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Alfa

Había pasado toda la preparatoria siendo el novio de Todoroki, había creído que era lo correcto, después de todo él era un alfa e Izuku un omega, era lo que se esperaba, así se estructuraba la sociedad.

Al graduarse con honores de la academia, entró sin dificultad alguna a una buena agencia de héroes lejos de su ciudad natal, poco después de eso se mudó junto a Todoroki, quien también había conseguido trabajo en la misma ciudad, a un apartamento pequeño pero hogareño y bien ubicado. Disfrutaba sus días de héroe, le iba bien haciendo lo que amaba y Shoto le trataba con cariño, era algo posesivo y mandón, pero eso poco le importaba a Izuku, él siempre había sido así, después de todo así son los alfas.

Todo iba bien para el omega de cabello verde, ojos del mismo color y mejillas pecosas, no podía quejarse de nada en su vida, era casi perfecta, una historia sacada de una espectacular novela. Por dos años vivo una vida de ensueño hasta el día del accidente.

Estaba haciendo su trabajo como todos los días, patrullando por su sector designado, todo era tranquilo hasta que el ataque de un villano provocó que un edificio se derrumbara, él había corrido a ayudar en el rescate de los civiles atrapados bajo los escombros cuando un gran pedazo de pared le cayó encima apresándole la mitad inferior del cuerpo.

Estuvo en el hospital casi un mes y le hicieron varias operaciones, casi pierde su fertilidad, lo que fue un gran golpe para él pues quería en algún momento en el futuro poder tener un hijo, pero para su suerte su recuperación fue satisfactoria y casi no le quedo ninguna secuela de aquel accidente.

Después de que el tiempo de incapacidad se terminó Izuku se sentía ansioso por continuar su trabajo, pero grande fue su sorpresa cuando su jefe le preguntó sobre qué hacia allí el día que regresó a la oficina. El hombre dueño de aquella agencia de héroes le informó que su alfa ya había dado la orden de que él no podía seguir trabajando, incluso se había llevado su traje de héroe que se encontraba en el establecimiento.

Después de salir de la agencia sin saber muy bien el cómo proceder, se pasó toda la tarde vagando por las calles confundido y enojado. ¿Cómo había podido hacerle eso sí Todoroki sabía bien que ese era su sueño desde pequeño? Si el alfa conocía toda su historia y el esfuerzo sobre humano que tuvo que realizar para ser un héroe a pesar de ser un omega, ¿por qué había mandado a la basura todos esos años de esfuerzo? Realmente no lo entendía, así no era Shoto o al menos eso quería creer.

Al llegar a casa esa noche y encontrarse con Shoto le reclamó. ¿Cómo no reclamarle? Le gritó y le insultó, dejando salir toda la rabia y frustración que había sentido desde esa mañana. El bicolor ni siquiera había tenido el valor de decirle lo que hizo, dejo que fuera a hacer el ridículo en la agencia y aguantara toda esa humillación.

—Casi pierdes tu fertilidad, casi no puedes darme cachorros, no permitiré que sigas con esta locura, yo soy el alfa y tú el omega, deberías estar en casa no afuera poniéndote en peligro —dijo Todoroki con voz calmada cuando Izuku terminó de reclamarle.

—Si eso es lo que crees entonces no tengo nada que hacer contigo, doy gracias a los cielos por no dejar que me marcaras antes de descubrir cómo eres realmente —atacó el peliverde lleno de frustración e ira, se terminó, esa relación se había terminado, él no necesitaba en su vida a alguien que se opusiera a sus sueños.

Quiso irse de inmediato del apartamento, pero era tarde y en aquella ciudad no había nadie que conociera, Todoroki no le había dejado entablar una amistad con nadie debido a su posesividad, así que debería esperar hasta la mañana, aun así se negó rotundamente a dormir con el alfa, prefirió quedarse en el incómodo sofá.

Al día siguiente Izuku descubrió al despertar algo aterrador, todas las ventanas estaban clavadas con puntillas cerrándolas, la puerta de la casa tampoco abría, el cable del teléfono e internet se encontraban cortados, su celular no aparecía y lo más aterrador no podía usar su kosei.

Una nota en la puerta de la habitación decía: "Tú eres mi Omega y no te permitiré hacer lo que te dé la gana".

Izuku enfureció con eso, rápidamente el temor se volvió ira. Fue a la habitación sacando su vieja mochila amarilla y una gran maleta, guardo toda su ropa y tomó todo el dinero que tenía ahorrado, no se quedaría allí a esperar a que Shoto regresara y le hiciera quien sabe qué. Aun sin su Kosei, Izuku no era débil y al parecer, para suerte del pecoso, al alfa se le olvidó ese detalle.

Fue a la puerta y empezó a golpearla con fuerza para abrirla, la pateó primero y luego solo estrelló su cuerpo contra ella repetidas veces hasta lograr romper las bisagras y hacerla caer, casi cayendo él junto a esta.

—¿Estás bien? —preguntó su vecina.

—Estoy bien —contestó Izuku antes de tomar sus maletas e irse sin mirar atrás.

Tres horas después se bajaba de un taxi reteniendo las lágrimas y viendo fijamente el edificio de apartamentos frente a él. Caminó lleno de nervios, subió al ascensor y bajo en el piso indicado, tocó la puerta de un apartamento, pero nadie le abrió, era algo obvio apenas e iba a ser el medio día.

Se sentó al lado de la puerta y entonces Izuku se permitió llorar.

En algún punto del día se quedó dormido tirado en el suelo abrazando su vieja mochila, cuando despertó era de noche y unos pasos se dirigían hacia él.

—Deku, ¿qué haces aquí? —preguntó el recién llegado quien veía sorprendido al hombre sentado en el suelo con una gran maleta y una mochila repleta.

—Kacchan lo siento no sabía dónde ir, a mi madre no le gustará lo que hice y no sé si los demás me creerán —contestó Izuku intentando contener las lágrimas.

—¿A qué te refieres? —Kacchan estaba confundido.

—Shoto dijo en la agencia en la que trabajaba que yo no podía seguir laborando, lo descubrí ayer cuando fui a trabajar después de que se terminará la incapacidad por el accidente. Luego cuando le reclamé dijo toda esa mierda de ser mi alfa y que no quería que su omega hiciera locuras y que casi no le puedo dar cachorros, tonterías por ese estilo. —El pecoso sorbió por la nariz y se limpió las lágrimas con la manga de su camisa —. Yo le terminé, pero no me podía ir del apartamento porque era tarde, así que dormir en la sala y por la mañana cuando desperté toda la casa estaba cerrada, mi celular no estaba, corto la línea telefónica y de internet, incluso se las arregló para que no pudiera usar mi kosei, así que escape.

Terminó de hablar esperando el regaño de su amigo de la infancia por haber dejado a su alfa, cerró los ojos con fuerza y bajo la cabeza mientras apretaba la mochila.

—Hiciste bien, si ya comenzó a portarse así no sabes que más podría hacerte el bastardo —dijo Kacchan mientras abría la puerta de su apartamento —. Entra Deku mañana iremos a la agencia donde trabajo a ver si te contratan.

Es el segundo capítulo, señoras y señores, decidí que haría la historia en in medias res o quizás en in extremis, más  menos.

Espero les gustara este segundo capítulo, y gracias por leer, no olviden comentar si ven algún error en la historia por favor.

Nos leemos en el siguiente capítulo o en otra de mis historias. Los quiero.

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