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V E I N T I U N O | C A F É 🎭

«Me sentí feliz por ver que ella también estaba interesada en mí, que poco a poco iba abriéndose a mí. No sabía el futuro, pero esto era un paso bastante grande para ella y quería demostrarle que merecería la pena hasta el último minuto»

Colson.

Los sábados eran el perfecto día de la semana para disfrutar del día. Si bien podría ser un día cualquiera, para muchos lo aprovechaban para descansar, para no levantarse tan temprano como cualquier otro día.

Para Jamie era un sábado más, como vivir un eterno domingo. Y aquella noche apenas pegó ojo tras los acontecimientos del día anterior.

Milly la había estado cuidando la tarde de ayer, tras llegar a casa y verla con el tobillo de aquella manera. Se sorprendió que hubiese pisado un hospital, más que hubiese salido de su piso tras tanto tiempo sin hacerlo. Y, lejos de como tenía el tobillo, Milly se sintió orgullosa por su hermana, por el gran logro que había hecho.

Ahora Jamie, la cual se encontraba sola esa mañana debido a que su hermana pequeña había salido a estudiar en la biblioteca pública, tenía un gran dilema. Si bien el día de ayer, lo que había sucedido, le había pasado factura físicamente y emocionalmente, en el fondo deseó poder dar otro paso, por pequeño que fuese, para salir de ese piso y seguir adelante. Pero luego estaba su otra parte, su parte oscura, la que hablaba negativamente, la que le decía que le sucederían cosas negativas si pisaba otra vez fuera de su piso.

La voz negativa, ese lado oscuro, era mucho más ruidoso que la voz positiva y Jamie siempre terminaba por rendirse a ese lado oscuro. Pero ese día, quizás por el gran paso que había dado el día anterior, no quiso escuchar su negatividad. Le dio de lado para tomar ella la iniciativa.

Se había acostumbrado tanto a estar en pijama, que ya apenas se acordaba que las otras veces que Colson la había visto estaba con un pijama bastante corto. Ese día no era para menos. Y decidió hacer algo que su "yo" actual no haría.

Caminó lentamente, como podía con el tobillo como lo tenía, hacia el piso de su vecino. Dejando la puerta abierta y mirando hacia aquella línea imaginaria que ella misma había creado en su propia mente. Observó el piso de Colson, el cual estaba a menos de 2 metros y, sin pensárselo demasiado, colocó su pie fuera de esa línea y caminó con las piernas temblorosas hacia aquella puerta.

Su corazón parecía que se le iba a salir del pecho por los fuertes latidos que estaba teniendo, pero lo dejó estar. Simplemente dejó fluir sus sensaciones, sus temores, como tantas veces le había dicho su terapeuta. Pero las otras no la escuchaba, no quería salir de su zona de "confort" y siguió en sus trece. Esta vez lo puso en marcha y estaba de lo más nerviosa.

Caminó lentamente, como podía por su tobillo lastimado, pero también por su mente tan controladora y sus nervios no eran para menos.

Un paso, se posicionó ha menos de un metro.

Otro paso, ya estaba frente al piso de su vecino.

Apretó la mandíbula con fuerza, tomó todas sus fuerzas que le quedaban y tocó el timbre, pero no se movió de su sitio, no como la otra vez que necesitó la ayuda de su vecino por el problema de hacía días.

Se quedó ahí, apretando fuertemente sus puños, aunque trató de mantener la calma, dejar fluir esa energía negativa que la hacía querer retroceder y volver a su lugar seguro. Esta vez no hizo caso, no huyó como hacía siempre y el temor la invadió.

Se dijo a sí misma que no pasaría nada, que todo iba a estar bien. Quizás esas palabras la ayudaron a quedarse, a dejar que esos simples pasos no fuesen en vano. Y su vecino apareció, con aquellos increíbles ojos y esa sonrisa que mostraba cada vez que la veía.

Jamie sintió que se relajó al sentirlo cerca y al menos, las ganas de huir, se le fueron yendo lentamente, pero no del todo.

Colson se sorprendió de verla ahí, un poco lejos de su piso después de lo que le había dicho el día anterior y de descubrir lo que sufría en silencio.

