[A Heat So Strong That Unites Us]
Petición de: spreenhalo
(Espero haberle atinado al usuario-)
Spreen sentía que algo de su antigua suerte estaba volviendo luego de quedar atrapado en una isla.
Había logrado domar a un demonio.
Y ese demonio ahora estaba forzado a tener sexo con él cuando se le diera la gana.
Sólo tenía un problema.
— Don't think about touching me if you don't have protection. (No pienses en tocarme si no tienes protección.)
— ¡Pero boludo, es algo rápido! – Spreen se quejó, ya con su miembro expuesto.
El argentino apenas llevaba un par de semanas con el contrato carnal que pactó con Bad. Pero el condenado demonio siempre le exigía que usará condón en cada ocasión.
Incluso Cucurucho empezó a alejarse de Spreen cada vez que le pedía preservativos. Era una pena que el oso blanco era el único que les podía proporcionar ese material.
— I don't care! Do you know how many diseases you can cause yourself? You can even get pregnant! (¡No me importa! ¿Sabes cuántas enfermedades puedes causarte? ¡Incluso puedes salir embarazado!)
— ¿No sería al revés? – Spreen se resignó, mientras buscaba en el bolsillo de su pantalón tirado un condón suelto. — Yo soy el que te la mete.
— Languaje. (Lenguaje)
— ¡Flaco pero es verdad! – El argentino abrió con los dientes la envoltura y empezó a acomodar el preservativo. — ¡Además, vos olvidas que literalmente ni uno de los dos puede enfermarse!
— Have you done? (¿Ya terminaste?) – Bad exclamó todavía tumbado en la cama. El demonio estaba acostado boca abajo, con los glúteos expuestos, alzados y goteando.
Spreen no contestó por orgullo. Tomó con firmeza las posaderas carnosas y alineó su miembro cubierto por el condón. Bad gimió suavemente por el tacto húmedo.
Al tener más lubricante con el preservativo, Spreen no dudó en chocar su polla contra el agujero dilatado hasta colar una buena porción
— Aah...! – Bad se apretó a las sábanas por instinto. A Spreen le gustaba ser rudo apenas lograba encajarse en su interior.
El argentino resopló cuando las paredes del demonio comenzaron a cerrarse alrededor de su polla, siendo succionado por una calidez hipnotizante lo hizo menear sus caderas hacia delante.
— Fu- Fudge...
Los dientes filosos de Bad se apretaron mientras siseaba. Spreen no paró de empujar su polla hasta asegurarse de estar por completo dentro de él.
El miembro de Bad se alzó y comenzó a gotear presemen ante la presión que empezaba a formarse en su próstata. Si trataba de tocarse, Spreen lo detendría como en otras ocasiones.
— Carajo... – Spreen se detuvo, disfrutando de la vista debajo de él.
No sólo su miembro había cabido por completo.
El cuerpo de Bad comenzaba a sudar por el bochorno y se contraía buscando que se moviera. Las sacudidas tímidas en las caderas del demonio le contaban todo.
El argentino sonrió bajo los lentes de sol antes de nalgear ambos glúteos temblorosos y grandes con su par de palmas. El golpe carnoso y sonoro hizo que Bad se hundiera más en la cama. Desde su posición, veía que sus orejas puntiagudas se ponían rojas de vergüenza.
— Spreen!
— Déjame degustar, boludo. Quién sabe hasta cuándo pueda volver a garcharte así.
Bad quiso replicar ante la rara excusa, pero sólo logró ahogar sus gemidos recurrentes en la almohada. Spreen decidió follarlo separando la polla por completo de su cavidad para luego volver a penetrarlo con un embiste, en un vaivén lento que lo volvía loco.
Conocía ese pequeño juego. Spreen quería molestarlo y desesperarlo para que le rogara.
— Si seguís babeando así, te cobraré la almohada. – Spreen comentó, sacando un quejido de Bad, quien separó su boca de la tela mojada.
— But- But it's too... (Pero- pero es muy...)
— Ni digas que mi pija está buena, porque no la podés sentir al cien con el condón.
Para mostrar su punto, Spreen jaló las posaderas de Bad para dar un golpe certero con su miembro y masajear sus paredes internas con la polla cubierta en latex.
Bad exhaló aire agachando la cabeza, el calor lo estaba agobiando, pero no cedería. El también podía ser orgulloso si quería.
— You need more time? (¿Necesitas más tiempo?)
Una nueva nalgeada resonó en la habitación.
— Me tardo lo que se me hinchen los huevos.
— Hah... So, will you be like this for an hour? (Entonces, ¿Estarás una hora así?)
El demonio tentó su último segundo de suerte. Sintió que sus glúteos eran aplastados por las uñas filosas de Spreen mientras la polla arremetía furioso contra él.
Siendo follado con tanta rudeza hizo que Bad se forzará a correr encima de su abdomen, en un chorro que ensució la sabana debajo de él.
Spreen sonrió ante la obvia vergüenza del demonio y uso una de sus manos para sujetar el miembro que seguía erecto.
— Wait, don't...! (¡Espera, no lo...!)
— Sonaste cómo si fueras tremenda perra. – Spreen jaló con suavidad el miembro que apretaba entre su mano, viendo cómo más semen se derramaba de la punta. — Aunque andás en la misma pose que una.
Bad no pudo responder. Sus interiores estaban siendo azotados por la polla del argentino y la presión de su propio miembro solo le nublaba más la cabeza.
— Stop... I already... (Basta... Yo ya me...) – Bad lloriqueó sin querer terminar la frase.
— Yo todavía... – Spreen dejó la polla de Bad en paz. Estaba tan cerca de correrse que volvió a usar ambas manos para mantener el culo de Bad estable.
Bad apretó la mejilla en la almohada húmeda, golpeando el costado de la cama con su cola inquieta por el bombeo interior de calor que le daba la polla de Spreen al hincharse.
Con unos embistes más, Spreen jadeó ronco y salió del culo de Bad para terminar de correrse en el condón.
La mirada curiosa y perdida de Bad se fijó en el globo gordo de semen que se formó en el preservativo.
Apretó sus piernas húmedas en lubricante artificial y natural ante la sorprendente cantidad.
Recuperando aire, Spreen se sentó en el costado de la cama para deshacerse del preservativo.
Bad se limitó a desplomarse en la cama, arrepintiendose de inmediato por el charco de su propia corrida ensuciando su abdomen.
— Ugh...
— Eh, Bad. ¿Seguís consciente?
— Somehow... (De alguna forma...)
— Tómate unos cinco y te presto el baño. – El argentino se levantó y tiró el condón a un bote de basura cercano. — Te aviso de una, a partir de mañana no vengas. Andaré ocupado y no sé hasta cuando vuelva.
— How so...? (¿Y eso...?) – Bad quiso sonar feliz de no tener que follar hasta nuevo aviso, pero seguía siendo repentino.
— Si tanto querés saber... Nah, tranqui. No es nada malo. – Spreen suavizó su voz, caminando a la puerta del baño. — Quizás también ando exagerando. Cómo en una semana, podés volver.
— Whatever you say, Spreen. (Lo que tú digas, Spreen.) – Bad volteó la almohada para recostar su rostro y descansar.
Sabía que Spreen le estaba ocultando algo.
Pero prefería pensar en eso luego de desmayarse unos cuantos minutos.
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