A LA CAZA DEL TESORO

Se cuenta que hace muchos años existió una chica bastante hermosa, conocida como Acum. Se trataba de una princesa cuyo padre era el soberano del poblado Misión San José. Su hija pronto cumpliría los dieciocho años y había llegado el momento de desposarla.

El rey hizo correr la voz y aparecieron candidatos desde los puntos y poblados más remotos de Guinea Ecuatorial.
Acum dijo que no aceptaría al primero que le trajera su padre, simplemente organizó un juego. Una búsqueda. Lo que harían los candidatos sería ir una cueva custodiada por una bruja y recoger el tesoro que protegía. Ganaba aquel que le presentaba el mejor regalo.
El primer candidato se llamaba Ndong, al igual que los demás, este disponía de una semana para la travesía. El viaje de ida le consumió 5 días.
En el momento en que llegó a la cueva se dio cuenta de que esta no estaba custodiada por ninguna bruja. Tardó un día más en escoger el regalo perfecto para su amada. Tuvo que elegir entre un caballo que cagaba dinero, una mesa que mediante un golpe hacía aparecer cualquier tipo de comida existente y un palo que te protegía de cualquier amenaza.
Ndong eligió el caballo. Se subió a él y partió durante la noche. A medio camino se encontró con una cabaña en medio del bosque, de la que pronto salió una anciana que le hizo un gesto para que este se acercase.

- ¿Vum be wa ke nmie alu wi? (¿a dónde vas tan tarde?)

Ndong le explicó toda la historia y la razón por la que tenía que volver a toda pastilla. Solo le quedaba un día para regresar al poblado o sería descalificado. La anciana le dijo que no se preocupase, que pasara la noche en aquella cabaña y prosiguiera al día siguiente muy temprano, así llegaría exactamente al séptimo día. Concluyó diciendo en fang:
- Alu da suara a buiñ biyem, otaá chin ndjen
(La noche oculta a muchos monstruos)

Ndong la hizo caso y se metió en la cabaña junto con el caballo. La anciana comenzó a preparar sopa de modica y descorchó varios taros de vino. Mientras cocinaba vertió hierbas alucinógenas en la sopa. Le sirvió la comida a Ndong y se puso a mirar cómo este comía, él se percató y la preguntó por qué  no comía, la anciana respondió diciendo:

- Maá cum bo mbea ayacle, me se dji ta wa be man
(No quisiera ser maleducada, no puedo comer hasta que no hayas terminado)

Ndong pensó que sería por hospitalidad o alguna antigua costumbre.
Después de comer se bebió cinco copas de vino y se quedó irremediablemente dormido.
Una vez este se quedó dormido, la anciana lo decapitó de un machetazo, lo troceó hasta tal punto que ya cabía en una olla y añadió todas las especias. Lo dejó cocer un rato, y se lo comió todo, quedándose así en posesión del caballo.
Ndong nunca volvió al poblado, en vista a eso se envió al segundo candidato, de nombre Edjang.

Este nuevo candidato hizo el mismo recorrido que Ndong, se asombró bastante al llegar a la cueva y no encontrarse con ninguna bruja custodiando los tesoros. Edjang eligió la mesa encantada e iba con un día de ventaja así que a la anciana no le costó nada convencerlo.
Repitió el mismo proceso que con Ndong y después de matarlo se quedó con la mesa encantada.

Pasaron los días y en el poblado asumieron que Edjang ya no volvería.
El último candidato fue Mba.
Recorrió el trayecto en cuatro días, al llegar a la cueva tan solo se encontró con un tesoro “el palo”, no es lo que esperaba pero se lo llevó igualmente.
A la hora de regresar le detuvo, al igual que a los demás, la anciana. Dio la casualidad de que todos volvían siempre al anochecer. Mba accedió a la petición y a la muestra de hospitalidad de la anciana.
Se metió en la cabaña y se dio cuenta de algo. Al explorar la casa con la mirada vio la parte trasera de un caballo asomada en la cocina, agudizó aún más la vista y tras el caballo vio una mesa bastante singular que le hizo acordarse de una igualita a aquella, y que siempre aparecía en las fábulas que le contaba su abuela de pequeño. Eran los tesoros de los demás candidatos.

La anciana le ofreció la comida al igual que los demás. Mba se la comió toda habiéndose dado cuenta de que había plantas alucinógenas en ella.
Antes de quedarse dormido, Mba activó su palo guardián y lo colocó al lado de sí.
En el momento en que la bruja intentó decapitarlo como a los otros, el palo comenzó a moverse solo y le dio una paliza a la anciana hasta acabar con su vida.
Al día siguiente, Mba recogió los tres tesoros, regresó al poblado y se los ofreció a la que pronto se convirtió en su esposa, Acum.