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C U A R E N T A Y C I N C O | G R A D U A C I Ó N 🎭

«No sabía lo que me depararía el futuro, pero sé que me quedaría con todo lo que había vivido, los mejores momentos de mi vida»

Milly.

El fin de curso había llegado, y con ello alumnos deseosos de empezar sus vacaciones de verano. Exceptuando a los que eran su último año escolar, quienes muchos estaban nerviosos por su futuro.

No era fácil el fin de curso para esos alumnos que eran su último año, pero aprovecharían lo máximo que pudieran aquella graduación, disfrutarían con sus compañeros que pronto dejarían de serlo y vivirían esos momentos, recordándolos para su futuro.

La obra de teatro de Milly, la cual era protagonizada por Julianne, había sido todo un éxito, habiéndose hecho a la perfección. No faltaron las lágrimas por parte de todos los que trabajaron por meses en esa obra, por no hablar de las 2 mejores amigas; Milly y Julianne. Quienes se abrazaron al final de la obra como hacía años que no lo hacían.

En cambio, Maverick se encontraba solo en el taller, el cual no lo había abandonado después de terminar las clases.

Al día siguiente sería la graduación y su traje, que lo había comprado junto con su madre, descansaba en el cuarto de su casa.

Luffy estaba a su lado, acostado sobre una alfombra cómoda mientras miraba como su dueño trabajaba en aquel viejo trasto, tratando de arrancarlo para hacerlo funcionar nuevamente. Y si, Luffy estaba enfadado con Maverick por como se había portado con Milly. El joven rubio lo sabía muy bien.

El joven, cabía destacar, que no sabía que hacer al día siguiente. Si asistir a la graduación o pasar de ello, después de todo lo que le había hecho a Milly, el daño que le había causado por ser un idiota que solo pensaba cosas negativas.

Fue en ese momento que Maverick creyó que alguien había entrado y su corazón dio varios latidos fuertes, creyendo que sería Milly. Por ello se levantó del suelo para observar a esa joven, sintiendo esas mariposas en el estómago, pero lo que vio no era la joven, sino su madre.

Todo eso dejó de sentirlo rápidamente, bajando sus hombros y viendo su madre como reaccionaba, imaginándose que es lo que el joven estaba esperando ver. Porque ella sabía el problema que habían tenido aquella joven pareja después del ingreso de Milly en el hospital.

La mujer se acercó a él y, cruzándose de brazos, preguntó;

—¿Vas a ir a la graduación mañana?

Maverick la observó y se quedó unos segundos sin saber que decir. Pero, a los pocos minutos, respondió con sinceridad. Dudoso.

—Quiero, pero me he portado como un capullo con ella.

La mujer asintió lentamente. Pero la sonrisa delicada que tenía en su boca hacía presagiar que es lo que la mujer se imaginaba.

Dio varios pasos cortos por el taller, hasta acercarse un poco más al coche antiguo de su hijo.

—Así que no vas por eso —preguntó, mirando hacia ese viejo trasto. —Tu también te gradúas —advirtió, elevando la ceja, esperando la próxima respuesta de él.

Maverick carraspeó, limpiándose las manos de grasa del coche sobre los pantalones vaqueros que solía utilizar para arreglar ese coche y miró hacia otro lado, avergonzado.

—Mamá, sabes que ella se irá a final de verano a Nueva York.

La madre de Maverick rio ante ello y negó rápidamente.

Esperó sigilosamente a que su hijo la mirase a la cara y, cuando este lo hizo por el silencio tan incómodo que estaba creando su madre en el ambiente, la mujer habló;

—No es por eso y ambos lo sabemos. Lo que le ocurrió a Milly te hizo recordar a lo que nos pasó a nosotros —aclaró, dejando a Maverick con un rostro algo descompuesto. —Te sientes culpable cuando tu no tienes la culpa de nada.

Maverick apoyó sus manos en el capó del coche y luego volvió a mirar a su madre, tras sacar un largo suspiro de su boca.

—¿Por que esto es tan difícil?

La mujer movió sus hombros.

—Lo hacemos difícil... —contestó su madre con una voz delicada. —Milly te quiere, ¿que sientes tu por ella?

