Capítulo Diez
—¡No puedo creer que vas a casarte a los dieciocho! —Chilló Vicky mientras me peinaba.
Llevaba al menos treinta minutos sentada frente a mí escritorio y tenía mucho sueño, no había logrado conciliar el sueño por los nervios que sentía al pensar en la locura que iba a cometer. A penas le conté a Vicky en breves minutos estuvo en mi puerta y se había quedado a dormir en mi casa. Eran las siete de la mañana y Aarón había conseguido una hora para las nueve, todo esto iba en serio y era demasiado real para no sentir los nervios que estaba sintiendo.
—¿Puedes dejar de gritar una vez en la vida? —Preguntó Roxanne tirada mi cama, se veía irritada.
—¡Envidiosa! —Gritó vicky mirándola mal. —¿No te cansas de envidiar a tu prima? Ya déjalo.
Ignoré su pelea y solté un quejido cuando vicky tiró mi cabello, estaba harta de los tirones que estaba sintiendo pero entendía que era un día que lo ameritaba, después de todo, iba a casarme.
—¡Cállate, teñida! —Respondió Roxanne ofendida. La vi ponerse de pie y quedar a la altura de mi amiga.
Sentí un último tirón de cabello y finalmente Vicky se alejó indicando que mi peinado estaba listo. Me miré al espejo que estaba frente a mí medianamente satisfecha. Desvié mi mirada hasta Vicky quien se acercó amenazante hasta Roxanne. Ay no, esto iba a salir mal.
—¡No me hagas callar, agrandada! —Soltó Vicky elevando la voz y cruzándose de brazos.
—¡Solterona!
—¡Irresponsable!
—¡Hueca!
—¡Al menos no estoy embarazada!
Un silencio inundó la habitación y la pelea se cortó abruptamente. Vicky se veía algo arrepentida y Roxanne tenía los ojos llorosos. Me toqué la cabeza, frustrada y agotada. No entendía por qué nunca habían logrado tener una buena relación, debe ser porque Roxanne decía ser anti-fresas y consideraba a Vicky ser una de ellas.
—Me casaré en unas horas y lo único que hacen es ponerme más nerviosa. —Exclamé molesta hacia ambas.
—Lo siento. —Soltó Roxanne arrepentida.
Intenté ocultar mi sorpresa ante su actitud mansa. Roxanne había perdido carácter, ella no solía ser así. Roxanne vivía a su antojo aunque eso significara ir en contra de todos. Solía andar de fiesta en fiesta y no perdía el tiempo con chicos. Ahora se veía tan frágil y sentía mucha lástima de verla así. Embarazada, confundida y sola. Ya no era la misma. Vicky se dio vuelta y me extendió un vestido que sacó de mi closet.
—Debes usar este, es hermoso.
Era un vestido que iba a usar para mi gala de graduación a la cual no fui. Nunca usé el vestido y lo arrumbé en mi closet pensando que se pudriría ahí, me daba igual.
—Es un vestido. —Afirmé mirando la prenda. —Yo no uso vestidos.
—¿Te das cuenta de que te vas a casar? —Preguntó incrédula.
—No puedo ponerme un vestido. —Me excusé dirigiéndome a mi closet. —No sería yo.
Vicky se encogió de hombros y asintió rendida. Aarón me quería sin importar mi vestimenta, no necesitaba fingir ser la princesa que no era.
Una vez que las tres estuvimos listas me miré al espejo por última vez antes de salir. Me puse una camiseta blanca, jeans rasgados, botas de militar y finalmente una chaqueta de cuero negra. Me sentía cómoda y bien conmigo misma. La chaqueta de cuero negra me hacía sentir que era yo. Estaba muy segura de lo que iba a hacer y con quien lo iba a hacer.
Mi pelo caía lacio a mis lados. A mi amiga se le ocurrió cambiar el peinado a última hora porque según ella las trenzas no combinaban con mi outfit. Sufrí tanto por nada, pero daba igual. Me puse gafas oscuras y un sombrero negro bajo la mirada indignada de Vicky. Finalmente me colgué la mochila al hombro, lista para ir al registro civil.
Bajamos la escalera intentando no hacer ruido. La casa estaba sumida en un silencio sepulcral, todos estaban dormidos y con suerte nadie nos vería salir tan temprano.
—¿A dónde crees que vas?
Cerré los ojos en una mueca y me detuve en seco. Le di una mirada rápida a Vicky que estaba al lado mío y ella me devolvió una mirada para nada tranquilizadora. Me volteé rendida y pillada.
—Mamá, iremos a dar una vuelta. —Mentí.
Mi madre no se veía molesta, al contrario. Se veía confundida y se notaba que no creería en nuestra palabra.
