Capítulo 2
El sol comienza a asomar en el horizonte, iluminando lentamente el paisaje tranquilo del pueblo mientras Darnell y Bruno se preparan para enfrentar el día que se avecina. Sin embargo, la calma de la mañana se ve interrumpida por el sonido de un automóvil que se acerca lentamente por la calle desierta frente a la casa.
Darnell se levanta y se dirige hacia la ventana, tratando de ver quién está afuera. Lo que ve lo hace retroceder: unos hombres vestidos de negro están estacionados frente a su casa, observando y hablando por radio. Darnell se da cuenta de que no podían esperar más para escapar. Con el corazón latiendo con fuerza, se vuelve hacia Bruno y le apura a prepararse para salir de la casa lo antes posible.
-Es ahora o nunca -declara y Bruno asiente. Sale de la casa por la puerta trasera en donde el coche de Darnell ya había sido cargado con las cosas que necesitarían en su viaje.
-Vamos, vamos -susurra haciendo señas a Darnell para que salga.
-Ya estoy, arranca -le indica con angustia.
Bruno no pierde tiempo y enciende el coche, acelera tan fuerte que rompe la puerta que da acceso a la calle. Los hombres de negro ven todo el espectáculo y no tardan en subir al suyo y seguirlos con rapidez.
Para la sorpresa de Bruno, el auto de los hombres los iguala en velocidad y no le queda más remedio que meterse en algunos callejones tratando de perderlos, pero todo se vuelve inútil cuando sacan sus armas y comienzan a disparar a las llantas.
Las balas no tardan en alcanzarlos, llegando incluso a rozar el hombro de Darnell.
-¡Joder! -se queja por el dolor, lo que desconcentra a Bruno haciendo que se estampe contra una valla. Las bolsas de aire se abren protegiendo a ambos del choque, pero no de los cobradores.
...
Darnell abre los ojos después de varias horas desmayado. Analiza su alrededor en busca de su amigo, pero solo encuentra la oscuridad de una bodega abandonada y la presencia de varios vehículos estacionados.
Un movimiento repentino lo alerta, y antes de que pueda reaccionar, una mano le sella la boca con cinta adhesiva, sofocando cualquier intento de protesta. Una bolsa cubre su cabeza, sumergiéndolo en un oscuro y asfixiante vacío.
-Tranquilo, amigo -dice uno de los hombres con una voz áspera- Pronto estaremos en camino.
El tiempo parece detenerse mientras Darnell lucha contra las ataduras de sus extremidades, cada intento de liberarse solo revelaba su impotencia.
-Este ya ha despertado -habla el mismo, con lo que parece ser uno de sus compañeros.
-¿Lo ataste bien? -pregunta el otro y su compañero asiente con la cabeza- Ya podemos irnos entonces, la jefa los espera -anuncia.
-Estuve sorprendido cuando Ayden dijo que la jefa quería verlos en persona -aunque Darnell tuviera el rostro cubierto aun podía escuchar lo que los dos hombres conversaban, ya que se encontraba en la parte trasera del vehículo.
-A mí también me sorprendió, pero las ordenes son absolutas. No podemos objetar, ¿lo entiendes? Me encargaron instruirte, pero si das problemas no dudaré en deshacerme de ti.
Ambos hombres continuaron hablando todo el camino, lo que se sentía como horas para Darnell habían sido solo un par de minutos. Rato después el vehículo para, el corazón de Darnell latiendo con intensidad. Escuchaba como descargaban cosas de los otros vehículos, hasta que llegaron al suyo.
-Sal -la orden lo saca de su ensimismamiento, obligándolo a enfrentar la realidad.
-Mmm, mmm -sus intentos de comunicación son ahogados por la risa burlona de todos los presentes.
-No hagas intentos inútiles -alguien susurra en su oído. Darnell gira la cabeza en busca del dueño de la voz, pero es como dijo, es inútil tratar de luchar estando en la boca del lobo.
-Aquí esta, Ayden -escucha y de repente siente un empujón que lo envía directamente al suelo- Primero trajimos a este, al parecer planeaba ayudar a Bruno Colbert a escapar.
-Podrá ser de utilidad para aliviar la ira de la jefa. Buen trabajo chicos -una voz conocida se sumaba al pánico que estaba sintiendo Darnell.
-Muévete, la jefa te espera -Darnell soportaba cada frio empujón que sus captores le daban, con la esperanza de que aquella persona aun lo recordara.
-Hemos llegado -indica la voz conocida- Pueden dejarlo arrodillado en el suelo. La jefa vendrá pronto de su cacería.
Los minutos pasan lentamente mientras espera con ansiedad, cuando de repente, el sonido de unos tacones se asoma y una oleada de recuerdos lo invaden sin pesar.
Darnell levanta la cabeza, los músculos tensos y los sentidos alerta, mientras el sonido se vuelve cada vez más intenso.
-Así que tú eres la rata que se atrevió a ayudar a un ladronzuelo. Lamentablemente para ti, te entrometiste en mis asuntos, justo donde no debías de hacerlo. Tiendo a dar oportunidades, pero hoy estoy de muy mal humor, así que puedes irte despidiendo de tu vida -informa y con rapidez se deshace de la bolsa en su cabeza, dejando al descubierto el rostro afligido y asustado de Darnell, pero lo que sorprende a todos es la mirada en el rostro de su jefa.
-Darnell... ¿eres tú? -pregunta con voz temblorosa.
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