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La madre de Yoongi se dirigía a la cafetería en la que había planeado encontrarse con Jieun. Iba con la idea de cambiar la perspectiva de su amiga sobre la relación de Yoongi y Hoseok; quería que viera que ellos realmente se querían y que no tenía nada malo. Solo esperaba que lo comprendiera lo más pronto posible, no quería seguir viendo a su hijo sufrir.
Al llegar, se encontró con la pelinegra sentada en una de las mesas del local, bebiendo una taza de café.
—Oh, ya estás aquí —dijo Jieun al verla, levantándose para saludarla con un beso en la mejilla y luego volver a su lugar.
—Disculpa por hacerte esperar, me entretuve un poco en el trabajo.
—Tranquila, yo llegué hace unos minutos. ¿De qué querías hablar conmigo? —preguntó directamente, queriendo saber lo que tenía en mente su amiga.
—Bueno, quiero hablar sobre nuestros hijos, Jieun —el ceño de la pelinegra se frunció levemente; estaba sospechando el rumbo que tomaría esa conversación—. Sé que hace un tiempo hablaste con Yoongi y... le prohibiste enamorarse de Hoseok. Pero quiero que te abras conmigo y me expliques el por qué, ¿crees que mi hijo no es bueno para Hoseok? Y si es así, ¿alguna vez has pensado en cómo se siente él al respecto?
Jieun suspiró con molestia, no quería tocar ese tema nuevamente.
—Yo sé lo que es mejor para mi hijo, Minah. Y no creo que una relación amorosa con un chico sea algo bueno para él, y tú comprendes mis razones. Solo le pedí a Yoongi que se distanciara un poco para que las cosas no pasaran a mayores —respondió, sin dar muchas explicaciones, con un tono neutro.
—Jieun, sabes que los tiempos han cambiado. Las cosas no son como cuando estábamos en la secundaria. Nadie le hará daño a Hoseok porque Yoongi siempre estará ahí para él, es más, te puedo jurar que mi hijo se toma muy en serio esta situación —acercó su mano a la contraria para tomarla entre las suyas, buscando su comprensión—. Ellos se aman más de lo que imaginamos, amiga, solo los lastimarás si te niegas a aceptarlo.
—Ellos no saben lo que es el amor —la interrumpió, recuperando su mano—. Solo están confundiendo la amistad que tienen con algo más, y no puedo dejar que mi hijo sufra todo lo que mi hermano sufrió. Sé que es solo una etapa que pronto superarán, pero necesito que me ayudes a quitarles esa idea de la cabeza.
—¡Jieun, basta! —elevó un poco la voz para poder callarla; sus palabras la comenzaban a molestar—. Estoy consciente de que sufriste mucho por lo de tu hermano y lo comprendo perfectamente, pero son Hoseok y Yoongi, nuestros hijos. Ellos se conocen desde que nacieron y siempre han estado juntos, apoyándose y protegiéndose el uno la otro, es normal que después de ese día comenzaran a desarrollarse sentimientos entre ellos. Y yo los apoyo mientras sean felices.
La pelinegra no quería decir nada más; no pretendía discutir con ella porque en el fondo, sabía que tenía algo de razón. Sacó el dinero de su café y lo dejó sobre la mesa, para luego levantarse.
—Jieun...
—Nunca nos vamos a entender en este tema, Minah, así que mejor dejémoslo aquí —dijo con total seriedad, colocándose a su lado, sin mirarla—. No me arriesgaré a perder a alguien más, lo siento.
—Jieun, espera... —se terminó de alejar, sin escucharla.
Ella sabía que las cosas no eran iguales a la de su etapa escolar, y que tal vez, solo tal vez, podrían salir bien para ellos. Pero tenía miedo; temía que la historia se repitiera y que ella no pudiese detenerlo.
Un nuevo día comenzó, y con él, nuevas dudas en la cabeza de Hoseok. Ese beso y las palabras de su hyung no salían de su mente; ahora comprendía que lo que tenía era miedo de perderlo, y por eso se alejaba. Sin embargo, no sabía quién lo había amenazado o advertido de que si se acercaba a él, no lo volvería a ver; aunque guiándose por el sentido de estas, tenía claro que solo había una persona que podría haberlas dicho.
Bajó las escaleras después de prepararse para la escuela, encontrándose con su madre en la sala, quien arreglaba un poco su cabello frente al espejo, lista para salir.
—Buenos días, mamá —saludó, acercándose a ella por detrás para abrazarla cortamente.
—Buenos días, cielo —saludó también, acariciando la mano que rodeaba su cintura, para después darse la vuelta—. Desayuna antes de irte, ¿está bien? Yo debo ir a recoger a tú hermano al aeropuerto.
Le informó, antes de dejarle un corto beso en la frente, alejándose poco después para alcanzar su bolso que descansaba sobre la mesa.
—Ma, antes de que te vayas, ¿podemos hablar? —preguntó con cuidado, volviendo a acercarse.
—Hablemos cuando vuelva, cariño. Tengo mucha prisa.
—¡Mamá, por favor, escúchame! —la llamó, elevando su voz, obteniendo que esta lo mirara con algo de asombro—. Necesito hablar contigo de algo importante.
Le pidió, haciendo que la mujer se intrigara por la repentina necesidad de su hijo de una conversación seria. Así que, con confusión, tomó asiento en una de las sillas de la mesa.
—Está bien. Te escucho —dijo, y los nervios de Hoseok comenzaron a aparecer, pero igual tomó asiento frente a ella.
No quería acusar a su madre de algo y que al final resultara ser que no tenía nada que ver con eso; en parte sería un alivio, ya que él nunca habló abiertamente de su sexualidad con nadie, ni siquiera con ella. Pero sabía que su forma de ser y actuar, al igual que lo delicado que su cuerpo se mostraba a veces, lo delataban.
Así que tomó una gran bocanada de aire y comenzó a hablar, despacio.
—Ma, sé que lo que diré posiblemente ya lo sepas, pero creo que es hora de que te lo confirme —miles de escenarios cruzaron por la mente de Jieun al escuchar esa pequeña introducción, los cuales provocaron que su ceño se frunciera levemente—. Realmente, desde pequeño, podía sentir que las cosas eran diferentes para mí. Mientras los niños le regalaban rosas a las niñas, yo le regalaba todas las mañanas margaritas del jardín a Yoongi.... Mientras los chicos iban al cine y le compraban regalos a las chicas, yo veía películas y hacía dulces en casa de Yoongi.... Mientras todos mis amigos tenían novias en la secundaria.... yo seguía dándole besos inocentes únicamente a Yoongi.
Pequeñas lágrimas cristalinas amenazaban con salir de los ojos de la mujer; escuchar los recuerdos de su hijo que giraban en torno a Yoongi, de alguna manera, le dolían. Las manos de Hoseok comenzaron a sudarle al notar la reacción silenciosa de su madre, quería detenerse y huir lo más lejos que sus piernas le permitieran; no podría aguantar ver una expresión de decepción en el rostro de su madre. Pero tenía que continuar si quería que ella lo comprendiera.
—Lo que quiero decir es... que me gustan los chicos, mamá.... Me gusta Yoongi —susurró en un hilo de voz, obteniendo un denso silencio al finalizar.
—¿Por qué...? —murmuró, con la voz quebrada y la mirada perdida—. ¿Por qué tienes que ser tú, mi niño?
Las lágrimas no aguantaron más y tuvieron que salir; ella en el fondo lo sabía, lo presentía, se daba cuenta de eso con solo verlos juntos, pero escucharlo de su propia boca, era algo totalmente diferente. En ese instante, Hoseok también tuvo ganas de llorar.
—Lo siento mucho, mamá —se acercó hasta donde estaba, arrodillándose frente a ella al tomar su mano con suavidad, sollozando en cuanto sus mejillas se comenzaba a humedecer por pequeñas gotas saladas; decir cómo realmente se sentía era liberador, pero pensar en que su madre podría rechazarlo era aterrador—. De verdad no quería decepcionarte ni mucho menos hacerte llorar.... pero no podía ocultar lo que siento ni lo que soy.... ¿Sería mucho pedir que me aceptes?
Le preguntó, en tanto ella cerraba los ojos con fuerza y mordía su labio inferior para contenerse.