—Iremos a trotar, tía. —Se excusó Roxanne. Casi le doy un golpe por lo estúpido que fue su comentario.
—¿A trotar en tacones? —Preguntó mamá incrédula mientras miraba atentamente los gucci de Vicky. En ese momento quise golpearme contra la pared.
—La verdad es que iremos a la casa de Nath, nos invitó a pasar un día con él antes de irse a la universidad. —Comenté apenada.
Abrí los ojos lo suficiente para que el aire les entre y comiencen a llenarse de agua, la miré intentando parecer dolida, triste. Su semblante cambió por un momento y creí que lo conseguiría.
—No irás. —Soltó mi madre finalmente.
—¡¿Qué?! —Pregunté elevando la voz cuando comenzó a subir las escaleras, ignorandome. —Mamá, es Nath.
—Dije que no. —Insistió subiendo los escalones.
—¡Por favor! —Supliqué elevando un poco la voz y detuvo el paso. —Es importante para mí.
—Mañana es tu primer día de universidad. —Se defendió. —Debes preparar tus cosas y concentrarte en eso.
—¿Al menos podemos ir por una hora? —Preguntó Vicky con cara de cachorrito. —Solo eso será suficiente.
—Por favor, tía. —Agregó Roxanne.
Sentí mis ojos cristalizados. Se suponía el día más feliz para mí y ni siquiera había podido salir de la casa. ¿Qué pensaría Aarón cuando no me vea llegar? Pensará que no lo quiero y que lo dejé plantado en el altar. No podía dejar de sentir dolor al imaginar la situación. No me podía estar sucediendo a mí.
—Esta bien. —Habló mi madre, rendida ante las súplicas. —En una hora te quiero aquí, Alexandra.
—¡Sí! —Exclamó Vicky dando saltitos a mi lado.
Sonreí aliviada y prácticamente corrimos al auto de Vicky. Por un momento había aceptado que mi madre no nos dejaría salir. No había que ser muy observadora para darse cuenta de que mi madre no había creído nada de lo que dijimos, mi madre no tenía un pelo de tonta. Avanzamos un par de casas y Vicky tocó el claxon ante la casa de Nath.
—Solo porque te quiero me levanto el último día de vacaciones a las ocho de la mañana. —Gruñó una vez que se subió al auto.
—¿Traes tu carnet? —Pregunté hacia atrás emocionada y más sonriente de lo normal.
Nath mostró la pequeña tarjeta entre sus manos y luego la guardó en su...
—¿Qué mierda, Nath? —Pregunté mirando su atuendo ofendida. —Es mi casamiento, no mi funeral imbécil.
—Pero si es un traje formal. —Se defendió haciendo una seña con sus manos. —Me puse de acuerdo con María Paz.
El auto frenó de golpe y maldije en voz baja.
—María Paz, ¡¿la ex novia de tu futuro esposo?! —Preguntó Vicky alterada.
—La misma. —Soltó Nath, tranquilo.
Lo miré en una sonrisa forzada, deseaba que se callase de una vez. Por supuesto que yo tampoco estaba del todo de acuerdo que María Paz sea testigo en mi casamiento, pero no conocíamos a nadie más en quien pudiéramos confiar de que no abriría la bocota.
—¿y el otro testigo quién es? —Preguntó Roxanne.
—Es un amigo de Aarón. —Comenté restándole importancia. —Un tal Jason.
Nadie dijo nada y en breves minutos estábamos en el estacionamiento del registro civil. Cuando me bajé del auto no pude evitar pasar en alto una moto negra bastante lujosa. Pasé mis manos por la pintura nueva, siendo consciente de que el dueño sería mi esposo en minutos.
Nath, Vicky, Roxanne y yo cruzamos la entrada del registro civil bajo la mirada de unos cuántos. Él más ridículo sin duda era Nath con ese horrible traje de funeral, pero sí hablamos de quien estaría fuera de lugar con su vestimenta esa sería yo.
—Disculpe, tengo una cita con el licenciado Taylor. —Le informé a la secretaria del mesón.
—Es la última puerta del pasillo que está a su derecha. —Respondió educada.
Agradecí y nos dirigimos a la puerta que nos había indicado. Hice callar a Roxanne quien hablaba con Nath y golpeé suavemente. Un señor de pelo blanco nos abrió.
—Pasen, por favor. —Dijo amablemente mientras sostenía la puerta. —Solo faltan ustedes.
Miré a Nath quien estaba a mi lado, más nerviosa que nunca. Él me apretó el hombro levemente, dándome aliento. Las personas que serían testigos de esto eran pocas, pero eran personas en las cuales yo confiaba plenamente. El hecho de que estuvieran aquí significaba mucho, el sentimiento afectivo era mutuo.
