[A Heat So Strong That Breaks Me Apart]
Bad sabía que no tenía necesidad de allanar la casa de Spreen. Pero luego de un par de días se había hartado.
Quizás adentro de su habitación había alguna pista de a dónde se había ido.
Lo que no esperó el demonio, fue que al abrir la puerta, su búsqueda se canceló.
Spreen estaba cubierto en las sábanas de su cama. Pero algo estaba muy fuera de lugar.
Cómo el tamaño masivo que tenía su cuerpo, similar a un oso grizzly. Las muñecas del argentino estaban encadenadas en el reposadero de la cama. Y un bulto peculiar se asomaba en la zona de su entrepierna.
— You gotta be... (Debes estar...) – Bad cerró la puerta tras él, encontrándose una nota. — If you are Bad, you are a languaje for coming... If you want you can use me un case You wanna... (Si eres Bad, eres un lenguaje por venir... Si quieres puedes usarme si necesitas tener...)
Bad apretó los labios negando por la cabeza por la cantidad de palabras antisonantes que se negaba a traducir.
No podía dejar así a Spreen.
El contrato que hizo con él calcaba que debía satisfacerlo sin importar la circunstancia. Además, podía colocarse en su lugar por un segundo. Hibernar con una erección debía ser doloroso.
Sin contar que ignoró su advertencia de no ir a su casa.
— What I'm I doing...? (¿Qué estoy haciendo...?)
Bad suspiró, mirando la cama ocupada con algo de preocupación. ¿Tan horrendo era el celo de Spreen que debía encadenar sus brazos?
La llave de las esposas estaba a plena vista, pegada a un marco en la pared que tenia en frente. Bad decidió no tocarlo y seguir con su misión original.
— Obviously you had to be naked. (Obviamente tenías que estar desnudo) – Bad se quejó, quitando la sabana que cubría al argentino para ver su cuerpo musculoso.
El demonio no iba a mentirse, Spreen estaba bien trabajado.
Lo confirmó en el momento que puso una mano en la piel caliente y sintió la dureza de la carne.
— Now, let's see... (Ahora veamos...) – Bad tragó en seco, sabiendo que tenía que seguir bajando la sabana hasta la entrepierna.
De un tirón, Bad quitó la tela y mostró una bestia particular.
— Oh, fudge.
El miembro había crecido el doble.
Bad admiró la polla erecta, que goteaba ansioso por liberarse, presumiendo su longitud, y las pequeñas venas resaltantes que latian insoportable.
Si Spreen estuviese despierto, apostaría que tendría una sonrisa fanfarrona en su rostro.
— Please tell me at least you have... (Por favor dime qué al menos tienes...) – Bad se separó sacudiendo la cabeza, y viendo la mesita de noche cerca.
Abrió el único cajón.
— Of course. (Claro.)
En el interior, había una variedad de condones, ahora con un tamaño más espacioso.
Bad no lo pensó mucho y agarró uno para volver con el miembro de Spreen.
— What I do for a contract. (Lo que hago por un contrato.) – Bad
murmuró molesto, viendo de reojo cómo Spreen parecía entrecerrar los ojos para luego volver a dormir.
Suspirando, Bad se quitó la ropa y la dejó en el suelo de la habitación, siendo observado por la polla que parecía palpitar más fuerte con su presencia.
Estando al desnudo, el demonio se colocó encima de las piernas del híbrido hibernando y usó ambas manos para masajear el miembro frente a él.
Al tener el contacto húmedo y duro, Bad no pudo evitar tragar la poca saliva que tenía.
Estaba caliente. La textura suave de la piel no tenía derecho de ser así de agradable.
Era la primera vez que hacía eso en el corto tiempo que llevaba teniendo sexo con él argentino. Normalmente Spreen era el que se encargaba de preparar todo.
— Show off... (Presumido...) – El demonio aplicó un poco de fuerza extra en su agarre, presionando sus pulgares en la punta del glande.
Detestaba cómo aún con ambas manos no podía rodear por completo la polla de Spreen. Presemen empezó a derramarse del miembro indicando que estaba lo suficiente erecto y Bad lo vió cómo buena excusa para separar sus manos.
Limpiando sus manos con las sábanas, Bad sacó el preservativo y lo colocó elegantemente desde la punta hasta el límite del condón.
Viendo frustrado como no todo el miembro había cabido en el preservativo, Bad se rindió. Frotó sus piernas sintiendo una incomodidad propia en su propia entrepierna.
La idea de hacer el trabajo por su cuenta lo emocionaba, aún si no lo admitía.
— Wait, why don't I just use my hands and finish the job? (Espera, ¿Porqué no solo uso las manos y termino el trabajo?)
Antes de que Bad pudiera llevar nuevamente las palmas al miembro cubierto, se encontró con los ojos grises e intimidantes de Spreen.
— Oh, now you decide to wake up. (Oh, ahora decides despertar.)
Spreen no habló, pero su ceño fruncido le dejó en claro que no lo dejaría escaparse con la suya.
Bad ahogó un jadeo de molestia, ignorando que su propio miembro pareció despertar por aquella mirada mortal. Lo haría a su manera.
Alzándose con las rodillas, Bad fue bajando su cuerpo hasta que su cavidad pudiera tomar el glande de la polla bajo suyo.
Para estabilizarse, uso su cola y sostuvo el miembro ajeno para alinearse. Las cadenas de Spreen hicieron ruido al momento que alzó las muñecas para alcanzar a Bad.
El demonio lo ignoró pensando que no podía tocarlo.
— Agh... – Bad gimió con los primeros centímetros. Era más fácil cuando Spreen lo guiaba.
Tratando de ir despacio, Bad fue descendiendo como podía, jadeando por la boca, sudando frío por el escalofrío que recorría su espalda y acababa en un ardor placentero en su abdomen bajo.
Sus propios jadeos lo hacían sentir sofocado y con la mente en blanco, mientras los ojos de Spreen disfrutaban en silencio el espectáculo.
— I... Almost... (Yo... Casi...)
El demonio sintió que sus muslos no paraban de temblar. Estaba abarcando buena parte del miembro que se mantenía erguido y quieto gracias a su cola que se enredaba alrededor de la base, como si fuese una cuerda.
Bad pensó que era buena idea alzarse, sólo abarcar hasta el límite que daba el condón estirado.
Pero Spreen no tenía pensado permitirlo.
Nuevamente Spreen hizo un esfuerzo en alcanzar el cuerpo de Bad que estaba de espaldas.
— Hah...! What the...!? (¿¡Pero qué...?!) – Bad volteó en pánico, sintiendo las manos gruesas de Spreen sujetando sus caderas aún con la restricción de las cadenas.
Las había roto sin problemas.
El argentino empujó el cuerpo ajeno hacia abajo, lo suficiente para tomar unos centímetros más de su polla. Todavía tenían un camino que recorrer con el bulto que tenía al final de su base.
Bad jadeó en un grito que resonó en el cuarto. Su voz tiritó en un suspiro largo, tratando de asimilar lo que pasó. Lo poco de carne desnuda que podía sentir fuera del condón era algo nuevo.
Mirando hacia abajo, notó que su miembro se alzó nuevamente por el shock del embiste. No pensó que podría caber más.
La presión en las manos alrededor de sus caderas alertaron a Bad. El híbrido de oso alzó con facilidad el cuerpo de Bad, hasta que su cavidad solo tuviera dentro la punta de su glande.
El demonio cerró los ojos por instinto, no queriendo ver el desastre de lubricante que se derramaba en sus muslos.
En un sentón, Spreen hizo que Bad volviera a tomar todo su miembro.
Los ojos de Bad se abrieron entre lágrimas. La polla había entrado casi por completo con fuerza bruta, marcandose en la superficie de su piel.
Spreen removió sus caderas, llamando la atención de Bad para que observara la base gruesa de su miembro, libre del condón, que todavía debía llenarlo.
— Hah...!
Una serie de embistes jocosos hicieron que el culo de Bad arremetiera sin cuidado contra la verga viril. Los azotes húmedos de las pieles chocando entre sí cubrían los gemidos desesperados del demonio que rogaban en balbuceos por el nombre del argentino.
— S-Spreen! Spreen! – Algo de saliva salía de la lengua caliente del demonio. — Fudge! You're too rough...! (¡Estás siendo muy duro...!)
Spreen se sintió con más incentivos de empalar la cavidad que comenzaba a moldearse a su grosor. Colocó más presión a las carnosas caderas y alzó su pelvis para apretar su bulto contra el culo hambriento del demonio.
— Ho... Hold... (Es... Espera...) – Bad pudo hablar a medias, sintiendo que su agujero tomaba el último pedazo carnoso del argentino. — I'm gonna...! (¡Voy a...!)
El sensible oído de Bad escucho el sonido de algo romperse. Similar a una cuerda al ser estirada hasta hacerla reventar.
No sabía si esa era su cabeza o el preservativo rompiéndose.
— Spreen! – Bad gritó en un gemido, montando la verga que estaba atascada por completo en su cavidad.
Ahora la polla, expuesta y ardiente, no escatimaba en ensuciar sus paredes lubricadas en presemen, frotándose hasta el último rincón de sus interiores como si quisiera marcar territorio.
Bad se corrió por la estimulación excesiva, se sentía bañado en su propio sudor y sólo podía pensar en lo bien que su cuerpo se electrocutaba por cada nuevo embiste que le quitaba el aire.
Sólo necesitaba un último empujón para corromperse.
— Wait! (¡Espera!) – El demonio sintió que la base de la verga se hinchaba sin descaro en su culo.
Spreen se empino sin aviso y empujó sus testículos contra la pelvis de Bad para liberarse en una corrida profunda.
Bad se quedó quieto, sintiendo la explosión de calor inundando su vientre.
El semen era demasiado, y aún así sus paredes internas parecían querer tragarlo todo con gula. Era espeso, pesado, pegajoso, caliente.
Y aún así, sintió que necesitaba más.
Bad meneó su culo en círculos, tratando de ordeñar cada gota de la erupción de esperma que todavía seguía preñandolo.
Spreen se limitó a dar pequeños empujes con su pelvis, apretando sus testículos tensos para darle lo que quería a Bad.
— Don't stop... (No pares...) – Bad balbuceó en una sonrisa perdida, acariciando el pecho de Spreen con su cola larga.
El argentino llevo una mano a la cola que se envolvió en su muñeca y la jaló sin pensarlo dos veces.
Bad gritó en sorpresa, sintiendo que su miembro volvía a reaccionar y la polla de Spreen palpitaba de emoción.
— You little... (Tú pequeño...) – Bad jadeó, sin dejar que Spreen soltará su cola.
Todavía tenía tiempo para una ronda más.
La semana había pasado con rapidez.
Todos seguían atrapados en la isla.
Cucurucho seguía siendo un host muy raro.
Pero tras los misterios e incertidumbres de la isla, Spreen y Bad estaban ocupados comiéndose a escondidas de los demás isleños, en la seguridad de la base secreta de Spreen.
— Che, andás de atrevido. – Spreen felicitó, empujando su polla despierta contra la entrepierna vestida de Bad. — ¿Tus amigos yanquis no se preocupan por tí?
— It will be fine... (Estará bien...) – Bad jadeó posando su palma en el pecho del argentino. — I just need to fulfill my part of the contract and I'll leave if you want. (Sólo necesito cumplir mi parte del contrato y me iré si quieres.)
— Por mi, podés quedarte lo que quieras. – Spreen pensó en volver a atacar los labios de Bad, pero un recordatorio rápido lo detuvo. — Mierda, olvidé pedir condones a Cucurucho.
— It's fine. (Está bien.) – Bad se empujó a la entrepierna de Spreen, con ojos bañados en una calentura hipnotizante. — I may have learned to appreciate your raw, tough love. (Puede que haya aprendido a apreciar tu amor rudo y crudo.)
La voz de Bad derramando desesperación era algo que Spreen no sabía que necesitaba oír.
— Te gustó que te jodiera hasta llenarte el culo, ¿No? – El argentino no desperdició la oportunidad de ser vulgar.
El silencioso jadeo de Bad fue la única respuesta que necesitó.
— Take responsibility. (Hazte responsable.)
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