Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

unique

1912, Agosto

Las primeras horas del alba eran anunciadas por el canto de un viejo gallo en un tronco, despertando a los madrugadores animales de aquella granja, alegrando a los que habitaban en la casita anaranjada un tanto más alejada.

Se trataba de un matrimonio de ancianos y su único nieto, un joven pelirrojo que estiraba sus músculos después de una larga jornada vespertina de trabajo.

En el cuarto afuera de la casa, oculto entre algunas cortinas, se encontraba junto a una gran cubeta llenándose de agua helada, colgando en un clavo un trapo que era más que suficiente para asear su cuerpo. Cuando la cubeta se se llenó prosiguió a colocar el jabón dentro, lavando primero su rostro y cabello, continuó con su torso y extremidades, con tranquilidad dejó que el chorrito que conectaba al cuarto se abriera para mojarlo.

Un fuerte escalofrío atravesó su sistema al terminar y salir del pequeño cuarto, el viento de esa mañana estaba más helado de lo habitual, y una ráfaga había decidido molestarlo.

Al entrar a la casa y llegar a su habitación, sacó un par de pantalones viejos (anteriormente de su abuelo) y una camisa blanca para dejarlos sobre la cama, ropa que utilizaría por el momento junto a unos tirantes para sujetar su pantalón. Ya listo debía seguir con su rutina mañanera: alimentar a los animales y tomar algunos huevos para el desayuno.

Al salir el aire fresco golpeó su rostro, esta vez siendo amable, respiró profundamente para llenar sus pulmones, el cielo despejado estaba levantando a un débil sol, un esolenderoso amanecer frente a sus ojos.

ㅡYa alimenté a los caballos del corral, las vacas y cerdos. Sólo ve a recoger los huevos, no tardes mucho que estoy hambriento hijoㅡ Dijo, caminando a paso tranquilo su abuelo, venía con un frasco en manos, este estaba lleno de leche. Le regaló una pequeña sonrisa al pelirrojo que asintió ㅡBuenos días Taehyung.

ㅡBuenos días abuelo Hoseokㅡ Devolvió la sonrisa, recibiendo una caricia en el cabello de parte del anciano que entraba a la casa. Sus pasos se dirigieron en dirección al gallinero, una casita que él mismo había pintado tiempo atrás con ayuda especial. Cuando llegó saludó animadamente a sus emplumadas amigas   ㅡ¡Buenos días! Pequeñas criaturas, ¿tienen mi desayuno verdad preciosas? Puedo darles más maíz si quieren, como bonusㅡ Dijo, observando cada nido para encontrar lo que buscaba, afortunadamente sí encontró.

Al tomar el último huevo, detrás de él escuchó un crujir, luego de unos cuantos pasos ㅡAbuelo Hoseok, ¿es usted?ㅡ No obtuvo respuesta, así que pensó que seguramente era una gallina, pero un nuevo crujido un poco más fuerte lo asustó, dejando la canasta de huevos sobre un tronco, dirigió su mirada hacía todo el gallinero, tratando de visualizar algo o alguien, pero no había nada, solo gallinas, pollitos y dos gallos.

ㅡ¡Boo!ㅡ El salto del pelirrojo estuvo acompañado de un grito, su cómica reacción hizo que el azabache intruso comenzara a reírse a carcajadas.

ㅡ ¡Tú! ¿¡Por qué me asustas así, Jeon!?ㅡ Exclamó con su cien fruncido, tocando su pecho ya que sentía que su corazón se saldría en cualquier momento.

ㅡPorque es gracioso Kimㅡ Burló el menor con una sonrisa inocente.

ㅡAjá, eres malo ¿sabías? En fin, ¿qué haces tan temprano aquí? ¿y el trabajo?ㅡ Pregunta tomando la canasta abandonada, comenzando a salir del gallinero.

ㅡLa señorita JiSoo no necesita mis servicios hoy... y no sabía si regresar o no a casa, no hay nadie de todos modos así que vine hacía acá, tengo mucha hambre y por lo que veo, aún no desayunan.

ㅡ¿Qué te hace pensar que te vamos a dar de nuestro desayuno?ㅡ Pregunta alzando una ceja. Sabía lo glotón que podía llegar a ser el azabache, así que como respuesta solo obtuvo una encantadora sonrisa que dejaba en claro que definitivamente desayunaría con ellos ㅡEntonces vamos.