—Gracias, licenciado. —Respondió Vicky por mí al ver que yo estaba estática.
Miré su vestido rojo flamear y entré a la oficina detrás de ella. Ahí fue cuando busqué su mirada y nuestros ojos impactaron, así como habían impactado tantas veces. No podía dejar de sentirme nerviosa cada vez que lo sentía cerca. Nos habíamos mirado tantas veces pero esta vez era distinta, era especial. Desde ahora íbamos a mirarnos y saber que nos pertenecíamos de la forma más hermosa que dos personas se pueden pertenecer.
—Bien, que pase por aquí el Sr. Aarón Beckett y la señorita... —El licenciado se interrumpió y miró el documento. —Alexandra Johnson, por favor.
Di una mirada rápida a María Paz y me sonrió amigable. Al lado de ella estaba Nath y ambos estaban tomados de la mano. Al otro lado había un chico rubio que no dejaba de mirar a Vicky, por poco y se le caía la baba.
Una vez estuve al lado de Aarón el me sonrió y me tomó de la mano. La acercó a sus labios y la besó delicadamente, sin despegar su mirada de la mía. Llevaba puesta su chaqueta de cuero y abajo una camisa blanca con los botones desabrochados en el cuello. Traía jeans negros ajustados y zapatos formales. Se veía tan bien que quería besarlo y besarlo, pero la ceremonia aún no había empezado y sería raro. Sin haberlo buscado nuestros atuendos combinaban y agradecí no dejarme llevar por un vestido.
—Te ves hermosa. —Susurró en mi oído. —Seré afortunado de tenerte como mi esposa.
Sentí la temperatura subir y miré rápidamente al abogado frente a nosotros, por suerte se veía muy concentrado escribiendo en los papeles sobre la mesa. Fue ahí cuando asimilé la magnitud de la situación. Estaba a punto de casarme con Aarón Beckett y no tenía ganas de salir corriendo. Aarón me gustaba, pero no solo eso. Yo estaba enamorada de él, no solo lo quería, yo lo amaba. Amaba a Aarón Beckett con todas mis fuerzas.
—Necesito que pase por aquí la señorita Victoria Jones y el señor Jason Miller. —Habló el abogado y con Aarón nos separamos de golpe.
Vicky se posicionó a mi lado y Jason la siguió embobado. No era Prejuiciosa, pero Jason parecía de esos chicos que solo quieren acostarse con las mujeres para después botarlas a la basura. A diferencia de él, mi amiga era muy sentimental.
—Por este lado necesito al señor Nathaniel Brown y a la señorita María Paz Anderson. —Finalizó apuntando con su mano un espacio al lado de Aarón.
Una vez que estuvimos todos en fila, el abogado comenzó a hablar sobre la importante decision que estábamos tomando y a leer artículos en los cuales no estaba interesada. Pensar que tendría que estar toda la vida condenada a leer artículos y memorizarlos no me hacia ninguna ilusión. Miré a Roxanne hacia atrás y me sorprendí cuando la vi tomando fotografías con una cámara profesional. No tenía ni la menor idea de donde había salido, pero estaba bien que pudiera retratar el momento.
—Necesito que firmen aquí. —Dijo el abogado y volví mi vista al frente.
Aarón se había reclinado sobre la mesa y su trabajada mano movía el lápiz con agilidad contra el papel. Al verlo así confirmé que no podía estar más enamorada de él. Fue mi turno y firmé rápido. Quería ser su esposa de una vez por todas.
Miré a Aarón fijamente mientras los testigos firmaban y sentí mis ojos aguarse. No quería llorar, pero no podía evitar sentirme totalmente feliz y plena. Aarón era todo lo que yo necesitaba, con él a mi lado todo era más llevadero. Para mí el casamiento era un acto de total entrega, era la demostración de un amor puro y sincero.
—Aarón Beckett, ¿Acepta usted a Alexandra Johnson como su esposa, para apoyarla en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, en la felicidad y en la adversidad?
Aarón me miró fijamente. Sus ojos estaban brillosos y sus labios se curvaron en una sonrisa. Sentí como entrelazó nuestras manos por debajo de la mesa.
—Sí, acepto.
—Alexandra Johnson, ¿Acepta usted a Aarón Beckett como su esposo, para apoyarlo en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, en la felicidad y en la adversidad?
—Sí, acepto. —Respondí mirando fijamente sus ojos verdes.
—Por el poder que me confiere la ley, los declaro marido y mujer. —Soltó el licenciado Taylor. —Felicidades.
