A medida que los trazos de tinta llenan la página y las palabras forman frases, veo que  la muralla del castillo se eleva tal como la he imaginado.

  Me he referido muchas veces en distintas obras a qué me da fuerzas para escribir: amo construir universos con la imaginación, es igual que respirar. Así que aquí voy a hablar de qué me dio fuerzas para escribir mi primera novela.  Tiene un nombre: el de la escritora Carmen Posadas. No la he incluido en la entrada anterior porque quería hacerlo ahora.

  Os contaré la historia. Me vine a vivir a España en septiembre de 1998. El día que empecé a  escribir Amor más poderoso que la muerte  encendí el televisor y vi que le estaban entregando el Premio Planeta a Carmen por su novela Pequeñas Infamias. No recuerdo cuántas páginas llevaba escritas pero enseguida me llamó la atención porque ella también tiene doble nacionalidad, española y uruguaya. «Es una señal», me dije. 

    Así que cuando iba más avanzada le escribí  pidiéndole consejos y también si me podía decir a quién llevarle el manuscrito cuando estuviese finalizado. No solo me contestó una carta encantadora sino que también me dio el nombre y demás datos del editor de Seix Barral en ese entonces, Basilio Baltasar, autorizándome a que la mencionara. Con el libro terminado fue que cogí el avión y me fui a Barcelona.

  Pero no quedó ahí: más adelante leyó ese manuscrito y me dio más consejos. Si se lo hubiese dado antes de aparecerme por la ciudad condal me hubiera ahorrado el pasaje, aunque no me puedo quejar porque lo pasé genial recorriéndola. 

  A raíz de esta experiencia tan satisfactoria es por lo que me molesto tanto cuando veo que determinadas personas se comportan de manera cruel, criticando a otros wattpadianos como si lo supiesen todo. Comparo esa actitud con la delicadeza de Carmen Posadas y la empatía que me demostró. Podía haberme dicho perfectamente que la primera versión de mi primera novela era un trozo de caca porque realmente lo era. Pero no lo hizo: me explicó que se notaba que era una obra primeriza, me dio más consejos y me animó mucho para que siguiera escribiendo.

  Después de tanta cháchara tengo que finalizar esto con una conclusión:  si en algún momento te parece que el destino te envía señales  que te hacen creer que vas a terminar publicando tu obra en el Grupo Planeta no les hagas caso, es un disparate. ¡Publica aquí en Wattpad!