Había de admitir, que los niños no esperaban aquel cambio en su padre.

─Tal parece que las leyendas son ciertas.

─Por lo menos padre es nuevamente feliz.

YeonJun sonrió, mientras ayudaba a colocar la mesa. Aún no estaba del todo contento con su otro padre, pero mientras Afrodita este bien, él sentía que volvía a creer en el amor.

─Es cierto, es lo único que importa.

La puerta fue tocada, y Deimos y Fobos fueron a abrir muy ansiosos.

─Controlense enano uno y enano dos. ─Grito Anteros, quien junto a TaeHyung servían la comida.

JungKook entro al comedor, sosteniendo a Anteros y a Deimos sobre sus hombros, mientras reía.

─Mis guerreros, ¿han estado bien?

─¡Sí! Ya estamos ansiosos de ir a una batalla contigo papá.

─Ay por favor, no hablen de guerras ni batallas aquí, me ponen nervioso. ─TaeHyung cruzó sus brazos, indicando con la mirada que todos se sentarán.

Y así lo hicieron, sus cinco hijos se sentaron en sus lugares, y JungKook al lado de TaeHyung.

─Hace tiempo no comíamos en familia, esto es tan cálido, me gusta. ─Lia empezó a comer, a la par de sus hermanos.

JungKook miro a TaeHyung, quien miraba a sus hijos como siempre lo hacía, con todo el amor que tenía en su corazón.

TaeHyung volteo a ver a JungKook, besando su mejilla.

─Mejor come, recuerden, la ambrosía al final niños.

Oyó algunas quejas, pero no le importó para seguir comiendo.

Así, su inmortalidad estaba bien.

Los mortales iban y venían, y eran tan frágiles y tan sensoriales que sentían mucho con ellos. Pero al final, JungKook y sus hijos estarían ahí, con él.

Ellos estarían siempre con él.

Y eso era lo que importaba.