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Instintos omega

Vivir con Kacchan fue inesperadamente reconfortante, él era completamente diferente, no aquello no era cierto, Kacchan era el mismo de siempre, pero se sentía diferente.

Prontamente Izuku se sintió en una encrucijada. ¿Qué le estaba sucediendo? Casi había pasado dos meses desde que vivía junto a su amigo de la infancia y empezó a notar cambios en ambos, específicamente en sus instintos.

Aunque eso no era lo único que empezó a notar, pero Izuku intentaba a toda costa ignorar aquello. ¿Cómo era posible si ambos eran omegas? Mentiría si dijera que él nunca había sentido algo así antes, pues claro que lo sintió, aun así lo ignoró o más bien lo ocultó.

La educación de Izuku era muy tradicional, chapada a la antigua. Su madre lo llenó de amor y cuidados y le inculcó todo lo que debía saber alguien de su casta, así como sus padres hicieron con ella.

A la mujer casi le dio un infarto cuando el pecoso entró a la academia de héroes, pues según ella ese no era un trabajo para omegas, aun así logró convencerla. Quizás esa fue la única vez que Midoriya no siguió los lineamientos puestos por la sociedad para aquellos como él, bueno eso fue así hasta que dejó a su alfa.

—¿Dos omegas pueden estar juntos? —dijo en voz alta el peliverde al mismo tiempo que escribía la pregunta en su celular.

Se sentía estúpido buscando eso y no entendía por qué lo hacía, después de todo él no sentía nada por... A él le gustan los alfas cómo debe ser. Aun así, ahí se encontraba Midoriya entrando a la primera de las páginas que le arrojó la búsqueda y empezó a leer con avidez cada palabra de cada página prestando especial atención a aquellas que fueran de fuentes científicas.

Al terminar se sintió extraño, lo que había surgido de aquella búsqueda no era lo que esperaba. Una opresión incómoda apareció en su pecho mientras su omega interno rugía furioso a cada negación que la mente de Izuku lanzaba. Tirándose boca arriba sobre su cama, le fue inevitable mirar la cama gemela a su lado.

Katsuki había arreglado todo para que estuviera cómodo, compró una cama y un colchón, le hizo espacio en el clóset, le consiguió empleo y hasta lo mantuvo el primer mes dándole cualquier cosa que se le antojase, y fue justamente aquello lo que desembocó en aquel predicamento. ¿Acaso su herido omega interior sucumbió a su deseo de protección? Katsuki le había extendido la mano y se aseguró de su bienestar desde que lo encontró aquella noche tirado al lado de su puerta.

Bakugo se había deslizado en el papel del alfa con una velocidad asombrosa, había hecho todo lo correcto, desde calmar su llanto hasta cumplir cada uno de sus caprichos. ¿Es por eso que empezó a sentirse así? No podía ser cierto, los dos eran omegas, no podían darse nada entre ellos ni siquiera un hijo, con algo así solo se ganarían el rechazo de la sociedad y en su línea de trabajo aquello era fatal.

"...A aquella imposibilidad tan arduamente afirmada por la cultura de muchos países se le opuso la ciencia a mediados del siglo pasado cuando un omega hombre dejó en embarazo a su alfa mujer. Aquel evento sin precedentes fue considerado una aberración y se le sugirió a la mujer el practicar un aborto, pero la pareja siguió adelante con el embarazo y de la unión nació un bebe con perfecto estado de salud.

En consecuencia, a este suceso, la idea tan ampliamente repartida por la sociedad de que un omega varón no puede dejar en embarazo a alguien, es tan errónea como la idea de que una mujer alfa no puede quedar embarazada".

Izuku no sabía por qué aquel pequeño fragmento de uno de los artículos que recientemente leyó se le quedó grabado en la mente. ¿Realmente la naturaleza había imposibilitado las relaciones a las personas de una misma casta y género? ¿Por qué algo así siquiera le importa? Sabía el motivo, pero nunca lo admitiría, al menos eso quería creer.

Había corrido al apartamento al salir del trabajo, todo el día estuvo inquieto, pero no iba a dejar sus responsabilidades de lado, ese era el día libre de Izuku y por suerte el idiota no acostumbraba a salir, solo ese conocimiento le hizo calmar un poco. Sus instintos le estaban matando, su omega interno le gritaba desesperado que fuera junto a su pareja, porque si, en la mente de Bakugo el pecoso ya era su pareja.

Katsuki llevaba mucho tiempo en aquel barco de la homosexualidad, y como era costumbre en él, se empapó de todo lo referente al tema, es por ello que sabía que Izuku, al menos su parte omega, ya lo había aceptado como pareja, los cambios en los dos eran notables.

A diferencia de los alfas que se emparejaban, en donde uno empezaba a crear características sumisas, en las parejas de omegas ambos desarrollaban rasgos más demandantes, posesivos y protectores. Esto se debía a que los omegas necesitan aquellos elementos en la personalidad de su pareja para sentirse protegidos.

Era por eso mismo que al enterarse de lo que estaba haciendo Todoroki su omega interno se desesperó queriendo estar junto a Deku para mantenerle protegido. Tenía que estar al lado de su pareja pronto.

Abrió la puerta del apartamento con estrépito.

—¡Deku! —gritó mientras se quitaba tan rápido como pudo los zapatos lo que provocó que cayera al suelo haciendo un fuerte sonido.

—¡Kacchan! —Izuku salió corriendo de la habitación, se tiró de rodillas al suelo junto a
Bakugo y empezó a revisarlo con desespero en búsqueda de hasta la más mínima lección, solo hasta que vio que no había ningún daño en el rubio se tranquilizó.

—Deku, Todoroki está en la ciudad, está buscándote. —El rostro de Izuku perdió todo el color, su cuerpo empezó a temblar y de su boca salía pequeños chillidos buscando la protección de su pareja.

En esos dos meses su mente había hecho maravillas con posibles escenarios de lo que hubiera sucedido si aquel día se hubiera quedado y eso provocó que en el pecoso creciera un terror inmenso hacia Shoto.

Quizás la idea más aterradora de todas era que lo hubiera marcado a la fuerza, quitándole toda posibilidad de escapar, un omega marcado dependía totalmente de los deseos de su alfa, y aunque había leyes que protegían a los omegas casi siempre la ley estaba a favor de los alfas.

Midoriya habría estado perdido en una situación así, incluso si hubiera escapado solo habría terminado en la cárcel cumpliendo una condena de cinco años por abandono.

—¿Quién te lo dijo? —preguntó con voz chillona y temblorosa. Aunque era irracional sentirse así, quizás Shoto solo estuviera de paso y hubiera preguntado por él solo por curiosidad, no tenía necesariamente que estarlo buscando para llevarlo de vuelta.

—Fue el pelo de mierda, me contó que ayer por la noche fue a su casa preguntando por ti. El bastardo mitad—mitad le dijo que tú habías desaparecido y que estaba muy preocupado por su omega. —Katsuki pronunció las últimas palabras con asco, pues aquella idea de Izuku perteneciéndole al bastardo de Todoroki se le hacía horrenda —. Kirishima le dijo que no sabía de ti. Él no sabe qué paso, pero presiente que no fue algo bueno, por eso me advirtió a mí.

—Entiendo, entonces me iré pronto. —En su mente Izuku comenzó a idear planes de escape y a pensar en lugares a donde ir. ¿Quizás a aquella isla a la que fueron cuando estaban en Yuei? Se encontraba fuera del mapa y había una pequeña agencia allí.

—No dije que debías irte idiota. No te dejaré solo mientras un alfa imbécil cree que puede hacer contigo lo que quiera, entre los omegas debemos cuidarnos. —Bakugo ya había ideado un plan, y tenía todo listo. Esa misma mañana cuando Kirishima le contó sobre Shoto lo planificó con detenimiento y ya lo había puesto en marcha —. Hay que empacar todo, después podemos contratar a un equipo de mudanzas, pero nosotros nos vamos hoy mismo, reserve una habitación de hotel.

—¿Qué estás diciendo? No podemos abandonarlo todo así, no podemos dejar nuestro trabajo tirado. —Katsuki le dio un suave golpe en la cabeza a Izuku al escucharlo lanzar tonterías.

—No seas tonto, no abandonaremos la ciudad, solo cambiaremos de residencia, así el bastardo no nos encontrará tan fácil. Además, espero que no te moleste, le conté a nuestra jefe toda tu historia, ella dijo que si el bastardo llega a ir a la agencia a preguntar por ti no le dará información, dijo que te apoyara en lo que pueda. —No tuvo tiempo de reaccionar, pues Izuku ya estaba sobre él llorando desconsoladamente, con un pequeño suspiro correspondió mientras le acariciaba sus verdosos cabellos —. No te abandonaré Deku, puedes contar conmigo.

Hola todos, un capítulo nuevo para ustedes. Espero que sea de su agrado todo lo que estoy escribiendo, no sé si esperaban una historia así cuando publique el primer capítulo, pero este fue el camino al que mi mente me llevo y realmente espero que les guste.

Si encuentran algún error por favor háganmelo saber, se los agradecería un montón. ¿Y qué tal el nuevo banner?

No siendo más, gracias por llegar hasta esta parte, nos leemos en el próximo capítulo o en otra de mis historias los quiero.

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