—Yo... te amo demasiado, Hoseok —musitó, sujetando sus manos con fuerza—. Tú y tú hermano son... las personas más importantes de mi vida... Por eso no quiero perderlos —soltó, evitando como podía que el nudo en su garganta le evitara hablar con claridad, a pesar de que su llanto persistía.
—Lo sé. Y para nosotros también eres lo más importante, mamá. Eso nunca va a cambiar —ella negó con la cabeza lentamente, volviendo a sumergirse en la oscuridad al cerrar los ojos por segundos.
—Tú no me comprendes. Yo... no quiero arruinar tu felicidad, cielo..... Pero no puedo aceptarlo. No quiero que sufras por lo cruel que son las personas; no puedo perderte también por su culpa.
—Ma, no me vas a perder, ¿por qué tienes tanto miedo?
—¡Porque mi hermano se suicidó por culpa de ellos! —gritó, dejando que todo saliera en esas palabras cargadas de sufrimiento, revelando al fin su verdadera razón para oponerse a la preferencia de su hijo, provocando que este se desconcertara por completo—. Él era cómo tú, tan joven y feliz, tan ingenuo; siempre pensó que todos a su alrededor eran buenos. Hasta que se enamoró de un chico que no compartía sus mismos pensamientos. ¿Sabes lo que le hizo? Lo drogó, lo humilló, y luego lo dejó frente a un bar después de golpearlo. Un hombre desconocido fue quien lo encontró y lo llevó al hospital, pero mi hermano no quiso hacer una denuncia ni tampoco decir quién le había hecho eso; solo me lo confesó a mi, pero mi padre igual lo hizo... Él me prometió que se recuperaría y empezaría de nuevo, sin importar que en esos momentos un vídeo vergonzoso de él en el bar donde lo dejaron, rondara por todas las plataformas existentes en aquel momento.... Pero terminó quitándose la vida por las constantes amenazas que recibía de parte de aquel chico.
Escuchar esa historia que no sabía que existía sobre su difunto tío, lo hizo entender por qué sus abuelos prácticamente no hablaban de él. Era muy triste y trágica. Desde su amor no correspondido hasta la parte en que se quitó la vida. Hoseok sabía que existían personas en el mundo que por el solo hecho de querer algo diferente te odiaban y hasta podrían desearte la muerte, pero a estas alturas, había un poco más de libertad y muchas más personas con la mente abierta. Además, tenía a Yoongi, y sabía que él no lo abandonaría y tampoco le haría daño.
—¿Ahora me entiendes? —preguntó su madre, acunando su rostro entre sus manos—. ¿Puedes pensarlo bien? Quizás solo sientes que te gusta pero, realmente solo le tienes mucho cariño a Yoongi, ¿no crees? —intentó inútilmente hacerlo cambiar de opinión con desesperación, tratando de sonreír.
—Mamá —dijo en un tono suave, colocando sus manos sobre las de ella, acariciándolas—, yo amo a mi hyung, no estoy confundido. De verdad siento mucho todo por lo que pasó mi tío, y entiendo que tengas miedo de que me pase a mí, pero estoy bien. Realmente no me interesa la opinión de los demás porque es mi vida y mi preferencia, solo me importan las personas que quiero, y entre ellas están Yoongi y su madre. Por favor, compréndelo.
La mujer alejó sus manos del rostro de su hijo, mirándolo incrédula, ya que a pesar de todo lo que le dijo, aún seguía pensando en que lo quería.
—¿Lo amas? ¿Realmente crees que lo amas? —le preguntó ahora con seriedad, pero no le dio tiempo de responder con palabras, ya que al verlo asentir, se levantó, volviendo a tomar su bolso—. Terminaremos esta conversación cuando vuelva con tu hermano, y espero que esta vez, sepas qué responder.
Sin más que decir, atravesó la puerta sin darle tiempo de protestar. No sabía que su madre podría rehusarse tanto a la idea de que a él le gustara Yoongi, pero ahora sabía con certeza que era ella quien no permitía que su hyung se le acercara, por lo que iba siendo hora de comenzar a actuar.
¡gracias por leer!
✨💋 Muakis para ustedes 💋✨
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