12.
El Jeep se detiene y es cuando me doy cuenta de que ya llegamos. Además, Montse aplaude y se baja, pegando brinquitos de emoción.
Mi prima levanta la cabeza de mis piernas y parece desorientada por unos instantes. Sebas se baja y nos abre la puerta, extendiendo su mano hacia ella y esta bufa, bajándose de un brinco ella solita.
―Yo sí te la acepto ―le digo, tomando su mano y bajándome de la camioneta con su ayuda.
Él me sonríe mostrando los dientes y me parece muy lindo como se le achinan los ojos cuando lo hace.
― ¡Pero qué lindo sonríes! ―lo halago y él desvía la mirada, avergonzado. Observo a mis alrededores y un jadeo escapa de mi boca―. ¡Santa madre de Dios!
El lugar es enorme. Es un rancho agrícola así que hay muchas áreas verdes y puedo divisar como 3 cabañas formidables. La principal, creo yo, es de dos pisos, además se puede escuchar el sonido de gallos y caballos, tal vez una que otra vaca.
―Son 3 cabañas. La principal cuenta con dos recámaras y tiene spa, jacuzzi, sauna, gimnasio. Hay otra donde está la alberca y bueno, ya la demás es como una cabaña para eventos. Hay cancha de tenis y de básquet ―nos describe Montse mientras caminamos por el lugar―. Nos quedaremos en la de eventos porque es la que tiene 3 habitaciones.
La enorme casa de dos pisos (que ya sé que no es la principal) es de ladrillos, con un bonito jardín, arbustos y árboles rodeándola. Subimos unas escaleras pequeñas, caminamos por un pasillo angosto, pero corto y Mauricio abre la puerta, dejándonos pasar.
― Mierda ―masculla Fede, tan asombrada como yo.
El suelo es de madera lisa y clara, los tonos cálidos son los que más se apoderan del lugar y el negro es el que hace algunos contrastes. Por supuesto, hay cuadros de todo tipo, los más llamativos son los que tienen caballos, fresas y vinos.
―Montse, calienta lo que les pedí para almorzar y espérenme en el comedor. Tengo que arreglarme para la reunión de trabajo ―ordena Mauricio―. Será en la cabaña principal, así que pueden divertirse sin problemas.
Montse saca las cajas de pizza y las calienta en el horno una por una. Nos lleva al dormitorio donde nos quedaremos y dejamos los bolsos allí.
Me quito la gorra y arreglo la coleta antes de salir y tomamos asiento en el comedor. Sebas se fue con Mauricio, así que estamos las tres solas.
―Amo este tipo de momentos ―habla Fede, sonriendo―. Cuando no están...
―...ellos ―culmino por ella cuando ambos entran vestidos con trajes negros.
La camisa de botones blanca me recuerda al incidente de ayer, sobre todo porque tiene los tres primeros botones desabrochados. El saco negro le aprieta los brazos y el pantalón le queda bien, ni tan ancho ni tan ajustado.
Honestamente, y para mi pesar, se ve... muy guapo.
―Buen provecho, chicas ―dice, tomando asiento en el centro.
Gracias a Dios me toca sentarme junto a Sebas y no junto a él. El menor está vestido igual, solo que con menos botones desabrochados y desprende un olor varonil increíble. ¡Benditas sean las colonias masculinas!
―Igualmente ―respondemos y nos centramos en comer.
―En la cena cocinaremos nosotras, ¿les parece? Así Gaby y yo practicamos y conocemos como son los postres de Fede ―nos anima Montse antes de meter un trozo de pizza a la boca con su tenedor.
Menos mal comió primero, ya iba a ir yo de ordinaria a comer pizza con la mano. Bueno, es que la pizza se come así, no joda.
―No se vayan a embriagar entonces, no quiero cocineras borrachas en la cocina ―dice Mauricio, mirándonos a cada una con la ceja alzada.
