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Rechazar los besos de Hoseok no era algo que le agradaba; él podría hacer cualquier cosa por ese pelirrojo, incluso entregarse a él por completo, pero su conciencia le repetía una y otra vez que tenía prohibido sobrepasarse con Hoseok. Repitiendo el día en que la señora Jieun, madre de Hoseok, habló personalmente con él hace dos años.

Te llamé aquí por una razón, Yoongi. Necesito hablar seriamente contigo —empezó la mujer, mientras tomaba asiento en el sofá de la sala frente a él, manteniendo su semblante serio.

Yoongi estaba nervioso; no sabía a qué se debía esa solicitud repentina de reunión, y era aún más confuso que viniera de Jieun. Hoseok había salido con su padre a comprar algunas cosas, así que no volvería durante unas horas; en ese instante, pensó que el tema principal iba a ser su amigo.

Ah... ¿Hice algo mal, tía Jieun? ¿Tiene que ver con Hoseok? —preguntó con nerviosismo.

—No hiciste nada malo, querido. Sin embargo, lo que quiero decir sí tiene que ver Hoseok, con la relación entre ustedes dos —en su garganta se formó un nudo que atascó cada palabra que podría haber dicho; estuvo sintiendo ciertas miradas extrañas por parte de la mujer durante un tiempo, y a veces ponía algo de resistencia a que Hoseok se quedara en su casa y vice versa.

«¿Acaso descubrió mis sentimientos por Hoseok?» —pensaba, evitando sus ojos.

—Seré lo más directa posible contigo. He estado notando ciertas cosas que me tienen muy inquieta y que no logro sacar de mi cabeza. Pero sé que aún son jóvenes y no tienen claro lo que quieren, por eso lo trato de entender —hizo una pequeña pausa, observando cómo las manos de Yoongi temblaban ligeramente y su mirada no se centraba en ella—. Te gusta Hoseok, ¿verdad?

Los nervios del pelinegro se descontrolaron al escuchar esas pocas palabras, y sus ojos se abrieron de sobremanera. ¿Qué debería responder? A decir verdad, ni él mismo tenía claro lo que sentía; no quería confundir amistad con amor. Pero sé sentía tan bien cuando sus labios se tocaban, cuando dormían juntos cada noche que hacían una pijamada o veían una película hasta tarde, cuando Hoseok tenía celos y se enojaba con él; a sus ojos era sumamente tierno.

Sin embargo, algo le decía que si le  afirmaba sus sentimientos, ella posiblemente no lo aceptaría por el rumbo que tomaba la conversación. Jieun, al ver que Yoongi no respondía, continuó.

—Creo que ya tengo mi respuesta —dijo, masajeando su sien—. En lo personal, no tengo nada en contra de las parejas del mismo sexo, y tampoco tengo nada contra ti; te quiero como a un hijo, Yoongi. Pero no pienso aguantar que mi niño sea mal visto o criticado por eso. He tratado de pensar que solo están confundidos porque se quieren mucho y porque Hoseok.... Bueno, el caso es, que te pido que no se lo confieses. Intenta hacer que poco a poco vaya perdiendo ese mal hábito de besarte y sea un chico normal. Y aunque no quería llegar a este extremo, te prohíbo que salgas o sientas algo por Hoseok, Min Yoongi.

Esa tarde, todas sus esperanzas de algo más con Hoseok, murieron. Cada palabra que salía de los labios de la madre de su mejor amigo, lastimaba profundamente su corazón; por eso se detenía a sí mismo ante cualquier impulso que tenía. Se obligaba a mantener sus sentimientos en secreto y a evitar que Hoseok continuara besándolo cuando quisiera, aunque al hacerlo  se lastimara.

El pelinegro, después de traer de vuelta todos aquellos recuerdos, decidió separarse por completo de Hoseok.

—Sabes que hacer esto no es correcto, Hoseok —dijo Yoongi, levantándose de la cama, alejándose de él al sentir cómo su corazón se oprimía—. Somos mejores amigos, pero hay un límite. No puedes besarme todo el tiempo. No quiero que piensen de más sobre nosotros.... ni yo mismo sé que pensar.

La expresión de Hoseok se volvió completamente neutral, como si una sombra hubiera cubierto su rostro.

—Pensé que también me extrañabas, hyung —comenzó, su voz resonando con decepción—. Apenas logramos vernos, y en las vacaciones te fuiste de viaje a ver a tus abuelos. Cada vez que me acerco a ti, me alejas una y otra vez. ¿Ya no me quieres cómo antes, Yoonie? —le preguntó, sintiendo un dolor punzante en el pecho.

