James estaba nerviso ante la noticia que les dio a sus hijos, ambos lo miraban sin decir nada mientras tenian sus chocolates calientes en frente.

-Chicos... yo... -ambos lo miraban con unos ojos de cachorros que le rompia el corazón.

-¿nos obligarás a quererla? -pregunta Harry mientras toma la mano de Bloom- porque si intentas que mi hermana y yo la tratemos como una madre nos iremos con la tía Andy...

A James se le encoge el corazón ante la amenaza fría de su hijo, normalmente era un niño alegre, pero sin importar nada siempre ponía en primer lugar a su hermana.

-No haría eso nunca... Lily fue única y no podría hacer que otra ocupe su lugar en...

-¿Entonces por qué te casarás con Ldy Zabini? -pregunta Bloom; James suspira, si quería que su familia se mantenga unida debía ser sincero.

-Lady Zabini tiene un contrato matrimonial que si no lo cumple la reducirá a una Squib, pero si lo cumple vivirá atada a un hombre treinta años mayor que ella...

-¿Y tú que tienes que ver en eso? -pregunta Bloom mordazmente, apretando levemente la mano de Harry.

-El contrato dice que si no está casada con otra persona antes de sus 32 años debe casarse con ese hombre -James suelta un suspiro cansado, ahora mismo le vendría bien una botella de Brandy Rumano pero su psicomago le dijo que debía aprender a lidiar con sus problemas sin el alcohol- Solo quiero que se conozcan mañana en el almuerzo, y si la aceptan me casaré con ella. No quiero forzarlos a nada.

James rodea la mesita de té y besa la frente de sus dos pequeños.

-Ustedes son todo lo que amo y amaré por siempre... -dice antes de dejarlos tomar su chocolate.

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Bloom estaba nuevamente en ese lago, bajo el agua siguiendo esa luz cálida y esa voz melodiosa que parecía decir su nombre. Al llegar a una cueva bajo el agua ve a esa bella joven que siempre le advierte en sueños.

-Bloom... -su voz sueno como un canto de sirena y extiende su mano para que se acerqué al pozo dónde siempre le muestra sus visiones.

Bloom trata de tomar su mano pero, igual que cuando vio a su madre, la traspasa dejando una sensación cálida.

-Lily quiere decirte algo... -Bloom mira hacía el pozo dónde ve a su madre en un páramo rodeada de lirios, una laguna y un gran árbol.

-Mami... -su voz sale en un murmullo.

-Hola, mi princesa... -dice mirando el reflejo del lago que la dejaba verla- cada día estás más bella...

-Mami... papá... -Bloom quiere llorar pero también quiere contarle a su mamá lo que sucedió.

-Lo sé, tesoro... yo misma di mi bendición a Lucrezia... -Bloom se sorprende- no es mala cariño... creo que tu y Harry podrán encontrar cariño y compresión en ella, creció rodeada de personas que no la querían y ahora teme entregar su corazón... pero sé que tu padre y ustedes podrán ayudarla, así como ella puede ayudarlos...

La voz de Lily transmitía paz, sus brillantes ojos verdes transmitían amor y su sonrisa felicidad.

-Sé que podrán encontrarme en ella, dejé parte de mi esencia en Lucrezia.

Bloom asiente y lágrimas cálidas corren por sus mejillas, quizás este don que tenía era una bendición de la Madre Magia, pero también era una tortura al dejarla ver lo que no puede tener, tal vez es bueno que Harry no pueda verla también, su dulce hermano era sensible y esto podría deprimirlo.

Bloom despierta sola en su gran cama, ve su peluche del Moustro del Lago Ness y lo toma para ir hasta la habitación de Harry, su hermano tiene el sueño ligero y despierta a penas siente la puerta abrirse. Al ver el rostro de Bloom hace un espacio en su cama, dónde la pelirroja se acurruca a su lado abrazando su peluche.

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Lucrezia estaba con Blaise en un restaurante muggle, esperaban a los Potter; ella estaba nerviosa por conocer a los niños, sabía que su futuro dependía de si les caía bien.

-Madre... ahí están -Blaise observa como Lord Potter ingresa al establecimiento con sus dos hijos agarrados a sus manos.

El pequeño Harry llevaba un traje similar al de Blaise, solo que en los colores de su casa; en cambio la pequeña Bloom se veía como una princesita glamorosa, tenía el pelo pelirrojo trenzado y colocado en forma de corona, lleno de lirios blancos, un vestido adecuado para su edad color turquesa con una sobretela blanca, y unos guantes de encaje blanco. Tenía un aura éterea.