Maverick no tardó en responderle;

—Lo mismo.

Ni lo dudó.

Sabía cuales eran sus sentimientos sobre ella, pero jamás se lo había confesado y era lo que más le dolía no haber hecho.

Habían pasado meses separados, primero para que ella se tomase un tiempo después de lo de Lewis, y después él, por sus inseguridades.

Maverick quería decírselo, pero quizás ella no la creería y ahora era algo tarde después de comportarse como un completo idiota.

—¿Y que tan difícil es para ti estar a su lado? ¿No quieres ir a Nueva York? —cuestionó la mujer. —¿Ya sabes que quieres quedarte aquí? Existen las relaciones a distancia.

—Ella se quedará en Nueva York por el teatro, mamá. Yo ni siquiera sé que haré mañana.

—Pues como no trates de arreglar las cosas con ella pronto, en un futuro será imposible. Y créeme, en el futuro querrás arreglarlo con ella —aclaró, dejando peor a Maverick.

Sin duda tenía miles de dudas, miles de miedos y necesitaba ayuda. Su madre lo sabía, por ello trataba de convencerlo para que fuese a terapia, pero no se podía obligar a nadie a ayudarle. No se podía y ella lo sabía. Pero era su hijo y no iba a dejarlo solo.

Por eso estaba ahí. Milly era una joven increíble y sabía que si Maverick al menos no lo hablaba con ella, él se culparía durante toda su vida de lo que estaba haciendo. Por ello trató de hablar con él, al menos, para que pensara en lo que estaba haciendo y fuese consciente en la decisión que tomaría.

Él se quedó mirando hacia un sitio fijo mientras Luffy miraba la escena.

—Como madre, te aconsejo que vayas a la graduación, disfrutes de tu graduación también —susurró—. Verte allí, apoyándola cuando recoja su diploma, aunque no le digas nada, lo valorará mucho.

Maverick arrugó su frente y miró a Luffy, que lo miraba de aquella manera desesperada, esperando que él volviese con Milly o, al menos, lo intentase.

—Deja que el tiempo vaya transcurriendo —concluyó la mujer.

Y salió la angustia de Maverick.

—¿Y si sale mal?

Su madre se acercó, colocando su mano sobre el hombro de su hijo y le contestó;

—¿Y si sale bien? ¿Que problema hay? Si no arriesgas, no ganas.

Aquellas palabras hicieron tanta mella en él, que durante toda esa noche no pudo pegar ojo por las palabras que le había dicho su madre, por todo lo que le hizo pensar.

¿Y si salía bien? ¿Por que tenía tanto miedo al futuro?

Era normal después de vivir algo tan horrible como lo que vivió Maverick cuando era pequeño en aquella casa. Sabía que debía aprender a vivir con ello, pero solo pensaba que era un estorbo. Por ello debía buscar ayuda, para aprender a vivir la vida sin miedo.

🎭

Algo lejos, en medio de la ciudad tan bulliciosa y en un edificio de 7 plantas, se encontraban aquellas 2 jóvenes hermanas. Cada una haciendo una cosa distinta en ese día tan especial para una de ellas, aunque para la otra era completamente especial también porque era la primera vez que vería a varias de sus ex compañeras de clase tras haber estado 2 años recluida en casa.

Milly, nuestra joven, se observaba al espejo mientras se terminaba de peinar su precioso y elegante cabello dorado, que caía en cascada por sus hombros hasta llegar por encima de sus redondos pechos. Llevaba una delicada capa de maquillaje, con sus labios pintados de un suave rojo que parecía pasar desapercibido, pero lo suficiente para ver lo hermoso que quedaba.

Su vestimenta consistía en un hermoso vestido blanco, fiel a su estilo, pegado a su cuerpo, con una falta larga que caía hasta por sus rodillas. Y unos zapatos de lo más cómodos para ese día.

Fue en ese momento que vio a su hermana en la puerta, con un hermoso vestido rojo que le quedaba como un guante y la observaba con el cabello pelirrojo trenzado a un lado. Su sonrisa se veía sin lugar a dudas de lejos, feliz, con brillo en sus ojos, nada comparado a cuando empezó su último año escolar Milly.