—Jamie, me alegra verte. —Sus ojos no dejaban de mirar a Jamie, la cual se la veía nerviosa por esos 2 pasos que había dado por si misma, no por algo externo como el día anterior. Colson supo que ella estaba dando pequeños pasos, tratando de romper esa barrera. —¿Como te encuentras del tobillo?

Jamie no dejó de mirarlo y contestó escueta;

—He tenido días mejores, pero se curará.

Él se quedó mirándola y la veía más nerviosa por cada segundo que pasaba.

Estaba siendo una agonía para ella. Pero como todo, lo peor lo pasabas la primera vez, las siguientes veces serían algo más fáciles. Jamie estaba haciéndolo muy bien.

—Puedes quedarte en tu piso si ves que lo necesitas —susurró Colson al verla de esa manera.

—No... —Negó rápidamente. —Cuesta, pero... Necesito esto. —Respiró hondo para luego continuar—. Quiero darte las gracias por lo de ayer, por tener paciencia conmigo... Siento lo que haya podido decirte.

Jamie sabía que se refería a como lo había tratado ayer, y se sintió mal una vez pensó todo fríamente. Aquello, recordar todo lo que había ocurrido una vez se acostó sola en su cama, fue lo que le hizo no dormir en toda la noche.

Colson negó rápidamente.

—Estabas teniendo un ataque de pánico, sé muy bien que es eso. Pero ya pasó, no te preocupes por ello. —Colson analizó la situación y siguió—. Yo te pido perdón porque no lo sabía y te estuve insistiendo en salir...

Jamie carraspeó y vio que necesita volver a entrar a su casa, pero no supo porqué aguantó.

Él la vio respirando fuertemente.

—Jamie, no tienes que aguantar más aquí, puedes volver al piso y hablamos desde ahí.

Ella no le contestó a su respuesta e hizo lo que fue a hacer en el piso de él;

—Iba a hacer café... —Lo volvió a mirar a los ojos, ahora no sabiendo si nerviosa por su ansiedad o por la pregunta que iba a hacerla a Colson. —¿Te apetece?

Jamie esperó pacientemente, pero necesitaba volver a su piso. Sentía que ya no podía aguantar ni un minuto más fuera de su zona protegida.

Colson sonrió más que nunca y asintió para la felicidad de Jamie.

—Por supuesto.

🎭

Observar a tu vecina disimuladamente sin que se percatase de ello, no era tarea fácil, sino que se lo preguntasen a Colson. Su vista estaba perdida en el cuerpo esbelto de su vecina con aquel pijama veraniego que aún tenía puesto a pesar de que el invierno estaba por acercarse.

Quería retirar la mirada y no fueron pocas las veces que lo intentó, pero aquel pantalón corto que la joven tenía puesto no lo ayudaba a centrarse.

La joven Jamie estaba haciendo café mientras que su vecino se encontraba sentado en la mesa del comedor que Jamie y Milly tenían pegado a la ventana, con aquellas hermosas vistas de la ciudad. Ambos, solos en aquel piso, escuchaban el silencio y no era incómodo, incluso era atrayente para ambos.

Colson, deseando ayudarla, preguntó;

—¿Puedo ayudarte?

Jamie lo observó desde la cocina y sonrió levemente, haciendo perderse en los labios de ella a Colson.

—Eres mi invitado, así que quédate en ese asiento.

Colson, travieso, continuó preguntando;

—¿O si no qué?

Lo miró, sacando su lado perverso del que desconocía Colson. Sacando a la verdadera Jamie.

—He dejado con agujetas a hombres por menos de lo que piensas...

Y no era mentira lo que decía.

El joven lleno de tatuajes sonrió con descaro para susurrar;

—No me importaría probarlo...

Había bastante atracción sexual entre ellos en ese diminuto piso. Una chisca y bastaba para que ambos terminasen empezando un juego que llevaban sintiendo desde hacía semanas.

No era para nada extraño ver a Colson mordiéndose con descaro su labio inferior, viendo el cuerpo de su vecina desde lejos. Y Jamie, cuando lo pilló in fraganti, le gustó. Hacía tiempo que no se sentía así, tanto que apenas recordaba cual había sido su último ligue. La agorafobia la había ocultado a la sociedad, aunque ella no lo deseara.

