El final de las vacaciones
Durante el partido, se dejaron llevar por la emoción del juego, aplaudiendo y animando cada canasta. Fue una velada repleta de camaradería y diversión, un respiro necesario tras las tensiones del día. Al concluir el encuentro, Taehyung sugirió ir a por unos bocadillos, lo cual fue recibido con gran entusiasmo. Mientras caminaban juntos por las calles iluminadas de la ciudad, Jungkook aprovechó la ocasión para preguntar sobre el paradero de su primo y su novio, a lo que Taehyung rápidamente ideó una excusa vaga que nadie cuestionó, salvándolos a ambos de un nuevo conflicto.
La noche concluyó con todos compartiendo anécdotas y risas sobre una curiosa pasión que los unía: el baloncesto. Para Jungkook, fue un descubrimiento emocionante saber que Taehyung no solo era un gran aficionado, sino que también su hermano jugaba en el equipo de Daegu. La conversación pasó de ser un intercambio grupal a un diálogo más íntimo entre ellos dos, donde profundizaron en sus gustos y planes futuros.
Así, Taehyung se enteró de que el próximo año académico Jungkook estudiaría en Daegu, lo que lo llenó de felicidad, ya que tendrían la oportunidad de verse con mayor frecuencia. Se quedaron dormidos en la hamaca del patio de la abuela Jeon, habiendo decidido disfrutar de un rato bajo las estrellas mientras charlaban de diversos temas. Al despertar, Taehyung notó que ambos estaban abrazados, lo que lo sonrojó considerablemente. Intentó levantarse, pero Jungkook lo tenía sujetado con fuerza, así que se quedó acostado admirando al chico, quien se veía muy relajado mientras dormía.
Cuando Jungkook finalmente abrió los ojos, se encontró con la mirada de Taehyung, quien lo observaba con una mezcla de ternura y asombro.
— Buenos días —murmuró Jungkook con una sonrisa somnolienta, frotándose los ojos. Taehyung le devolvió la sonrisa, sintiendo que ese momento era uno que atesoraría para siempre.
— Buenos días —respondió Taehyung suavemente, antes de añadir— ¿Cómo dormiste?
— Como un bebé —bromeó Jungkook, acomodándose en la hamaca—. Creo que no hay mejor manera de empezar el día que con buena compañía.
Con un tono juguetón, Jungkook guiñó un ojo para ver cómo se sonrojaba Taehyung. Ambos rieron y se prepararon para levantarse y buscar algo de desayuno. La abuela Jeon ya estaba en la cocina, elaborando un delicioso festín que llenaba la casa con los reconfortantes aromas de pan recién horneado y café. Mientras compartían la mesa, el ambiente se llenó de calidez y risas.
El día estaba transcurriendo de maravilla; Jungkook era su guía en esta última jornada y cada lugar que visitaban había sido elegido pensando en los gustos de Taehyung. Habían recorrido el museo y otros sitios de gran interés cultural, hasta que finalmente llegaron a un pequeño restaurante conocido por su deliciosa comida.
Sin embargo, otro inconveniente se presentó para Taehyung: el pescado, su archienemigo. Prefería cualquier tipo de carne antes que enfrentarse a las espinas de cualquier variedad de pescado. A pesar de su deseo de no haber pedido ese plato, no pudo resistirse a la expresión de entusiasmo de Jungkook al recomendarlo, así que lo eligió sin saber exactamente qué contenía.
El primero en reírse y proponer un cambio de comida fue Yoongi, ya que siempre había conocido las peculiaridades de Taehyung con la comida.
—TaeTae, déjame cambiarte el plato, no podemos quedarnos aquí hasta mañana mientras tú quitas las espinas y te atragantas.
—Yoonnie, no seas cruel, estás avergonzándolo— reprendió su novio, quien ya había notado la conexión entre su primo y Taehyung.
Mientras Taehyung no sabía donde esconderse viendo como quedaba en ridículo frente a Jungkook, este se acercó a su oído y le susurró :
— ¿No te agrada el pescado?
— No es eso, simplemente soy un poco torpe al quitar las espinas. Me lleva mucho tiempo y, al final, acabo dejando el plato porque me estreso cuando me atraganto con alguna — confesó, bajando la mirada.
Jungkook apartó su plato y tomó los cubiertos y el plato de Taehyung. En cuestión de segundos, terminó como si fuera algo muy sencillo, quitando todas las espinas del pescado y cortándolo en pequeños trozos para que Taehyung pudiera comerlo mejor. Todos admiraron su habilidad con los tenedores para deshacerse de las espinas. Una vez que estuvo listo, se lo entregó a Taehyung, quien se sentía avergonzado por el trabajo que le estaba causando a Jungkook.
— Listo, aquí lo tienes
— Gracias, pero no tenías que haberte molestado, yo lo hubiera cambiado con Yoongi o hubiese pedido otra cosa.
— Nada de eso, era mi recomendación y debías probarla. Esto no me ha supuesto ningún problema; así ya sabes, a partir de ahora siempre que comas pescado voy a quitarle las espinas por ti.
Esas últimas palabras hicieron que Taehyung notara su corazón la tir intensamente, aquellas palabras encerraban una promesa de estar juntos siempre que Jungkook desde que conoció a Taehyung y vio su hermosa sonrisa se había prometido cumplir.
El día concluyó de la misma manera en que comenzó, lleno de risas y anécdotas de todo tipo. Pasaron su última noche bajo el cielo estrellado, abrazados, mientras se sumergían en la tranquilidad del momento. Antes de despedirse, intercambiaron números de teléfono, prometiendo mantenerse en contacto durante su próximo destino en el viaje y planear un encuentro tan pronto como Jungkook llegara a Daegu.
Durante todo el viaje, Taehyung no se separó de su teléfono. Tomaba fotos y grababa videos que enviaba a Jungkook, quien a su vez le mandaba imágenes de sus partidos de baloncesto, de cómo ayudaba a su abuela a coser y de las desventuras al tratar de bañar al mastín de esta. Compartían cada detalle de su día a día, sin querer dejarse ni un instante sin contarle al otro. Incluso hacían llamadas nocturnas y videollamadas que se extendían, a veces, hasta después de que uno de los dos se quedase dormido mientras conversaban.
Sus amigos se divertían al verlo tan absorto en una conversación con alguien. Casi todos pensaban que se trataba de su madre o de su sobrino, con quienes solía hablar constantemente. Sin embargo, Jimin era el único que sabía que era su primo, ya que los había visto en una de sus videollamadas. No dería nada, ya que era consciente de que los demás lo molestarían por su evidente enamoramiento en tan poco tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro