Un grupo particular:
Han transcurrido dos semanas desde que ambos reconocieron sus sentimientos y Jungkook decidió comenzar el cortejo. Cada día, los regalos eran diversos y cada uno más personal y encantador que el anterior. A pesar de su apariencia dura, que podía resultar intimidante, para Taehyung, Jungkook era un chico dulce y cariñoso, que expresaba su afecto a través de pequeños gestos. Todo inició con peluches hechos a mano, todos con formas de animales y vestidos de tal manera que se parecían a él. Taehyung no podía evitar reír al notar el notable parecido que tenían. Los colocaba en su mochila, en cada cierre, así como en los llaveros de su casa y del negocio, e incluso los usaba como decoración en el colgador de llaves.
Luego le siguieron los chocolates, ya que conocía la debilidad de Taehyung por los dulces. Por eso, le traía diferentes golosinas de variados sabores para descubrir cuáles eran sus favoritos. También lo invitaba a comer y a salir a diferentes lugares, donde disfrutaban de divertidas conversaciones y algunos besos cortos que los envolvían en su propia burbuja de amor, donde solo existían ellos dos.
Ese día en particular, su madre regresaría, por lo que Taehyung pasaría toda la jornada ayudando en el negocio. Aunque al principio se mostró un poco reacio a aceptar la ayuda de Jungkook, finalmente tuvo que ceder ante la gran carga de trabajo de ese día. Así que allí estaban, Taehyung atendiendo al público mientras Jungkook se movía por todos lados; no había tarea que le resultara difícil, ya que ayudaba en todo.
Una vez que Suran le explicó las tareas del día, Jungkook se puso en acción de inmediato, tanto que parecía que había estado trabajando allí toda su vida.
Al mediodía, llegó la madre de Taehyung junto a su hermano y su cuñada, trayendo a la pequeña Damla bien protegida en brazos para que no se enfermara. En cuanto Taehyung la vio, se enamoró perdidamente de ella; era la niña más dulce que conocía, y cuando su cuñada la dejó en sus brazos, fue el momento más hermoso que vivió ese día. Jungkook, por su parte, quedó fascinado por esa escena; podría jurar que si no fuera por la carga que llevaba, estaría flotando, llevado por el viento. Para él, Taehyung era todo lo que había soñado en este mundo, el chico perfecto y, sobre todo, la persona con la que quería imaginar un futuro juntos.
Al finalizar la larga jornada, Taehyung regresó a casa acompañado de su madre y de Jungkook, quien amablemente se ofreció a acompañarlos debido a las pesadas bolsas. Al llegar, ambos se despidieron; Taehyung estaba nervioso, pues durante el tiempo en que su madre estuvo fuera no le había contado nada de lo ocurrido. Aunque sabía que ella estaría feliz de que se ilusionara con alguien, prefería no decirle nada hasta que todo estuviera más seguro entre ellos. Sentía tal ansiedad por no cometer un error, que una vez dejaron las compras en la entrada, rápidamente cerró la puerta en la cara de Jungkook, acción que fue reprendida por su madre.
— Tae, cariño, no debes despedirte así de tus amigos. Mira que el pobre chico ha estado ayudando sin cobrar nada. No seas tan grosero y espero que te disculpes con él mañana.
— Sí, mamá, pero fue por la emoción de verte de nuevo; tengo muchas cosas que contarte.
— Bueno, ¿qué ha estado haciendo mi osito estos días solo?
— Ay, mamá, dejaste a Suran y a los empleados para que me cuidaran. He ido a la universidad y al negocio todos los días. Me he portado muy bien.
— Sé que mi niño es un gran hijo, pero cuéntame, ese joven que estuvo en el restaurante, no lo conocía de antes. ¿Quién es?
— Bueno, se llama Jungkook y es primo de Jimin. Nos conocimos en Busan durante las vacaciones y ahora que ha venido a estudiar a Daegu, nos vemos todos los días.
— ¿Estudian lo mismo?
— Bueno, no. A decir verdad, no, pero como nos llevamos bien, quedamos después de clase.
Esa confesión era lo más cercano a la realidad que podía decirle a su madre; no quería hacerse falsas ilusiones ni arriesgarse a que le rompieran el corazón sin motivo.
— Oh, ya veo. Espero seguir viendo más seguido a ese buen amigo tuyo; me parece un excelente trabajador y además, muy guapo.