—Hey —Yoongi se acercó nuevamente y se agachó ante él, apoyándose en sus rodillas—, no digas eso, Hobi. Sabes que te quiero, siempre lo he hecho. Pero a mí sí me preocupa lo que los demás piensen de ti, no quiero que te vean mal o incluso creen rumores tuyos. Estas cosas son complicadas para mí, Hoseok, y tu actitud no ayuda.

Los ojos de Hoseok comenzaron a cristalizarse al escuchar su rechazo, y en su garganta se formó un pequeño nudo al comprender que realmente a Yoongi no le gustaba que estuviese tan cerca de él. Aunque lo disfrazara con preocupación por el qué dirán. Muchas veces había recibido reacciones como esas del pelinegro, pero siempre las tomaba a la ligera, disfrutando de la manera en que podía molestarlo. Pero ahora, la situación se sentía demasiado real y dolorosa, y todo lo que quería era llorar.

—Está bien, hyung. Prometo ser más cuidadoso —dijo, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con escapar, mientras se levantaba y se dirigía hacia la puerta—. No quiero hacerte sentir incómodo.... ni que nadie malinterprete lo que somos.

—Hoseok, por favor, no te lo tomes así —Yoongi intentó detenerlo, tomando su mano antes de que atravesara la puerta, percibiendo el leve temblor de su cuerpo—. No quería hacerte llorar, Hobi.

—No es tu culpa, hyung. A partir de ahora, tendré más cuidado con mis acciones y no te molestaré —se soltó del agarre y salió, dejando a Yoongi con un nudo en el estómago.

En todo ese tiempo, Hoseok había intentado demostrarle sus sentimientos a su hyung a través de sus besos y sutiles insinuaciones, pero este siempre se rehusaba a entenderlos. El corazón de Hoseok estaba cansado de no ser apreciado.

Por otro lado, Yoongi solo tenía miedo de aceptarlos y de que la madre de Hoseok los seperara al enterarse. Jieun no aceptaría una relación amorosa entre ellos y se lo dejó en claro hace mucho tiempo. El pelinegro intentó perseguirlo, queriendo disculparse, pero al llegar a la sala, ya se había ido.

—¿Qué le hiciste a mi bebé para se fuera llorando, Min Yoongi? —preguntó su madre al salir de la cocina, con una expresión de reproche que rápidamente se tornó en preocupación—. ¿Acaso discutieron?

—Mamá... —susurró, sintiendo cómo la ansiedad comenzaba a apoderarse de él, y solo corrió a sus brazos para abrazarla con fuerza—. No sé si estoy haciendo lo correcto, ma. No quiero poner límites ni distancias entre Hoseok y yo, pero tampoco quiero que su madre lo aleje de mi. No quiero arriesgarme a perderlo...

Confesó, escondiendo su rostro en el hueco de su cuello, sollozando con dolor. Ella, después de darle unas leves palmaditas en la espalda para calmarlo, lo alejó un poco, secando el rastro de sus lágrimas.

—Niño tonto —golpeó levemente su frente, logrando que se separara al soltar un quejido—. Solo dile lo que sientes, mocoso. Estoy más que segura de que Hoseok piensa lo mismo de tí.

Le dio ánimos, mostrándole una sonrisa reconfortante. Pero él seguía temiendo que, al confesarse, Jieun pudiera alejarlos en cuestión de segundos.

—Aunque así fuera, la tía Jieun no me dejaría estar con él —recordó con tristeza, su madre negó con la cabeza.

—No te preocupes por Jieun, yo la haré entender que no hay nadie más adecuado para su hijo que tú —dijo con confianza, dándole grandes esperanzas—. Pero primero debes apresúrate y alcanzar a Hoseok. Sus clases comenzarán pronto.

—Lo haría si me hubiese dicho a que universidad ingresó —dijo cruzándose de brazos.

—¿Acaso no te lo dijo? Hoseok fue admitido en tú universidad, Yoongi —el asombro se apoderó del chico.

—¿Qué? ¿En la mía?

—Claro que sí. Estuvo meses preparándose para la prueba de admisión, quería darte una sorpresa. Se suponía que hoy te lo diría e irían juntos.

—No. ¡Él no puede ir solo a ahí! —se apresuró a subir las escaleras lo más rápido que pudo para prepararse.

—¿Y ahora que le sucede? —murmuró la castaña, para volver a la cocina, negando con la cabeza.

Yoongi sabía perfectamente que no podía dejar que Hoseok pusiera un pie, precisamente en su universidad sin él por muchas razones, y una de ellas llevaba nombre y apellido.

Corrió a darse una ducha, para luego vestirse apresuradamente con lo primero que encontró: un conjunto de pantalón y pullover color beige, junto a unas zapatillas blancas. Tomó su mochila y se marchó sin siquiera pensar en desayunar.

—¡Adiós, ma! —gritó al salir por la puerta.

—Pero... Aish, este niño me va a volver loca —continuó con lo que hacía, mientras esperaba la respuesta del mensaje que le había enviado a su amiga para encontrarse y hablar, a lo que esta respondió: "Te veré después del mediodía en la cafetería de siempre".

El auto de Yoongi, en estos momentos, desconocía totalmente los límites de velocidad, y por poco lo multan si es que no llega a detenerse en el semáforo rojo. Apenas se estacionó frente a la universidad, buscó con desesperación la cabellera roja de su mejor amigo, y la encontró dónde más temía; con los hermanos Kim.

—No sabía que estabas en esta universidad, Hobi —dijo Taehyung con una sonrisa, mientras desordenaba levemente sus cabellos—. Estoy muy feliz de volver a verte.

Deslizó su mano hasta la mejilla contraria, acariciándola con suavidad. Hacía mucho tiempo que Hoseok no veía a sus antiguos vecinos, pero no diría que le gustaba ser tocado por alguien que no fuera Yoongi, aunque tampoco estaba de humor para verlo después de lo que le dijo. Pero no quería ser grosero con su viejo amigo.

—También me alegra verlo, hyung —respondió con una pequeña sonrisa.

—Oye, ya deja de molestarlo —intervino la voz de su hermano, Kim Namjoon—. Si Yoongi te ve cerca de Hoseok volverán a pelear, y créeme que no tengo ánimos para ayudarte con el castigo.

Advirtió, haciendo que Tae rodara los ojos con fastidio al escuchar el nombre de su enemigo, llevando ambas manos a sus bolsillos poco después.

—No me importa lo que piense ese imbécil —expresó con seriedad, desconcertando al pelirrojo, quien sintió que algo no muy bueno había pasado entre ellos—. Hoseok no es de su propiedad, así que no puede impedir que me le acerque, ¿cierto, Hobi?

Extrañamente, volvió a sonreírle al inclinarse para estar a una menor distancia de su rostro.

—Ah... No sé de qué está hablando, hyung. ¿Acaso tuvo problemas con Yoonie? —preguntó, dando unos pasos hacia atrás.

—No te preocupes por eso —volvió a llevar una de sus manos hasta su cabeza—. Él simplemente no sabe controlar sus sentimientos, y ahora que te he vuelto a ver, yo tampoco me contendré.

Le susurró, provocando que se sintiera un poco incómodo por la situación.

—¡Kim Taehyung, maldita escoria! —se oyó gritar a lo lejos, y cuando todos vieron en su dirección, Yoongi se acercaba lleno de furia hacia el castaño.

Nadie pudo describir el momento exacto, pero apenas estuvo a unos centímetros de él, impactó fuertemente su puño en la mejilla del castaño, haciéndolo retroceder. Luego se posicionó frente a Hoseok, cubriéndolo.

—¡No te advertí que si te veía ponerle las manos encima alguna vez no te dejaría ir! ¿¡Eh!? —le gritó con completo enojo, viendo como este reía luego de masajear la zona golpeada.

—¿De verdad crees que él te pertenece? —le preguntó con burla—. Sé que no tienes el valor para enfrentarte a nada. No podrás permanecer junto a él por mucho tiempo.

Intentaba lastimarlo sacando que él nunca podría declarse por razones que desgraciadamente conocía. Pero si él no podía, Taehyung tampoco lo haría.

—Eso no quiere decir que te dejaré el camino libre, así que mejor lárgate —dijo entre dientes, con el cuerpo completamente tenso.

—Tae, será mejor irnos —sugirió Nam, tomándolo por los hombros.

—Está bien. Me iré, pero no me estoy rindiendo. Nos vemos luego, Hobi —se despidió, antes de lanzarle una última mirada a Yoongi y perderse por los pasillos.

El pelinegro se dio la vuelta rápidamente para verificar si Hoseok estaba bien, pero no lo encontró; él se había ido corriendo en dirección a los baños.

¡gracias por leer!

✨💋 Muakis para ustedes 💋✨

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