Escuché aplausos eufóricos en la habitación. Miré a Aarón y antes de poder decir algo, estampó sus labios contra los míos. Le respondí gustosa, ansiosa, deseosa de sentir sus suaves labios desde que crucé la puerta de la oficina. Oficialmente estábamos casados ante la ley, Aarón Beckett era mi esposo y nadie podría decir lo contrario.
—Supongo que te vienes conmigo, Alexandra Beckett. —Dijo contra mis labios una vez que estuvimos fuera del registro civil.
—Me encantaría estar todo el día contigo, pero mi madre solo me dejó salir por una hora. —Le expliqué con pesar. —Si no vuelvo me castigará.
La mirada de Aarón se volvió brillosa y la mía igual. Lo besé suavemente, no queriendo apartarme de él jamás.
—Mañana es mi primer día de instituto. —Comentó algo desmotivado. —Las vacaciones se acabaron y sabes lo que eso significa.
—Lo sé, lo sé. No podremos vernos mucho. —Completé totalmente desanimada. —Oye pero...
—Tenemos que irnos Lex. —Me interrumpió Victoria.
Miré a Aarón triste, una lágrima rodó por mi mejilla y sentía mucha impotencia de no poder pasar el día con mi esposo. Sin embargo estas eran las consecuencias de nuestra locura recién cometida, aún éramos adolescentes viviendo con adultos y debíamos obedecer sus estúpidas normas.
—No te preocupes amor, ya podremos estar juntos sin impedimentos. —Me consoló secando mis lágrimas
Asentí y le di un último abrazo antes de alejarme de él. Llevaba la tarjeta de matrimonio en su mano y desde ahora era uno de nuestros mayores tesoros. Subí al auto callada, Nath se había ido con María Paz y Roxanne resultó ser vecina de Jason así que la acercó a su casa.
Le hice una seña a Aarón por el vidrio y él me guiñó el ojo antes de ponerse el casco y arrancar.
—No estés mal, Alexandra. —Me aconsejó Vicky una vez me dejó en la puerta de mi casa. —Este debe ser el día más feliz de tu vida. Imagina cuántos quieren casarse y no pueden hacerlo.
Asentí encontrandole razón mientras me bajaba del auto. De todas formas no creí que me afectaría tanto no poder pasar el día al lado de Aarón, ni siquiera ayer para su cumpleaños estuvimos todo el día juntos y no lo había extrañado tanto como sentía que lo extrañaba ahora.
—Gracias Vicky, gracias por todo. —Solté asomada en la ventana.
—Por tí, todo amiga. —Finalizó en una sonrisa y puso en marcha el auto.
La vi desaparecer y entré a la casa demasiado decaída. Era increíble lo que extrañar a alguien podía causar, era terrible, era una agonía que no podías quitar con nada. Me senté al lado de la ventana esperando ver la moto aparcarse en la casa de en frente pero las horas pasaban y no había rastros de Aarón.
—Alexandra, dice mamá que le ayudes a preparar la cena. —Soltó Justin a mi lado y luego se marchó.
Le ayudé a mamá en la cena sin cruzar una sola palabra con ella. Estaba muy molesta y ambas lo sabíamos. Cuando terminé de cenar subí a lo habitación y me puse el pijama.
"¿Dónde estás?"
Presioné enviar y los dos ticks no aparecieron, aumentando mi angustia. No había señas de que Aarón estuviera en su casa. Evité la sensación de molestia que estaba sintiendo y me acosté, sin tener sueño y sin lograr conciliarlo. Un par de horas más tarde, las suficientes para que todos en la casa estuvieran durmiendo me levanté. Tomé el teléfono impaciente y justo antes de llamar, una llamada entró.
—¿Dónde estás? —Pregunté molesta.
—Acércate a la ventana y descúbrelo.
Aarón cortó el teléfono y me acerqué a la ventana rápidamente. Miré hacia abajo y lo vi parado bajo mi ventana. Tenía una rosa azul entre sus manos y la elevó al aire en dirección a mí.
—¿Estás loco? —Pregunté intentando no elevar la voz. —Son las una de la madrugada.
—Estoy loco de amor por tí. —Respondió serio. —¿Pensaste que me iba a rendir tan fácil?
—¿Qué quieres decir? —Pregunté con el corazón acelerado.
—Quiero decir que te vistas y que aceptes venir conmigo.
—¿A dónde?
—A nuestra luna de miel, amor.
🌷🌷🌷
Me costó demasiado escribir este capítulo, lo borré como tres veces pero quedé conforme jeje.
Pregunta. ¿Les gustaría que este libro tenga 15 o 20 capítulos?
Quiero agradecer a todos por sus comentarios, me encantan y me hacen reír muchísimo. Gracias, los amo como Alexandra ama a Aarón.
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