La joven se acercó con el café frente a él, sentándose en la silla libre que había frente a su vecino, cuando ella le preguntó;

—¿Sabes lo que es tener un ataque de pánico? —Colson la observó mientras ella hablaba—. Por como me has estado hablando, pareces experto en el tema.

Él asintió.

—Tuve una mala época y eso me ocasionó ciertos trastornos. —Se relamió los labios al saborear el delicioso café que había hecho su vecina y, al mirarla, sonrió con delicadeza. —Recuerdo que sufrí TOC y apenas podía salir de casa sin hacer un gran ritual. Cuando uno tiene una mala experiencia, termina experimentando esto... Básicamente, tenerle miedo a lo que ocurrió ese día, grave o no grave. Y una vez le tomamos ese miedo, la sensación se queda y tratamos de huir... Y es lo último que hay que hacer.

Jamie carraspeó, mirando hacia su taza de café.

—Mi psicóloga dice eso.

—Miedo al propio miedo —murmuró Colson esperando cualquier otra pregunta de ella, listo para hablar del tema.

Pero Jamie no quería indagar más en su vida, no quería ser una intrusa siendo una desconocida. Al igual que ella no estaba preparada para hablar del motivo de su agorafobia.

—Te agradezco mucho que me hayas cuidado ayer.

El joven rubio que tenía frente a la joven sonrió, negando repetidas veces.

—Si no estamos cuando hace falta, no somos humanos.

El joven miró hacia la mano de ella, deseando hacer algo, cuando comenzó a hablar;

—Ayer hiciste algo increíble después de estar 2 años sin salir.

Jamie, de tan solo recordarlo, le entraba el pánico.

—Fue desagradable...

Colson suspiró suavemente para poder decirle;

—Debes volver a repetirlo, aunque solo sea caminar por el pasillo del edificio y volver en 3 minutos.

—Se hacen eternos.

Al mirarle los ojos a Jamie, Colson no quiso guardarse nada para sí mismo. Tenía claro que quería ayudarla, aunque fuese difícil. Se veía reflejado en ella tras su época y si él pudo salir de aquella época oscura, Jamie también lo lograría.

—Más desagradable es seguir viviendo así.

La joven pelirroja lo miró, echándose un mechón de cabello tras su oreja y, por primera vez, pidió consejo;

—¿Que harías tu?

Colson tomó un sorbo de su delicioso café, el cual su vecina no le quitó el ojo y murmuró;

—Lo que yo hice...

Jamie lo cortó al escucharle decir eso;

—¿Sufriste agorafobia?

Asintió.

—3 años.

Jamie no habló, se quedó callada escuchando a aquel joven hablando. Si él ahora era un joven salía, que hacía vida normal viviendo su vida, significaba que había esperanzas para ella. Aquello la tranquilizó de algún modo. Saber que no había sido la única que sufría por salir, que temía salir de casa por cualquier cosa.

—Lo que yo hice fue tomar valentía y cada día salía. —Aquella frase no la ayudó en nada a Jamie que temía tan solo de pensarlo. —Al principio era abrir la puerta y caminar 3 metros y volver a casa. A medida que más confianza iba teniendo, caminaba un poco más y así poco a poco. En 4 meses ya podía salir de casa sin tenerle miedo a un ataque de pánico y el último amago lo sufrí hace 1 año, pero apenas duró.

—Parece fácil... —susurró Jamie, mirando su taza de café, perdida y temerosa si quiera de dar ciertos pasos.

Él la tomó de la mano.

—Pero no lo es y tu lo sabes muy bien.

La joven negó.

—No creo que pueda hacerlo...

—Eso no fue lo que pasó ayer o hace un rato... —Sin dejar de mirarla, se levantó de su asiento y dijo—. Ven.

Él vio la habitación de ella, o al menos eso era lo que él creía ya que había muchas pinturas por una esquina del cuarto. Caminó hacia dentro de ese cuarto y abrió la ventana, donde daba lugar a la escalera de incendios.

Jamie, quien lo había seguido, se quedó a varios metros alejada de él y susurró temerosa;

—Colson...

