C U A R E N T A Y C U A T R O | T A L L E R 🎭
«Había pasado tiempo. Quizás no demasiado, porque todavía sentía que ella necesitaba más... O quizás era yo quien lo necesitaba»
Maverick.
Maverick nunca se había sentido tan solo como en esa época, pero no le importaba, aunque muchas noches no podía dejar de pensar en ella y aunque su almohada ya no tenía el olor impregnado de Milly, Maverick aún seguía sin poder dejar de pensar en ella cada día.
Habían pasado 4 meses desde que Milly había acabado en el hospital y la joven ya había cumplido la mayoría de edad. Era de mentir decir que él no había deseado ir a verla el día de su cumpleaños, felicitarla y dejar esa lejanía que él mismo se había puesto. Pero no podía ir a verla, no solo por lo que había ocurrido, sino sabiendo lo que ocurriría en el futuro y que ellos jamás podrían acabar juntos.
El joven se encontraba a solasen el taller, terminando su coche antiguo, como hacía cada día que el taller se cerraba. Pero era imposible conseguir ponerlo en marcha. Seguían faltando piezas viejas y eran difíciles de encontrar.
No se encontraba en un buen día, para nada. Había tenido un día de mierda en el trabajo, por no hablar de que ese día en clase la había visto y estaba cada día más hermosa que nunca. Le sentaba muy bien estar soltera y se notaba.
Por el otro lado, la joven Milly sentía que Maverick trataba de evitarla. Pero esa noche él no lo conseguiría. Tenían una conversación pendiente, habían pasado meses y ambos eran adultos para hablar sobre el tema. Ella lo amaba y él también a la joven, pero parecía que el destino tenía planes distintos para ellos.
La joven entró al taller como si nada, encontrando un lugar para poder meterse, cuando lo encontró en el mismo sitio que la última vez que estuvo, cuando él estaba enfadado con ella por haberse marchado de su lado en la cama.
Lo observó como sus músculos se contraían al hacer fuerza, como sudaba por su musculado cuerpo mientras su piel estaba manchada de grasa del coche. Sin duda, parecía un modelo sacado de una revista. No ayudaba para nada que la camiseta de tiras blanca estuviese tan pegado en el cuerpo de él, marcando sus abdominales.
Fue en ese momento en el que él se giró y se sorprendió de verla. Pero su rostro fingió estar enfadado por verla para que ella se marchase antes.
Milly sabía que fingía ese rostro.
—No deberías estar aquí. Ni siquiera sé como has entrado —contestó, soltando el paño sobre el coche y caminando hacia otro lado para alejarse de Milly.
Pero Milly se acercó a él y le dijo;
—¿Podemos hablar?
Él negó rápidamente sin mirarla.
Pero la joven le daba igual su respuesta.
—Han pasado meses desde lo que ocurrió... Sé que no quieres que tengamos nada de momento, pero eso no te exhibe de no volver a hablarme cuando paso por el pasillo, o tratas de evitar mirarme cuando nos encontramos a la salida —respondió con un tono de enfado que notó muy bien Maverick.
Sin mirarla, respondió;
—Es lo mejor.
—¿Lo mejor? —preguntó incrédula. —Me dejaste cuando más te necesitaba, Maverick.
—Milly... —murmuró, odiando escuchar aquello último.
Pero ella no lo dejó acabar.
—Déjame hablar, Maverick.
Y él le hizo caso, esperándola.
—Me has dejado de lado en el momento que más te necesitaba. Y sé que no es porque no quieres, pasó algo más... Por miedo a lo que ocurrió. —Ella no dejó de mirarlo a su rostro, mientras que él trataba de evitarla, por miedo, porque no sabía manejar esa situación. —Maverick, te amo... —Soltó por primera vez, dejando estupefacto al joven que estaba a su lado, esta vez si mirándola a los ojos. —Hemos estado estos meses separados, pero el tiempo se agota y yo me iré a Nueva York a estudiar y tu te quedarás aquí... Me prometiste que al menos seríamos amigos y no lo has cumplido.
Maverick no hizo ningún gesto, tan solo se quedó quieto mirándola, sin poder reaccionar ante lo que estaba escuchando. Él no era el único que estaba enamorado, sino que ella también lo estaba y se lo había confesado.
Eso era nuevo para Maverick. Era demasiado nuevo porque nadie, que no fuese su madre, le había dicho que lo quería. Y Milly le había dicho que la amaba.
Pero, tras el silencio, él asintió, cerrando los ojos con demasiada fuerza para no mirarla a los ojos, para no ver como ella terminaba odiándolo por lo que estaba haciendo.
—Por eso mismo fue...
Milly no podía creérselo.
—¿Por qué?
Él se mordió le labio inferior y, sin acercarse a ella, giró todo su cuerpo para tener toda su atención en ella.
