieres matar a tu hermano - La miró divertida.

_¿Henri sabe a lo que se enfrenta? - Preguntó Antoine.

_Creo que no tiene ni la menor idea - Respondió Alex, socarrón. 

_Alguien por favor grabe esto - Dijo Antoine buscando su cámara de vídeo -Debemos inmortalizar el momento.

Rápidamente, Lyla se asomó por las escaleras y sus ojos se iluminaron al ver a su hermano allí.

_Ya están aquí, bajemos - Le anunció la de ojos verdes a su novio.

Ambos comenzaron a descender por las escaleras. Henri buscaba con la mirada al misterioso chico. Su mirada se detuvo en Alex.

_¿Alex? ¿Qué haces aquí? - Preguntó extrañado. 

_Es un gran placer conocerte, cuñado - El castaño arrastró la última palabra.

_¡¿Qu... 

_¡Henri, el escalón! - Gritó Lyla, pero era muy tarde, el rubio ya había caído sentado en el suelo, ante las carcajadas de los presentes. 

_Sabía que lo tenía que grabar - Comentó Antoine mientras se quitaba con el dedo una lagrima del borde de un ojo.

Sin embargo la mirada de Henri era sombría. Juliette, de alguna manera se lo veía venir. Pero no daría el brazo a torcer, su hermano debía saber que no todo giraba en torno a él y ella tenía todo el derecho a hacer su vida. Si, sabía que suponía un riesgo pero ella jamás se atrevería a perjudicar a su hermano, la decisión de contar su secreto solo le pertenecía a él, mas eso no era un motivo para pasarse la vida creando una barrera entre ella y Alex. Juliette no era Henri, este último lo sabía muy bien. 

Durante la cena el rubio permaneció callado, todo lo contrario al castaño quien parecía mucho mas sosegado. Los padres de Juliette disfrutaban bastante de su compañía y de su humor, Lyla también estaba contenta de que todo se diera según lo planeado. Todos en algún momento de la velada, se volteaban a ver a Henri, destilaba una mala vibra casi palpable y Juliette estaba preparada para la batalla, una vez Alex y Lyla se fueran.

Y eso fue exactamente lo que pasó.

_¡¿Alex?! ¿En serio? - Henri le soltó ni bien se encontraron en los pasillos de las habitaciones.

_No tengo nada que decir al respecto, todo el mundo lo sospechaba menos tu, deberías regresar a tus viejos lentes... - La castaña se cruzó de brazos.

_¡No bromes conmigo, Juliette! De todos los chicos que podías haberte topado ¿Justo tenía que ser Alex? Comienzo a creer que todo esto es una broma para fastidiarme ¿A que juegan?

_¡Por Dios Henri! ¡No eres el centro del universo! - La castaña rápidamente perdía los estribos.

_Debe estar jugando contigo... Quiere fastidiarme, así es él - Comentó Henri.

_¡Es el hermano de tu novia de quien hablas imbécil! Y tal parece que lo conoces muy poco, Alex se la a jugado mucho por mi y creo en él cuando me dice que me quiere... 

_Hablas como una niña pequeña, Juliette. Desde que conozco a Alex se que es, cien porciento testosterona y un mujeriego. No puedo creer que nos expongas por un noviazgo pasajero.

_"Nos expongas"... "¡Nos expongas!", Henri, eres un maldito egoísta, desde que eres Jay siempre lo has sido ¡Maldita sea! Creía que Lyla había cambiado algo en ti pero veo que me equivoqué, sigues siendo un maldito idiota y ahora peor, antes te perjudicabas a ti mismo, cerrándote en banda a todo lo que se te cruzaba pero ahora te crees en la potestad de elegir quienes pueden formar parte de la vida de tus allegados - Ante el silencio de su hermano ella prosiguió - ¿Y si papá un día decidiera rehacer su vida con otra mujer? ¿O mamá? ¿Reaccionarias así también? ¿Eres el único que tiene derecho a malear tu secreto según te convenga? ¡Vete a la mierda! - La joven cerró la puerta y la discusión de un portazo. 

Temblando de la rabia daba vueltas alrededor de su cama. Los retazos de cierta vieja pelea volvían a su mente uno a uno, sabía que había perdido al viejo Henri hacía ya varios años, cuando todo esto comenzó. Jay era tan vital para Henri que lo cegaba y lo hacía ese ser egoísta y  cerrado, él no había cambiado, simplemente había evolucionado su forma de guardar su maldito secreto. 

Juliette sabía que este era el inicio de una guerra fría. Ocultos de sus seres queridos pelearían silentes continuas batallas donde solo el tiempo le daría la razón a uno. Y ella no estaba dispuesta a perder, no descansaría hasta acabar con esa maldita actitud que los había distanciado ya una vez, no sabía tampoco si el verdadero objetivo era tener la razón o recuperar lo que se le había arrebatado hacer ya mucho tiempo. Pero ganando, de todas formas, la recompensa sería valiosa. 

Dos días después se dio el tan ansiado concierto. La tensión entre ambos era demasiada, sin embargo, fueron muy profesionales y sus problemas personales no fueron un impedimento que evitara el éxito del concierto. 

_¡Jay! Me sorprendió no ver tu nueva canción en el repertorio - Preguntó uno de sus asistentes.

_Si... - El rubio se detuvo a ver a su hermana, quien estaba ocupada guardando su guitarra - Aún le falta, no era su momento. 

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