Él salió de su cuarto y salió a la escalera de incendios. Luego se agachó y alargó la mano para decirle;

—No vamos a hacer nada que no quieras. Confía en mí.

Jamie negó rápidamente ante la iniciativa de él.

—Te ayudo a subir.

—No puedo.

—Te prometo que estaré a tu lado —susurró, notando el aire como despeinaba el cabello revuelto de él. —No te voy a dejar sola. Subir aquí, tomar el aire fresco de la mañana, te hará dar el siguiente paso. Voy a estar contigo, Jamie.

Jamie se tomó bastante tiempo. No era fácil mirar a Colson fuera de su piso, extendiendo su mano esperando que la joven vecina la tomase. Jamie solo pensaba en la suerte de Colson para salir, pero él también tenía problemas y los que había tenido que pasar en su pasado para llegar hasta ahí.

Cuando pasábamos épocas malas todos "envidiábamos" a los demás, ya fuese porque cuando los veíamos en la calle, creíamos que ellos estaban bien mientras que nosotros no. Y no era así, todos teníamos nuestros problemas, unos más que otros. Jamie era humana, tenía sus miedos, sus traumas, sus problemas... Y esta a pocos pasos para poder salir de ellos.

Nerviosa, la joven alargó su mano para tomar la de su vecino y, con su ayuda, salió al exterior tras varios intentos de quedarse dentro de su piso.

El aire fresco otoñal la invadió, dándole un toque de tranquilidad por el fresco, a la vez que sentir el exterior la hacía ponerse nerviosa. Tenía la pequeña tranquilidad de que estaba a pocos centímetros de su cuarto, pero aquello... Aquello la invadió bastante, chocándola mucho más y estuvo a punto de entrar en un ataque de pánico.

Colson y ella, estando en la escalera de incendios en aquel edificio tan alto, hizo que este primero la ayudase a ir superando ciertos obstáculos que ella misma se había puesto.

Para cualquiera, salir a tomar el aire era un acto rutinario, normal y monótono. Para Jamie era un mundo aparte.

Había que vivir esa angustia.

Había que entenderla y conocer esa sensación tan desagradable de lo que significaba entrar en un ataque de pánico.

La constante sensación de que ibas a morir y que no volverías a contarlo. Eso era un ataque de pánico y Jamie estaba a punto de entrar nuevamente en uno de esos.

Pero Colson estaba a su lado.

—Ya está.

La voz de su vecino no la distrajo del horror que estaba empezando a vivir.

Salir de su piso para tocar le timbre de su vecino era una cosa... Pero salir a tomar el aire era otra muy distinta.

Jamie trató de meterse dentro rápidamente al sentir que le faltaba el aire, cuando Colson la tomó de la mano, pegó su cuerpo en la pared de aquella escalera de incendios y estampó sus labios sobre los de esa bella joven.

Enseguida, cualquier temor, cualquier sensación, aquel pánico que estaba empezando a sentir... Se esfumó con los labios de Colson.

Jamie se dejó llevar, sintiendo como su cuerpo reaccionaba ante el estímulo de ese vecino, como él la tocaba, como empezaba a bajar sus manos hacia las piernas de la joven para levantarla y colocar su pelvis entre las piernas de ella.

La joven, cruzando sus piernas entre las caderas de su vecino, agarró con ganas el cabello revuelto del joven y abrió su boca, dejando entrar la lengua de Colson. De esa manera, empezaron una danza entre sus lenguas, besándose tórridamente en aquella escalera de incendios.

Las ganas que se tenían se notaba y cualquier vecino de los edificios de enfrente podría verlos a la perfección.

Nada de eso les importó.

Ambos frenaron rápidamente, Colson mirándola, esperando no haber hecho algo que Jamie no le hubiese gustado, conectando sus miradas. Pero, para sorpresa del joven con su cuerpo cubierto de tatuajes, Jamie lo agarró fuertemente por su cabello, volviendo a besarlo, no dejándose nada fuera de ese plato lleno de pasión de ambos.

Con la ciudad empezando a cambiar su color, ambos amantes se besaron fogosamente en aquel lugar, en aquella altura, deseando ir a más pero solo se besaron en lo alto, dando pequeños pasos a la dirección contraria a la que iban a ir por separado. Y el camino terminó juntándolos.

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