JungKook soltó una risita triunfante ㅡHyung ¿quiere que le de los buenos días?ㅡ Habló con un mohin en sus labios, acercándose al mayor para tomarlo de la cintura. El pelirrojo desvío su mirada con un ligero carmín en sus mejillas. JungKook siempre lograba ponerlo nervioso ㅡDe acuerdo, entonces se los daré para que borre esa carita gruñónㅡ Acercando con cuidado sus labios a los contrarios le dio una caricia, para comenzar un delicado y cariñoso beso, siendo correspondido al instante por el moreno ㅡBuenos días hyung, luce muy guapo hoyㅡ Le susurró antes de besar su nariz y frotarla con suavidad con la propia.

ㅡBuenos días Jungkookie tú luces encantador como siempre pero deberíamos irnos, mis abuelos seguramente ya comieron sin miㅡ El azabache asintió, soltando su cintura pero no su mano, la cual entrelazaron.

El pelirrojo llevaba una pequeña sonrisa, pues el amanecer se había convertido en una mañana bastante clara, el sol iluminaba perfectamente las facciones del azabache, haciendo que se viera tan hermoso a los ojos del pelirrojo.

No iba a mentir, JungKook era como un adonis, el hombre más guapo que había conocido, el chico que tenía al alcance los corazones de mujeres de gran belleza en el pueblo, estaba a su lado, algunas veces no creía que él fuera el protector de su corazón, cuidándolo cómo el tesoro más valioso del mundo.

Pero aquello no era tan pesado como cargar en la consciencia el peligro que corrían si alguien ajeno a aquella granja los viera tomados de la mano, si los conciudadanos llegaran a enterarse sería su fin, aunque ya tuvieran la mirada de desaprobación de miles de ángeles en el cielo.

Todos los días observaba su crucifijo, el que colgaba de su cuello preguntándole siempre en medio de su rezo;
Amado padre, ¿Por qué es tan malo amarlo?

Al cruzar la pequeña zona de monte y saltar el corral de las ovejas, llegaron hasta la casa entrando por la puerta trasera de la cocina, el pitido que escucharon era de la tetera con agua para café que la anciana preparaba para su esposo.

ㅡBuenos días señores Kimㅡ Saludó JungKook, amarrando su cabello en una pequeña colita.

ㅡBuenos días JungKook, ¿Ya desayunaste cariño?ㅡ Pregunta la anciana, sirviéndole un plato de todas maneras.

ㅡNo, aún no, quería acompañarlos

ㅡSiéntate entoncesㅡ Como un pequeño niño, fue trotando hasta sentarse al lado de Taehyung.

ㅡLamento la tardanza , JungKook me quitó tiempo en el gallinero.

La anciana alzó una ceja en dirección a su esposo ㅡVienen a mi memorias de mi juventud, ¿te acuerdas Hoseok?ㅡ La mayor sonrió tomando la mano de su esposo, quién también sonreía viéndola.

Ambos ancianos apoyaban a su amado nieto desde que lo escucharon llorar en la sombras de su habitación después de una misa, todo por gustarle un chico de su pueblo en lugar de una jovencita.

Ellos sabían que el mundo los rechazaría por amar ¿por qué ellos tendrían que hacerlo?, sólo querían que su nieto fuera feliz, y si era feliz amando a un hombre, lo apoyarían hasta la muerte.

ㅡAmo escuchar sus anécdotas, son tan preciosasㅡ Confiesa el pelirrojo mientras mordía un trozo de pan.

ㅡOh dulzura, algún día, ustedes también contarán sus anécdotas a otros.

ㅡAlgún día, por supuestoㅡ Sonrió el azabache, llevando su brillante mirada a la celeste del pelirrojo, quien sostuvo su mano sobre la mesa.

La helada brisa lograba traspasar la delgada tela de las camisas de ambos jóvenes, sin hablar del agua que estaba casi congelada.

Los dos decidieron ir por agua al pozo que se centraba en el pueblo, esto con el propósito de ahorrarle tiempo y trabajo a Taehyung. Sus risas constantes y charlas corrientes recibían miradas curiosas por los conciudadanos que pasaban cerca, pues ambos jóvenes lucían más cercanos y cariñosos de lo habitual esa tarde, fuera de lo normal según los ojos curiosos.

La gente que habitaba el Porvenir nunca los veía con una mujer para cortejarla; ni al nieto de los granjeros, ni al sobrino del sacerdote.

ㅡJungkook creo que nos están observando demasiadoㅡ Susurra levantando la cubeta con agua que goteaba.