Sumamente sonrojado Taehyung prefirió no decir nada y subir a prisa a su dormitorio, ahí de inmediato se dispuso a llamar a Jungkook; no fue la mejor de las ideas ya que tras la cuarta llamada este le contestó sin ropa, solo portando una toalla atada a la cintura.
— Hola, cariño, disculpa por no haber respondido antes, pero decidí darme una ducha antes de dormir. ¿Todo bien?
Taehyung quería gritar; aunque Jungkook había girado la cámara mientras se cambiaba, no se había dado cuenta de que el espejo de la pared seguía reflejando su escultural cuerpo, ahora desnudo mientras se vestía.
— ¿Tae? ¿amor? ¿estás ahí?
— No, sí, sí, tienes una buena espalda; quiero decir, buenas noches... Creo que me llaman, luego hablamos.
Sin darle oportunidad de decir nada, Taehyung colgó sintiendo su corazón latir fuertemente presa de la maravillosa magen que había tenido del cuerpo de Jungkook; entendía que la ropa ancha que le gustaba usar no le hacía justicia, algo que en parte prefería ya que así nadie se lo quitaría. Taehyung se tendió en su cama para tratar de controlar su agitada respiración, luego decidió tomar una ducha fría antes de acostarse ya que sabía que esa imagen que tenía en su mente le traería más de un problema. Al salir le mandó un mensaje de buenas noches a Jungkook, no quería hacer videollamada o llamada ya que sabía que no podría centrarse en la conversación ý terminaría diciendo algo inoportuno que pudiera mostrar lo que había visto y quedar como un degenerado frente a sus ojos.
Al día siguiente, como de costumbre se encontró con sus amigos dirección a la universidad, ahí estuvieron hablando mientras esperaban el autobún para su facultad.
— Bueno, ¿cómo os disteis cuenta de que os gustaban vuestras parejas?
— Cuando Jiminnie se cayó sobre mí, sabeis lo torpe que es. Él tropezó corriendo hacia su aula. Por suerte, cayó justo encima de mí y pude admirar esa hermosa carita angelical.
— Lo conocí en una fiesta, y desde que mi primo Hobi y su pareja me lo presentaron, supe que era el indicado. Pero, ¿por qué nos haces esta pregunta, Tae? Hasta donde recuerdo, ni siquiera quisiste escuchar cuando te hablamos de nuestras parejas. ¿Qué ha despertado este interés repentino?
— No nos digas que alguien ya ha conquistado tu corazón, ¡ja ja! El chico de hielo se ha enamorado.
— Bueno, yo... solo tengo curiosidad. La verdad es que quiero saber si realmente me gusta alguien o si solo es algo temporal que podría lastimarme.
— Está bien, Yoongi, deja Tae en paz. Somos sus amigos y él ha querido compartir esto con nosotros, así que ahora debemos ofrecerle un buen consejo.
— Está bien, TaTa, lo que debes reflexionar es: ¿qué sientes al interactuar con él? ¿Es simplemente una atracción física o hay algo más profundo y emocional? Si solo es físico, las interacciones y acercamientos de ambos serán diferentes, buscando reducir distancias y culminando únicamente cuando tengan relaciones íntimas. Sin embargo, si esa persona no sale de tu mente, si deseas conocer cada una de sus preferencias y aversiones, si anhelas ser parte de su vida cotidiana y compartir hasta el último momento del día juntos, entonces, amigo mío, estás locamente enamorado de esa persona.
— Vaya amigo, ahora comprendo por qué Jimin decidió salir contigo.
— Vete a la mierda Nam, él se enamoró por mi belleza.
— Será la verga porque ni alto eres.
— Tú también comienzas Tae, la próxima te ayudará tu madre.
—Bueno, solo estamos bromeando un poco, amigo; no te estreses tanto, que eso te hará arrugar, y Jimin podrá llamarte daddy y no solo en la cama.
— No puedes guardar ni un secreto, debes contarlo todo Nam.
— A ver cuenta, cuenta. Yo de esto no me enteré.
— No es mi culpa que en cualquier momento os de por coger, además estabais en la habitación de mi novio, normal que me enterara y os viera, sabes que me traumaste.
— Ya claro, de seguro que hasta con más ganas cogiste ese día; eres un puerco.
— Ya, ya chicos; suficiente traumado me habeis dejado a mí así que vamos que debo parar en la biblioteca antes de primera hora.
Ambos chicos siguieron su camino dirección a la biblioteca entre risas y conversaciones divertidas sobre anécdotas pasadas personales que hacían su mañana más amena.
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