Observa la (des)ilusión

YoonGi no dejó que SeokJin lo eche del coche, antes necesitaba decirle todo.

—Ya no más —repite SeokJin con tono cansino, haciendo eco de la última frase que dijo YoonGi.

Pero YoonGi no quiere que el otro malinterprete lo que comentó por lo que se apresura a hablar:

—Es verdad... —Suspira al fin tomando valor—. No te niego que nos besamos, yo... sabes que soy un tanto torpe cuando me pongo nervioso. TaeHa es mi ex, pasé mucho junto a ella y es lógico que mi primera reacción haya sido quedarme y corresponder. Me encontraba listo para irme, juro, pero ella me tomó desprevenido y me besó. Iba a rechazarla, solo que sigue siendo importante y me quedé. No pensé. Lo siento, SeokJin, tienes todo el derecho a estar enojado. Lo entiendo.

—Oh, gracias por autorizarme a sentirme como la mierda. —Sarcástico, responde SeokJin, pero YoonGi no lo deja interrumpirlo mucho más.

—Debes saber también que si iba a rechazarla es porque estaba consciente que vendrías. Dije que iría contigo a esa reunión del trabajo...

—Te desligo de todo compromiso, ve sin cuidado —YoonGi hace como que no lo escucha.

—Por lo que TaeHa trató de retenerme, me quitó el saco y yo le sujeté las muñecas cuando buscó desprenderme la camisa. Estaba, honestamente, desorientado. Mis sentimientos revueltos. Forcejeamos. Sin querer ella empujó el cochecito del niño y GiBeom lloró. Oír a mi bebé llorando fue como un golpe, ¿crees? Se planteó ante mí la idea de que esa pelea era innecesaria. Si yo no me iba, todo sería paz. Mi hijo no estaría estresado por oír a sus padres discutir, yo no estaría sintiéndome extraño y TaeHa no buscaría hacerme entrar en razón. Pero... —Se apaga, como si hubiera agotado sus fuerzas y se desploma un poco sobre el asiento—. Pero me resistí a esa tranquilidad.

SeokJin miraba el volante, aunque sentía los ojos de YoonGi sobre él; esperaba una reacción de su parte, aunque adrede se mantuvo quieto, terco.

—Desde que te conozco, eres... has sido siempre en mi vida un punto de caos ¿crees? Te portas como si la vida fuera algo que desafiar, no te importa mucho qué dicen, qué piensan de ti. Ni siquiera te interesa que esto nos haya unido y herido por años, fuiste mi amante sin darte un poco de lugar a buscar a alguien que te ame sin tantos pretextos. Y yo supe todo este tiempo que eres de esa clase de persona que logra que otros se detengan de su camino para verte, haces que los demás se planteen qué están haciendo.

—Soy un encanto, ya sabes —comenta con amargura Seokjin.

—Lo eres, Kim SeokJin. Eres el hombre del que cualquiera podría enamorarse —YoonGi ve a SeokJin exhalar, menear la cabeza resignado, por lo que sonríe y lleva la mano al mentón del otro para que le devuelva la mirada—. Incluso yo, que estoy cómodo y a gusto en este armario.

SeokJin lo observa y descubre que YoonGi está conteniendo el llanto; se apena de no tener ni la más mínima intención de consolarlo.

—Es por eso que no podemos seguir así, con este comportamiento furtivo. No es justo.

—Parece que has descubierto otro planeta —Se burla SeokJin.

—Te amo, Kim SeokJin... —Acaba diciendo YoonGi cuando no puede contener más su verdad—. Te amo y no quiero que seas mi maldito amante. Ya no. Yo quiero... quiero salir contigo a citas. Quiero vivir contigo. Que veas a mi hijo, que conozcas a mi familia... y no como un amigo. Mis amigos se volverán los tuyos. Va a ser difícil, pero prometo dar de mí lo necesario para que podamos, eh... para que estemos bien los dos.

Y eso era todo. YoonGi expuso ante SeokJin lo que tanto tardó en aceptar.

—No te preocupes —dice SeokJin soltándose, pero sonriendo.

—Mis padres van a tener una crisis —Se ríe YoonGi, asustado.

—Ellos reaccionarán según sus visiones y experiencias, tendrás que entenderlos.

—Como tú has hecho conmigo, has sido muy paciente —YoonGi quiere tomar la mano de SeokJin, pero, amablemente, el otro se rehúsa.

—Es lo que me hace especial, supongo —Se encoge de hombros y voltea a buscar el obsequio para dárselo a YoonGi—. Tendrás que serlo tú también.

—¿Qué es esto? —pregunta YoonGi, curioso, tomando el regalo que el otro le extiende.

El rostro de SeokJin se pinta de un bonito rosado.

—Creí que sería lindo darle un regalo a GiBeom por su cumpleaños. Aunque, ahora que lo pienso, tal vez no sea prudente... Decide tú si quieres dárselo o no. Yo no me enfadaré.

—Gracias, Jinnie —sonríe YoonGi, ilusionado—. Podremos traerlo mañana. Tal vez podemos ir a algún sitio los tres. Sería bueno que nos tomemos la tarde libre para disfrutar.

—Lo sería... —concordó Seokjin, pero agregó con cierta culpa—: Aunque no va suceder.

YoonGi se tensa; SeokJin está tan serio, con su rostro cerrado, no dejando que leyera qué estaba pensando. La anterior expresión derrotada había mutado a otra que no daba señal alguna de estar en sintonía con la reciente confesión de amor de Min YoonGi.

—¿SeokJin...?

—Baja del coche, por favor —pide este.

YoonGi no puede replicar ante el tono que SeokJin utiliza. Ve que tal vez sea mejor, por el momento, dejarlo ir.

—Okay... —Accede y abre la puerta—. Estaré quedandome con mi hermano, llámame o ve por mí.

SeokJin asiente sin darle una mirada.

El auto arranca y se marcha tan deprisa que YoonGi cree que tal vez es una señal. Solo que su esperanza está tan alta que prefiere creer en ella.

Nota:

Aprovecho este espacio para declarar mi amor incondicional a Kim SeokJin, porque sí.

Y que si hubiera sido Yoon, no sé, me tiro arriba del capó, mínimo jaja dramática nivel Faraona y Nacho.

 :)