Tras un suspiro pesado, JungKook hizo un ademán de retirarse ㅡDeberíamos irnos ya, casi anochece y es más difícil ver el camino cuando no traemos linternas con nosotrosㅡ Conforme con la respuesta Taehyung asintió, tomando las demás cubetas para llenar los tres tambos que llevaban, junto a una carretilla para transportarlos caminaron de nuevo hasta la granja.

El camino hasta el campo era largo, debían cruzar un bosque para llegar a lo más despejado, el sol se ocultaba y los tonos oscuros de la noche empezaban a tomar posesión del cielo, dándoles espacio a las estrellas junto a la luna menguante de aparecer.

ㅡHyung, ¿ves el cielo? Es hermoso

ㅡLo es JungKookㅡ Dijo.

Sin embargo los ojos de Taehyung contemplaban el rostro sereno del azabache, sus pequeños ojos reflejando las estrellas en él era mil veces mejor que observar el cielo lechoso.

ㅡAlgunas veces me encantaría llegar a el, aunque nuestro paso esté condenado, estaría bien si tan solo fueran segundos.

Se detuvo junto al menor dejando las cubetas en el suelo. El azabache simplemente lo observaba, con un semblante tranquilo, su mirada brillando lleno de ilusión. Frunció el entrecejo preguntándose por qué los escritos en papel antiguo tienen el poder de sentenciarlos, por qué aquellos hombres nombraban su amor como el pecado que no debía ser ni siquiera pensado.

Si el omnipotente Dios los había creado por amor, ellos podían amar, sin condenas porque para eso fueron creados.

Un brazo rodeando su cintura y un beso en su cuello lo sacaron de sus pensamientos, volteó hacia abajo observando al pelirrojo que descansaba su cabeza en su pecho, escuchado el fuerte latido que él provocaba.

ㅡJungKook quiero que sepas que estoy bien en este mundo, estando juntos todo está bien para míㅡ Susurró con un tono dulce que derritió al más alto.

El azabache sonrió, levantando el mentón del mayor, el pelirrojo posó ambas manos en las mejillas contrarias, acercaron sus labios cerrando los ojos para unirse en un beso, un beso de nostalgia que desbordaba cariño, las estrellas que los veían le susurraban a la luna que brillara solo para ellos.

Lastimosamente al destino le encantaban jugar a condenar a inocentes, porque un par de ojos llenos de desaprobación los veían desde las sombras del bosque, insultando aquellos seres incorrectos según su enseñanza.

Todo aquel ser incorrecto merecía las llamas del infierno no pisar la tierra bendita del creador.

Aquellos ojos curiosos hicieron que sus labios picaran por hablar un sin fin de palabras, expandiéndose a lo largo de todo el Porvenir. La voz corrió desde la panadería hasta la herrería, todos juntándose una tarde de agosto en el pozo del pueblo.

ㅡEscuchen bien mis palabras hermanos, los dos jóvenes, aquél de cabellos rojizos; nieto de los granjeros y el sobrino del sacerdote, han pegado sus labios con satanás, cubrieron sus cuerpos con el pecado.

ㅡ¡Debemos hacer algo! ¡Debemos desechar el mal!

ㅡNo hay que dejar que sigan maldiciendo nuestra tierra, nuestros niños peligran con ellos aquí.

ㅡHaremos algo pero debemos esperar, los parientes de los impuros no merecen la desgracia de su sangre.

Sentenció el hombre, recibiendo el acuerdo y el apoyo del pueblo, más no la gracia del cielo que lo veía avergonzado y con tristeza.

Los días transcurrieron con aparente normalidad desde que aquél hombre descubrió y dio a luz el secreto que querían llevarse a la tumba la joven pareja. Cuanta desgracia.

El azabache paseaba en el pueblo entre las débiles luces del atardecer, sintiendo las miradas afiladas a sus espaldas, algunos se alejaban de él como si fuera una plaga y cuando intentaba saludar o hablar, la gente lo veía con desagrado y respondían toscos, algo bastante extraño para JungKook, pues siempre recibía respuestas amables.

Caminó hasta la parroquia, donde su tío lo había citado el día anterior, según el hombre era de suma importancia. Las grandes puertas de mármol con ángeles tallados en ella se abrieron, sus pasos hicieron eco entre la cerámica, de pronto las figuras de porcelana de los Santos lo observaban con sus apagados y pintorescos ojos, al menos así lo sentía.

ㅡJungKook, que bueno que llegaste hijo.