Necesitaba verla crecer y con él no lo haría.
Sus futuros iban a separarse, ¿para qué iban a estar juntos unas pocas semanas? Eso era echar más leña al fuego y dolía. Dolía demasiado.
Milly quería ir a la universidad, tener un gran futuro y luchar por él. Pero Maverick era feliz donde se encontraba, en un taller, acabando sus estudios. No podía alejarse de ese sitio, simplemente temía al futuro y no sabía lo que ocurriría. Simplemente, temía lo que pudiese llegar a pasar y él no iba a permitir que Milly estuviese sin brillar si él estaba a su lado. Quería verla triunfar, que siguiera adelante con su carrera... Él solo era un estorbo.
Y lo entendió la noche en la que ella estuvo en el hospital.
—Porque te vas a ir y yo me quedaré. ¿No lo entiendes? —preguntó con una mirada perdida, sin saber hacia donde dirigirse. —No debimos ser nada, no debimos comenzar nada porque ambos somos distintos... Me he dado de cuenta todos estos meses. Yo siempre seré alguien frío y tu una persona cálida y mereces a alguien mejor que yo... —susurró aquellas últimas palabras con dolor. Quería ser él esa persona idónea para ella, pero no podía. Simplemente no podía. —Mereces perseguir tus sueños y yo me quedaré aquí... No puedo ir contigo allá a donde vayas.
Milly, ya enfadada, negó con la cabeza con los ojos a punto de llorar y, sin aguantar más, contestó elevando su voz;
—¡Yo no te he pedido eso!
—¡Pero es lo que esperas!
Ella negó.
—Eres un idiota.
Milly se mordió el labio y se giró sobre sus talones para marcharse, pero él habló;
—Márchate, algún día me lo agradecerás.
Cansada de la misma frase, se giró para mirarlo otra vez y responderle;
—Siempre me dices lo mismo y no creo que te lo agradezca.
—Milly, tu futuro es en Broadway. El mío está en este taller... Tu serás una gran estrella y yo solo seré un estorbo en tu carrera —murmuró siendo sincero.
Pero Milly no comprendía todo eso, toda esa inseguridad que le había entrado a Maverick.
Pero había que entenderlo. Su inseguridad radiaba de su pasado con un padre maltratador y ver como la mujer de la que estaba enamorado podía haber muerto a manos de otro hombre igual, eso le hizo que pensar. Él quería que ella fuese feliz, que disfrutara de la vida sin pareja y, si un día encontraba a esa persona, saliera con ella.
Pero él no era esa persona o eso pensaba él.
—No me estés diciendo tonterías, Maverick. No sabemos ni siquiera lo que pasará dentro de unos minutos, ¿como vas a saber que va a pasar en un futuro?
Maverick salió de su escondite y se acercó a ella, con la mirada intensa, más intensa que nunca, porque él también estaba aguantando las lágrimas aunque no lo pareciera a simple vista.
—Porque sé que vas a triunfar y quiero que lo hagas.
La joven se tomó unos segundos antes de responderle;
—¿Y no puedes estar a mi lado?
Él negó.
—No voy a ir contigo a Nueva York.
—No te pido que lo hagas... Quiero que seas feliz tu también, que crees tu propio futuro, que seas feliz como más desees... Existe las relaciones a distancia.
Él lanzó una fuerte carcajada falsa que ni él mismo se lo tragaba.
—¿Y crees que eso funciona? Crece de una vez, Milly —respondió con un tono chulesco, volviendo a girarse.
Pero Milly suspiró, más enfadada que nunca, pero no le gritó, ni le dijo nada más. Solo asintió ante la respuesta de él.
Empezó a marcharse y él la observó, triste y quiso ir tras ella, decirle que podían ser una gran pareja. Pero sabía que no tenían futuro, que él no sabía que hacer en el futuro de él y sería un estorbo para ella.
Pero, para su sorpresa, Milly volvió a girarse y, al mirarlo, le dijo;
—Temes al futuro. Temes lo que pueda ocurrir. Temes lo que ocurrió... La vida hay que vivirla, Maverick. Y tu solo piensas en el status quo o en el futuro... —susurró con la voz bastante afectada. —Seremos distintos, pero quizás seamos una mejor pareja de lo que te puedas imaginar. Pero ya lo has decidido tu solo con motivos estúpidos... Solo vine a preguntarte porque no estás a mi lado como amigo, pero me lo has dejado muy claro.
Él tragó costosamente.
Milly asintió al ver que no decía nada más y, sin esperar ni un segundo más, se giró, marchándose de ese taller.
Y cuando Maverick estuvo solo, pegó un fuerte puñetazo al coche antiguo, dejando un hueco en el lado del capó, para luego empezar a llorar sabiendo lo que había perdido.
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