Jamie había cambiado y mucho y eso era lo que hacía que Milly estuviese feliz por su hermana, por todo lo bien que había hecho, por el trabajo realizado y por todo lo que consiguió en esos meses.

Jamie había terminado su última sesión de terapia, siendo todo un éxito para su psicóloga quien creía que no lograría la joven avanzar. Y vaya si lo había conseguido.

La joven, ahora completamente bien, feliz, sabiendo que había superado algo complicado que la había atrapado en su propia mente, miró a su hermana orgullosa de ella y de lo que Milly conseguiría.

Se acercó a ella lentamente, escuchándose sus tacones sonando por el piso y dijo;

—Estás hermosa...

Milly sonrió, mientras se tocaba el cabello al mirarse el espejo y, tras el espejo, observó como su hermana sacaba algo de entre sus manos, colocándolo sobre su cuello y viendo que empezaba. A ponerle un collar hermoso en el cuello de Milly.

—Esto es de mamá. Me dijo que te iba a regalar este collar cuando te graduases —susurró, recordando las palabras de su madre. Sabiendo donde guardaba ese collar en el cuarto de ella y que había guardado para dárselo a su hermana. —No soy ella, pero...

Milly, ilusionada, respondió;

—Me encanta.

Jamie sonrió por ello y abrazó a su hermana con amor, orgullosa de ella, viéndola todavía más hermosa por verle ese collar puesto. El de su madre.

—Ahora estas perfecta. ¿Julianne viene o te espera allí?

—Va a venir ahora e iremos juntas.

A los pocos minutos, Julianne entraba al piso de ella, dándole la bienvenida Jamie, quien la abrazó, dejándola pasar.

A su vez, entraron Colson, Bambi y Elijah, quienes todos miraron a las 2 jóvenes y como ambas empezaban a sacarse fotos, ya vestidas de graduadas en aquel piso donde tantas cosas habían vivido juntas. Tantos años y que ahora, tras más de 2 años distanciadas, habían empezado a hablar y volvían a tener esa relación de amigas de antes.

Luego, todos empezaron a sacarse fotos con las jóvenes que se iban a graduar, notando todos la mirada que Elijah le hacía a Julianne en una de las instantáneas que se habían de ambos. Se notaba que había algo entre ellos, y para todos era obvio.

Todos se fueron al lugar donde se celebraba la graduación y durante ese tiempo, pasaron un gran rato entre ellas, con más amigas de su graduación.

Durante ese momento, la joven Milly recibió su tan deseado diploma, donde Maverick, allí sentado entre los alumnos esperando a recibir el suyo, la observaba y aplaudía como nunca cuando así lo hizo, junto con los demás familiares de la joven.

Milly, desde el escenario, pudo verlo y sonrió por ello, aunque la tensión seguía ahí después de lo que habían vivido los últimos meses.

Su amor fue intenso, corto y lleno de dulzura. Aunque ambos deseaban que se alargase ese romance por tiempo. Fue el turno de Maverick, quien lo recibió también, y que Milly no dejó de aplaudir cuando así ocurrió.

Tras aquella graduación, Milly se paró a hablar con amigas de su curso, cuando por el rabillo del ojo vio a un elegante Maverick, la cual sabía que dudaba que lo volviese a ver así de bien vestido algún día. Y esperó pacientemente lejos, a que ella disfrutase de sus amigas, para poder hablar con ella.

Milly, que se imaginaba que él quería hablar con ella, se despidió de sus compañeras y se acercó a ese joven con el que había perdido la virginidad aquella noche de lluvia y ninguno se dijo nada.

La mirada de ambos lo decían todo. Y Maverick no podía evitar verlo hermosa que era Milly y más con ese vestido puesto.

Por ello le dijo;

—Estás preciosa.

Ella sonríe a modo de agradecimiento.

Milly miró los hermosos ojos de ese joven y respondió;

—Pensé que no vendrías.

Maverick se tomó unos segundos, callado mientras pensaba en la noche que había pasado y en que su madre no había parado de llorar en toda la graduación, siendo la mejor decisión que había tomado en su vida. Sobre todo, por ver como sea brillaban los ojos a Milly al verlo.