ㅡTío Han ¿cómo está hoy?ㅡ Sonrió caminando hasta él antes de hacer una reverencia.

ㅡQuisiera decirte que bien, pero sígueme al confesorio por favor, quiero platicar contigoㅡ Ambos caminaron hasta la tarima de confesiones, el sacerdote en su lugar y JungKook al otro lado como el pecador que era ㅡLa decepción gotea en mi corazón JungKook, la desgracia me abruma y que decir de la vergüenza que siento, creí haberte criado como se debíaㅡ Dijo con cierto enojo.

ㅡ¿A que se refiere tío Han? No lo entiendo, hasta ahora no he robado.

ㅡOh querido JungKook, escucha bien hijo, puedo ayudarte a ser salvado de las llamas del infierno. Confiésate y arrepiéntete. Podrás olvidar al mucho Kim, el cielo será abierto para ti cuando te arrodilles, Dios te estará esperando con alegría.

El azabache tenía su entrecejo fruncido, las palabras del hombre habían provocado lágrimas que picaban en sus ojos, la decepción y la rabia apoderaban su corazón, tal como su tío había dicho pero esta vez con verdadera justificación, ahora entendía todo lo sucedido en el pueblo y su reciente rechazo. 

Tomó una bocanada de aire antes de persignarse y hablar ㅡConfieso ante usted, sacerdote Jeon, mis sentimientos hacia el granjero Kim Taehyung. Porque es lo más preciado que tengo, aquél hombre me ama tanto como yo lo amo a él. No voy a negar mis actos pecaminosos, ya nos hemos unido en un solo cuerpo como dicta el matrimonio. Tampoco negaré mis mentiras al decirle que veía a un muchacha en el otro pueblo, ante el mismo Dios he aceptado que el último latido de mi corazón y mi último aliento, serán por y para un hombre, y ese será Taehyung, y si el cielo está en nuestra contra, y si los ángeles están con sus armas en la entrada apuntandonos, no importará, el rechazo de esta vida nos ayudará a combatir el rechazo de la próxima hasta poder vivir como dos seres libresㅡ Con su pulso acelerado junto a las lágrimas recorriendo su rostro hasta su mandíbula, salió de la tarima, seguido por su pariente que hervía del enojo.

ㅡTe ha cegado, satanás te ha cegado, ¡Las llamas del infierno te esperan para que ardas en el JungKook! ¡Recuerda mis palabras!ㅡ Aquél grito fue pronunciado fuera de la parroquia, llamando la atención de la gente que transitaba y la de un pelirrojo que andaba junto a sus abuelos.

Taehyung abrió sus ojos, dirigiendo su atención al hombre mayor que se veía igualmente preocupado ㅡAbuelo Hoseok, lo sabe, ellos lo saben.

El azabache le dio una mirada insistente antes de caminar en dirección al bosque, escucharon un grito y al instante los abucheos se hicieron sonoros entre ellos, impulsando al azabache a correr.

ㅡJungKook... ¡Jungkook espera por favor!ㅡ Con el miedo comiéndolo vivo volteó hacía los ancianos, estos asintieron con mucha pena y tristeza, no necesitó más para salir corriendo detrás del amor de su vida.

Su mayor pesadilla se estaba haciendo realidad, como una enorme nube de humo negro que quería asfixiarlo. Escuchó los abucheos y diferentes maldiciones cuando algunos pueblerinos estuvieron cerca.

Los ancianos por otro lado recibían el pésame de la gente que lamentaba la enfermedad de su nieto, mientras el sacerdote se encerraba en la parroquia para arrodillarse y rezar por los impuros.

JungKook corría hasta sentir las piernas ardiendo, sabía a donde ir, sabían que Taehyung lo encontraría sin duda.

En el bosque había una choza, era propiedad de los abuelos de Taehyung, pero era utilizada como refugio para ambos cuando querían escapar por horas del mundo.

Cuando el azabache estaba por cerrar la puerta el pelirrojo entró igual de agitado que él, sudando hasta tener su camisa pegada.

ㅡJungKook— Abrazó al azabache con fuerza, intentando protegerlo de lo que venía, sabía que posiblemente no podrían seguir en el pueblo un segundo más, al menos juntos no podrían.ㅡ Escúchame, podemos irnos en el tren que sale al anochecer, antes que salga el sol y puedan encontrarnos, si nos vamos por el río no nos alcanzarán.