—Lucrezia... –James toma su mano y la besa– ellos son mis hijos, mi heredero, Harry, y mi pequeña princesa, Bloom...

—Es un gusto Lady Zabini... –Harry toma su mano y la besa.

—Es un placer conocerla Lady Zabini... –Bloom hace una pequeña reverencia.

—El gusto es mío niños... –Lucrezia les da una sonrisa cálida– él es mi hijo y heredero, Blaise.

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          A medida que pasaba el almuerzo los niños en privado aceptaron que su padre se case con Lucrezia, en especial ahora que saben la verdadera razón. Blaise era un niño agradable, algo burlón, pero agradable después de todo.

          Esa misma tarde James y Lucrezia fueron a Gringotts a realizar una vinculación matrimonial y luego llevaron a los niños por helado.

          En los siguientes días la adaptación fue díficil, pero los que mejor lo llevaban eran Blaise y Harry. El de ojos verdes le enseñaba al moreno sobre sus comics muggles y Blasie estaba encantado con ellos. Luego estaba Bloom, se encontraba celosa de perder la atención de su hermano y su papá al mismo tiempo, su padre y Lucrezia se la pasaron organizando la mudanza y distribución del lugar, puesto que se mudarían a la Mansión Potter para tener más espacio.

          Lucrezia parecía estar muy interesada en ella, y si bien era algo reacia a relacionarse demasiado con ella recordaba lo que su madre le dijo en sueños. Por lo que muchas veces accedía a acompañar a Lucrezia a boutiques de alta gama (ambas amaban ir a esos lugares), heladerías de lujo y jugueterías.

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          Pronto ya pasaron dos meses, le presencia de Lucrezia y Blaise se hizo algo habitual, ahora él los acompañaba a sus clases en la mansión Malfoy y con Draco hicieron una unión inseparable. A Bloom le gustaba llamarlos los tres mosqueteros, y que ella era la princesa que debían proteger.

          También faltaba dos días para su cumpleaños, y el tío Remus (con quien llevaban conviviendo un tiempo) les había prometido llevarlos a recolectar bayas mágicas para hacer un pastel del recetario de la abuelo Euphemia. Los llevaría al día siguiente.

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Bloom y Harry caminaban con su tío Remus por el pequeño bosque de la Mansión Potter, estaban buscando bayas mágicas que crecían ahí. Las había plantado su abuela para un pastel que ella preparaba para ocasiones especiales, le había enseñado la receta al hombre que los guiaba entre arbustos.

-¿Cómo era la abuela Effie? -cuestiona Harry al hombre lobo.

-Era un ángel, tenía mucho amor para dar... era italiana, conoció a su abuelo en un baile de Yule, compartieron correspondencia por un tiempo y se casaron pronto... en su momento su matrimonio apresurado fue un escándalo -Remus relataba con algo humor la historia que oyó mil veces en la cocina de los Potter- y esa chispa que tuvieron seguía presente hasta el último día.

Los niños seguían preguntando mientras iban recogiendo las bayas que Remus indicaba, el castaño creyó que había perdido esa oportunidad para siempre pero el estar compartiendo con sus cachorros le hacía muy feliz.

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Cuando llegaron a la mansión Potter los niños se sorprendieron, ya no era el desastre que encontraron, ahora todo estaba limpio y decorado con guirnaldas y globos, los elfos estaban trabajando felices y saludaron a los hermanos en cuanto entraron.

-¡Sorpresa! -su padre salió de un rincón y tomó a ambos en brazos mientras besaba sus mejillas.

-¡Papá!, ¿qué es todo esto? -preguntó la pequeña pelirroja.

-Es un cumpleaños sorpresa para mis niños y sus amigos... ellos llegarán en una hora.

-Pero Papá, nuestro cumpleaños es mañana -dice Harry algo tímido.

-Lo sé, pero quiero pasar mañana solo con ustedes y llevarlos a un lugar especial. Pero supuse que querrían hacer algo con sus amigos.

-Gracias papá.

-Ahora, suban las escaleras y los elfos los guiará a sus habitaciones para que puedan prepararse.

Ambos siguen a los elfos, dónde encuentran bellos trajes a juego en color rojo. Ambos se prepararon para lo que los esperaba.