― Bien ―refunfuña la menor, rodando los ojos.
―Cuando salgamos de la reunión, podemos ir a la alberca ―dice Sebas, haciéndome sonreír.
―Sí, sería genial ―celebra su hermana, sonriendo abiertamente.
Terminamos de comer y nos vamos a la recámara. Federica me contagió su sueño, así que me cambio por una ropa más cómoda y me acuesto a dormir, escuchando como Montse y ella hablan hasta por los codos.
Cuando abro los ojos me sobresalto al ver a Mauricio al filo de la cama, mirándome. Él sonríe de lado y apoya su mano en la cama, muy cerca de mis piernas descubiertas.
― ¿Qué haces aquí? ¿Y las chicas? ―pregunto, sentándome para alejarme de él.
―Están en la cabaña principal acabando con el vino ―responde―. ¿La pongo nerviosa, señorita Arellano?
Resoplo en respuesta y revoloteo los ojos en su dirección. Él tira de mi tobillo hasta dejarme muy cerca de él, haciendo que ahogue una exclamación.
― ¿Qué haces? ―gruño, tratando de volver a alejarme pero me tira de nuevo, dejándome aún más cerca.
―Le hice una pregunta, Gabriela ―recuerda, rozando su nariz con la mía.
―No ―respondo, siendo traicionada por mi voz que sale ahogada.
Su mano viaja a mi mejilla e instintivamente me alejo, mirando sus labios por unos instantes. No puedo controlar el movimiento de mi boca al morder mi labio inferior y lo miro a los ojos, unos tan oscuros como la noche y tan encendidos como una hoguera.
Una que me está derritiendo por dentro.
―A-aléjate ―balbuceo, pero no me muevo.
― ¿Por qué? Al parecer me quieres cerca ―murmura, colocando un mechón de cabello tras mi oreja con suma lentitud.
Mi piel se eriza y la tela del sostén me incomoda al sentir mis pezones duros. Siento que la piel me arde y que algo en mi interior está luchando para no salir, sin embargo, cuando tomo el impulso y uno nuestros labios, siento que ha perdido la batalla.
― ¡No! ―grito, despertándome.
Me siento de golpe, respirando con dificultad y sudando como si estuviese en una sauna. Miro a mi alrededor, notando que estoy sola y suspiro de alivio. Mi mano viaja a mi pecho y siento como se desboca mi corazón, casi como si fuese a explotar.
Eso solo me dice que no puedo permitir que Mauricio me bese o perderé el juego, junto con mi dignidad.
― ¿Gaby? ―pregunta Fede, entrando a la habitación―. Qué bueno que despertaste. Uh, ya vamos a la alberca.
Respiro hondo y me meto al vestidor para colocarme mi traje de baño negro y encima me coloco un short blanco y una camisa de malla del mismo color. Me calzo las sandalias y salgo, encontrándome con Fede colocándose su calzado.
Ella tiene un short negro, una blusa transparente del mismo color y puedo notar que su traje de baño es púrpura: su color favorito. Lo usa en casi todo, por eso tiene algunas mechas en su cabello de ese color.
― ¿Lista? ―pregunta, se nota bastante nerviosa.
―Nop ―digo, explotando la p al final.
Me suelto el cabello antes de salir de la habitación, con una cartera pequeña que tiene protector solar, bronceador y nuestros celulares.
Salimos de la habitación y nos encontramos con Montse, que tiene un vestido playero tejido de color blanco y puedo ver que su traje de baño es del mismo color.
―Guapas, vamos, vamos. Tenemos la alberca para nosotras solas por unas horas ―dice, tirando de nuestras manos.
Fede y yo nos vemos y sonreímos con alivio antes de caminar hasta la alberca. Quedo con la boca abierta al ver el lugar, la piscina es de un color turquesa cristalino, las paredes son rocosas y el piso de madera lisa. El techo termina en pico y es altísimo, además tiene ventanas en mosaicos hermosos y coloridos.
Las tres nos quitamos la ropa y quedo sorprendida con el cuerpo de mis amigas. Montse tiene la piel de un precioso color bronceado, su cuerpo es curveado, delgado pero no mucho y esbelto; por otro lado, Fede es un poco más caderona, de piel clara y un cuerpo con curvas y un poco más rellenita que Montse.
Me siento un poco avergonzada porque yo soy delgada, culona y no tan curvilínea como ellas. Sin embargo, no dejo que eso me afecte y disfruto de unas horas sin Mauricio cerca.
Y por la sonrisa de Fede, creo que piensa lo mismo solo que con Sebas.
Duramos un buen rato nadando, conversando y tomando. Montse rellena mi copa de piña colada y me recargo de la orilla de la piscina para darle un sorbo. Juro que no soy alcohólica, pero es que estas son ocasiones especiales.
Nos hemos tomado un montón de fotos, Montse puso música por los parlantes y han sido unas horas divertidas, la verdad.
Doy un último sorbo y me sumerjo en el agua, nadando hasta la otra esquina. Cuando llego, salgo a la superficie, paseando mis manos por mi rostro y llevándolas a mi cabello para dejarlo hacia atrás. Me paralizo en mi lugar cuando veo unos zapatos de vestir y subo mi mirada hasta Mauricio, quien tiene las manos metidas en sus bolsillos y me mira con una sonrisa seductora en el rostro.
―Ya se nos amargó la fiesta ―es lo que digo, rodando los ojos.
Me doy media vuelta y nado sin sumergirme mucho en el agua. Tomo mi copa y salgo de la piscina, dándole un buen sorbo.
―Vayan a cambiarse para unirse a la diversión ―les ordena Montse, empujándolos fuera del lugar―. Tienen unos quince minutos más de paz, cuando mucho.
Fede y yo nos cruzamos de brazos, mirándonos con fastidio. Tomo unas fresas bañadas en chocolates y me las como una por una, degustando el rico sabor cítrico de la fruta.
Unos gritos me hacen pegar un brinco por la sorpresa y luego salpica agua por todas partes. Observo hacia la alberca, viendo como Mauricio y Sebas bromean, salpicándose agua el uno al otro.
―Ay, qué niños son ―se burla Fede, riendo.
― ¡Vamos a jugar! ―chilla Montse, contenta―. A las luchitas. Son dos equipos, cuatro contrincantes. Uno tiene que subirse a los hombros del otro miembro de su equipo y se hace luchitas.
― ¿Quién empieza? ―pregunta Sebas, recostándose de la orilla.
― ¿Y si jugamos hombres contra mujeres? No creo que Mauricio no pueda con Sebas ―dice Montse, moviendo las cejas con diversión―. ¡Yo elijo los equipos y seré el árbitro!
Sale de la piscina y en su lugar entra Fede, chocando su puño conmigo.
―Bien. Abajo irán Mau Mau y Gabriela, arriba Fede y Sebas ―declara la menor de los Díaz, haciendo que Fede sonría con malicia.
— ¡No me llames así! —se queja Mauricio y Montse le resta importancia, por lo que él termina rodando los ojos.
Me sumerjo bajo el agua para que mi prima se trepe en mis hombros y cuando salgo ya el equipo Díaz está en posición.
― ¡Vas a perder y lo sabes! ―la provoca Sebas.
― ¡Ja! No sabes con quien estás jugando ―se defiende mi prima.
Con el equipo Arellano, el equipo trampitas. Porque somos muy tramposas y malas perdedoras, una pésima combinación.
N/A: Prepárense. El siguiente capi viene muy bueno, solo digo jeje ¡Lo estaré subiendo el próximo viernes sí o sí!
No se olviden de dejar su votito y su comentario sobre el capítulo.
PREGUNTA: ¿Les interesa saber la historia de Sebas y Fede? ¡Respondan en comentarios, por favor! *-*
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