Planes para mañana
El sol se colaba por las cortinas cerradas, el olor a comida llenaba el ambiente entrando por la puerta de la habitación abierta, la suave melodía que salía de la radio era lo único que se escuchaba mientras Izuku dormía plácidamente en la cama, su celo había pasado hace unos dos días y por fin podía regresar a trabajar, Katsuki lo había hecho el día anterior.
Sus celos se estaban acoplando. El médico les había dicho que lo más probable era que el próximo les llegara al mismo tiempo, y ellos estaban seguros de que sería así, porque ese trimestre Bakugo tuvo su celo al comienzo de la semana y pocos días después, cuando el rubio apenas mostraba señales de estarlo terminado, Izuku entró en celo. Había sido la semana más cansada y placentera de sus vidas, aunque suene sorprendente, no la quería repetir, pues habían terminado hechos polvo.
—Buenos días mi amor, levanta ese trasero de la cama —canturreó Bakugo en el oído del peliverde. Izuku solo se volteó al lado contrario con toda la intención de seguir durmiendo, pero el rubio cenizo no se lo permitió.
Subiéndose en la cama Katsuki se puso sobre el pecoso para empezar a llenarlo de besos y caricias, uno que otro gemido salió de los labios del peliverde, sus cuerpos aún estaban un poco sensibles, así que no les era difícil el excitarse, pero justamente eso era lo que quería evitar Izuku, después de todo necesitaba descansar del sexo, por muy loco que sonase.
—Amor por favor no sigas, ya me levanto. —Una mano en su entrepierna lo hizo sobresaltar y las caricias repartidas allí le sacaron varios gemidos que quiso contener, pero falló miserablemente.
—Sabes, hace tiempo que no lo hacemos sin necesidad de estar en celo —comentó Katsuki dejando atrás su intención de despertarlo, remplazándola por un gran deseo de poseerlo.
—Mañana, incluso te dejaré usar juguetes si quieres, pero deja descansar a mis pobres máquinas de hacer bebes —prometió Deku.
Kacchan no pudo evitar el reírse al oír aquella frase que hace un tiempo los dos escucharon en una película y que Midoriya de inmediato adoptó. Para el rubio era algo tierno el ver como su pareja intentaba evitar a toda costa el llamar por sus nombres a sus aparatos reproductores, cosa que a él mismo se le estaba pegando.
"¿Qué de malo había con llamar las cosas como son?", se preguntaba internamente el rubio, pero realmente no le molestaba el pudor del peliverde, después de todo era parte de él.
—Qué te parece si mañana al salir del trabajo nos arreglamos un poco, vamos a un restaurante a cenar y yo reservo un cuarto en un hotel bonito. —Izuku sonrió al escuchar los planes de su pareja.
—Me parece perfecto Kacchan —contestó Izuku. Así los dos empezaron a hacer planes para el día siguiente, con una sonrisa en sus labios y felicidad en sus ojos.
Poco más de un año y medio llevaban juntos, el año más caótico de sus vidas, pero no por eso fue malo, por el contrario se sentían extrañamente satisfechos.
Eran todos unos "rebeldes" eso les decía Kirishima cada vez que los veía alistarse para una conferencia o una marcha. El Wonder duo se había puesto realmente en la tarea de cambiar la sociedad y abrir los ojos de todo.
Por extraño que parezca, considerando el hecho de que había muchas personas que los rechazaban, no habían podido bajarlos de aquellos primeros puestos en el ránking de héroes, después de todo ellos eran grandes héroes que hacían su trabajo con dedicación y valentía, nadie podía negar aquella realidad. Debido a ellos los niveles de criminalidad en Japón habían bajado hasta casi los mismos porcentajes que tenían en la época de All Might. ¿Qué villano no temblaba al ver al Wonder duo llegar?
Aunque claro que había momentos donde todo se complicaba demasiado, en los que creían que la situación iba más allá de su fuerza e inteligencia, en aquellas ocasiones ellos se sentían desfallecer. Según el criterio de ambos el peor enemigo de un héroe era lo inesperado, lo incalculable, lo que estaba más allá del poder del ser humano, los desastres naturales.
Un terremoto había acontecido aquella tarde, Izuku todavía no sabía la magnitud que tuvo este pues apenas habían pasado unos cuantos minutos desde que ocurrió y en los cuales las comunicaciones se cortaron. Todo en ese momento era un caos, por suerte el lugar en el que él patrullaba ese día no había sufrido demasiados daños, por otro lado no podía decirse lo mismo del centro de la ciudad y sus zonas circundantes.
Cuando las comunicaciones regresaron se les había pedido a todos los héroes disponibles que fueran a ayudar en el desastre que el terremoto causo en aquellas zonas e Izuku sin dudarlo iba a ir a cumplir su deber, pero algo más surgió, lo que lo llevó a un momento de total angustia.
Los pulmones de Midoriya ardían a cada bocanada de aire que tomaba, no sabía cuánto tiempo había transcurrido solo que tuvo que cruzar de una punta a otra de la ciudad en tiempo récord, al parecer no solo el centro de esta estuvo en problemas.
Al llegar a su destino le faltaba el aire, le dolían los músculos y sudaba a mares, era un completo desastre y todos los presentes lo notaron de inmediato.
—Héroe Deku, ¿qué hace usted aquí?
—¿Kacchan?
—¿Quién?
—¿Dónde está Dynamight?
—Sigue dentro en el segundo piso, aún no lo hemos podido sacar.
No escuchó más, ya tenía la información necesaria para él, no necesitaba que le dijeran más de la situación, solo la ubicación de su amado.
De un salto llegó al segundo piso entrando por una ventana abierta, el humo lo hizo toser de inmediato, el calor de las llamas se sentía horrible, pero eso no le importó solo quería recuperar a su amado Kacchan, sacarlo de allí y ponerlo a salvo lo más rápido posible.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que se le informó lo sucedido hasta que él llegó? Serian más o menos unos veinte minutos, así que no entendía el motivo por el cual no habían salvado a su novio. ¿Acaso no sabían la ubicación del héroe cenizo? Eso no tenía fundamentos, pues se la acababan de informar.
—¡Kacchan! —gritó Izuku en un intento de ser escuchado por el rubio cenizo, aunque ni siquiera estuviera seguro de que este se encontrara consiente.
Siguió recorriendo el lugar mientras lo llamaba a los gritos, completamente aterrado por las múltiples posibilidades que nacían en su mente, pero que debía ignorar, no podía dejar que la negatividad nublara su juicio y le impidiera rescatar a alguien tan importante para él. Debía mantener la calma y usar su raciocinio para encontrar de forma rápida a su novio, así que permitiéndose un momento para calmar sus miedos empezó a pensar en las posibilidades y a hacerse las preguntas correctas. ¿Qué fue lo que hizo Kacchan? Esa era la clave de todo.
Bakugo era un héroe profesional, entrenado para responder a ese tipo de situaciones de forma correcta. Una opción probable fuera que buscara las escaleras para salir por allí, así que caminó fuera del apartamento donde estaba y recorrió el pasillo, pero allí no había nadie, más aún, las escaleras estaban obstruidas por escombros.
Se acercó para estar seguro de que su pareja no estuviera allí, fue un gran alivio el descubrir que este no había quedado atrapado debajo de aquellos escombros. Con eso descartado pensó en otra opción, recordó lo que vio del edificio al llegar, era obvio que Bakugo buscaría una salida alternativa al ver su paso cortado, así que una buena opción sería las ventanas.
El fuego se concentraba más a su espalda, por el apartamento por el cual tontamente Deku había entrado, la puerta a su lado estaba cerrada, una perilla era de metal, tocar tal cosa en un incendio sería peligroso, Bakugo no fue por allí. Justo un apartamento atrás la puerta estaba abierta, una opción aceptable en aquella emergencia, así que se aproximó asomándose por esta y vio que dentro las llamas comenzaban a hacerse presentes.
—¡Kacchan! —llamó nuevamente tan alto como su garganta irritada por el humo le permitió. Un estruendo dentro del apartamento lo hizo adentrarse en el lugar con rapidez, sabía que era tonto, pero aún tenía los nervios de punta.
Caminó por el corto pasillo pasando a la sala que no se podía ver desde la entrada, entonces le vio allí tirado en el suelo con una herida en el brazo y una de sus piernas torcida en un ángulo antinatural, así se encontraba Katsuki. El miedo inundó al pecoso, pero este no lo detuvo de actuar, sin dudarlo corrió hacia su amado para darle respuesta a la pregunta que más fuerza hacia en su cabeza. ¿Kacchan estaba vivo?
El alma le volvió al cuerpo cuando se agachó y escuchó su corazón palpitar. Una vez supo que el rubio seguía con vida corrió a una de las ventanas y la abrió antes de regresar con su novio para alzarlo, pero de inmediato tuvo que soltarle al sentir sus granadas extremadamente calientes. Era de esperarse que algo así sucediera, pues estuvo veinte minutos en medio de un incendio, era un milagro que un desastre peor no hubiera sucedido.
Sin pensarlo mucho e importándole poco el quemarse, le quitó los dos accesorios, cargo a Katsuki activando el One For All y corrió rumbo a la ventana saliendo por ella para caer apenas bien en plena calle.
—¡Paramédicos! —gritó con desespero el pecoso, entonces una fuerte explosión se escuchó a sus espaldas sumiendo todo en aún más caos.
Hola, sé que prometí más romance, pero esto fue lo que ocurrió. ¿Les molesta?
Pensé tanto para narrar este capítulo, ya que no sabía como abordar esto, pues aquí comienza la última parte de esta historia, quedan dos o tres capítulos, tenía otras cosas planeadas para este capítulo, pero me di cuenta de que ya las había incluido en capítulos anteriores, así que no importaban.
Gracias por llegar a este punto y espero que les gustara el capítulo, gracias por sus votos y comentarios.
Nos leemos en el próximo capítulo o en otra de mis historias. Los quiero.
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