Seungmin no sabía cómo había llegado a ese punto, pero lo único que tenía claro era que Chan lo hacía sentir seguro. Era como si estar cerca de él pudiera borrar cualquier rastro de lo que había pasado en esa maldita fiesta. Las luces, el ruido, las miradas, todo eso aún pesaba sobre su pecho, pero cuando Chan estaba cerca, el peso disminuía.

Desde aquella noche, Seungmin había comenzado a pasar más tiempo con Chan, casi como si su presencia fuera un escudo contra el caos que aún resonaba en su mente. No había palabras sobre lo que sucedió en la fiesta. No había explicaciones ni disculpas. Solo un entendimiento tácito que parecía crecer entre ambos.

Una noche, mientras Chan revisaba algo en su laptop, Seungmin se acercó sin avisar y se dejó caer a su lado en el sofá. No dijo nada, no miró el ordenador ni preguntó qué estaba haciendo. Simplemente se acomodó, apoyando su cabeza en el hombro de Chan, como si fuera lo más natural del mundo.

Chan sonrió para sí mismo, aunque Seungmin no lo vio. Era un gesto pequeño, pero cada vez más frecuente. Desde hace semanas, Seungmin se acercaba a él de formas que nunca había hecho antes: tocándole el brazo al pasar, buscando su atención con preguntas sencillas, quedándose en silencio a su lado como si eso fuera suficiente.

“¿Estás cómodo ahí?” preguntó Chan, su voz suave para no romper el momento.
“Sí,” murmuró Seungmin, cerrando los ojos por un instante. “Estoy bien.”

Chan volvió a su trabajo, pero no podía concentrarse. La cercanía de Seungmin era un recordatorio constante de lo mucho que significaba para él. Había algo en la forma en que confiaba en él ahora, en cómo buscaba su compañía sin necesidad de palabras. Algo que hacía que su corazón se sintiera más pesado y liviano al mismo tiempo.

Mientras tanto, Seungmin se sumergía en sus propios pensamientos. Había algo tranquilizador en estar con Chan, en sentir la calidez de su cuerpo junto al suyo. No sabía exactamente por qué, pero no quería analizarlo demasiado. No podía permitirse abrir esa puerta.

“¿Tienes hambre?” preguntó Chan después de unos minutos de silencio.
Seungmin negó con la cabeza, pero no se movió de su lugar. Su cabeza seguía descansando en el hombro de Chan, y una parte de él deseaba quedarse así toda la noche.

Chan, por su parte, no dijo nada más. Cerró su laptop con cuidado y dejó que el silencio hablara por ellos. Su mano se movió casi instintivamente para rozar los mechones desordenados de Seungmin, acariciándolos con una ternura que ni siquiera había planeado mostrar.

Seungmin no protestó, pero tampoco respondió. Solo dejó que el momento pasara, guardando esa sensación para él, en algún rincón de su mente donde pudiera visitarla más tarde.

Y Chan, mientras jugaba con el cabello de Seungmin, no pudo evitar sentirse más enamorado. No sabía cuándo había empezado, ni cuándo se había intensificado. Pero ahora, sentado con Seungmin apoyado contra él, estaba seguro de que nunca podría alejarse.

Una pequeña actualización para comenzar nuevamente.
Gracias a todas las personitas que comentan y le dan estrellita a los capítulos.