—No iba a venir, pero pensé que me estaba portando como un idiota, que también es mi graduación y que no quiero que las cosas acaben así.

Milly arrugó su frente, notando nuevamente el enfado por escuchar aquello último y preguntó;

—¿Y como quieres acabarlas?

Maverick, sin sacar sus manos de los bolsillos, murmuró sin dejar de mirarla.

—Si es posible, no acabarlas. —Milly contuvo la respiración por ello. —No espero que me perdones por todo esto... Necesito ayuda porque después de lo que viví con mi madre, nunca fui a terapia. Y lo que te ocurrió... —se interrumpió, cerrando los ojos al recordarlo.

Maverick se acercó a ella, y luego tomó con cuidado la mano de la joven, por primera vez en meses y ella no se lo retiró, ni siquiera hizo un movimiento asustadizo como aquel día en el hospital. Aquello lo tranquilizó al instante y acarició con amor la pequeña mano de aquella joven.

Y ahí sacó una pulsera, empezando a ponérsela.

—Quiero regalarte esto, para que me recuerdes cuando estés en Nueva York —susurró Maverick colocándosela.

Y, cuando acabó, Milly observó la frase que ponía; "cumple tus sueños". La joven no podía apartar la mirada de esa pulsera mientras sujetaba con la mano libre el collar de su madre. Sus lágrimas amenazaron por salir, pero pudo aguantarse frente a él.

Cuando lo miró, dijo;

—Quiero pedirte perdón y no quiero que me lo pongas fácil —contestó—. Voy a trabajármelo aunque me lleve mi tiempo, Milly.

Maverick se le veía completamente nervioso. Incluso su voz estaba temblorosa al estar frente a ella y cuando esperó pacientemente a que ella respondiera, pensó que Milly no le diría nada, que simplemente le devolvería la pulsera e ignoraría lo que acababa de decir. O que le insultase.

Cualquiera de ambas se la esperaba. Cualquiera y las aceptaría. Estaba preparado para el "no" de Milly.

—Tenemos todo el verano —contestó la joven rubia con una sonrisa en su rostro.

Pero no se esperaba esa respuesta de ella.

Una enorme sonrisa apareció en el rostro del joven.

—Y después del verano también —dijo Milly.

—¿Quieres decir...? —preguntó esperanzada Milly.

—No sé lo que quiero hacer exactamente. No se si me iré a Nueva York, seguiré viviendo aquí o me animo a estudiar algo... —murmuró, viendo como Milly lo escuchaba. —Pero tengo claro que quiero compartir ese trayecto contigo... No quiero arrepentirme y saber que he perdido algo increíble por mis miedos, por mi inseguridad con el pasado.

Milly se acercó y lo acarició con dulzura.

—¿Te apuntas a la pequeña fiesta que vamos a hacer en la azotea de Elijah? El joven de cabello rosa. Es amigo de Colson y compañero de grupo —aclaró.

Él sonrió, asintiendo.

—Si. Siempre que pueda llevar a Luffy.

—Eso ni lo preguntes.

Milly acompañó a Maverick hacia los amigos de ella, junto con su hermana y el novio de Jamie, mientras hablaban entre ellos con risas y fiestas.

Su amiga Julianne elevó la ceja al mirar a Maverick, preguntándole con la mirada si había ocurrido algo, pero tan solo le dio una delicada sonrisa de Milly, quien abrazó a su mejor amiga para pasar una de las noches más divertidas y que jamás olvidarían antes de empezar las vacaciones de verano.

Maverick miró a Milly sonriente.

Si bien iba a trabajarlo todo el verano, tenía claro que quería tomarse su tiempo con ella y con él mismo. Porque el problema era él mismo.

Mientras, Colson se mordía el labio al ver el increíble vestido que llevaba su novia Jamie y no paraba de sonreír por lo orgulloso que estaba de ella, por los pasos tan enormes que había dado para llegar ahí.

Quizás las cosas y el tiempo les harían tener más problemas de la vida, pero los problemas nos hacían más fuertes y ambas hermanas lo sabían a la perfección.

Pero esa noche no la olvidarían jamás y lo iban a disfrutar al máximo con esa familia que habían creado.

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