Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo final.

Mi familia, incluyendo mis amigos, me incluyen en un abrazo grupal y nos felicitan a los tres por graduarnos. Hacen todo un alboroto que me hace reír a carcajadas y nos tomamos muchas fotos debido a la insistencia de Montserrat.

Cristian y ella están muy felices, incluso están pensando en rentar un apartamento porque Sebastián y Fede están en ello. Quieren vivir juntos y me pone muy feliz ver a mi prima contenta, al lado de su príncipe Díaz.

Luego de las fotos, Mauricio nos lleva a nuestra mesa, ya dentro de las instalaciones del restaurante, donde se realiza un banquete en honor a los graduandos. Ya tengo conmigo mi lindo ramo de flores y lo huelo a cada nada, así como a él y su colonia tan divina.

Lo amo mucho y me muero por decírselo, pero todavía no he sentido que ha llegado el momento. Honestamente, una parte de mí no quiere ser la primera en decirlo porque me da miedo presionarlo.

Alguien me abraza por detrás y alzo el rostro para encontrarme con Aarón. Me levanto para abrazarlo a él y luego a Maite, su novia (¿quién lo iba a decir, eh?) e invitarlos a que se unan.

Juárez también fue invitado por Mauricio, y él trajo consigo a su novia, Elena, una compañera de trabajo de Federica que conoció debido a que le tocó ser su abogado para poderse librar de su ex novio violento.

Ella me cae bien y Juárez la cuida como si fuese de cristal, a ella le gusta mucho y me parece que se ven muy lindos juntos.

Luego de brindar y demás, la celebración sigue y esta vez ponen música. Mauricio, por supuesto, me invita a bailar y lo hacemos al ritmo de Juan Luis Guerra, por lo que me rio mucho.

—Ahora sí te puedo besar, no me vengas con que no —me pide y yo afirmo porque también se me antoja su boca—. Me haces muy feliz, mi reina. Como nunca lo he sido antes.

Y entonces, me besa. El mundo se evapora a mi alrededor cuando su boca se encuentra con la mía. Jamás pensé encontrar tanta felicidad en mi vida y gracias a él, el machito creído que me enamoró al demostrarme que debajo de esa capa protectora había un muchacho solo y triste, necesitado de luz y amor.

Suspira sobre mis labios cuando se separa de mí y junta su frente con la mía. Mi corazón aun late fuerte por él y respiro hondo, tratando de regular mi respiración.

—Te amo, Gabriela Arellano —confiesa y ahí sí siento que mi estómago se prende en fuego y mi corazón da una voltereta digna de una olimpiada dentro de mi pecho—. Te amo muchísimo.

Mis ojos se llenan de lágrimas y sonrío, abrazándolo con fuerza y lo siento reírse. Vuelvo a unir su boca con la mía en un beso corto y suspiro, aliviada.

—No sabes cuántas ganas tenía de decírtelo —respondo y él alza una ceja, divertido—. Yo también te amo, Mauricio Díaz Guerra. ¡Te amo con toda mi alma!

***

De regalo de graduación, Mauricio me regaló una hermosa filipina negra con un bordado de margarita donde debería ir un logo de algún restaurante. Además, tuvimos una noche muy apasionada en el rancho donde me hizo el amor hasta la saciedad, comimos pizza y bebimos vino.

Ahora, me encuentro viendo el contrato de trabajo de Fraga Restaurant, debatiéndome en si aceptarla o no. Ya todos saben que soy la pareja del señor Díaz y que lo nuestro es muy en serio, así que no debería ser ningún problema para mí.

Muerdo la punta de la tapa del bolígrafo y estoy por firmar cuando recibo una llamada. Contesto sin ver, observando las letras impresas frente a mí.

— ¿Diga?

Good evening, is this Gabriela Arellano? (Buenas tardes, ¿hablo con Gabriela Arellano?)

Me enderezo en mi lugar al reconocer el acento británico y eso captura la atención de Mauricio, quien está tan distraído con el trabajo que ni siquiera se ha dado cuenta de mi indecisión por firmar el contrato.

Eh, sí soy yo —respondo en inglés y Mauricio frunce el ceño—. ¿Quién habla?

Te postulaste en la feria para nuestros post-grados y especializaciones. Hemos contactado a tu escuela, hablado incluso con el chef que estuvo a cargo de tu curso, y luego de verificar que todo estuviese en orden, hemos decidido darte una beca del 100% para que estudies la especialización que desees.

Yo observo la pantalla y, en efecto, es un número de Reino Unido. Quiero gritar de emoción porque no me esperaba que me aceptaran, mucho menos que me dieran una beca y Mauricio se levanta, haciéndome señas para que le diga qué sucede.

Deme un momento, por favor —le pido a la persona y la voz femenina me responde que no tiene problemas y que incluso puede llamarme mañana si a esta hora no me conviene—. Sí, eso está perfecto, pero de verdad muchísimas, muchísimas gracias. Necesito evaluar algunas cosas.

Sé que debo hablar con Mauricio.

Cuelgo y me le guindo a mi novio, quien me ataja en el aire y empiezo a chillar de emoción. Mis piernas se enroscan en su cintura y brinco en mi lugar, por lo que él se queja y me lanza en el sofá con cuidado, quedando sobre mí.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan feliz? —inquiere—. ¿Por qué hablaste en inglés? ¡Cuéntame!

—Es que... ¿te acuerdas de la feria gastronómica estudiantil que hubo en Fraga hace tres meses? —Pregunto y él afirma, escuchándome con atención—. Resulta que me postulé en una escuela de gastronomía en Londres para hacer una especialización, pero juro que lo hice sin pensar en que me la darían y me ¡acaban de llamar! ¡Me dieron una beca completa!

— ¿De verdad, mi amor? —Pregunta y la ilusión se le nota en el rostro—. ¡No lo puedo creer! Eso me pone muy feliz, ¿por qué la conversación fue muy corta?

—Pues, porque eres mi pareja y te quería comentar esto primero. No te lo dije antes porque se me había hasta olvidado —le comento y él sonríe con ternura, regalándome un beso en cada mejilla—. ¿Te parece bien que viaje a Londres?

—¡Por supuesto! ¿Por quién me tomas? Es tu sueño, no voy a impedírtelo y, además, soy dueño del restaurante, ¿sabes? Puedo tomar vacaciones cuando me plazca e ir a visitarte —responde, haciéndome sonreír y suspirar de alivio—. De todas formas, será solo por un año.

Y la sonrisa se borra.

—Claro, en primer lugar es lo que quiero, pero sabes que yo deseo mudarme a Londres y si se me presenta la oportunidad, quisiera tomarla —le digo y él afirma, aplanando sus labios—. Pero bueno, igual no sabemos si eso llega a suceder. Por ahora, sí, será solo un año.

—Sí, amor. Y cuando el año se acabe, ya volveremos a tener esta conversación. No te preocupes, un paso a la vez. Además, sé que quieres vivir en Londres y no planeo impedírtelo, quiero que seas feliz —responde y me llena la cara de besos.

—Gracias por ser tan comprensivo —le digo y le robo un beso en los labios—. Y yo que planeaba firmar el contrato de Fraga.

—Ese contrato no tiene fecha de caducidad nunca. Así como el que tienes con mi corazón, ese donde juras amarme para siempre —me dice y yo me rio de sus ocurrencias—, ¿cierto?

—Es así. Lo juro, señor Díaz —hablo, alzando la mano—. Cuando estemos en Londres, y sean mis vacaciones, ¡podemos ir a Italia! Y así conoces el país de tus sueños, ¿no te parece?

—Mientras no nos topemos con Carlos... —refunfuña y yo le hago cosquillas. Jamás va a dejar ir ese tema—. Sí, mi amor. Viajaremos por todo el mundo si tú lo deseas.

Una llamada entrante nos interrumpe cuando está por besarme de nuevo y hunde su rostro en mi cuello, suspirando. Eso me hace reír y niego con la cabeza, divertida.

—Anda, debe ser importante —le digo, ya que es su celular.

El mío siempre lo tengo en vibrador y por eso casi nunca lo consigo cuando lo pierdo.

Se levanta y toma el celular antes de decirme que es Montserrat. A los segundos, la pone en altavoz y me pide que me acerque a él.

— ¡NOS VAMOS A SANTORINI, LA PUTA MADRE! gritan ambos, aunque Montse es la que seguro me va a dejar sorda.

— ¡Oh por Dios! —chillo, pegando brinquitos de emoción y puedo ver a Mauricio sonreír con orgullo. Sus ojos se llenan de lágrimas por su pequeña mimada y no puedo pasar eso por alto—. ¡Tu hermano va a llorar de la emoción, Montserrat! ¡No lo puedo creer!

—Nos acaban de llamar de la escuela y nos dijeron que hemos sido admitidos. ¡Haré mi especialización en vinos! —celebra ella.

—Pues... ¡YO FUI ADMITIDA EN LONDRES! —grito también y Montserrat chilla aún más fuerte, mientras Cristian me felicita—. Me iré por un año a hacer la maestría, ¿ustedes?

—Creo que son dos, pero no importa. Te visitaremos en Londres y cuando volvamos, estarás en Fraga como chef, yo dirigiré un restaurante y crearé la marca de vinos del negocio.

—Así será, cuñadita. Es la mejor vista al futuro que me pudiste brindar —respondo, mirando a Mauricio y le lanzo un beso en el aire—. Bueno, les dejamos para que celebren. Yo tengo que contarles a Fede y a mi madre. ¡Los amamos!

— ¡Y nosotros a ustedes! —se despiden y cuelgan.

Mauricio me alza en el aire y yo chillo por el susto, pero termino riendo. Enrosco mis piernas en su cintura y tomo su rostro entre mis manos, uniendo su boca con la mía.

—Y yo que te iba a pedir que te mudaras conmigo... —musita pegado a mis labios y yo me alejo, alzando las cejas con sorpresa—. Pero no importa, puedo aplazarlo con tal de ver como logras tus sueños. Eso sí, es aplazarlo, señorita, porque usted y yo terminaremos viviendo bajo el mismo techo, ¿eh?

—Por supuesto que sí, mi amor —le aseguro y vuelvo a besarlo—. Te amo.

—Te amo, mi reina.

FIN.

N/A: ¡No se vayan al epílogo sin votar y comentar, eh! Recuerden que las vigilo o.o

¿Les gustó este capítulo final? Mau y Gaby se separan, pero solo en distancia ¿eh? Su amor sigue siendo fuerte :)

PD. Recuerden que "Caricias de chocolate" ya se encuentra disponible en mi perfil y pueden leer el primer capítulo. También denle amor a Sebas y a Fede :3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro