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-Treinta y nueve grados, Yoongi. -dijo el rapero quitando el termómetro de mi boca y me extendió un vaso con agua -abre ah~

-Ni lo pienses -le arrebaté la pastilla que quería ingresar a mi boca con sus manos -Dame acá, no soy un niño.

-Que delicado. -hizo un puchero, y terminé tragando la pastilla -Hyung, ¿Porqué has estado tan de mal humor? No es bueno para tu salud, debiste decirme que estabas enfermo mucho antes.

-Estoy bien, esto no es nada Hoseok.

-Traje también comida, por si quieres la dejé en la isla de la cocina.

-Bien. -me recosté en el espaldar de la cama mientras el pelirojo guardaba los medicamentos en la bolsa y diciendo que llevaría las cosas abajo salió por la puerta escaleras abajo.

Menos de dos minutos pasaron cuando escuché sus pasos entrando en la habitación, mantuve los ojos cerrados sintiéndome un poco mareado aún.

-Yoongi hyung, no tenía idea de que te gustaban los animales~ eres alguien tierno y dulce después de toda esa máscara de viejito ochentero, ya estaba dudando.

-No me gustan los animales y no tengo un...

Me levanté de golpe nuevamente arrepentido de tener una asquerosa suerte.

-¿Porqué es morado? ¿Lo pintaste? Eso no se hace Yoongi, les hace daño -hizo un mohín -¡Oh! ¡Tiene y dos colas! ¿Cómo puede ser? Mira que lindo. -él acariciaba sus orejas mientras lo sostenía en sus brazos y el felino gustoso recibía el tacto.

Pero que maldito...

-Eso no es mío. -gruñí señalándolo.

-¿Qué? Pero si está en tu casa. Es imposible que sea de alguien más, este apartamento solo es tuyo, nadie más vive cerca.

-Pero no me pertenece, SeokJin lo olvidó aquí el día de mi cumpleaños. Vaya mierda la que hizo -el felino gruñó apenas solté las palabras -Viene a llevárselo hoy, o creo que era NamJoon. Como sea no te encariñes.

-Que malo. Ya me había ilusionado. Por un momento creí que el gran Agust D se había vuelto dócil por un pequeño y tierno gatito. -bufé en una risa. -¿¡Me lo puedo quedar!? -exclamó emocionado.

-Ni lo sueñes.

-P-pero ¡Si no lo quieres!

-No lo querrás te lo aseguro. -dije arrastrando las palabras, Hoseok se limitó a verme desde el extremo de la cama. -Es un maldito monstruo.

-¡Yoongi! No digas eso, que desalmado eres. ¿Cómo puedes decir eso de un minino indefenso?-Indefensamente destructible. -Él puede escuchar y se sentirá mal.

Oh, claro que sí sería tan gratificante.

-No tienes idea, si te lo digo no me lo creerías. -el pelirojo se levantó aún con el gato en sus manos dirigiéndose al sillón en una esquina de la habitación -Es una bola más que peluda de sorpresas.

-Que exagerado. La fiebre te quemó el cerebro y de paso las neuronas, amigo. -no sé cómo aún lo soporto, ni siquiera sé cómo es mi mejor amigo. -Hasta le pusiste ropita, aw~

Rodé mis ojos sentándome en la casa.

-No fui yo, fue él mismo. -aseveré y él soltó una carcajada moviendo su cabeza de un lado a otro. -Si, si, si ríete todo lo que quieras pero es verdad.

-¿Dices que está entrenado entonces?

-No. -alzó su ceja viéndome -Jimin se la puso, en serio.

Me estaba comenzando a irritar.