ㅡTaehyung, mi amor, vete tú por favorㅡ El mayor se apartó unos centímetros del azabache, negando frenéticamente con sus ojos cristalinos ante sus palabras tan crueles ㅡVete y  haz tu vida de nuevo, no mereces nada de esto.

ㅡ¿Qué? ¿Hablas en serio? No JungKook, mi cuerpo, mi corazón y mi alma te pertenecen, no lo haré a menos que vengas conmigoㅡ Acunando las mejillas del menor, besó sus labios, sentía sus mejillas húmedas ㅡEn mi próxima vida seguiremos juntosㅡ Dijo y volvió a besarlo.

Sus sentimientos estaban a flote, ambos corazones latiendo con fuerza y velocidad debido a la adrenalina que sus sentimientos le provocaban, las lágrimas de impotencia y miedo dejaban caminos en sus mejillas hasta caer al suelo.

Através de las ventanas se podían distinguir pequeñas luces a montón, que mientras más se acercaban se hacían grandes junto a algunos gritos. Sabían lo que pasaría, de alguna u otra forma, sabían que terminarían así, el destino es cruel y pocas veces es considerado con las personas, lamentablemente ellos no habían corrido esa suerte.

Ambos, aún abrazados, se escondieron en la pequeña habitación y tiraron la cama para cubrirse, utilizándolo como escudo cuando alguna vez fue donde entregaron. Las paredes de la habitación sellaron el juramento del amor más puro, sincero y eterno que podía sentir un ser humano, ambos juraron ante Dios, ante el cielo que los despreciaba que se amarían hasta el último día.

Taehyung pasaba sus manos por la espalda y el cabello del azabache menor escuchando los latidos de su corazón al estar contra su pecho, JungKook acariciaba su cintura, ambos tratando de encontrar tranquilidad y seguridad en el otro.

Nuevamente aquellos gritos y antorchas rodearon la pequeña choza, todo tipo de maldiciones, todo tipo de lamentos haciendo coro. Las piedras golpearon las ventanas con ímpetu, destrozándolas hasta dar con algunos materiales hasta romperlos. Con cada golpe cerraban sus ojos, sosteniendo con más fuerza a su compañero.

Repentinamente una antorcha cayó dentro de la choza, seguido por otras cubiertas de paja y combustible.

ㅡ¡Tiren todas sus antorchas!  ¡Quémenlos!

En un parpadear de ojos ambos estaban rodeados por llamas ardientes, sus cuerpos sudaban y el oxígeno estaba desapareciendo con rapidez.

ㅡTaehyung, escúchame, tú y yo seremos las estrellas que brillen y adornen el cielo por la noche, no estaremos en el paraíso, haremos el propio ¿si, mi amor?ㅡ Inútilmente trató de tomar aire, tosiendo en el intento ㅡPor que estaremos en el universo y la galaxia. Taehyung, te amo, prometo encontrarte en mi próximo vida.

Sus miradas conectaron como tantas veces lo hicieron, los sentimientos seguían tan presentes como la primera vez, el miedo parecía ser pequeño porque ya habían prometido encontrarse, y si no fuera así, seguirían juntos siendo parte del universo.

ㅡUn cielo contigo es mejor que cualquier otro JungKook.

Cerraron sus ojos y se recostaron en el suelo, cubiertos por las llamas y el humo, su mente nublada hasta quedar inconsciente. Sus manos se mantuvieron entrelazadas y sus corazones sincronizados, como alguna vez juraron en esa habitación su último aliento le perteneció al otro.

Aquellos jóvenes; un pelirrojo nieto de los granjeros, un azabache sobrino del sacerdote, se amaron con locura, pasión, dulzura y sinceridad.

Sabían que en algún momento tendrían que enfrentar aquella desastrosa realidad, aquella que los condenaba por amarse, en donde personas les desearon el peor infierno.

Sin embargo agradecieron haberse cruzado en esa vida, agradecen a Dios por dejarlos vivir en su tierra para conocerse, amarse y entregarse. Pues el cielo también los había ayudado, cumpliendo la palabra de JungKook, lo hizo parte del universo.

2240 Palabras para pasar a hojas en blanco.

Esto ha sido escrito para presentarse en un trabajo de Lenguaje, se les pide perdón por ser corto, pero realmente quería mostralo acá.

Ojalá no me expulsen jajsjs

Gracias por leer ❤

Actualización 2021:
Lo saqué del sótano después de corregir debidamente este shot, ahora son 3,300 palabras. ¡Gracias por leerlo! Otra vez, espero que haya quedado bien y sea agradable de leer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro