Prólogo
Resultó ser que Aarón Beckett jamás vino a mí, sino que yo fui a él. Me enamoré de Aarón Beckett perdidamente. ¿El problema? No me recuerda.
Hace un tiempo intenté suicidarme, pero ahora sigo más viva que nunca, porque Aarón Beckett me dio un motivo por el cual seguir viviendo: Recordarle su motivo para seguir viviendo.
Lo rechacé y ahora me toca ser rechazada.
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