TaeHyung veía a los mortales de lejos, había amor por todos lados, su presencia era fundamental para el sentimiento humano. Era bello, y el dios del amor.

¿Pero de que servía si él no tenía amor de verdad?

─ ¿Por qué este hermoso Dios está tan triste? ─ TaeHyung se sobresaltó, sonriendo inevitablemente cuando JungKook apareció detrás de él.

─ Tu sabes perfectamente el porque tontito. ─ Bromeó TaeHyung, sonando desanimado.

JungKook apretó sus labios. No podía dejar de culpar a su padre por ver al chico de esa manera.

─ Tal vez esto te alegre. ─ TaeHyung volteó rápidamente, JungKook acercaba una corona hermosa hacia el.

La corona tenía algunas gemas de color rojo, la mayor parte era dorado, y tan brillante cómo el sol.

─ Vaya, es hermoso. ─ TaeHyung se agachó un poco, para que JungKook le colocase la corona. Cuando lo hizo, se puso firme. ─ ¿Qué tal?

JungKook suspiro, quedándole viendo por un largo rato.

─ Más que perfecto. ─ Murmuro, y TaeHyung se sonrojo.

Habían pasado dos meses, y JungKook constantemente estaba con él, le hacía reír, le regalaba cosas de corazón y además le daba cumplidos.

─ Ya, gracias señor Ares.

─ No hay de que, Afrodita. ─ Bromeó, y ambos rieron después de tanta formalidad.

Pronto, sus cuerpos inconscientemente se acercaron, quedando muy juntos.

─ Sabes, siempre me pregunte cómo se verían la guerra y el amor. ─ Murmuro JungKook, acariciando el rostro de TaeHyung con delicadeza.

Lo suave que era la piel de TaeHyung era asombroso, tenía una piel tan perfecta, todo de él era simplemente perfecto.

─ No lo sé, ¿tú cómo crees que se verían?

─ Yo digo que muy bien, ¿tú qué dices?

TaeHyung miró hacia otro lado, su corazón palpitando rápido.

JungKook era demasiado lindo con él.

─ ¿Por qué te gusto?

Dijo bajito, pero lo suficientemente alto como para que JungKook escuchara. Sabía que iba a ser como los demás, esperaba esa típica respuesta de "porque eres bonito".

En el fondo, quería creer que no, que JungKook no iba a ser como los demás. No por algo no le había pedido sexo a la primera, ni desposarlo, él le había dedicado tiempo.

─ Porque eres hermoso. ─ TaeHyung suspiró, de sentía decepcionado. ─ Tanto por dentro como por fuera.

El rubio alzó la vista, encontrándose con los ojos de JungKook, quienes lo miraban de una manera en que nadie le había visto. Con amor.

─ Eres muy divertido y risueño, tu belleza no solo es exterior y superficial, eres muy sociable e inteligente, y juraría que podrías ser muy poderoso de igual manera. Eres simplemente perfecto veas por dónde lo veas.

TaeHyung sintió sus mejillas arder, sus ojos empezando a brillar por tan dulces palabras que le dedicaba JungKook. Tenía tantas ganas de besarlo.

Sin embargo.

Se separó de JungKook, empujándolo detrás de un árbol lejos de él.

─ TaeHyung, ¡hola! ─ Helios, dios del sol le saludaba con la mano, mientras daba su vuelta por el mundo.

TaeHyung le devolvió el saludo, viendo desaparecer a Helios.

JungKook salió de su escondite, acercándose de nuevo al Dios del amor y la belleza.

─ Cierto, nuestro chismoso favorito. ─ Dijo sarcástico JungKook, no le caía bien Helios, cada cosa que veía la comunicaba.

El viento soplo, haciendo que los cabellos de TaeHyung fueran hacia su lado derecho.

─ JungKook, te quiero. ─ Dijo, acercándose a él y abrazándolo. ─ Y quiero estar contigo.

JungKook rodeo la cintura de TaeHyung con sus brazos, mientras los brazos del rubio subían hasta su cuello.

─ Yo también te quiero y deseo estar contigo.

Ambos lo querían, por supuesto. Sin embargo, casi nada estaba a su favor.

─ Si queremos estar juntos debemos ser precavidos. Necesitamos un acompañante que vigile que Helios no venga, tenemos que tener cuidado.

─ Entonces solo debemos tener cuidado con ese bocón y tú y yo... ─ JungKook parecía feliz, demasiado entusiasmado.

─ Por supuesto que sí guapo, BoGum se va a las nueve, podrías venir unos minutos después por si acaso, siempre es muy puntual con sus horarios.

JungKook asintió, sonriendo ladino.

─ Bien, entonces mañana nos vemos.